Órganos del habla Contenidos: 1. Aparato fonatorio propiamente tal o 1.1. Cavidad glótica o 1.2. Cavidad infraglótica o 1.3. Cavidad supraglótica 2. Aparato respiratorio o 2.1. Descripción anatómica o 2.2. Funcionamiento 3. Audición o 3.1. Descripción anatómica y funcionamiento o 3.2. La percepción o 3.3. La onda sonora 4. Fonética articulatoria o 4.1. Una vez más fonemas y alófonos o 4.2. Variación fonética o 4.3. Fonemas del español de Chile Toda lengua se articula a través de una doble realidad: posee un componente de significado (semántico) y un componente sonoro (fonético-fonológico). En este apartado (aparato fonatorio) nos interesa sobre todo conocer y comprender qué partes del cuerpo humano son utilizadas para lograr emitir los sonidos del lenguaje. Analizaremos también estos "sonidos del lenguaje", viendo cuáles son utilizados en el castellano, y en Chile en particular. Para comenzar, debemos decir que La comunicación se produce a través de una cadena de unidades mínimas oponibles entre sí (distintivas) llamadas fonemas. Es muy importante señalar que estas "unidades mínimas" son una representación mental de los sonidos del habla, es decir, no existen más que en nuestra mente (puedes encontrar una explicación más acabada de esto en el tema "Fonética y fonología"). Estos fonemas se combinan de distintas maneras para formar las palabras de cada lengua (¡Toda lengua conocida hasta el momento utiliza este sistema para su comunicación!). Los fonemas funcionan a través de oposiciones, presencia y ausencia (luego veremos con más detención esto de los fonemas), por ejemplo: /dado/ es distinto de /dato/, y éste, a su vez, es distinto de /ato/. Algún astuto podrá preguntarse qué es ese ruido que emitimos para hablar si los fonemas son representaciones mentales. Pues bien, los fonemas son llevados a la realidad física a través de los alófonos, que sí son producidos por los órganos del habla. En resumidas cuentas, la imagen mental (fonema) sólo ocurrirá en la realidad, como un fenómeno medible físicamente, a través de los alófonos articulados por nuestro aparato fonatorio. Esta doble dimensión de los sonidos del lenguaje permite que, por ejemplo, a pesar de que pronunciemos algunos "alófonos" de manera diferente (piénsese en la cantidad genialmente variable de maneras para emitir /s/: con frenillos, sin frenillos, sin dientes, silbadita, a la española, etc.), podamos entendernos igual, y casi sin dificultades, pues todos estos sonidos o "alófonos" son parte de un solo "fonema", o una representación mental (¡Vamos, no es tan complicado!). 1. Aparato fonatorio propiamente tal Los sonidos de la lengua (o alófonos) son producidos por los llamados órganos del habla. Al conjunto de los órganos del habla se le llama también aparato fonatorio, que es en realidad el nombre utilizado comúnmente por los lingüistas y fonoaudiólogos para referirse a este conjunto de órganos y estructuras de nuestro cuerpo. Tradicionalmente los libros teóricos hacen una división del aparato fonatorio en tres secciones: cavidad supraglótica, cavidad glótica y cavidad infraglótica, que no es más que lo que está "sobre la glotis", "en la glotis" y "bajo la glotis" (ya veremos qué es eso de "glotis", pero te adelanto que está a la altura de la manzana de Adán, en el cuello). Comenzaremos estudiando la cavidad glótica. 1.1. Cavidad glótica El aparato fonatorio puede entenderse como un gran tubo. En algunos puntos este tubo se ramifica, en otros aumenta el grosor o adelgaza. En ocasiones hay obstáculos, amplificadores y llaves de paso. Que el aparato fonatorio sea una suerte de tubo explica por qué a sus diversas partes se les llame cavidades. La cavidad glótica es un espacio hueco que se encuentra al interior de nuestro cuello. Esta cavidad contiene la laringe (sección del tubo respiratorio), que a su vez contiene a las cuerdas vocales y la glotis, que es el espacio que tenemos entre las cuerdas vocales (cuesta un poco entender que algo como la glotis, siendo tan sólo un espacio vacío, tenga un nombre tan particular... en fin). La cavidad glótica se encuentra a la altura de la manzana de Adán, en el caso de los varones. En el caso de las mujeres la glotis está donde no tienen la manzana de Adán (pero a la misma altura). La laringe, que forma parte de la cavidad glótica está conformada de cartílagos y músculos. Los cartílagos más conocidos (seguramente los has oído mencionar a tus amigos o en tu canción favorita) son el cartílago cricoide, tiroides y aritenoide. Los músculos más famosos de esta zona son los músculos vocales. La principal función de la cavidad glótica es la producción de sonido vocálico (¡Sí, como el sonido de las vocales!). Las cuerdas vocales que se encuentran dentro de la laringe se abren y cierran una y otra vez, a una gran velocidad. Cuando se tose muy delicadamente y con suavidad, como para despejar la garganta, las cuerdas vocales pueden abrir y cerrarse 100 veces por segundo (Hz) en el caso de los varones y 250 Hz en el caso de las damas. La vibración de las cuerdas vocales produce el sonido que escuchamos. La laringe también cumple un importante papel en evitar que respiremos lo que comemos. Es el lugar también, donde se ejecuta el reflejo de la tos. 1.2. Cavidad infraglótica Exactamente bajo la cavidad glótica encontramos la cavidad infraglótica (de ahí lo de "infra-", ¿no?). Está compuesta por la tráquea (tubo que lleva el aire de la laringe hasta los pulmones), los pulmones, los bronquios (que están dentro de los pulmones) y por el diafragma, que es un músculo abdominal interno, con forma de cúpula, que separa la cavidad torácica (pulmones, corazón, etc.) de la cavidad abdominal (intestinos, estómago, hígado, etc.). Interviene en la respiración, descendiendo el volumen de la caja torácica al inhalar (tomar aire) y aumentándolo durante la exhalación (botar aire). La función principal que corresponde a esta zona del cuerpo es el proceso de la respiración, vital para nuestro funcionamiento. La utilización de la respiración para la emisión de los sonidos de la lengua es una función secundaria de estos órganos. 1.3. Cavidad supraglótica La cavidad supraglótica se encuentra sobre la cavidad glótica. Puede ser dividida en tres secciones también, a saber: faringe, cavidad bucal y cavidad nasal. La faringe es un tubo musculoso situado en el cuello. Conecta la nariz y la boca con la tráquea y el esófago. A diferencia de las cavidades que mencionábamos anteriormente, esta sección de la cavidad supraglótica forma parte también del aparato digestivo, pues por la faringe pasan también los alimentos que ingerimos. La cavidad bucal comprende el paladar, la lengua, la dentadura y los labios. Todas estas partes de la cavidad bucal tienen funciones en la producción de sonidos articulatorios, especialmente como "filtros con propiedades resonadoras", es decir, cavidades y órganos que, a través de la intervención en el aire que exhalan los pulmones (a la manera de "obstáculos") producen los diferentes sonidos de la lengua. La cavidad nasal tiene un importante papel también en la producción de sonidos del lenguaje, sobre todo como resonador. La cavidad nasal tiene una buena cantidad de huesos y cavidades (entre otras la nariz). También cumple un importante papel en la respiración. 2. Aparato respiratorio Tal como suele sospecharse, el aparato respiratorio tiene por función principal el proporcionar a nuestro cuerpo el oxígeno que necesita para desarrollar sus funciones normales. También se lo utiliza para la producción de los sonidos de la lengua. 2.1. Descripción anatómica El aparato respiratorio se compone de cavidades, músculos, cartílagos, huesos, nervios, órganos, etcétera. Las principales secciones del aparato respiratorio (de arriba hacia abajo, si se está de pie) son: la cavidad nasal, la cavidad bucal, la faringe, la laringe, la tráquea, los pulmones, los bronquios, bronquiolos, alveolos y el diafragma. 2.2. Funcionamiento Antes de meternos en papa con esto del funcionamiento del aparato respiratorio revisa la animación "respiracion", más abajo en esta misma página. Resumidamente, el aparato respiratorio funciona de la siguiente manera (advertencia: esto es un poco fome). El diafragma y los músculos que elevan las costillas descienden, a través de esto, la cavidad torácica aumenta su tamaño y permite la entrada de aire a los pulmones. Si el aire entra por la nariz, las fosas nasales se encargan de filtrar, calentar y humedecerlo, de manera que esté en mejores condiciones para ser aprovechado por el organismo. Si entra por la boca, esos procesos no ocurren, y hay peligro de que el aire contenga polvo, polen u otros residuos perjudiciales para los pulmones, o que esté demasiado seco. Luego, el aire pasa por la faringe y laringe. En los pulmones, el aire llega a los bronquios, que son dos tubos en que se divide la tráquea (pues son dos los pulmones, por si no lo sabías), y luego se ramifican repetidamente, formando los bronquiolos. La pared interior de los bronquios y bronquiolos tiene unos pelillos que vibran (cilios) que filtran una vez más el aire, para atrapar las partículas en suspensión. Lo que ocurre a continuación, es más interesante aún. Los bronquiolos se subdividen a su vez en ramas cada vez más finas que terminan en unas bolsitas llamadas alveolos, que están recubiertos de capilares sanguíneos. En los alveolos ocurre el intercambio de gases que aprovecha el organismo. La sangre que proviene de nuestra arteria pulmonar desecha el dióxido de carbono, procedente algunos procesos propios de todas las células del cuerpo (metabolismo celular), y toma oxígeno. Esta sangre oxigenada pasa por el corazón, que la bombea por todo el cuerpo (por fin, fin). 3. Audición La audición es un proceso que nos permite captar las ondas sonoras del exterior y transformarlas en impulsos nerviosos que nuestro cerebro organiza y utiliza a su pinta. 3.1. Descripción anatómica y funcionamiento El mecanismo auditivo se compone una buena cantidad de piezas. Las más evidentes, en algunos casos sobre todo, y que probablemente tú has observado y tocado una que otra vez, son las orejas. Éstas están especialmente adaptadas para capturar las ondas sonoras del exterior y conducirlas hacia el oído. Pues bien, lo que nosotros conocemos comúnmente como "oreja" es llamado más científicamente como pabellón auditivo. El tubo que va de las orejas hacia dentro es el conducto auditivo externo (se recomienda limpiarlo de vez en cuando, luego de la ducha, por ejemplo). Lo que sigue hacia en interior ya no se puede observar a simple vista (y menos si el conducto auditivo externo está cochino). Al final del conducto auditivo externo está el tímpano, que se encarga de transmitir el sonido desde el conducto hacia el interior, específicamente hacia el oído interno. La transmisión se logra a través de tres huesecillos pequeñitos y muy conocidos: el martillo, el yunque y el estribo. Estos huesos son los más pequeños de nuestro cuerpo. En el oído interno, el sonido llega al caracol. Dentro de éste hay un conjunto de líquidos y membranas que vibran según la señal que los huesecillos hayan transmitido. Dentro del caracol hay un órgano llamado órgano de Corti, que contiene unas células conectadas con las fibras del nervio auditivo. El movimiento de las células del órgano de Corti produce un fenómeno electroquímico que excita las fibras del nervio auditivo. La excitación, en forma de impulsos, lleva los mensajes al cerebro. Es importante mencionar que las ondas sonoras propiamente tales sólo llegan hasta el órgano de Corti, luego de este órgano, sólo viajan impulsos nerviosos. A tu derecha, puedes ver una animación que ejemplifica el funcionamiento de este sistema. 3.2. La percepción Muy brevemente, diremos que la percepción es el mecanismo a través del cual el cerebro interpreta un mensaje a partir de los impulsos nerviosos transmitidos por el nervio auditivo (esto lo dice Eugenio Martínez). Hay por lo menos dos variables que inciden en que escuchemos o no un sonido dado: la intensidad ("volumen", medido en Decibeles [se abrevia Db.]) y su frecuencia ("tono", medido en Hertz [se abrevia Hz.]). Toda frecuencia requiere de un mínimo de intensidad para ser oído por nosotros. Algunos sonidos pueden llegar a ser dolorosos para nuestros oídos. Para que te hagas una idea de las intensidades de los sonidos, mira la siguiente lista de sonidos con su equivalencia en decibeles (puedes escucharlos en los videos que se incluyen al lado de cada ítem): Movimientos de hojas de un árbol: 10 dB (video). Cuchicheo: 20 dB (video). Conversación en voz normal: 40 dB (video). Gritos: 80 dB (video). Bocina potente de coche: 90 dB (video). Avión despegando (en pista): 110 dB (video). Para estudiar la percepción debemos hacerlo indirectamente, pues no se puede medir directamente a través de instrumentos. El estudio de los componentes del oído no ofrece ninguna información sobre el proceso de la percepción, que ocurre en el cerebro. 3.3. La onda sonora El sonido es un movimiento de vibración perceptible por el oído. Cualquier medio "elástico" (es decir, deformable, y que vuelve a su forma inicial luego de la deformación) puede transmitir el sonido. En el caso del habla, el medio a través del cual viaja el sonido es el aire. La onda sonora es un fenómeno físico, que puede ser medido con los instrumentos adecuados. Ya se mencionó anteriormente: la onda sonora contiene una intensidad, medida en Decibeles ("volumen") y una frecuencia, medida en Hertz ("tono", como los del piano). Se transmite a través del aire a una velocidad aproximada de 340 metros por segundo (necesita unos 3 segundos para recorrer un kilómetro), aunque mucho más lentamente que la luz (en los mismos 3 segundos la luz recorre 900.000 kilómetros). Por último, es muy importante que recordemos que la onda sonora ocurre en determinado tiempo también. 4. Fonética articulatoria 4.1. Una vez más fonemas y alófonos Señalábamos con anterioridad que los sonidos del lenguaje son conocidos por los lingüistas como fonemas, y que éstos son representaciones mentales de los sonidos de la lengua. También mencionábamos que estos fonemas son realizados acústicamente a través de los alófonos. Para cada fonema existe al menos un alófono, es decir, una forma para articularlo en la realidad. Cada alófono de un fonema en cuestión tiene algunas características acústicas mínimas que lo hacen formar parte de este fonema. Sin embargo, si utilizamos indistintamente los alófonos de un mismo fonema no producen cambios de significado. Con algunos ejemplos se entiende mejor. Los siguientes son los fonemas del español (al final de este tema los retomamos, y podrás escucharlos y verlos en animación y video): /p/ - como en el primer sonido de "palo". /t/ - como en el primer sonido de "tela". /k/ - como en el primer sonido de "capa". /b/ - como en el primer sonido de "bote". /d/ - como en el primer sonido de "dedo". /g/ - como en el primer sonido de "gato". /f/ - como en el primer sonido de "foca". /s/ - como en el primer sonido de "solo". /x/ - como en el primer sonido de "jornal". /tʃ/ - como en el primer sonido de "Chile". /ʝ̞/ - como en el primer sonido de "yo". /m/ - como en el primer sonido de "mano". /n/ - como en el primer sonido de "nada". /ɲ/ - como en la consonante de "año". /l/ - como en el primer sonido de "lata". /ɾ/ - como en la segunda consonante de "paro". /r/ - como en el primer sonido de "radio". /i/ - como en el primer sonido de "indio". /e/ - como en el primer sonido de "edén". /a/ - como en el primer sonido de "anda". /o/ - como en el primer sonido de "oso". /u/ - como en el primer sonido de "uno". Intenta olvidar el alfabeto y piensa solamente en los sonidos del lenguaje. Sólo con los 22 sonidos que están escritos más arriba, nosotros, los hispanohablantes, formamos todas las palabras que utilizamos en castellano. Puede ser un poco confuso, porque tenemos más letras en el alfabeto que sonidos en el lenguaje. Lamentablemente esto es así, y debemos quitarnos la venda que nos ponen cuando nos enseñan el alfabeto, sin hacer referencia a los sonidos del lenguaje (¿te has preguntado, por ejemplo, por la utilidad de la letra "h", o por qué hay una "c", una "s" y una "z" al mismo tiempo?). Las letras del alfabeto no reflejan exactamente los sonidos del lenguaje, sino que son una simple convención para que nos entendamos por escrito. Volvamos al asunto de los alófonos. Cada uno de estos 22 fonemas tiene sus alófonos. No olvides que los fonemas son representaciones mentales, y como tales, no existen en la realidad. Los alófonos sí. Tomemos, por ejemplo, el fonema /tʃ/ de "chancho". Este fonema tiene, al menos, dos alófonos (que se transcriben entre corchetes), a saber, [tʃ], como en "chancho" y [ʃ], como en "shansho". Fíjate: puedes decir sin problemas [ʃ] sin que se pierda el sentido de lo que quieres decir (¡Puedes probar!). Si bien el ejemplo que acabo de dar es bastante cabezón, explica más o menos el funcionamiento de los alófonos. Una de las bondades esenciales de los alófonos de un fonema es que con sólo cuidarnos de mantener algunos rasgos de su pronunciación podemos emitir un sonido que los demás reconocerán como el fonema en cuestión. Sería imposible pronunciar EXACTAMENTE el mismo sonido dos veces. Para lograr el reconocimiento de un fonema es suficiente que alguien, por ejemplo, utilice sus dos labios al mismo tiempo, se abstenga de usar las cuerdas vocales, haga un sonido como de "explosión", cierre el velo del paladar y listo, ya está la /p/ de "paraguas". No es necesario que pronuncie esa /p/ de manera idéntica a otra persona para ser entendido. Te podrás imaginar que esto de los alófonos va mucho más allá. De hecho, hay fenómenos muy interesantes que ocurren con y entre ellos. Revisaremos sólo uno que parece de gran importancia para efectos de este material. 4.2. Variación fonética En ocasiones, determinados grupos dentro de una comunidad de hablantes de un mismo idioma utilizan (muchas veces sin tener la menor conciencia de ello) un determinado conjunto de alófonos. De alguna forma, podríamos decir que tienen ciertos "hábitos" o "dietas" articulatorias. Por ejemplo, en cuba el fonema /x/ ("jota") se pronuncia como una aspiración, mientras que en el castellano de Chile se suele hacer como una fricción en el paladar, aunque no tan intensa como en algunas regiones de España. Pues bien, hay "dietas" según los lugares (España, Cuba, Argentina, Chile, Valdivia, Santiago, etc.), según nivel social (alto, bajo, medio, popular, etc.), según el paso del tiempo (hubo un tiempo en que era normal pronunciar el fonema /ʝ̞/ de "lluvia" como una suma de una especie de /l/ más una /i/ (el alófono se escribe [ʎ]). Estos caballeros decían "cabalio", en lugar de nuestro honroso "caballo"), según los estilos (formal, solemne, familiar, etc.), etc. (encontrarás más información sobre algunas pronunciaciones del castellano en el tema "El chileno y la lengua castellana", en este Manual). Chile no es la excepción. Para el castellano de Chile hay algunos alófonos más aceptados que otros, y que se utilizan en una cantidad mayor de contextos. Es importante que conozcas y utilices los alófonos que te permitan interactuar sin problemas en contextos exigentes como la escuela, la universidad o los organismos públicos. Dale un vistazo al tema "¿Corresponde o no corresponde decir...?" para que veas qué es lo que a algunos hablantes chilenos les gusta en contextos formales y qué no. 4.3. Fonemas del español de Chile Para efectos de estudio, los fonetistas y fonólogos han desarrollado un sistema de clasificar los sonidos del lenguaje. Para describir un sonido del lenguaje se utilizan al menos cuatro variables: zona de articulación (dónde se produce el sonido o ruido), modo de articulación (de qué manera, si con un chasquido o con una fricción, etc.), sonoridad vs. no sonoridad (si se utilizan las cuerdas vocálicas o no) y oralidad vs. nasalidad (si se abre o cierra el velo del paladar para pronunciar un sonido). Haremos, pues, una descripción según las variables que señalamos en el párrafo anterior, ateniéndonos sólo a los fonemas que encontramos en el español de Chile. No revisaremos las variantes alofónicas, aunque sean muy importantes. Cada fonema está escrito entre barras oblicuas (por ejemplo, "/p/"). Aparece el fonema, luego el lugar de tu boca donde se articula, luego la forma en que se produce y por último si el aire sale por la nariz o por la boca cuando se articula (cada fonema tiene una animación y un video asociado). Fonema /p/: bilabial, oclusivo, áfono y oral (video). Fonema /t/: postdental, oclusivo, áfono y oral (video). Fonema /k/: velar, oclusivo, áfono y oral (video). Fonema /b/: bilabial, oclusivo, sonoro y oral (video). Fonema /d/: postdental, oclusivo, sonoro y oral (video). Fonema /g/: velar, oclusivo, sonoro y oral (video). Fonema /f/: labiodental, fricativo, áfono y oral (video). Fonema /s/: predorsoalveolar, fricativo, áfono y oral (video). Fonema /x/: velar, fricativo, áfono y oral (video). Fonema /tʃ/: alveolopalatal, africado, áfono y oral (video). Fonema /ʝ̞/: palatal, aproximante, sonoro y oral (video). Fonema /m/: bilabial, nasal, sonoro y nasal (video). Fonema /n/: apicoalveolar, nasal, sonoro y nasal (video). Fonema /ɲ/: palatal, nasal, sonoro y nasal (video). Fonema /l/: apicoalveolar, lateral, sonoro y oral (video). Fonema /ɾ/: apicoalveolar, vibrante simple, sonoro y oral (video). Fonema /r/: apicoalveolar, vibrante múltiple, sonoro y oral (video). Fonema /i/: anterior, cerrado, sonoro y oral (video). Fonema /e/: anterior, semiabierto, sonoro y oral (video). Fonema /a/: central, abierto, sonoro y oral (video). Fonema /o/: posterior, semiabierto, sonoro y oral (video). Fonema /u/: posterior, cerrado, sonoro y oral (video). Referencias bibliográficas MARTÍNEZ C., Eugenio. 2003: El sonido en la comunicación humana. Octaedro, Barcelona. Fuente: http://hablablah.habla.cl/03.08/