II Parcial Historia del Pensamiento Económico Sección 2, 12 de octubre de 2006 PREGUNTAS Y ELEMENTOS DE RESPUESTA 1. Utilizando la distinción entre la libertad de los antiguos y de los modernos ¿cuál es la relación entre mercado y autonomía? Los antiguos, según Constant, realizaban su libertad a través de las participación activa en el poder político, es decir, a través del ejercicio directo de la soberanía. Autonomía significaba entonces tomar parte en el proceso de creación de leyes bajo las cuales habría que regirse. Con el paso del tiempo las poblaciones crecieron en tamaño, se abolió la esclavitud y se eliminó a la guerra como medio principal para el alcance de intereses; acontecimientos históricos que se tradujeron en un cambio en la concepción de libertad. El desarrollo del comercio, facilitado por el mejoramiento de las técnicas de navegación, representó un componente determinante en esta transformación. En el mercado las personas encontraron no sólo un sustituto efectivo de la guerra sino además una nueva forma de vida que se definía en el marco de una libertad en términos de elección. Con el comercio, las personas ganaron independencia, tanto en el consumo gracias a la mayor variedad de bienes disponibles, como en la posibilidad de movilidad gracias a las característica propias del capital del mercader. Situación que desembocó en el deseo de una libertad entendida como autonomía en el disfrute de los placeres privados bajo la garantía de la seguridad ofrecida por las instituciones. La ciudadanía dejó de ser el medio por el cual se alcanzaba la libertad y el estado pasó a ser el garante de espacios en los cuales cada quien toma sus decisiones y disfruta de sus resultados. Así, debido a la preferencia por lo privado, la esfera de lo público se separa de ésta, y con ella los parámetros de comportamiento; la virtud se privatiza. Las personas estarán regidas únicamente por los límites establecidos por las leyes. Dentro de éstas cada quien podrá definir lo que es su forma de actuar ganando en autonomía y recuperando con ello finalmente su individualidad. 2. Utilizando las teorías de Mandeville y de Smith explique la diferencia entre armonización artificial y armonización natural de intereses. Mandeville, al partir de una concepción egoísta de la naturaleza humana, concluye que las personas nunca preferirán la prosperidad ajena a la propia. Así, si se actúa loablemente, se hace sólo por vanidad. La felicidad, afirma el autor, no se obtiene a través de la virtud sino a través de la satisfacción de las pasiones. No obstante, el consumo, entendido como realización de deseos ilimitados, es provechoso no sólo para los particulares sino también lo es para la sociedad. Distanciándose de la Escuela del Sentido Moral el autor argumenta que la vida licenciosa no debe condenarse porque un aumento en el consumo se traduce en un aumento en la industria y con ello en un aumento en la riqueza del Estado. Las consecuencias de la sociedad de consumo son entonces deseables, sin embargo, para evitar los excesos de las pasiones y garantizar la cohesión social, se necesita un sistema de penas y recompensas que corrija los comportamientos que puedan conducir al desorden social. Una administración hábil es en consecuencia necesaria para garantizar una armonización de intereses haciendo de ésta una artificial. Smith argumenta que Mandeville llega a la necesidad de una armonización artificial de intereses porque concibe de forma errada lo que es la naturaleza humana: las personas no son egoístas sino simpáticas, es decir, desean compartir sus sentimientos. Estos sentimientos son evaluados según su propiedad (o conveniencia, o adecuación) la cual se determina al ponerse en el lugar del otro. Así, las personas van aprendiendo a reconocer cuáles comportamientos son los que causan simpatía y cuáles no. Aprenden, por ejemplo, que es más fácil simpatizar con la alegría del rico que con la desdicha del pobre. También aprenden que las personas no simpatizan con los cambio abruptos de la riqueza, de esta manera, para volverse ricas, las personas prefieren ser prudentes y ahorrar. Smith, a diferencia de lo que propone Mandeville, considera que hacer lo que es noble y honorable no puede llamarse propiamente vanidad; existen pasiones ejemplares como lo es el amor a la virtud. No obstante, son pocos quienes alcanzan el grado de firmeza y sensibilidad que ésta exige, situación que no es en absoluto problemática pues en términos de cohesión social la adecuación de sentimientos es condición suficiente. En consecuencia, como la simpatía es un proceso natural que comienza al entrar en contacto con los otros, no se necesita promoción ni desincentivación alguna. La relaciones interpersonales coordinan solas los intereses particulares garantizando con ello la cohesión social. 3. Explique la diferencia en las concepciones del Estado y su papel en la economía entre mercantilistas y fisiócratas. Las recomendaciones de política de los mercantilistas estaban orientadas hacia la expansión del poder y hacia el aumento de la opulencia nacional. Ambos fines, estaban sujetos a la tenencia de metales preciosos puesto que estos, se consideraba, constituían la riqueza. En esa medida, el comercio doméstico, aunque importante para los ingresos del estado por motivos de tributación, representaban sólo una transferencia de unos a otros en un nivel agregado; la creación de riqueza estaba ubicada en el comercio internacional. De esta forma, una balanza comercial excedentaria, al representar un flujo de metales al interior del país, se traduciría en un avance en los objetivos principales. La intervención del estado era considerada necesaria pues ésta garantizaba a través de sus políticas que las exportaciones superaran siempre a las importaciones. Entre las medidas que se utilizaron se pueden mencionar la implementación de aranceles para frenar las importaciones y un sostenimiento de precios bajos para fomentar las exportaciones. A nivel nacional se intentaba abolir el auto-consumo logrando con ello un aumento en los recaudos del estado. Los fisiócratas, a diferencia de los mercantilistas, consideraban perjudicial la intervención estatal en la economía. Haciendo una analogía con la circulación sanguínea argumentaban que el libre accionar de las fuerzas del mercado generaba la asignación más eficiente de los recursos en las distintas actividades, en especial, en la agricultura. La relevancia de este último sector radicaba, no sólo en la necesidad de sus productos en términos de subsistencia, sino en la creencia que éste era el creador de producto neto o riqueza. Sin embargo, el sector agrícola dependía de los avances de la clase ociosa, pues sin ellos no se podía comenzar el cultivo. Los terratenientes, en consecuencia, no debían guardar sus recursos sino debían avanzarlos a los agricultores. También debían comprar los productos de los artesanos para que éstos pudieran acceder a los bienes agrícolas. El papel del estado consistía únicamente en instruir a las personas acerca del funcionamiento del Tableau Economique o circuito económico, es decir, del proceso natural descrito, puesto que al hacerlo todos entenderían cómo deben actuar para permitir el mantenimiento de éste orden.