XVI CONGRESO NACIONAL DE DERECHO REGISTRAL TEMA III SOCIEDADES DE MEDIOS, SOCIEDADES DE PROFESIONALES Y SU REGULACIÓN ESCRIBANO: MATIAS LIONEL SALOM PONENCIAS: La dinámica de economía y la creciente oferta de los servicios profesionales, en conjunción con la complejidad de los conflictos que los mismos deben resolver genera la necesidad en muchos casos la necesidad de asociarse para poder tener una más amplia visión de conocimientos, incluso con profesionales de diferentes disciplinas o con socios capitalistas que les provean una infraestructura necesaria. Es por eso que en varios países ello se ve reflejado en leyes que contemplan la posibilidad de que los profesionales puedan agruparse en sociedades tanto civiles como comerciales para poder ejercer su profesión en forma más eficaz. La Argentina carece de una normativa acorde por lo cual, ante el vacío legal existente la doctrina se ve dividida al respecto. Es por ello que es menester la creación de una norma que contemple la posibilidad de desarrollarse profesionalmente en un marco asociativo. No existiendo ninguna ley formal que impida la utilización de sociedades comerciales en estos casos, no corresponde que los registros públicos de comercio denieguen la inscripción de tales sociedades, y menos cuando se basan en resoluciones que solamente pueden establecer cuestiones de forma y no de fondo. La aplicación de distintos tipos de sociedades comerciales, como ser las sociedades anónimas y las sociedades de responsabilidad limitada, no afectan en ningún caso la responsabilidad profesional que deviene del ejercicio de determinada profesión, la cual continúa siendo solidaria e ilimitada. No obstante, la sociedad a la cual pertenece dicho profesional también será responsable por su mal actuar, con lo cual las garantías por el mal desempeño de la profesión de las personas que contraten con estas sociedades no solo que no se verán disminuidas, sino que será mayor ya que el patrimonio de la sociedad responderá también. Las normas que establecen que el ejercicio de una profesión deba realizarse exclusivamente por graduados que se encuentren matriculados en los colegios públicos correspondientes tampoco son un impedimento para la constitución de sociedades de profesionales, ya que las intervenciones que dicha sociedad realice siempre deben ser por medio de sus socios profesionales. SOCIEDADES DE MEDIOS Y DE PROFESIONALES: Las denominadas “sociedades de medios” o también conocidas como “sociedades de profesionales”, son aquella que se constituye para el ejercicio en común de la actividad profesional. Esta prevista para que profesionales colegiados puedan organizar su actuación mediante la forma societaria, ofreciendo sus servicios profesionales a través de un ente dotado de personalidad jurídica, el cual es titular de un patrimonio y que asume directamente derechos y obligaciones. Nacieron de la necesidad de agrupar a personas que ejercen profesiones liberales a fin de responder de una manera más eficiente a las necesidades del mercado, haciendo posible el ingreso de socios capitalistas, a fin de tener una mejor y más amplia infraestructura, o incluso agrupar profesionales de distintas áreas que en su conjunto puedan otorgar un asesoramiento y un ejercicio profesional de forma íntegra, con una visión más panorámica de las incumbencias que en el día a día deban tratar. Respecto a las sociedades integrada por profesionales se pueden observar 3 posturas al respecto: i) La primera de ellas acepta las sociedades que se constituyan para ejercer la profesión en forma directa, por lo que la sociedad sería directamente quien contrata con los clientes que requieren su intervención, aceptándose hasta la inclusión de socios capitalistas que no sean profesionales que aporten bienes materiales que facilite la intervención profesional -postura es la adoptada por España.ii) La segunda postura acepta las sociedades que se constituyan por profesionales, en forma exclusiva, para que regule la relación entre los asociados, pero quienes contratarán con los clientes son los profesionales que la integran, regulando la sociedad simplemente cuestiones internas entre los socios –postura que hoy en día se establece en la Inspección General de Justicia.iii) La tercera postura niega la posibilidad de constituir todo tipo de sociedades de profesionales dado que el ejercicio de la profesión no guarda coherencia con los límites que las sociedades por su tipo social establecen, ni con las características propias de una profesión independiente. A lo sumo es aceptada por esta postura una asociación para establecer una organización interna entre los profesionales que la integran por medio de una sociedad civil –postura de los Dres. Nissen y Cultraro entre otros.Parte de la doctrina diferencia a las sociedades de profesionales de las sociedades de medios, estableciendo que la primera de ellas son las sociedades que se constituyen para el ejercicio de la profesión en forma directa y las sociedades de medios son aquellas que se constituyen para regular las cuestiones internas de un grupo de profesionales que desarrollan una misma profesión, no afectando en lo más mínimo la relación con los clientes que requieran de sus servicios. Cabe aclarar que en ningún de los caso planteados los profesionales se liberan de su responsabilidad personal por el mal ejercicio de la profesión, con lo cual dichas sociedades no solo mantiene la responsabilidad personal de los socios que ejerzan su profesión, sino que la amplía, respondiendo por dichos actos también con el patrimonio de la sociedad que integran. En cuanto a las deudas que se contraigan se debe distinguir entre aquellas correspondientes al giro normal de la sociedad, sobre las cuales responderá la persona jurídica con todo su patrimonio y los socios que la integran en la proporción que corresponda de acuerdo al tipo social adoptado; y aquellas devenidas por el mal desempeño profesional, en la cual responderá la sociedad y el profesional interviniente, en forma solidaria, subsidiaria e ilimitada. Es necesario tener en claro, que no siempre que la totalidad de los integrantes de una sociedad tengan un título profesional que se relaciona directamente con el objeto de una sociedad que integran estamos necesariamente en presencia de una sociedad de medios. Puede suceder que tenga un objeto a fin, pero la sociedad no pretenda organizar el ejercicio de la profesión de un conjunto de profesionales, o ejercerla en forma directa, sino realizar actos con una estrecha relación. Una sociedad puede estar formada por arquitectos –por ejemplo- y tener como objeto social la realización de una obra constructiva y no ser una sociedad de medios. Es conveniente en dicho caso aclarar que las actividades que así lo requieran serán realizadas por profesionales con título habilitante, con lo cual, no cabe duda que el objeto de dicha sociedad sería la administración y el control del desarrollo de dicha obra y no el ejercicio de la profesión para efectuarla. FALLO GHIANO RE: Las sociedades de medios comenzaron a tener una mayor aceptación a partir del fallo emblemático “Ghiano, Re y Asociados S.A.”1, de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el cual, tras la negativa decisión de la Inspección General de Justicia de inscribir dicha sociedad por incluir dentro de su objeto social el ejercicio de prestación de servicios e incumbencias profesionales correspondientes a graduados de ciencias económicas. La sociedad recurrió dicha negativa alegando que la ley nacional 20.488 autoriza dicha asociativismo en su artículo 5º el cual establece que “Las asociaciones de los graduados en ciencias económicas a que se refiere la presente ley sólo podrán ofrecer servicios profesionales cuando la totalidad de sus componentes posean los respectivos títulos habilitantes y estén matriculados." Dicha norma se conlleva con la Resolución N° 125/03 del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que aprobó el Reglamento de Sociedades Comerciales de Graduados en Ciencias Económicas, la cual autoriza la formación de sociedades de profesionales, incluso su formación por profesionales de distintas disciplinas. La Cámara revocó la resolución impugnada y, en consecuencia, autorizó la inscripción, toda vez que dicha norma en ningún momento establece que se deban asociar exclusivamente utilizando la figura de las sociedades civiles. Contra esa decisión, la Inspección General de Justicia dedujo recurso extraordinario. La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la sentencia apelada. Del fallo del Dr. Maqueda, citando lo expuesto por el procurador fiscal, surge que “Si bien el art. 5 de la Ley 20.488 permite la constitución de "asociaciones de graduados en ciencias económicas", condicionando la posibilidad de ofrecer servicios profesionales a que la totalidad de sus componentes posea los respectivos títulos habilitantes y estén matriculados, corresponde reconocer un sentido general más amplio a la palabra "asociación" mencionada la norma, comprensivo de otras estructuras societarias, civiles o comerciales, pues, una “Inspección General de Justicia contra Ghiano, Re y Asociados S.A.”, Corte Suprema de Justicia de la Nación, 30/11/2010 1 interpretación literal, en el marco de la clasificación general de las personas jurídicas privadas incluidas en el art. 33, segundo párrafo, inc. 1 del Cód. Civil, podría sostener que ella se refiere a las asociaciones civiles allí mencionadas, sin embargo, atendiendo a que estas entidades requieren, para ser autorizadas, al bien común como finalidad, es irrazonable considerar que el legislador haya pretendido imponer ese objetivo a profesionales de las ciencias económicas, como condicionante principal de la viabilidad de su actividad asociativa.” “La libertad de asociación consagrada en el art. 16 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el art. 20 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y en la Constitución Nacional —art. 14—, no reviste carácter absoluto, sino que se encuentra sujeta a las restricciones previstas por la ley, necesarias en una sociedad democrática, en interés del orden público o en el marco de los principios de la solidaridad social.” LEGISLACION COMPARADA: Haciéndose eco de la evolución y aceptación que dichas sociedades vienen teniendo en el derecho comparado, el 15 de marzo de 2007 se dictó en España la Ley 2/2007 con la cual se incorporó a su legislación las sociedades de profesionales, como consecuencia de una aceptación doctrinaria que se desarrollo por años. Entre la exposición de motivos que sustentan la promulgación de dicha ley se puede apreciar: “La evolución de las actividades profesionales ha dado lugar a que la actuación aislada del profesional se vea sustituida por una labor de equipo que tiene su origen en la creciente complejidad de estas actividades y en las ventajas que derivan de la especialización y división del trabajo. Así, las organizaciones colectivas que operan en el ámbito de los servicios profesionales han ido adquiriendo una creciente difusión, escala y complejidad, con acusada tendencia en tiempos recientes a organizar el ejercicio de las profesiones colegiadas por medio de sociedades…” Dicha ley establece que las sociedades de profesionales son aquellas que tengan por objeto social el ejercicio en común de una actividad profesional, pudiendo adoptarse cualquiera de los tipos sociales existentes. Se establece también el ejercicio de varias profesiones siempre que su desempeño no se haya declarado incompatible por norma de rango legal. Se prevé la incorporación de socios capitalistas no profesionales siempre que no representen la mayoría del capital social o de los derechos de voto y el órgano de administración debe estar conformado como mínimo por la mitad más uno de socios profesionales. Por otra parte, la norma establece que las actividades profesionales constitutivas de su objeto social solo pueden ser desarrolladas a través de personas colegiadas en el Colegio Profesional correspondiente para el ejercicio de las mismas, agregando que los derechos y obligaciones de la actividad profesional desarrollada se imputarán a la sociedad, sin perjuicio de la responsabilidad personal de los profesionales. Esta última imputación de responsabilidad resulta imprescindible, ya que de la misma se puede apreciar que la sociedad no se constituye con el fin de evadir responsabilidades por el mal desempeño de la profesión, todo lo contrario, ya que se mantiene la responsabilidad personal del profesional interviniente y se amplia con la responsabilidad que también asume la sociedad a la cual forma parte. También se deja a salvo el régimen disciplinario que corresponda aplicar a los sociosprofesionales. Sin perjuicio de ello, la sociedad profesional también puede ser sancionada en los términos establecidos en el régimen disciplinario. En cuanto a las deudas sociales deben diferenciar entre aquellas que hacen al giro ordinario de la sociedad y las deudas sociales que se deriven de los actos profesionales propiamente dichos. En cuanto a la primera de ellas, responderá la sociedad en forma directa, limitándose la responsabilidad de los socios a lo que establezca el tipo social adoptado y en cuanto a las deudas que deriven de actos profesionales responderán solidariamente la sociedad y los profesionales, socios o no, que hayan actuado, siéndoles de aplicación las reglas generales sobre la responsabilidad contractual o extracontractual que correspondan. Asimismo, las sociedades de profesionales deben estipular un seguro que cubra la responsabilidad que éstas puedan incurrir en el ejercicio de la actividad o actividades que constituyen el objeto social. Consideramos que la presente norma establece un equilibrio entre las responsabilidades que los profesionales y la sociedad deban tener en relación a las prestaciones otorgadas, y una estructura asociativa que en muchos casos resulta fundamental para poder tener un mejor desarrollo profesional, incluso pudiendo establecerse en un ámbito de colaboración entre profesionales de diferentes ramas, con una estructura jurídica que regule los eventuales conflictos que se puedan llegar a suscitar. NORMATIVA APLICABLE EN EL AMBITO DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES: En lo que respecta a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la resolución 7/2005 de la Inspección General de Justicia en su artículo 56 trata el tema de las sociedades de medios. Establece la negativa de la inscripción de sociedades cuyo objeto sea la prestación de servicios profesionales que requieran título habilitante extendido a personas físicas. Sin embargo dicho artículo establece que se puede inscribir aquellas que, integradas exclusivamente por dichos profesionales, tengan por objeto organizar el desarrollo de la actividad profesional prestada personalmente por los mismos y/o de terceros también profesionales, aplicando al efecto los aportes que los socios efectúen. La exigencia de que los socios que lo integren sean exclusivamente profesionales se podría considerar que exceden completamente las atribuciones que pueda llegar a tener una resolución de la Inspección General de Justicia, la cual debe limitarse a las cuestiones estrictamente de forma y no regulando cuestiones de fondo, como ocurre en el presente caso. Por otro lado, niega la posibilidad de incorporar socios capitalistas que aporten el capital necesario para obtener la infraestructura, el personal y las maquinarias que ayuden a los profesionales asociados a desarrollar el objeto social. Luego, dicha norma establece que “los socios e integrantes de la administración social, deben ser exclusivamente profesionales con el título habilitante vigente necesario para brindar los servicios cuya prestación se organiza mediante la constitución de la sociedad”. En primer término reitera la necesidad de que los socios sean exclusivamente personas con título habilitante para desarrollar el objeto social y luego establece también dicha necesidad para todos los administradores. Más allá de reiterar los argumentos mencionados sobre el avance de dicha norma sobre cuestiones de fondo, cuando debe limitarse a cuestiones de forma, la necesidad que todos los administradores sean profesionales de la actividad relacionada con el objeto social es excesiva. Si bien consideramos que es conveniente que tengan pleno conocimiento de las actividades que desarrollará la sociedad, el cual debería tener una estrecha relación con el objeto social, podría ser de gran utilidad que alguno de los administradores tenga conocimientos que dichos profesionales pueden no tener –como por ejemplo los conocimientos contables que un contador puede aportar en una sociedad de abogados- pudiendo establecerse que el órgano de administración deba estar conformado en su mayoría por socios profesionales afines al objeto social. En lo que respecta al inciso segundo, establece como debe componerse la administración de la sociedad en caso que el objeto social prevea la prestación de servicios propios de incumbencias profesionales diferentes. En dicho caso el contrato o estatuto deben contemplar la participación en la administración social de profesionales de esas mismas incumbencias, mediante una administración colegiada. El inciso tercero establece que dichas sociedades deben contemplar en su contrato social los mecanismos de transmisión de la participación social, a fin de que se mantenga dicha exclusividad de socios profesionales. Por último, se debe establecer las estipulaciones relativas a los derechos y obligaciones de los socios entre sí y respecto de terceros, contemplando expresamente la exclusión de la limitación de responsabilidad derivada del tipo social adoptado, toda obligación o responsabilidad asumida en el ejercicio de la profesión de los socios, lo cual carece de todo sentido ya que de acuerdo a lo establecido en la primera parte del mencionado artículo 56, la sociedad se limita a regular la relación organizativa interna entre los socios, no permitiéndole contratar con clientes en cuestiones relativas al ejercicio profesional. Dicha norma niega inexplicablemente la posibilidad de utilizar las sociedades comerciales para que sus socios puedan desarrollarse en el ejercicio de la profesión en forma exponencial, excediéndose de los límites que pueden llegar a tener una norma de tales características, la cual debería regular simplemente cuestiones de forma y no de fondo. CRITICAS A LAS SOCIEDADES DE MEDIOS: Varios autores se hicieron eco de críticas al fallo “Ghiano Re”, como ser el Dr. Cultraro2 expresando “que la ley 23.187 expresamente impide -con relación a la abogacía- su ejercicio a quien no tenga título habilitante, siendo de Perogrullo recordar que una persona jurídica carece de tal condición.” Por otro lado, también alega que la utilización de la sociedad civil es la figura más adecuada al tema que se plantea. Las sociedades civiles revisten de tanta personería jurídica como una sociedad comercial, y por ende, tomando el argumento esbozado por el Dr. Cultraro, se cae de “Perogrullo” que tampoco dichas sociedades poseen título habilitante para ejercer ninguna profesión. Por otro lado, el carácter mercantil de una sociedad lo brinda el tipo adoptado y no la actividad realizada. Tal como así se expusiera en el fallo “Ghiano Re”, en su voto mayoritario, “el artículo 3º de la Ley N° 19.5503 permite a las asociaciones, cualquiera fuere su objeto, adoptar la forma de sociedad bajo alguno de los tipos previstos en esa Ley, quedando sujetas a sus disposiciones. Ello resulta congruente con el principio de tipicidad consagrado en su artículo 1º, que sujeta, entre otros aspectos, la comercialidad de la sociedad a su forma.” Sin embargo, cabe aclarar que este tipo de sociedades, quienes ejercen son los profesionales que la integran. Es por eso que en ningún caso se limita la responsabilidad de los profesionales intervinientes. El espíritu de dichas normas claramente apunta a proteger a las personas que requieran de los servicios profesionales, impidiendo que una persona que no posea los conocimientos académicos necesarios les genere un daño por un mal obrar, lo cual claramente es contrario a lo que sucede en estos casos, ya que no solo se cuenta con la intervención directa de un profesional sino que también hay un grupo de profesionales que apuntala su actuar. Se critica también este tipo de sociedades alegándose que son violatorias del secreto profesional y van en contra en la distribución o participación de honorarios, principios rectores de varias profesiones –como por ejemplo la abogacía.- Es necesario advertir que la persona que solicita los servicios profesionales de un bufete de abogados sabe de la forma en la cual ejercen la profesión, es más, seguramente es por eso que se suele elegir a un conjunto de abogados para llevar una causa –un conjunto de profesionales seguramente van a tener mayor conocimiento que un profesional independiente- por lo que si es la intención del cliente que su caso sea llevado por un conjunto de profesionales, el secreto profesional quedaría relevado respecto de dicho conjunto de profesionales. En cuanto a la distribución de honorarios en un ámbito asociativo parece lógico. Dicha norma se establece en protección a los profesionales, los cuales en el presente caso se ven beneficiados por una colaboración mutua, incluso en algunos casos por la retribución que ellos también reciban por el ejercicio profesional que otros socios realicen. “La Actuación Societaria.” Ed. Ad-Hoc. XII Jornadas de Institutos de Derecho Comercial de la República Argentina, San Rafael, 14 y 15 de septiembre de 2005, pag.47. 3 ARTICULO 3º LEY 19550: Las asociaciones, cualquiera fuere su objeto, que adopten la forma de sociedad bajo algunos de los tipos previstos, quedan sujetas a sus disposiciones. 2 En el caso “Price Waterhouse Jurídico Fiscal”4 el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal sostuvo que el ejercicio de una profesión liberal como la abogacía escapa a las reglas del derecho comercial y se enmarca única y exclusivamente en el campo del derecho civil por cuanto entran en juego una serie de principios y valores que resultan contrapuestos a los establecidos en el ámbito mercantil. Si bien el ejercicio de la profesión puede que este sujeto al campo del derecho civil, la forma de asociarse y de comercializar el servicio que dichos profesionales ofrezcan puede configurarse en el campo del derecho comercial, siguiendo una tendencia generalizada que se viene configurando no solo en la República Argentina, sino también en todo el mundo. “Price Waterhouse Jurídico Fiscal”, Camara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala E, del 14/7/1999 publicado en la Revista de las Sociedades y Concursos Nº4, mayo/junio de 2000, pag. 108. 4