Título de la ponencia: El ensayo en La palabra mágica de Augusto Monterroso María Teresa Sánchez Universidad Nacional del Comahue Todo ensayo lleva la firma de su autor y el autor responde a esto. El autor es el sujeto de la enunciación que desde una postura marcada por el inconformismo establece su posición frente al tema, enuncia su crítica y pone el acento en la propia perspectiva desde la que mira y delimita el objeto. Es por eso que se construye de un modo particular y único en cada uno de los ensayos. La palabra mágica de Augusto Monterroso de 1983i reúne la colección de veinte ensayos, en los que su autor discurre por una galería de temas inaugurales en cuanto a la elección del género ya que por primera vez en la obra de Monterroso desaparece la oscilación entre la ficción y no la no ficción propia de sus textos anteriores. La subjetividad de autor propia del género se construye con el tratamiento de una dualidad temática complementaria: vida / literatura . La vida y la literatura se constituyen en Monterroso en un ars poética que abarca toda su obra como tratados problemáticos en sus ensayos y como asunto narrativo en sus obras de ficción. La constitución complementaria de la vida y de la literatura ubican al guatemalteco en un lugar del campo intelectual hispanoamericano ya que en torno a esos ejes Monterroso postula su pertenencia generacional y sus vínculos Estos temas pueden ser desglosados en diferentes subtemas que definen La palabra mágica y que están tratados por medio de tres rasgos que considero determinantes en sus ensayos : un marcado sesgo crítico ante la historia, la literatura y la cultura hispanoamericana; una omnipresente autorreferencia a su vida y a su obra y un permanente tono irónico. 1 Entre los núcleos temáticos que delimitan el eje de la vida se encuentran su lugar de origen, no de nacimiento, Guatemala; su mirada de la dictadura ubiquista, su posterior padecimiento del exilio, su ocupación de traductor, su paso por la diplomacia y su inscripción como escritor. La literatura aparece tratada por su constante referencia al problema del género, a la normativa de la Academia, a los pormenores de la teoría literaria a la crítica literaria institucionalizada y hasta inquisidora de la literatura , al problema de la traducción como constituyente de lo literario, al editor – autor - lector. El detenimiento en los núcleos mencionados conforman el permanente fluir entre la experiencia de vida del autor y la ocupación en los problemas concernientes a la literatura . La crítica que ejerce sobre los aspectos relacionados con su vida y sobre aquellos inscriptos en su lugar de escritor hispanoamericano nos conduce a la constante autorreferencialidad y a una conjunción significativamente simbiótica con la ironía ya que sus diatribas están estructuradas a partir de los remates irónicos de tono sarcástico que no sólo establecen la oscuridad de los argumentos sino que también intensifican la perspectiva crítica Es importante destacar que el ensayo con el que comienza La palabra Mágica “Los libros tienen su propia suerte” inaugura el problema del escritor y de la escritura y que por lo tanto, conlleva el objetivo de Monterroso de ubicarse como autor – escritor en el texto consciente de pertenecer a esta categoría y también como una estrategia para inscribirse en el campo intelectual. Es así como el objeto libro en este texto es en una metonimia del problema de escritor al contener la trilogía autor – libro/ mercado – editor / lector. La presencia del interlocutor que caracteriza al género ensayo ronda todo el texto en un tú que remite a la persona del escritor como una entidad doble entre lo escrito publicable y el escritor. En este caso el uso del pronombre “tú” también lo incluye a él como uno de los que escriben a través de una referencia al ingenio de los que matizan su escritura con el 2 humor, rasgo que podemos reconocer como propio: [el libro], dice, “Puede quedarse escondido[...]y pasar al olvido inmediatamente después de tu muerte, cuando para la gente seas apenas un nombre o un fantasma [...] o ya no seas simpático y tu famoso ingenio no haga reñir más a nadie...·( 143) Sin duda es el ensayo “Sobre un nuevo género literario” el que con deliberada intención se discurre sobre la problemática del género desde la formulación del título en el que a la manera latina con el distraído uso del “sobre” simula escribir un tratado sobre un género literario que no es tal. Es evidente que tratándose de Monterroso el mismo título se constituye en una estrategia para trazar su propia visión de lo literario. En este texto, el autor puntualiza la necesidad de crear un nuevo género al que llama obituario e irónicamente focaliza toda la fuerza argumental en la irreparable mortalidad del hombre dado que “por más inmortales [que los escritores sean igual] se mueren” De ahí se desencadena la irrefutable necesidad de dar existencia al género obituario. Pero, como siempre ocurre en el guatemalteco, el sesgo burlesco está puesto como pretexto; en este caso, para profundizar sus concepciones sobre el tema. Es la presencia de una dialéctica de la representación con una comunidad pensada como una comunidad de sentido la que otorga autenticidad a la formación del nuevo género obituario. La inclusión del autor en esa comunidad está planteada en el texto mediante el uso del pronombre “nosotros” que posibilita la ubicación de Augusto Monterroso en el lugar del intelectual que integra una comunidad de sentido con la que dialoga y desde la que se distancia de la anglosajona. También el uso del pronombre indeterminado “uno” es una marca del sujeto autor del ensayo que se enuncia y se incluye en el campo mexicano al confesar los aprietes por los que los escritores de México atraviesan cuando ante la muerte de un colega deben contestar los requerimientos de la prensa que les pide opinión sobre el 3 muerto. Ante la realidad de este pedido, el autor se prorrumpe en una reiteración de “uno” que lo ancla en ese campo: “ a determinada edad uno se sorprende de muy pocas cosas, pues aun sin quererlo uno se ha vuelto filósofo [...]” Y más adelante, agrega, “De ahí a improvisar un panegírico sobre el autor y su obra, aparte de la pérdida que su muerte significa para el país y el mundo, sólo hay un paso. Paso que naturalmente uno da, para enterarse al día siguiente, con un nuevo estupor y nuevo arrepentimiento, de que Zutano y Mengano y Fulano poseen los mismo gusto de uno...” (163) El ensayo que lleva por título “Las muertes de Horacio Quiroga” nos ofrece un paradigma de los ejes temáticos sobre los que discurre La palabra mágica porque al trazar en ese texto la biografía de Horacio Quiroga, Monterroso demuestra la conjunción entre vida y literatura en el hecho de que la fatalidad que tiñe los datos de la vida del escritor de “Cuentos de amor, de locura y de muerte” sólo pudo ser narrada por el propio Quiroga. La vida del escritor Horacio Quiroga es tratada por Monterroso como una perfecta fusión entre vida y ficciónii ya que el relato de sus cuentos participa de la fatalidad. La dualidad mencionada se remata al final del ensayo cuando Monterroso nos recuerda que además de escribir cuentos, teorizó sobre su escritura, pero no pudo hacer lo mismo con su vida. “Pero habría que tener presente que Horacio Quiroga quiso dar, y los dio, y muy buenos, consejos o reglas sobre la mejor manera de escribir cuentos, no de vivir la vida.” ( 147 ) De ahí se desprende que la normativa puede alejarse de la vida pero no la literatura misma. En “Los juegos eruditos” el ataque a los estudios literarios es de un contundencia hasta irreverente ya que toma la investigación filológica como un juego y al crítico irónicamente como el erudito o el sabio, sarcásticamente puesto en paralelo con el lego en 4 cuyas filas se ubica. Pero lo más interesante es observar que la diatriba está puesta en que los estudios literarios desplazan el placer del texto en pos de la erudición. “De la erudición, lo que más me atrae es el juego. Y quiero suponer que lo mismo les ha ocurrido, desde antes de la muerte de Góngora hasta el día de hoy, a los sabios que obsesionados por una preposición han dedicado más tiempo a establecer el sentido de esta estrofa del Polifemo que a disfrutar tranquilos el poema.” (181 ) El exilio como un lamentable componente de la vida del escritor hispanoamericano es un tema que recorre la obra de Monterroso desde Obras completas y ( otros cuentos) de 1959 hasta Pájaros de Hispanoamérica de 2002 y comprende la más genuina síntesis del escritor guatemalteco. En “Llorar orillas del río Mapocho” se visualizan la convivencia y la confluencia de su inscripción en el campo cultural hispanoamericano desde su pertenencia a la generación del ’40 en Guatemala, su deambular por México, Bolivia y Chile para asentarse, luego de una corta residencia en Guatemala, en México definitivamente. El llanto prorrumpido a orillas de este río de Santiago nos presenta su visión decididamente pesimista del escritor de Hispanoamérica, ya que con una original aliteración “destierro, encierro o entierro” ( 149), es decir, exilio – prisión y muerte reitera y sella el destino del escritor centroamericano o sudamericano. La referencia a la pregunta de si el escritor vive de lo que escribe reaviva el tema de la profesionalización del arte de la modernidad que tan poéticamente selló Rubén Darío en “El rey burgués” y que José Martí magistralmente trató en su obra. Lo que sí queda claro que los hispanoamericanos deben trabajar para poder escribir o – como lo comprobará la anécdota de este ensayo – escribir para poder comer. Sus concepciones sobre la literatura como discurso social y cultural pueden leerse en “Recuerdo de un pájaro” en el que junto al homenaje que rinde al poeta nicaragüense 5 Ernesto Cardenal desliza su reflexión sobre la posibilidad de que la literatura enuncie los avatares de la política hispanoamericana. La elección de poeta Ernesto Cardenal es la expresión de Monterroso de lo que debe ser el escritor hispanoamericano por eso, creo, lo ubica en primer lugar en su Pájaros de Hispanoamérica - libro que como el mismo Monterroso confiesa en el prólogo recopila los homenajes a escritores hispanoamericanos -. En Cardenal está puesto el mérito de haber avanzado como intelectual en oposición a los otros que no lo hicieron. “Y así el poeta, creyendo en sus musas, maduró vital y políticamente más que nosotros, que nos volvimos meros escritores, burócratas o diplomáticos...” (157) La relación que Monterroso entabla en toda su obra con el lector puede observarse en el uso y abuso que hace de citas eruditas y de alusiones que al tiempo que presentan los intertextos también nos remiten a su familiar autorreferencialidad. Es en el abordaje de lo autobiográfico en el que este aspecto se manifiesta decididamente como ocurre en “La autobiografía de Charles Lamb” y en “Los escritores cuentan su vida”. Es relevante considerar que generalmente cuando hablamos de lo autobiográfico en Monterroso debemos referirnos a Lo demás es silencio obra que dará origen al heterónimo Eduardo Torres, personaje citado y firma de más de un epígrafe en sus obras, como ocurre en “La autobiografía de Charles Lamb”. Estos ensayos nos vuelven a presentar a un Monterroso desvelado por el tema del género y por quedar inscripto en la memoria. Para hablar de grandes hombres y de grandes obras, es decir, para fusionar el tema de la vida y de la literatura elige a Cervantes quien deja como epitafio su propia novela. De este modo, para inscribir en la memoria de los hombres la autobiografía, los grandes escritores no tienen necesidad de trazar ninguna línea final ni de dictar las “últimas palabras” porque la gran obra ofrecerá a la posteridad la cíclica reiteración de su nombre. 6 El tema de la traducción está presente en la obra de Monterroso en sus textos ficcionales, ocupa en capítulo en Lo demás es silencio y es motivo de análisis en La palabra mágica. “Sobre la traducción de algunos títulos” es el ensayo en el que se centra esta problemática vinculada con la cuestión del editor, del lector y de la representación de sentido en la literatura cuando la traducción siempre encierra una traición a lo representado. Entre las figuras que este libro rescata, no podía estar ausente Miguel Ángel Asturias para un escritor que se reconoce y se anuncia como guatemalteco. Si bien el premio novel presenta miradas controvertidas entre los escritores de la generación del ’40 – sobre los que no me voy a detener en esta ocasión – en La palabra mágica su nombre y su obra es motivo de atención. El señor presidente ejemplifica el género novela de dictadores en “Sobre novela de dictadores, 1” y también se la reitera en “Entre la niebla y el aire puro”. En el primer texto como corolario y crítica de la mirada europea sobre Hispanoamérica que se horroriza por la barbarie de nuestros dictadores sin ver los propios y en el segundo en su planteo sobre la legitimidad que se arroga la crítica y la Academia de otorgar el éxito o enterrar en el fracaso al escritor. La palabra mágica nos presenta a un escritor que se muestra de cuerpo entero en sus anécdotas, sus pasiones, sus vínculos, sus polémicos planteos literarios, sus desvelos y los avatares de su exilio. Desde la firma de autor, el guatemalteco Augusto Monterroso , el conciso y agudo hacedor de irónicos argumentos que hacen surgir la mueca de una sonrisa triste, inscribe una vez más la comunión entre la vida y la literatura en las letras de Hispanoamérica como un sello de su propia imprenta, como un modo de repetirnos que la vida y la literatura son un movimiento perpetuo entre el devenir del escritor y el trazo de su pluma. 7 Notas i Las citas de La palabra mágica pertenecen a Tríptico. México: FCE, 1995 La vida y la literatura es un tema presente en Monterroso desde Movimiento Perpetuo de 1972. En esa obra el paratexto con la que comienza: “La vida no es un ensayo, aunque tratemos muchas cosas; no es un cuento, aunque inventemos muchas cosas; no es un poema, aunque soñemos muchas cosas. El ensayo del cuento del poema de la vida es un movimiento perpetuo; eso es, un movimiento perpetuo” evidencia la constante preocupación de Monterroso por la relación entre arte y vida y nos conduce a la recurrencia autobiográfica de sus escritos. ii Bibliografía Bajtín, Mijail. Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI, 1999 Skirius, John, (comp.), El ensayo hispanoamericano del siglo XX, México: Fondo de Cultura Económica, 1980. Weinberg, Liliana, El ensayo, entre el paraíso y el infierno. México: Fondo de Cultura Económica, 2001. 8 9