Etica profesional del abogado: la técnica jurídica contra el Derecho R AFAEL P ERA L ES CAI'lETE Comenzaré contado un caso real, protagonizado por el d lcbre jurisconsulto cspaí'\ol D. Antonio Aparisi Guijarro, que ocurrió a principios de siglo en nuestro pafs, cuando todavfaexistfa la institución del j urado. En una pcqueíla aldea apareció un buen dfa, en el bosque, al lado de un arroyo, el cadáver de uno de sus habitantes j unto a un gorro de piel de castor. En el j uicio contra el presunto asesino, varios testigos afirmaban que habfan visto caer de la cabeza del delincuente aquel sombrero, que estaba allf como piezade convicción, mas sin reconocer al reo, por la hora del crepúsculo en que sucedieron los hechos. Laevidencia era clara, su propietario segó la vida de aquel individuo que yacfa en el arroyuelo junto a ese sombrero. Aparisi -que era el defensor- describió al criminal bajo sus aspectos más simpáticos, combatió los hechos de la resultancia según supo y pudo, probando cumplidamente que, aun de existir, no pasaban de indicios; y, haciendo recaer toda la pruebasobre el sombrero, exclamó en un armnquc tribunicio: "Aquí no hay más prueba que ese sombrero, si eso puede llamarse pmeba cuando se trata de cosa tan grave como quitar a un hombre la vida que recibió de Dios. ¡Pues yo pido que se pruebe ese sombrero.. .!". La sorpresa fue general; aquel gorro parecfa no pertenecer al presunto hom icida. pues le estaba bastante pcqucí'\o. El abogado demostró que ese sombrero no ern de su defendido, por lo que no habfa sido él el autor del homicidio. ¡,Dónde radica l a originalidad de esta historia?. Simple y llanamente en los conocim ientos sobre peletería del abogado: la piel de castor, con el agua y el frfo, reduce su tamaño. Dfas despu~s. algunos magistrados reconvenían amistosameme al buen Aparisi , en vez de fcl icilarlc por el éxito asombroso, y éste les replicó: "¡Al Abogado, para salvar la vida de un hombre, le es lfciro todo, absolutamente todo, menos mentir; y yo no menr(, ni aún siquiera 61 afirmé, ni 11egué qr1e el sombrero fu era suyo!. Mi obligación era defender , la de us tedes sente11ciar; y 110 es justo condenar al Defe!lsor , qu e forzadameme alega, para absolver alfuzgador, que librementefalla!" . 62 los jueces y Tribunales en el ejercicio de los derechos e intereses lcgftimos que proclama nuestro texto constitucional, u otra clase de defensa?. Es esa otra clase de defensa la que las personas situadas profesionalmente al margen del Derecho identificaban ¿Es justo que esa persona quedase con "salvación", la que se deja sentir sin castigo? ¿Para eso sirven los abo. en frases tales como: "Te has metido gados?. en un lfo, necesitas un buen abogado"; "Conozco a un abogado que te sacará Sin ninguna pretensión estadística, del apuro"; ":\o tengo nada que hacer, he ido sondeando e indagando sobre el le lleva el caso fulanito de tal".... y la tema de la ética profesional del aboga- que inspira la filosofía del "sálvese do, tamo a alumnos de la Facultad de quien pueda". Derecho, profesores o Catedráticos, y abogados en ejercicio, como a personas Estamos en presencia de un duelo desconectada.> del ámbito de lo j urídi- desigual: la técnica jurfdica se enfrenco, para tener una somera idea de qué es ta al Derecho y a la Justicia. lo que se piensa acerca de este tema. La función sociológica y psicológiLo que más me ha llamado la aten- ca del abogado a la que me he referido, ción en estas "pscudoentrcvistas", ha es muy simple: la gente piensa que los sido la homogeneidad de respuestas abogados sirven para solucionar sus que en cada uno de los grupos se han problemas: y ¿por qué?; porque si tiedado. He distingu ido, por un lado, las nes un "buen y hábil abogado" y un personas iniciadas en el mundo del poco de suerte, siempre existirá una Derecho, y, por otro, a aquell as perso- posibilidad ... nas que no conv iven habitual mente con el mundo jurídico. Con semejante planteamiento, sólo es posible concebir al proceso, no ya En la consulta que solicité a todos como una expresión del principio de mis entrevistados , latfa el siguiente contradicción, o como la razonable reto: "Si fuera un abogado en ejercicio, aspiración de averiguar la verdad o ¿defendería a una persona cuya culpa- desentrañar lo que sea justo en cada bilidad le constase'?. caso; sino como una luchaencamizada y sin cuartel donde los mejores abogaComo ya se habrá pod id o int uir, el dos son los que mejor y m:!s fuerte tema de la ética profesional del aboga- pegan, pues conocen infinitas y variado se centra en 1a cuestión antes.olan- das animañas.v ao!Ucias. v se encarteada. Parece lógico que un abogado gan en última instancia de que todo dclienda a una persona que considere salga a la perfección. inocente, pero no lo es tanto si duda de la inocencia de su cliente. Esa es la Es aquf donde surge, con toda la mentalidad general que he encontrado fuerza de la lógica, lo que se ha ven ido en ese grupo de personas ajenas al a llamar la ética profesional del abogaDerecho. do. Al calificara laética de profesional estamos aplicando el vago conceptode La cuestión surge inevitablemente: ética al ámbito detenninado de una ¿Qué se está buscando cuando se acu- profesión, en este caso a la Abogacía. de a un abogado? . La respuesta es bien conocida portodos: defensa. Pero ¿qué Creo adecuado intentar trazar, aunclase de defensa? ¿Esa defensa que que sea sorner.uncnte y a los solos pretende obtener la tutela efectiva de efectos que aquf interesan, las Hneas generales de lo que se entiende por todos los medios a su alcance -no sólo Ética, pues como dice Platón en el jurídicos- para abogar por su cliente. libro JI de su República: Pero, ¿se debe? ¿Es éste un com"... Si se diese a leer a personas de ponamiento ético? ¿Qué debe hacer vista corta letras en pequeños ca- un abogado ante la persona que se racteres, y ellas supiesen que estas confiesa culpable?. mismas letras se encuentran escritas en otro punto en caracteres Ahí es nada el problema, pues ¿se gruesos, indudablemente serlapara puede privar a una persona del derecho ellas una ventaja ir a leer las letras a obtener la tutela erectiva de los juegrandes y confrontarlas enseguida ces yTribunales?; ¿y qué hay del derecon las pequeñas para ver si eran cho a la asistencia de letrado. del derelas mismas." cho a un proceso público y con todas Veamos pues, si esas "letras gran- las garantías, del derecho a utiliza r los des" de la ética en general coinciden medios de prueba pcninentes para su con la "letra peque~ a" de la ética de la defensa?; ¿y del derecho a no conreabogacfa. sarse culpable?. .. Ética, según apunta una rigurosa definición acad~mica, es aquella pane de la Filosorfa que trata de las cucsúones morales y de las obligaciones del hombre. Esta concepción deja traslucir que la éúca consiste en determinar qué es lo que se debe hacer desde el plano moral, pero también se infiere la idea de lim itación: lo que se puede hacer se contrapone a lo que no se debe hacer. En la Facultad de Derecho donde curso mi licenciatura, en ninguna de las a~igna turas que he estudiado, ni siquiera en "Filosorra del Derecho", he encontrado punto alguno relacionado con el tema que estoy tratando. El recién licenciado encuentra en su haber bastante, aunque no siempre suficiente, técnica jurfdica; pero ¿qué hará en esos casos a los que me he rererido antes? ¿Acaso la ética proresional del Y es esta limitación la que da con- abogado es una cuestión que queda a la tenido a la ética profesional, ya sea la conciencia individual?: o, por el condel abogado, en este caso, o la de trario,¿convendrfa instaurar al final de cualquier otro profesional. Piénsese, la carrera una variante jurfdica del jusi no, en el mundo de la Medicina, en ramento hipocrático"/. el dilema ético al que se encuentran abocados los profesionales de este Permftaseme que vuelva de nuevo a ámbito, ante las avan7.adfsimas técni- la realidad de mundo no proresional cas y sus posibilidades. realmente del Derecho, con otra pregu nta que sobrecogedora, en temas tales como la realicé a mis sorprendidos interlocutores. ingeniería gen~úca, o en la prolonga- Fue la siguiente: "'¿Qué significa para ción anificial de la vida, que actual- Vd. la derensa de un abogado?". mente provocan tanta polémica en la opinión pública. Obv i an~. de momento, las respuestas que obtuve de los iniciados en el Todo lo posible de realizar, todo lo mundo jurfdico, con un carácter esenrealmente ractible, ¿se debe llevar a cialmente técnico. Los demás, divagacabo?; ¿se puede, en nuestro caso, ron a sus anchas en este punto. librar a un culpable de una pena seguUnos, los menos, dijeron que la ra?. Sf se puede; no en todos los casos, como es comprensible, pero sf en aque- labor del abogado era hacer valer los llos casos en que el abogado sepa más derechos de cada persona, o probar la de "peletería" que el fiscal y el j uez, inocencia de su cliente; otros, apumapues como ilustra la anécdota relatada ron que se estaba en presenc ia de un al principio, el abogado se sirve de intercambio: la obtención de un ravor 63 a cambio de un precio. La mayoría unaserie de principios, tarea encomiable alirmó que la defensa era equivalente y digna de elogio, pero. ¿cómo se a "salvación"; e, in cluso, alguien sugi- consigue su cumplimiento? ¿Son exirió que la tarea primordial del abogado gibles en el mismo nivel de e¡¡igeneia era la de "enjui ciar justamente". por el que el abogado debe comparecer ante los Tribunales con traje, corbata y ¿Enjuiciar'/ ¿Es esta la función del zapatos negros, camisa blanca y visabogado'/ ¿Qu~ función, entonces, es tiendo toga? la que asignan estas personas al órgano j urisdiccional? El abogado no tiene Indudablemente no. El Estatuto se por misión decidi r quién es culpable y refiere al cumplimiento de estos debe· qui én no lo es; esa es misión y obliga- res en dos ocasiones: en una, de forma ción del juez. Aquí es donde encontré general y abstracta, estableciendo un una puma en la embrollada madeja de nuevo deber para el cumplimienlo de este tema. estos y otros deberes. el deber de cumplir lo dispuesto en el Eslatuto (lo ¿Cuáles son las funciones de un que no deja de causar sorpresa: intenabogado? ¿Cu;Ues son sus derechos? tar que se cumpla un deber estableY sobre todo, ¿cu áles son sus deberes? ciendo para ello otro deber... ): y en Para encontrar una respuesta hemos otra, de forma más específica, cuando de acudir, en nuestro Derecho positi· habla de las fu nciones de los Colegios vo, al Estatuto de la Abogada. de Abogados. Releguemos los derechos que le asisten, y, sabiendo que su fu nción es la defensa de derechos e intereses públicos y privados, mediante la aplicación de la ciencia y la técnica jurídicas, ent remos de lleno en el conjunto de los deberes que constitu yen la dcontologfa forense, y se condensan en la expresión que hasta ahora he venido utilizando de "ética profesional del ahogado"; a saber: ·Colaboraren la función pública de la administración de j usticia. · Probidad, lealtad y veracidad. - Evitar li tigios innecesarios. · Deber de lealtad para con la otra 64 Una de las funciones de los Colegios de Abogados (3.g) es: "Ordenar, en el ámbito de su competencia, la actividml profesional de los colegiados, velando por la ética y la dignidad profesional y por el respeto debido a los derechos de los parriwlares, y ejt:rcer la facultad disciplinaria en el orden profesional y colegial" . Así, pues, se vela por la ética y se ejerce la facultad disciplinaria. No puede ser de otra forma. Pues si se intentasen reglamentar esos deberes éticos. ¿cómo seria posible juzgar las pretensiones o inl.encioncs quc J.au:n .en el f.u.ero ÍJller· p:l!re. no? Por otra parte, y creo que ésta era Otros deberes, tales como el de dili- la intención del autor del Estatuto, gencia, de secreto, etc., no atar1en al ¿ser!a lícito inmiscuirse, hasta la santema que estamos trmando, asf que los ción, en estos deberes profesionales?. omitiré por lo que de innecesario tienen Tomaré como referencia y punto de re.~pecto de mis argumentaciones. partida Jo establecido en el Estatuto de En cierto modo, la ética profesional la Abogacfa, pues entiendo que com· del abogado viene regulada po r el Real prende todo aquello que por ética proDecreto 2090/19&2, de 24 de Julio, fesional del abogado se puede entenpor el que se aprueba el Estatuto Gene- der. Creo que el deber fundamental del ral de la Abogacía. Y digo en cierto abogado es el de colaborar en la funmodo, porque a lo que se limila el ción pública de la administración de Estatuto de la Abogacfa es a formular Justicia, defendiendo los derechos e intereses de las partes. Pero, como anota el Profesor Prieto-Castro, ¿no estamos ante dos extremos que se nos muestran antagónicos e irreconciliabies? ¿Cómo defenderel interés de una de las partes y simultáneamente ayudar a que la Justicia se haga?. Este autor llega a la conclusión de que la compatibilidad es perfecta: basta con coadyuvar a que pro:;pere la Justicia y a que no se consagre la injusticia. Creo que acicrt:t plenamente, y con la fundada opinión del maestro de juristas puedo rebatir tanto la filosofía que se tra~luce en la anécdota que rclal~ al principio, como los argumentos que esgrimen algunos profesionales del Derccho para cuestionar la necesidad de un código ~tico de la abogacla. ' 1 l i 1 ! lilosoffa que expuse del "si tienes un buen abOgado. tus fal tas pe rderán imponancia"_ Esta postura es la que, en general, se acepta socialrneme, sobre todo en temas fis cales o administrativos, o los de pequeña minuta (pcqueílas mullas, faltas. sanciones administrativas...), no en los grandes asuntos. corno en los delitos de sangre, por ejemplo. El cfrculo vucl ve a cerrarse: ¿esa es, realmcmc, la fu nción del abogado?. Recordemos lo que dice el Estatuto de la Abogada. No puedo por menos de transcribir uno de sus artículos (el 39) por la claridad de sus términos y por la filosoffa que propugna: Si tuviera que calificar la postura que sostienen cienos letrados con res· pecio a lo que se entiende por el cjcrcicio de su profesión, la tildarfa de maquiavélica, no en el sentido peyorativo y familiar de malévola, sino en el de la acepción finalista de una acción: atender sólo a los lincs, no importando los medios, tratando de saber más (aunque sea de peletería), y actuando más hábilmente que el liscal y que el propio juez ... "El deber fundamental del abogado, como parcícipe en la función p1iblica de la Administración de Juscicia, es cooperar a ella dejencliendo en derecho los imereses que le sean confiados. Para algunos, la expresión "defcndcr en sus justos términos", que contiene el Estatuto, debe interpretarse como una consecuencia de esa linalidad aprior1'stica, pues el abogado tiene por misión fundamental abogar por su cliente, y no habla por si mismo. sino que representa a otra persona; de tal manera que si su defendido le pide que le salve de un castigo, es él. y no el abogado, quien tendrá que cargar con las consecuencias morales de la injusLicia (falla de sanción) que pudiera cometerse. Cuando habla de tutela se está re firiendo a la defensa que el abogado lleva a cabo. La conclusión es clara: se está apelando a la Justicia, imponiéndola a la técnica jundica. Esa visión contempla al abogado como un instrumento, más o menos inteligente, hábil o sagaz, para conseguir un fin: librarse del castigo que a alguien corresponderla por una acción ilfeita. Responde esta actitud a la t:n ningzín raso, la uaela de tales intereses puede justifim r la desviaciótJ delfín supremo dejusricia a que la Abogada se llalla vinculadcl' . Otro articulo (el 42) resulta aún más claro, si ell o es posible: "El abogado, en cumplimiento de .m misión, acwará con toda libercad e independencia, sin otras limiUJciones que las impuestas por la Ley y por la s norrnns de In moral y deomológicas". El abogado es parte en esa búsqueda de la verdad que constituye el proceso, y por eso pienso que no puede obstaculizar el camino que conduce a la aclaración de esa vendad, y no ya en 65 la obligada probidad, lealt ad y veracidad, cuyo incumplimiento scrfa totalmente reprobable, sino que debe, digámoslo otra vez. colabon1r en la administración de la Justicia. deontología profesional hay un componente de moral pública. La ética profesional del Abogado no se actúa en el momento de aceptar o no el caso, sino en el desarrollo de la La ~tica de la profesión tiene un misión que tiene asignada. y en el componente sociul indudable, y no es cumplimiento de esa función dentro sólo un dictado de la conciencia indi- del proceso. Existe una confusa tenvidual. que llevaría a un Abogado a dencia general a considerar la rechazar encargos que viotemascn sus deontologfa jurfdica como algo persoconvicciones más profundas (defensa nal y subjetivo, que cada profesional en supuestos de violación, abono, debe graduar según sus propias connarcotrá!ico ...). La ética a que se re rie- vicciones. re el Estatuto de la Abogada pone al Pienso que la ética profesional va abogado en relación con su trabajo, imponiéndole una conducta general referida al ejercicio de la fu nción que que vincul a a toda la profesión y no se le encomienda al abogado. Se han sólo a quienes puedan sentirse cons- de defender y tutelar intereses siempre trcí1 idos a ese comportamiento por en sus "justos términos"; se debe tener im perativos personales de fndole nlo- como meta la determinación del justo ral. En la ética pro fesional, el letrado castigo, si procede a éste, y paraello se no puede elegir entre lo que considera buscaránlosatenuantes,lascausasjusbueno o malo en cada caso, pues no ti ficativas honestamente halladas y cuanconstituye un juicio práctico de la tascircunstancias permitan que se haga moralidad panicutar, en que consiste Justicia en cada caso. la conciencia, sino de la moral idad de toda la proresión. Por no seguir tos Como afirma el profesor Prietodictados de su conciencia, el abogado Castro,con la limitación de coadyuvar no es legalmente responsable; por a la Justicia, el abogado puede asumir incumplir el mandato dcontológico de cualquier asunto en el que. por lo mesu profesión, sf. nos. la postura que le corresponda defender parezca pl ausible, aunque no Negarse a derendcr a un pederasta, sea más que por la di!icultad y la duda a e ino, además, de sus víctimas, pue- que presenta en Derecho; es decir, que de ser un caso de conciencia; defender- en tanto no quepa diagnosticar, con lo exclusivamente por dinero o por evidencia absoluta, la insostenibilidad afán de nowriedad, di !icultando o deunapretensión, laasuncióndel asunto difuminando la averi guación de la ver- es deontológica y moralmente irreprodad , es una cuest ión de éti ca profesio- chable. nal . La conciencia, pues. compromete al abogado consigo mismo; la ética Traspasar esos trmites no plantea profesional lo compromete con la so- un problema de conciencia. sino de cied ad, a través de su función. En la justicia y de dignidad social. 66