Aspectos bioquímicos e histológicos como respuesta al estrés en el jerbo (Meriones unguiculatus) Coral H Gladis1, Díaz M Margarita2, Huberman W Alberto3, Aburto F Enrique4 1 Departamento de Nutrición Animal, INCMNSZ, 2Departamento de Fisiología de la Nutrición, INCMNSZ, 3Departamento de Bioquímica, INCMNSZ, 4Departamento de Patología, Facultad de Veterinaria, UNAM. I. INTRODUCCIÓN Es innegable el creciente interés por el estudio de los efectos del estrés en los organismos vivos como consecuencia del conocimiento de que éste constituye un factor importante en la patogenia y evolución de algunas enfermedades crónicas como las cardiovasculares, cáncer, úlceras gástricas y duodenales, cirrosis, etc. (1). El estrés se define como una respuesta de los organismos a condiciones adversas de origen físico o psicológico (2). Durante el estrés se produce una sobreactivación en cascada del hipotálamo, glándula pituitaria y glándulas adrenales, permitiendo la liberación de mayores concentraciones de catecolaminas como la adrenalina y noradrenalina, y de corticosteroides. El corticosteroide que se libera de forma predominante por la corteza adrenal durante un período de estrés en humanos es el cortisol, mientras que en roedores es la corticosterona (3). Factores como la contaminación, el consumo de alcohol, y condiciones físicas anormales, entre otros, pueden convertirse en características crónicas causantes de estrés (4). Dos de los factores potenciales de estrés más comunes en animales son el aislamiento social y el peligro de convertirse en presa (5, 6). Numerosas investigaciones in vivo, han demostrado que el estrés condiciona una sobreproducción de especies reactivas como los singuletes de oxígeno y los radicales libres, los cuáles provocan en los sistemas un desequilibrio bioquímico que supera la capacidad de autodefensa de los organismos, condición conocida como estrés oxidativo (7). En condiciones de estrés oxidativo dichos metabolitos reactivos pueden iniciar reacciones de oxidación en cadena alterando moléculas de la membrana celular como los lípidos (generación de hidroperóxidos), o uniéndose a las proteínas y causando daño celular hasta causar incluso necrosis. Esta peroxidación de lípidos sobre las membranas lipídicas puede ser cuantificada mediante la determinación de las ‘sustancias reactivas al ácido tiobarbitúrico’, entre las que se encuentra con mayor abundancia el malondialdehído, por lo que un incremento en su concentración se asocia con una disminución en la actividad antioxidante del tejido (8). El principal objetivo de la presente investigación fue determinar los efectos del estrés en el jerbo (Meriones unguiculatus) en cuanto a producción de corticosterona en sangre y peróxidos lipídicos en hígado, así como su relación con posible daño hepático. 2 II. METODOLOGÍA Se utilizaron 60 jerbos machos de 6 meses de edad (Fig. 1), con un peso promedio de 86.2 ± 16.8 g, mantenidos de acuerdo con las condiciones estándares del laboratorio del INCMNSZ, con agua y comida disponibles ad libitum. Fig. 1. Jerbo de Mongolia, Meriones unguiculatus 70-100g, 6 meses de edad Después de un período de aclimatación a la manipulación propia del experimento, los animales fueron distribuídos en 10 grupos, de los cuales 9 recibieron 1.5, 3.0, 4.5, 6.0, 7.5, 9.0, 10.5, 12.0 y 18 horas de estrés, respectivamente, y un grupo testigo no recibió tratamiento de estrés (0 h). Para estresar a los animales se utilizó el método de restricción de movimiento, confinando individualmente a los organismos en cámaras pequeñas de igual tamaño que el cuerpo. (Fig. 2) Fig. 2. Cámara de confinamiento individual con restricción de movimiento Para el sacrificio, los animales fueron anestesiados con una mezcla de ketamina y xilacina, se realizó punción cardiaca para sangrado al blanco y durante la necropsia se obtuvieron los hígados para los respectivos análisis. Se determinaron las concentraciones de corticosterona en suero como índice del grado de estrés mediante radioinmunoensayo con 125I. Como indicador de lipoxidación en hígado se midieron las concentraciones de malondialdehído (MDA), por el método de determinación de 3 sustancias reactivas al ácido tiobarbitúrico (TBARS). El estudio histológico del hígado se realizó microscópicamente, previa tinción con hematoxilina y eosina. Tanto los valores de corticosterona en suero como los de MDA en hígado de los diferentes grupos de organismos fueron analizados mediante un análisis de varianza (ANOVA) unidireccional. Para la comparación de medias se utilizó el método de Duncan y se aceptaron como diferencias significativas cuando P<0.5. III. RESULTADOS El análisis estadístico demostró que el tiempo de estresamiento en los animales afectó significativamente (p<0.05) el contenido de corticosterona en suero en el período de estudio. Durante las primeras 1.5 horas no se observó ningún cambio (p>0.05) con respecto a los organismos del grupo testigo (0 h); sin embargo, a partir de las 3 h existe un incremento significativo (p<0.05) hasta un valor máximo de 143.58 ± 45.77 ng/mL a las 10.5 h, seguido por una fuerte disminución a 45.7 ± 17.6 ng/mL a las 18 horas (p<0.01). Los animales mostraron en todos los tiempos marcadas diferencias individuales en este parámetro.(fig.3) Concentración de corticosterona (ng/mL) 200 180 ab 160 140 b b ab a ab ab ab ab 120 c 100 80 60 40 20 0 -1.5 0 1.5 3 4.5 6 7.5 9 10.5 12 13.5 15 16.5 18 Duración del tratamiento de estrés (h) Fig. 3. Variación de la concentración de corticosterona en suero con respecto al tiempo de estresamiento Los valores de MDA no presentaron aumento significativo (P>0.05) durante las primeras 3 h de estrés. De las 4.5 a 6 h se observo una disminución significativa (P<0.05) seguida de un aumento gradual hasta las 12 h, con un valor máximo de 0.11 ± 0.02 nmol/100 mg prot (p<0.05) y un decremento a las 18 h como se indica en la fig. 4 4 Fig. 4. Variación de la concentración de malondialdehído (MDA) en hígado con respecto al tiempo de estresamiento. El estudio citológico de los hígados del grupo testigo mostró pequeños cúmulos aislados de neutrófilos. Esta observación se consideró como condición basal en dicho tejido. A partir de las 6 h se observaron signos claros de inflamación representados por cúmulos de linfocitos y macrófagos. A partir de las 10.5 h se observó una exacerbación de este estado con necrosis hepatocelular en la mayoría de las láminas, signos de esteatosis, colestasis e inflamación portal (fig. 5). 1.5h 6.0h 12.0h 18.0h 5 Fig. 5. Comparación del cambio de concentración de malondialdehído (MDA) y el daño en hepatocitos con respecto al tiempo de estresamiento. IV. DISCUSION En contraste con los numerosos estudios realizados con ratas y otros mamíferos para determinar su respuesta fisiológica al estrés, los estudios en jerbos a este respecto son aún escasos. Sin embargo, debido a la estrecha afinidad de las características bioquímicas y moleculares con el humano (9, 10), este modelo animal es cada vez mas utilizado en la investigación básica. Los resultados obtenidos en este estudio representan por lo tanto una contribución más en este campo. La respuesta creciente al estrés en cuanto a la producción de corticosterona fue semejante a la observada en ratas machos adultos con restricción de movimiento (11). Sin embargo, al igual que en dicho estudio aquí se observaron fuertes variaciones individuales entre animales del mismo tratamiento. Lo anterior muestra que en esta especie la respuesta al estrés es tan variable como en otros modelos experimentales. En el caso de humanos y ratas se han demostrado mediante estudios clínicos que existe fuertes variaciones individuales en la producción de adrenalina, noradrenalina y corticosterona durante el estrés (12, 13). Los valores de corticosterona encontrados en el presente estudio sugieren un incremento en la actividad del eje pituitaria-glándulas adrenales desde las 1.5 h hasta las 10.5 h, bajando notablemente después de las 12 h hasta un nivel incluso menor que en los animales sin estrés. Dicha disminución abrupta podría obedecer a un bloqueo en la liberación de hormona corticotrópica (ACTH) debido a una sobreproducción de corticosterona, y por consiguiente, sub-activación de las glándulas adrenales como fue postulado en un estudio con ratas (14). Uno de los sistemas enzimáticos de defensa más activos en el hígado que participa en la reducción de especies reactivas es la glutation peroxidasa (GP). Si la producción de metabolitos reactivos es superior a la capacidad de la GP, éstos se unen a las proteínas del hígado dando inicio al daño celular (7). En dichas condiciones se producen reacciones en cadena de radicales libres con ácidos grasos poliinsaturados formando hidroperóxidos (radicales intensamente reactivos) y fragmentación de lípidos y proteínas celulares (15). Las diferencias en el contenido de malondialdehido (MDA) en el hígado de los grupos de animales estresados durante las primeras 9 h no fueron altamente significativas, mientras que a partir de las 10.5 h hasta las 12 h si lo fueron (p<0.05). Este comportamiento sugiere una respuesta posterior a los picos máximos de corticosterona (exhibidos a las 6 y 10.5 h) o mejor dicho, la lipooxidación se manifiesta después del periodo de máximo estrés. Halliwell y Gutteridge (7), sostienen que en condiciones de estrés, la oxidación de adrenalina y noradrenalina producida puede generar radicales superóxido (O-2) y H2O2 mismos que al reaccionar con el óxido nítrico (NO) forman el potente radical peroxinitrito (ROONO 2). De este modo podría entenderse que en condiciones de estrés existe un aporte adicional de radicales libres sumándose a los de origen endógeno producidos durante el metabolismo respiratorio. Tanto el H2O2 como el ROONO2 pueden iniciar peroxidación lipídica y necrosis oncótica en células hepáticas (16). El estudio histológico mostró signos de daño hepatocelular desde las 6 h siendo más frecuentes después de las 10.5 h y en asociación con el incremento de MDA. Aunque los animales del grupo testigo presentaron escasos signos de inflamación, la característica principal en todos los tratamientos bajo estrés fue la presencia de linfocitos (predominantemente neutrófilos), signos de inflamación aguda, organizados en cúmulos y localizados cerca de la 6 vena porta. Cuando se observó necrosis ésta fue focalizada en torno a las venas centrolobulillares, lesión que caracteriza a la isquemia y a reacciones frente a fármacos y tóxicos (17). Los macrófagos son células que se encargan de retirar a otras células dañadas, de este modo la presencia dichas células especializadas en los cortes histológicos son igualmente indicadoras de lesión en los hepatocitos. Los rasgos de colestasis y estatosis fueron encontrados solo en dos láminas correspondientes a períodos de estrés por más de 10.5 h. Dichas características son asociadas a alteraciones funcionales de los hepatocitos (17). De lo expuesto se puede concluir que a diferencia del grupo testigo el estrés por restricción de movimiento en el jerbo provoca alteración de los parámetros bioquímicos corticosterona en suero y MDA en hígado. Dichas alteraciones bioquímicas fueron estrechamente relacionadas con rasgos patológicos y degenerativos en el hígado, los cuales indican que este órgano es afectado cuando existe un factor estresante. V. REFERENCIAS 1.-Biochemestry of oxidant stress in health and disease antioxidants: endogenous and exogenous. http://www.cellinteractive.com/ucla/nutrition_101/phys_lect7.html 2. D’Arbe M, Einstein R, Lavidis NA. Stressful animal housing conditions and their potential effect on sympathetic neurotransmission in mice. Am J Physiol Regulatory Integrative CompPhysiol 282: R1422-R1428; 2002 3.- Sugo Nobuo, Hurn D, Morahan B, HattoriK, Traystman R, DeVries C. Social stress exacerbates focal cerebral ischemia in mice. Stroke, June: 160-164; 2002. 4.- Odio MR, Brodish A. Effects of age on metabolic response to acute and chronic stress. Am J Physiol endocrinol Metab 254: E617-E624; 1988. 5.-. Calvo Torrent A, Brain PF, Martínez M. Effect of predatory stress on sucrose intake and bahavoir on the plus-maze in male mice. Physiol Behav 67: 189-196; 1999. 6.- Lu Ziu, Song C, Ravindran AV, Merali Z, Anisman H. 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