HERNIA INGUINAL Entre los distintos tipos de hernias abdominales, la más frecuente es la inguinal. Las causas principales de las hernias inguinales son: la debilidad congénita de los tejidos de la pared abdominal, el traumatismo directo de pared abdominal y la hipertensión intraabdominal por sobreesfuerzo. La hernia por debilidad congénita de los tejidos de la pared abdominal es la que algunos autores llaman hernia de debilidad que aparece en personas jóvenes o de edad avanzada y sin mayor relación con el esfuerzo laboral. Polo y cols. las dividen en hernias inguinales directa e indirecta. En la indirecta el defecto está en el anillo inguinal profundo y suele asociarse a persistencia del conducto peritoneo-vaginal. Suele seguir el trayecto del cordón espermático y puede alcanzar el escroto. En este tipo de hernias el factor congénito juega un papel muy importante y frecuentemente son bilaterales. Acá el esfuerzo con hiperpresión intraabdominal es un factor desencadenante. En la hernia directa el defecto anatómico se encuentra en el canal inguinal, en la pared posterior y es la hernia más frecuente frente al esfuerzo que provoca hiperpresión intraabdominal. Acá no juegan factores congénitos sino una posible alteración del colágeno de la pared, la cual se agrava con la obesidad y la desnutrición.(INTERCONSULTA, vol. 7 Nº 9: 344349, 1993). El traumatismo directo de pared abdominal por laceración y ruptura de pared abdominal provoca la hernia traumática verdadera que es muy rara. Finalmente la hipertensión o hiperpresión intraabdominal por sobreesfuerzo es la causa real de la hernia de esfuerzo, verdadera hernia inguinal ocupacional. Es provocada por ciertos esfuerzos en determinadas posiciones viciosas, que se realizan al levantar objetos pesados o en determinadas caídas que impliquen una contracción violenta de los músculos abdominales con aumento de la tensión intraabdominal, con tal fuerza que pueda causar ruptura de la pared inguinal posterior y permitir la irrupción brusca del epiplón o del intestino al conducto inguinal (Kaplan MEDICINA DEL TRABAJO: 246, 1976). La hernia de fuerza o esfuerzo es una hernia-accidente y es provocada exclusivamente por el esfuerzo violento e intenso. Las condiciones para que el esfuerzo provoque una hernia de fuerza ocupacional son: esfuerzo brusco, violento, intenso y prolongado; posición favorable al accidente: la más común es la de semiflexión de tronco sobre las piernas, éstas abiertas, o bien, realizar el esfuerzo en posición supina (acostado). La característica principal es la violencia del dolor que obliga sin excepción a la interrupción del trabajo. El diagnóstico de hernia de esfuerzo requiere las siguientes condiciones: examen previo que compruebe fehacientemente la indemnidad de la pared abdominal (ausencia de agujeros herniarios) (examen preocupacional con pared indemne); que no haya antecedentes heredofamiliares; que no haya factores de riesgos (tos, obesidad, malnutrición, constipación, meteorismo, cicatrices traumáticas o quirúrgicas etc.); que ineludiblemente la hernia aparezca con un sobreesfuerzo ocupacional (esfuerzo con formación simultánea consecutiva de la hernia). Las características de las hernias inguinales por esfuerzo (hernias ocupacionales) son de dos tipos: las que siguen el modelo de Bier y Berger (hernia unilateral pequeña, reducible, con ausencia de epiplón en masa en el saco y sus adherencias, canal poco dilatado, dirigido hacia abajo y adentro, sensible al principio; y el modelo de Lusena: hernias grandes desde el comienzo al momento de formarse, dobles o bilaterales y estrangulables. Ambos tipos pueden ocurrir en un accidente laboral y el predominio de uno u otro modelo dependerá exclusivamente de: intensidad de la fuerza, sexo y edad (mayor frecuencia en hombres y en ancianos) (Nerio Rojas MEDICINA LEGAL: 97-98, 1976). Las hernias de fuerza es una enfermedad accidente, la hernia por debilidad es una hernia enfermedad. La teoría de que solo es indemnizable la hernia de fuerza no es admisible puesto que el esfuerzo laboral es el desencadenante de la hernia y no meramente la predisposición. “El problema comporta dificultades, porque se sostiene que aun en esos casos, la deficiencia física de la pared existe siempre y sólo a esa causa previa se debe la producción de la hernia. De acuerdo con ese criterio, se ha sostenido que la hernia de fuerza no existe, que la hernia es una enfermedad y no un accidente. Pero esta doctrina absolutista -exacta desde el punto de vista de la patología quirúrgica – no debe orientar las decisiones medicolegales en materia de accidentes de trabajo. Y ello de acuerdo con lo sabido sobre la concausa y el riesgo profesional en esta materia, según lo cual debe aceptarse la responsabilidad del accidente, aunque no sea la causa exclusiva de tal estado y con abstracción de la predisposición anterior del obrero. Las comprobaciones clínicas, con la sucesión cronológica de los hechos, demuestran que en ciertos casos el esfuerzo violento es capaz de ocasionar una hernia. El criterio médico y judicial, en estos casos, es objetivo y práctico”. (Nerio Rojas MEDICINA LEGAL: 97-98, 1976). Si hay debilidad de pared previa a la hernia y comprobada fehacientemente, si el esfuerzo laboral provoca la hernia, será considerado como concausa. Si hay hernia previa y el esfuerzo la agranda o estrangula, será agravamiento. Lo concreto es que una hernia aparecida o agravada en ocasión de un esfuerzo laboral es indemnizable siempre, en mayor o menor grado. (HERNIA OCUPACIONAL – Empresalud: 54-58, marzo y abril, 1997). La hernia inguinal figura como secuela postraumática en la Tabla de Incapacidades ley 24557 Dec. 659/96, pero sólo indemniza a la hernia operada. Es decir, reconoce a la hernia como consecuencia de un accidente o esfuerzo laboral, pero sólo indemniza las operadas. Las ARTs niegan el tratamiento de las hernias inguinales por considerarlas inculpables, criterio que contradice a la LRT y su decreto reglamentario 659/96. Si la hernia inguinal es reconocida como secuela del trabajo, debe ser tratada. Cuando la ART niega expresamente la atención de la hernia y no la trata u opera, deberá indemnizarla como si fuera inoperada a fin de que el obrero lo realice por su propia cuenta, dado que las obras sociales no operan habitualmente hernias producidas por el trabajo. Esta situación ha sido corregida por el Acta de la Comisión Técnica Tripartita de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo del 13 de noviembre de 2012 donde reconoce al agente aumento de la presión intraabdominal y como enfermedad profesional a las hernias inguinales directas y mixtas y hernias crurales. El agente aumento de la presión intraabdominal se reconoce en las tareas en cuyo desarrollo habitual se requiera carga física, dinámica o estática, con aumento de la presión intraabdominal debida a levantar, trasladar, mover o empujar objetos pesados, durante tres años o más (el acta desconoce que la aparición de una hernia inguinal puede ser brusca e inmediata al esfuerzo, lo que no amerita estar tres años trabajando para que aparezca, pues puede aparecer el primer día de ingresar a un trabajo y realizar un gran esfuerzo laboral) La Comisión Tripartita tiene facultades fijadas por la ley 24557, art. 40, inc. 2 y 3 y sus dictámenes son vinculativos. En cuanto a los criterios de operabilidad Se recomienda la cirugía de reparación de la hernia en caso de: grandes protuberancias que sobresalen por un agujero pequeño (incrementa el riesgo de incarceración y estrangulamiento) o hernias inguinales dolorosas. Se recomienda la cirugía de reparación de hernia inguinal cuando la protuberancia que sobresale por el canal inguinal es muy grande o causa dolor. (Versión en inglés revisada por: Robert A. Cowles, MD, Associate Professor of Surgery, Yale University School of Medicine, New Haven, CT. Review provided by VeriMed Healthcare Network. Also reviewed by A.D.A.M. Health Solutions, Ebix, Inc., Editorial Team: David Zieve, MD, MHA, David R. Eltz, and Stephanie Slon, 2012. ) Otra bibliografía 1. Nyhus LL M, Bombeck CT. Hernias en Sabiston DC. Tratado de Patología Quirúrgica de DavisChristopher. Tomo 1/1, ED. Rev. La Habana: 1983. p.1313. 2. Kuntzen H. Hernia s abdominales en Diebold O, Zukschwerdt L, Junghanns H. 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