Rv09_10.pdf

Anuncio
296
Reseñas
acerca del lugar que ocupa Líbano dentro del mundo árabe, al tiempo que
también dentro de la comunidad internacional. Los artículos que se ocupan
de cuestiones de enorme interés, motivo, en ocasiones, de polémica desde
la modernidad hasta nuestros días. Si bien es cierto que Líbano se ve
envuelto con demasiada frecuencia de procesos de crisis, su afán por
superarlo le lleva a ser un ejemplo a seguir por otros países de Oriente
Medio en los que religión y política debieran andar caminos distintos.
Hay que felicitar a los profesores Raif Georges Khoury y Hoda Nehmé
la organización de un coloquio tan interesante y, también, de la publicación
de las actas, un trabajo que nos acerca a una realidad tan lejana y al mismo
tiempo tan cercana.
LOURDES BONHOME PULIDO
Universidad de Córdoba
POURSHARIATI, Parvaneh, Decline and Fall of the Sasanian Empire. The
Sasanian-Parthian confederacy and the arab conquest of Iran, New
York – London: Tauris – Iran Heritage Foundation, 2011 (reed.), 537
pp. ISBN: 9781845116453
Parvaneh Pourshariati profesora de lengua y cultura del próximo oriente en
la Universidad Estatal de Ohio es autora de numerosos trabajos sobre el
Irán Sasánida, la Partia Arsácida y la islamización de Persia de gran valor
científico y una profunda erudición, la cual vuelca en esta obra en la que se
atreve a plantear tesis y problemas que revolucionan sensiblemente nuestra
visión del Irán Sasánida y de su conquista e islamización por los árabes.
Aunque la obra abarca toda la historia del Irán Sasánida, se centra sobre
todo en sus últimos años y en su sometimiento por los árabes.
La tesis inicial sostenida por la autora (pp. 19-70) es la de que en última
instancia el Irán sasánida se sustentaba sobre un delicado, complejo y
tradicional equilibrio de poder mantenido entre las grandes familias de
origen parto y la propia familia o dinastía sasánida. Un equilibrio que dio
como resultado político el que el Irán sasánida no fuera un imperio
centralizado, ni un simple estado feudal, sino una auténtica confederación
en la que los territorios del norte y del este dominados por las grandes
Reseñas
297
familias de origen parto mantenían una amplia autonomía política, cultural
y religiosa con respecto al sur y el oeste controlado por la familia sasánida.
Esta visión del estado persa de los sasánidas es radicalmente distinta a la
dibujada por Christensen en su monumental L’Iran sous les Sassanides
(Copenhague, 1944), la cual, hasta ahora, ha sido la generalmente aceptada.
Para la autora las grandes familias de la nobleza parta que dominaban el
norte y el este del imperio aceptaban la primacía sasánida siempre y cuando
esta no coartara en exceso su autonomía política y religiosa, y sobre todo,
siempre y cuando la monarquía sasánida compartiera con ellas los resortes
del gobierno y del ejército. Se trataba de una auténtica asociación en la que
las grandes familias: los Mihran, los Suren, los Ispabudan, los Guiw, los
Karen y los Rayy, aceptaban que el trono de Persia quedara ligado para
siempre a la familia sasánida y colaboraban con esta en la defensa común, a
cambio de lo cual, los sasánidas se comprometían a hacerlas partícipes de
los beneficios y gobierno del imperio respetando su independencia como
gobernantes locales en sus respectivas áreas de dominio. Esto lo demuestra
la autora con abundancia de pruebas documentales, numismáticas y
xilográficas que corroboran que cada vez que ese equilibrio se rompía o el
gobierno central trataba de imponer su autoridad al resto de elementos de la
confederación, las grandes familias partas se alzaban contra el rey y lo
sustituían por otro más dócil o dispuesto a renovar el compromiso de
continuar con la tradicional fórmula de reparto del poder.
Pero este equilibrio cambia tras la revolución mazdaquita de finales del
siglo V e inicios del VI, la cual golpeó duramente el poder e influencia de
las grandes familias de origen parto y dio a Cosroes I la oportunidad de
reforzar la posición de la monarquía frente a los demás integrantes de la
confederación.(pp. 82-118) No obstante, este fortalecimiento del poder
central contó con el beneplácito de las grandes familias que vieron en este
fortalecimiento de los poderes de la corona la única solución viable al
peligro mazdaquita y que además, pudieron obtener grandes beneficios de
la expansión imperial puesta en marcha por el gran rey. La actitud
intransigente del hijo y sucesor de Cosroes I, Ormuz IV,(pp. 118-140) y
sobre todo, su afán de eliminar cualquier obstáculo a su persona y de
298
Reseñas
aumentar aún más el poder del rey frente al de las grandes familias y dar así
fin al viejo sistema de la confederación en pos de la creación de un
verdadero imperio centralizado, obligó a las grandes familias del norte y
del este a sublevarse y a plantear, por primera vez, la disolución del
imperio sasánida y su sustitución por un nuevo poder.
Cosroes II lograría, con apoyo bizantino, imponerse a las grandes
familias, logrando una rápida ascensión del poderío sasánida y su
fulminante conquista del oriente romano, todo esto conllevó en el interior
del estado persa un nuevo fortalecimiento del poderío real que proporcionó
a este soberano la base necesaria para emprender la definitiva y completa
centralización del imperio anulando así el viejo orden y creando un nuevo
imperio sasánida de corte absolutista.(pp. 140-142) Las derrotas sufridas
ante Heraclio dieron al traste con este último empeño centralizador de los
sasánidas y provocaron la sublevación de las grandes familias que, en
última instancia y como siempre había pasado en el Irán Sasánida, se
impusieron sobre la monarquía.(pp. 142-161) Pero este triunfo de las
grandes familias al coincidir con la derrota frente a Bizancio y con el inicio
de las invasiones árabes, provocó una fase de anarquía que favoreció la
definitiva disolución del poder central frente a la nobleza. De forma que la
confederación sasánida-parta se quebró esta vez por el lado de la nobleza
que dispuso del trono a su antojo, al tiempo que se volcaba en los
problemas internos de sus áreas de dominio y se desentendía de las
amenazas exteriores. Roto así el delicado equilibrio entre centro y periferia,
entre monarquía y nobleza, entre poder central y autonomía provincial, el
Irán sasánida estaba abocado a la disolución.
Lo más interesante del libro, sin embargo, es la presentación que la
autora hace de las invasiones árabes. (pp. 161-286) Plantea toda una nueva
visión de las causas del éxito de los árabes sobre el Irán y junto con ello,
una nueva cronología de las conquistas árabes basada en documentos tan
incontrovertibles como lo suelen ser los numismáticos y xilográficos. En
efecto, señala la autora que los escritores musulmanes suelen ofrecernos
dos cronologías paralelas en sus relatos de la conquista de la Persia
sasánida. La que se apoya en la hégira y junto con esta, la que se sustenta
Reseñas
299
sobre los años de reinado de los monarcas persas. Ahora bien, mientras que
para la primera disponemos sólo de los testimonios de los autores
islámicos, para la segunda contamos con el apoyo de fuentes contemporáneas procedentes de ámbitos culturales tan variados como el persa, el
griego, el armenio, el siríaco, etc., y sobre todo, con numerosos testimonios numismáticos y xilográficos que corroboran a los primeros estableciendo, sin ningún género de dudas, una cronología segura para el periodo
en cuestión. Siguiendo este planteamiento impecable, la autora concluye
que debería abandonarse la cronología basada en la hégira y aceptar la
segunda, la que se sustenta sobre los años de reinado de los monarcas
persas bajo los cuales, y según la propia tradición islámica, aconteció la
conquista árabe.
El resultado es revolucionario y pone en cuestión la tradicional historia
de las primeras conquistas árabes que darían comienzo en la Mesopotamia
persa en 628, en vida de Artashir III y no en 633. Esto es, el inicio de la
conquista de la Persia Sasánida se llevaría a cabo en vida del profeta
Mahoma y no tras su muerte. De hecho y como se demuestra con
abundancia de testimonios, la fase inicial de la conquista se extendería
entre el otoño de 628 y el invierno de 636, fecha esta última en que, tras la
batalla de Qadesiya, Persia quedó, definitivamente, abierta al dominio
árabe. La autora va más lejos aún al plantear que los motivos reales de la
conquista árabe del Irán no fueron religiosos, ni tan siquiera políticos, sino
comerciales y económicos.
Mención aparte merecen los espléndidos tres apéndices dedicados el
primero a la pervivencia de dinastías independientes parto-sasánidas en el
norte del Irán y su larga resistencia frente a los árabes que se prolongó
hasta finales del siglo VIII e inicios del IX. (pp. 287-318) El segundo
apéndice se centra en el análisis de la religión persa desde sus orígenes
hasta la dominación islámica incidiendo, sobre todo, en sus últimos
estadios antes de la llegada de los árabes y en su desarrollo tras la
conquista. Dando el análisis una gran importancia al desarrollo del culto de
Mihr, divinidad relacionada con el antiguo Dios Mitra que tuvo una gran
fuerza entre las dinastías de origen parto detentadoras del poder en el Irán
300
Reseñas
del norte antes, durante y después, de la conquista árabe. (pp. 319-420) El
tercer apéndice se ocupa de la resistencia de los viejos elementos iranios
bajo el dominio islámico y sus interacciones con este y alcanza hasta los
albores del siglo X cuando se puede dar como consumada e irreversible, la
islamización de Persia. (pp. 421-450)
Las conclusiones, (pp. 450-466) y el profuso acompañamiento de tablas,
mapas, árboles genealógicos de las principales familias de la nobleza,
ilustraciones, glosarios e índices, cierran el libro. (pp. 467 y ss). En suma,
una obra indispensable para nuestro conocimiento del Irán Sasánida y de
las primeras conquistas árabes.
ENRIQUE HIEDRA RODÍGUEZ
Universidad de Córdoba
QUIROGA PUERTAS, Alberto J. ἱερὰ καὶ λόγοι. Estudios de literatura y de
religión en la Antigüedad Tardía (Zaragoza: Libros Pórtico, 2011), 423
pp. ISBN: 978-84-7956-091-1
La presente obra colectiva no pretende ser una de las tantas obras sobre
estudios de literatura y religión de la Antigüedad Tardía. Su editor, Alberto
Quiroga, pretende aportar un nuevo aire a los estudios sobre la Antigüedad
Tardía a través de los diferentes trabajos que componen la presente obra.
Quiroga expone la importancia de un período tan rico y fructífero como lo
fue la Tardo-antigüedad, caracterizándolo como un periodo histórico en sí
mismo y no como un puente entre la Antigüedad clásica y la desaparición
del Imperio romano de Occidente.
Para llevar a cabo su labor, el editor ha contado con la colaboración de
diversos autores, quienes han realizado trabajos sobre este período de la
historia que muestran, además de la importancia del mismo, la relación
insalvable entre literatura y religión.
Siguiendo la agrupación por temáticas que realiza Quiroga en el prólogo
de esta obra (pp. 9-11), encontramos cuatro bloques temáticos que sirven a
modo de estructura para la articulación de la obra que reseñamos.
El primer bloque lo conforman cuatro trabajos que resaltan la
importancia de los textos literarios a la hora de crear una identidad religiosa
Descargar