Descartes. Kant

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DESCARTES
Nació en 1596 y murió en 1650. Estudio con los jesuitas en el colegio de La Flèche. Se graduó en
derecho.
Como todos los grandes filósofos de su época fue fundamentalmente un cientÃ−fico, en concreto, un
matemático y fÃ−sico, que pretendió buscar una fundamentación de la ciencia hasta sus extremos más
radicales. Como ejemplo de esta preocupación tenemos el “Discurso del método”, que no es otra cosa que
el prólogo de un tratado cientÃ−fico que se llama “Meteoros, dióptrica y geometrÃ−a”.
Otras obras son: “Reglas para la dirección del espÃ−ritu”, “Meditaciones metafÃ−sicas” y “Las pasiones del
alma”
1. El problema del método y el proyecto cartesiano
En la época de Descartes la conciencia de ruptura con el saber del pasado es total y como consecuencia una
de las principales preocupaciones de los cientÃ−ficos era intentar establecer cuál es el mejor método para
el conocimiento cientÃ−fico, qué método aporta más seguridad y qué método aporta mayor
cantidad de conocimiento. Dentro de esta preocupación destacan cientÃ−ficos como Galileo, Bacon o el
propio Descartes.
El método que propone Descartes se caracteriza por basarse en una serie de presupuestos absolutamente
nuevos que son fundamentalmente los siguientes:
1. Ruptura consciente con el pasado, es decir, hay un rechazo explÃ−cito de toda la metodogÃ−a tradicional
basada en el órgano aristotélico que los cientÃ−ficos consideran totalmente improductiva.
2. Nueva concepción de la razón, del saber y de la verdad. Descartes parte del supuesto de la unidad de la
razón, es decir, para él todas las ciencias son producto de la misma razón, que se dirija al objeto que se
dirija es siempre la misma, por eso es posible un método general del saber, un método que será el
mismo para todas las ciencias. Evidentemente el saber obtenido a través de ese método será siempre
uno y el mismo.
Como ejemplo de esto, en el prólogo de los principios de filosofÃ−a expone Destartes su metáfora del
árbol de la ciencia, del que dice que las raÃ−ces son la metafÃ−sica, el tronco la fÃ−sica y sus ramas
principales la mecánica, la medicina y la moral.
La caracterÃ−stica fundamental del nuevo método va a ser el tipo de verdad que se pretenda obtener. De
todo lo que le enseñaron los jesuitas Descartes sólo valoraba las matemáticas, por su rigor, aplicabilidad a
las demás ciencias y por el tipo de verdad que proporcionan (las más fiables y seguras).
El concepto general de verdad que propone Descartes es el equivalente a la certeza, es decir, a la seguridad
subjetiva que acompaña a la posesión de la verdad. Lo que otorga a algo su estatus de verdad es su grado
de certeza.
El saber que se busca es un tipo de saber que tiene que ser verdadero en un sentido absoluto, que se traduce en
la idea de certeza. Sólo admitiremos como verdaderas aquellas verdades que aporten certeza absoluta.
Estas verdades no son verdades aisladas, sino que deben constituir un sistema que Descartes llama el ser
humano, cuya columna vertebral son las matemáticas aplicables a todo saber. Las matemáticas nos
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proporcionan la verdad que buscamos y también el vigor y la disciplina en el procedimiento del
conocimiento y la estructura básica del método cientÃ−fico.
A partir de aquÃ−, Descartes propone su famoso método que viene recogido en dos de sus obras: “Reglas
para la dirección del espÃ−ritu” y “El discurso del método”.
Descartes define el método como una serie de reglas ciertas y fáciles mediante las cuales el que las
observe exactamente no tomará nunca nada falso por verdadero. Este método que Descartes propone tiene
como finalidad guiar a la razón para usarla bien. Se trata de ganar las operaciones fundamentales que realiza
la razón. Para él la actividad propia de la razón es pensar, que no es otra cosa que tener, crear, organizar
ideas. El contenido básico de la razón a través del cual conocemos la realidad y somos autoconscientes
son las ideas.
Para Descartes lo único que conocemos directamente son las propias ideas y a través de ellas las
operaciones fundamentales que realizamos son la intuición y la deducción. Una vez establecidas éstas,
pasa a enumerar las reglas del método:
1. Evidencia: No admitir como verdadera ninguna cosa que no conociese con evidencias que lo era.
2. Análisis: Dividir cada una de las dificultades que examinaré en cuantas partes fuese posible y en
cuantas requiriese su mejor solución.
3. SÃ−ntesis: Conducir ordenadamente mis pensamientos empezando por los objetos más simples y fáciles
de conocer para ir ascendiendo poco a poco gradualmente hasta el conocimiento de los más opuestos e
incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente.
4. Enumeración: Hacer en todos enumeraciones tan detalladas y revisiones tan generales que estuviesen
seguro de no omitir nada.
2. La duda metódica y la primera verdad: el cogito.
Una vez establecido el método Descartes lo aplica para construir un sistema del saber. Para esto lo que
debemos hallar es unos principios absolutos evidentes y a partir de ellos, por deducción, ir elaborando el
resto del saber posible.
Para la aplicación del método primero se ha de buscar una verdad absoluta, evidente, verdadera y cierta
que sirva como primer principio a partir del cual deducir. Para encontrar esta verdad llama proceso de la duda
metódica.
El cogito es la primera verdad evidente, a partir de ella, por deducción, continuará Descartes sacando otras
verdades que derivan de esta, sin acudir a ningún elemento externo más. Descartes no admitirá como
verdadero nada que no tenga la misma evidencia que el cogito.
A partir de aquÃ−, las otras verdades que desarrolla Descartes son las siguientes:
Hay algo que piensa. Para Descartes pensar es tener, relacionar ideas. Según Descartes las ideas que tenemos
se pueden clasificar en tres tipos:
- Ideas adventicias: parecen provenir del exterior del sujeto pensante.
- Ideas facticias: las construyo yo a partir de otras ideas.
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- Ideas innatas: Originadas en la propia mente y que no son compuestas. De estas ideas hay algunas que le
llaman la atención y son las ideas de perfección e infinito, a partir de las cuales va a desarrollar la
demostración de la existencia de dios.
Descartes no tiene más remedio que desarrollar el tema de la existencia de Dios por lo siguiente: à l
distingue a las ideas por su realidad mental y por su contenido objetivo. La realidad mental de una idea no es
algo problemático porque lo tenemos en la razón misma, pero su contenido objetivo no es algo tan seguro.
Para asegurarse de la realidad del contenido objetivos de las ideas, Descartes tiene que recurrir a Dios. Lo que
viene a decir Descartes es que una idea como la de infinito no puede provenir de la experiencia.
Lo importante es que la realidad para Descartes se compone de tres elementos separados a los que el designa
con el nombre de sustancia (entendiendo por sustancia aquello que existe por si mismo y sin necesidad de
otro) y que son: una sustancia pensante (cogito), una sustancia infinita (Dios) y una sustancia extensa
(materia), ya que la materia se puede imaginar sin color, sin peso e incluso sin forma, pero es imposible
imaginarla sin ocupar un lugar.
3. Existencia de Dios y la veracidad divina
El punto de partida es el cógito. El descubrimiento del cógito como primera verdad coloca a Descartes en
un punto de partida para construir lo que él llama beneficio de las ciencias, que es el de un sujeto pensante
pero que precisamente sólo es eso, pensamiento.
Para salir de ese solipsismo hay que demostrar que mis ideas poseen un contenido objetivo. Para ello se
tendrá que demostrar que desde mis ideas este contenido objetivo está garantizado y, por lo tato, que tiene
que existir Dios como un ser perfecto, de forma que siendo yo un ser imperfecto, él garantice la objetividad
de mis ideas.
A partir de ahÃ− lo que desarrolla Descartes es la demostración de la existencia de Dios.
Por tanto, la demostración de la existencia de Dios por parte de Descartes no responde a una razón
religiosa.
4. TeorÃ−a de las sustancias: sustancia pensante y extensa
Descartes a la hora de construir su sistema metafÃ−sico, es decir, un diseño de la estructura básica de la
realidad, va a tomar de la tradición filosófica el término de sustancia, pero le va a dar un nuevo
significado y va a hacer jugar en torno a él un nuevo sistema de relaciones que no tiene nada que ver con la
proyección.
Para Descartes la sustancia es aquello que no necesita de otro para existir. AsÃ− definida, en sentido estricto,
para Descartes sólo hay una sustancia: Dios. Sin embargo, postula la existencia de otras dos: el pensamiento
y la materia (la sustancia pensante y la sustancia extensa), que aunque no se adaptan bien a la definición
porque dependen de Dios, sÃ− se adaptan en cambio en el sentido de que para Descartes son absolutamente
independientes entre si.
Por lo tanto, para Descartes, la estructura básica de la realidad se compone de tres elementos: una sustancia
infinita (Dios), una sustancia pensante (el pensamiento) y una sustancia extensa (la materia).
Para él, la sustancia se articula a través de los conceptos de atributo y modo.
Los atributos de una sustancia son sus caracterÃ−sticas esenciales. (En el caso de Dios, el principal atributo es
la infinitud; en la sustancia pensante, el pensamiento; y en la sustancia extensa, la extensión).
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El modo es la concreción individual de una sustancia cualquiera. Por ejemplo, una idea cualquiera es el
modo del pensamiento.
Cada una de las tres sustancias aparece en el pensamiento de Descartes por una razón: la sustancia pensante
es el punto de partida de todo su enfoque filosófico; pero como cientÃ−fico lo que le interesa es el
conocimiento de la materia, para lo que introduce la sustancia infinita y a partir de ella plantea su concepción
de la materia, de la sustancia extensa, que será la predominante en la ciencia europea durante los siguientes
200 años, hasta llegar al romanticismo.
Concepción cartesiana de la materia, el mecanicismo:
Descartes concibe un mundo material que no es más que un espacio geométrico euclidiano, es decir, un
espacio en el que no hay vacÃ−o y en el que materia y extensión son lo mismo dado que no hay materia sin
espacio, pero tampoco hay espacio sin materia...
La materia según Descartes podÃ−a ser de tres tipos: materia gruesa (aquello a lo que nosotros llamamos
materia), el éter y la luz.
Los espacios entre las partÃ−culas de materia gruesa están ocupados por éter y por los espacios que se
abren el éter viaja la luz.
En este espacio todo movimiento se transmite por contacto mecánico. La única causa que admite para
explicar el movimiento es la causa eficiente. El espacio se matematiza: gracias a la geometrÃ−a analÃ−tica
todos los cuerpos materiales se geometrizan y adquieren las caracterÃ−sticas del espacio. En este espacio no
habrÃ−a átomos dad o que en matemáticas el espacio es infinitamente visible y dentro de esta
matematización el tiempo se convierte en un elemento secundario que serÃ−a acelerable, reversible, etc.
Para conocer este mundo matemático Descartes sienta las bases de una nueva fÃ−sica cuyos principios
deduce del principio de inmutabilidad.
Los principios de esta fÃ−sica son el principio de inercia, el principio del movimiento rectilÃ−neo y el
principio de conservación de la cantidad de movimiento (que siempre es constante).
Dado que todo universo es como una gigantesca máquina también los seres vivos son concebidos como
máquinas, incluyendo el ser humano.
La cuestión del ser humano como máquina llevó a Descartes a uno de sus principales problemas
filosóficos. En el ser humano “conviven” dos sustancias distintas: el pensamiento y la extensión (alma y
cuerpo). El alma es para Descartes el terreno de pensamiento, de libertad, donde no existe barrera de ningún
tipo. El cuerpo es una máquina y el reino de la necesidad, que funciona bajo las leyes de la fÃ−sica y no
podemos cambiarlo.
El principal problema para Descartes es explicar el hecho de que el alma influye en el cuerpo a través de las
acciones y el cuerpo influye en el alma a través de las pasiones. Para hacerlo postula la existencia de una
pequeña glándula en la base del cerebro a la que llama glándula pineal, que nunca nadie habÃ−a
encontrado.
De toda esta concepción de la materia hay fenómenos importantes que quedan excluidos (la dinámica, en
concreto la explicación de la caÃ−da de los graves, y la astronomÃ−a fÃ−sica) porque no son en principio
matematizables.
KANT
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Inmanuel Kant nace y vive en la ciudad alemana de Königsberg (Prusia), ahora rusa y llamada Kaliningrad,
en el año 1724. Murió en 1804.
Su obra puede agruparse en: teorÃ−a del conocimiento (“CrÃ−tica a la razón pura” y “CrÃ−tica del juicio”),
ética (“Fundamentación de la metafÃ−sica de las costumbres”, “CrÃ−tica de la razón práctica”,
“MetafÃ−sica de las costumbres”, “Religión dentro de los lÃ−mites de la mera razón”) y polÃ−tica (“La
paz perpetua”, “El conflicto de las facultades”, y dos artÃ−culos “Qué es ilustración” y “TeorÃ−a y
praxis”).
1. Kant y la Ilustración
La cuestión de la relación de Kant con la Ilustración se puede ver desde distintos puntos de vista. En
primer lugar, la ilustración es el movimiento cultural al que Kant pertenece y por el que está influido de
forma general. Pero por otro lado, Kant también es un teórico del pensamiento ilustrado que dedicó
algunos escritos a tratar especÃ−ficamente el tema de la Ilustración.
* Kant influido por la Ilustración
La Ilustración es un movimiento cultural que comienza en Inglaterra a finales del s.XVII, en el XVIII llega a
Francia donde se consolida y desde allÃ− pasa al resto de los paÃ−ses Europeos con distinta importancia.
Grandes representantes en la Ilustración fueron Voltaire, Diderot, Rousseau, Montesquieu, Jovellanos,
Feijoo y Kant.
La caracterÃ−stica fundamente de la Ilustración es la idea de que la razón humana por si misma puede
garantizar el progreso de la humanidad. Por lo tanto lo que es básico para los ilustrados es la liberación de
todo tipo de influencias extrarrazonables, fundamentalmente los prejuicios, las supersticiones y las formas
organizadas de religión.
Para liberar a la razón de estos agentes extraños se parte de dos ideas básicas: primero que la razón
ilustrada es una razón crÃ−tica e incluso autocrÃ−tica y segundo que esta razón crÃ−tica y autocrÃ−tica es
una facultad mejorable, es decir, existen criterios también razonables para mejorar el funcionamiento de los
seres humanos a través de la educación pero con criterios cientÃ−ficos razonables.
La Ilustración es la primera cultura laica de la historia de Europa.
Por otro lado, la Ilustración dentro de su proyecto de racionalizar todo lo humano tuvo un importantÃ−simo
componente polÃ−tico. La razón ilustrada es una razón que cree que puede determinar desde si misma
cuál es la mejor forma de organizar la sociedad y cuál es la mejor forma de gobierno de esas sociedad. A
partir de ahÃ−, es una razón antiabsolutista, claramente republicana que en casos opta por el liberalismo y en
otros por el pensamiento democrático.
* Kant como teórico de la Ilustración
En primer lugar como pensador ilustrado se puede decir que la Ilustración está presente en todas las obras
de Kant. Sin embargo, Kant sólo le dedico algunas pequeñas obras dentro de las que destacan dos: “Qué
es Ilustración” y “Qué significa orientarse en el pensamiento”. En ellas desarrolla diversas cuestiones,
como la de cómo poder pensar por uno mismo.
Según Kant para poder pensar por uno mismo necesitamos alguna forma de orientación, que puede ser por
reglas exteriores, idea que rechaza porque corromperÃ−a el principio de autonomÃ−a moral del individuo, y
por reglas de carácter subjetivo, en concreto la regla del principio de publicidad, que se basa en los
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principios de sentido común y empatÃ−a y que viene a decir que para pensar por uno mismo públicamente
hay que ser capaz de ponerse en el lugar de cualquier otro.
2. El criticismo kantiano como sÃ−ntesis superadora del racionalismo y del empirismo
Según Kant no se aprende filosofÃ−a, sino que se aprende a filosofar. Entiende que la filosofÃ−a debe
abarcar el estudio de cuatro importantes problemas:
a) ¿Qué puedo conocer? Trata de establecer los lÃ−mites dentro de los que puede existir el conocimiento
cientÃ−fico de la naturaleza. Distinguirá entre ciencia y metafÃ−sica.
b) ¿Qué debo saber? Reflexiona sobre el problema de la moralidad y el establecimiento de los principios
y condiciones que posibilitan que la razón obre libremente.
c) ¿Qué me cabe esperar? Reflexiona sobre el problema de la religión, de la estética y de la historia.
d) ¿Qué es el ser humano? Trata de relacionar las tres interrogantes anteriores. El ser humano es siempre,
para Kant, el marco central de reflexión.
El punto de partida es que originalmente es un pensador racionalista y como pensador racional deberÃ−a
aceptar dos cuestiones básicas:
1) Los contenidos básicos del conocimiento los produce la razón por si misma, sin experiencia. (Ideas
innatas)
2) Estos conceptos constituyen el contenido de la metafÃ−sica.
Frente a esto está el empirismo, que niega que existan las ideas innatas y la posibilidad de la metafÃ−sica.
Kant en principio es un pensador racionalista, en su periodo pre-crÃ−tico. Pero a partir de finales de 1760
comienza a leer las obras de los empiristas y comienza un periodo de reformulación de todo su pensamiento,
es decir, comienza su etapa crÃ−tica. El resultado es la “CrÃ−tica de la razón pura” y en ella Kant dice que
ni uno ni otro, hace una sÃ−ntesis entre racionalismo y empirismo, a lo que se suele llamar el criticismo
kantiano.
La sÃ−ntesis se construye a base de tomar algo de cada una de las dos posturas y dejar algo de cada una de las
dos posturas. El resultado va a ser la respuesta a la pregunta de si es posible la metafÃ−sica como ciencia.
Para ello deja dos cuestiones previas:
1) Si históricamente la metafÃ−sica ha funcionado como las demás ciencias. La conclusión es que no. Las
demás ciencias se desarrollan a través de un proceso de saber que es acumulativo. En metafÃ−sica se
siguen discutiendo las mismas cuestiones siempre. Los cientÃ−ficos son capaces de ponerse de acuerdo sobre
qué teorÃ−as son aceptables y cuales no. En metafÃ−sica existen desde siempre multitud de teorÃ−as
distintas incompatibles entre si. Kant dice que si la metafÃ−sica pretende ser una ciencia tendrá que cumplir
lo que cumplen las demás.
2) La cuestión de analizar los tipos de verdades que nuestro conocimiento es capaz de alcanzar.
Tradicionalmente, desde Leibniz y Hume, se distinguÃ−an dos tipos de verdades totalmente distintos:
verdades de razón y verdades de hecho. Las primeras son analÃ−ticas, de carácter tautológico. Sin
embargo, las segundas son verdades contingentes, cuya verdad depende de la situación del mundo.
Kant también va a distinguir entre juicios analÃ−ticos y sintéticos, que se corresponden con las verdades
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de razón y las verdades de hecho. Los define de la siguiente manera:
Un juicio analÃ−tico es aquel en el que el concepto que expresa el predicado está incluido en el concepto
que expresa el sujeto.
Sintéticos son aquellos juicios en los que el concepto que expresa el predicado no está incluido en el
concepto que expresa el sujeto.
Para explicar la validez de los juicios sintéticos o las verdades de hecho no hay ningún problema ya que
dependen de la experiencia.
El problema era explicar de donde vienen las de razón o juicios analÃ−ticos, porque son independientes de
la experiencia y su validez sólo puede provenir de la estructura lógica de nuestra propia razón. Además
Kant añade una distinción nueva.
Los juicios analÃ−ticos son a priori y en cambio los sintéticos son a posteriori.
Kant se pregunta cuáles son los mejores, teniendo en cuenta que la ciencia tiene que tener unas
caracterÃ−sticas:
1) Tener determinado contenido sobre hechos. (Nos lo aportan los juicios sintéticos)
2) Tienen que ser también universales y necesarios (J. analÃ−ticos)
Para hacer posible que casen los dos Kant va a decir que en los juicios analÃ−ticos su carácter universal y
necesario no viene del hecho de que sean analÃ−ticos, sino del hecho de que son a priori. Mientras que en los
sintéticos la ventaja de que nos aporte determinado contenido sobre hechos si depende de que sean
sintéticos. Por lo tanto, los juicios propios de la ciencia serán de un nuevo tipo: juicios sintéticos pero a
priori.
A partir de aquÃ− Kant establece que nuestro conocimiento se construye a través de la fusión en nuestra
mente de dos elementos distintos: un elemento que proviene de la propia razón y que es puramente formal y
otro que proviene de la experiencia y que aporta a la forma anterior su contenido.
Lo que Kant va a estudiar es cuáles son precisamente los elementos a priori que mi razón utiliza para
construir juicios. A la hora de elaborar el conocimiento distingue entre dos tipos de condiciones: las
empÃ−ricas, que son las condiciones objetivas que rodean a un hecho y las trascendentales, que son los
elementos a priori que intervienen en la construcción de juicios y cadenas de juicios.
3. El problema de la metafÃ−sica de Kant
En la época de Kant se entendÃ−a por metafÃ−sica la ciencia del ser en tanto que ser de sus principios que
de sus determinaciones y se dividÃ−a en dos grandes ramas: metafÃ−sica general (ontologÃ−a) y
metafÃ−sicas especiales (psicologÃ−a racional, cosmologÃ−a racional y teologÃ−a racional).
La metafÃ−sica general (ontologÃ−a) trataba del ser en tanto que ser y después habrÃ−a las formas
generales de existir: existencia del alma (psicologÃ−a), existencia del mundo (cosmologÃ−a) y existencia de
Dios (teologÃ−a).
Lo que va a analizar Kant es si es posible hablar cientÃ−ficamente sobre estas tres ideas. Demostrará que es
imposible. Por lo tanto, todo el proyecto cartesiano se cae. Desde aquÃ−, con Kant, comienza nuestro mundo
actual.
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Para Kant, históricamente se han dado una serie de argumentos para demostrar la existencia de la idea alma,
mundo y Dios. Ã l entiende por cada uno de estos lo siguiente:
- El alma es la unificación de todos los fenómenos psicológicos.
- Mundo es la unificación de todos los fenómenos fÃ−sicos y psÃ−quicos.
- Dios es la unificación total de los fenómenos fÃ−sicos y psÃ−quicos.
Los seres humanos a lo largo de la historia del pensamiento han ido produciendo estas ideas.
Lo primero que va a averiguar Kant es si la producción de esas ideas es conocimiento lÃ−cito o no.
Concluye con que no es un conocimiento lÃ−cito, sino que son fruto de lo que él llama la ilusión
trascendental, que se produce por lo siguiente: cuando nosotros razonamos lo que hacemos es subsumir unos
juicios en otros. Cuando razonamos tendemos a pensar que hay determinados conceptos generales que lo
abarcarÃ−an todo. SerÃ−an conocimientos incondicionados.
Nuestros razonamientos siguen tres esquemas básicos: razonamiento categórico, hipotético y disyuntivo.
- Cuando razonamos utilizando el modelo categórico acabamos produciendo la idea de alma.
- Cuando razonamos utilizando el modelo hipotético acabamos produciendo la idea de mundo.
- Cuando razonamos utilizando el modelo disyuntivo acabamos produciendo la idea de Dios.
Las ideas metafÃ−sicas según Kant las produce la razón por si misma en un proceso que no puede evitar.
El único conocimiento lÃ−tico para Kant es el que proviene de aplicar categorÃ−as a fenómenos y las
ideas metafÃ−sicas no se han producido asÃ−, por tanto son conocimientos ilÃ−citos. Pero la razón no solo
crea estas ideas metafÃ−sicas sino que además se engaña a si misma intentando darles a estas ideas
metafÃ−sicas un contenido objetivo.
La justificación del contenido objetivo de estas ideas viene dado por lo siguiente:
- Paralogismo: son razonamientos en los que hay un error. Si el error es un error es un error lógico es un
paralogismo lógico, pero si el error está en la naturaleza de la razón Kant lo llama paralogismo
trascendental.
- Antinomias: son razonamientos en los que se sostienen dos tesis opuestas y las dos parecen ser ciertas.
- Argumentos: Kant va a dar un repaso a todas las pruebas que ha habido sobre la existencia de Dios y las
reduce a tres: argumento ontológico (San Anselmo, confunde el orden de las ideas con el orden de la
realidad), argumento cosmológico (Tomás de Aquino, porque e la experiencia de un ser contingente no se
puede concluir la existencia de un ser necesario), y argumento teológico (Tomás de Aquino, porque lo
más que se puede probar es la existencia de un ser ordenador del mundo, pero no de un creador).
4. La estética trascendental: las intuiciones puras y la fÃ−sica.
A la hora de analizar los elementos a priori de la construcción de un juicio, Kant comienza por dividir el
proceso de conocimiento en las facultades que intervienen en él, que son básicamente tres:
- sensibilidad: capacidad de recibir impresiones sensibles e informaciones fÃ−sicas y transformarlas en
sensaciones.
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- entendimiento: transforma las sensaciones en ideas.
- razón: capacidad que se encarga de formar cadenas de ideas.
Lo que Kant va a estudiar en la estética trascendental es cuáles son las condiciones trascendentales o, lo
que es lo mismo, los elementos a priori, que operan en la sensibilidad y como hay una ciencia (las
matemáticas) en la cual son posibles los juicios sintéticos a priori porque su funcionamiento se basa en los
elementos a priori de la sensibilidad.
Para Kant recibimos constantemente multitud de sensaciones de forma organizada y ese cierto orden son el
espacio y el tiempo, que además de externos son condiciones trascendentales o elementos a priori de la
sensibilidad.
Las matemáticas son una ciencia puramente formal constituida por dos disciplinas básicas (geometrÃ−a y
aritmética). La geometrÃ−a es el análisis cuantitativo del espacio. En la aritmética las operaciones
elementales son suma, resta, multiplicación, división y potencias y se opera con números naturales, que
son una sucesión temporal, además de ser los que siempre existieron.
La conclusión es que lo a priori de los juicios sintéticos a priori proviene de que las matemáticas se
basan de análisis cuantitativo de las condiciones trascendentales o elementos de la sensibilidad. Por lo tanto,
las matemáticas son conocimiento legal y bien construido. Son ciencia.
5. La analÃ−tica trascendental: las categorÃ−as y la fÃ−sica.
Kant estudia como transformamos los datos de la sensibilidad en conceptos, cuáles son las condiciones a
priori que funcionan para hacer esta transformación y, por último, como son posibles los juicios
sintéticos a priori en fÃ−sica.
Según la teorÃ−a de Kant tenemos tres capacidades fundamentales: la sensibilidad, el entendimiento y la
razón.
Nosotros pensamos a través de conceptos. Para entender necesitamos transformar las imágenes en
conceptos. A Kant le interesa estudiar esta trasformación.
Lo que dice Kant es que nuestro entendimiento establece conceptos formulando juicios. Un juicio es una
proposición con sentido completo que consta de sujeto y predicado y que puede ser verdadero o falso.
Lo que va a hacer Kant es averiguar los tipos de juicios para conocer lo que hay a priori. Según la lógica
clásica hay cuatro tipos de juicios básicos y en cada uno de estos grupos hay tres posibilidades.
- Juicios según la cantidad: que pueden ser universales (todo A es B), particulares (algún A es B) y
singulares (un A es B).
- Juicios según la cualidad: afirmativos (A es B), negativos (A no es B) o infinitos (A es no B).
- Juicios según la relación: categóricos (A es B), hipotéticos (si A, entontes B) o disyuntivos (o A o B).
- Juicios según el modo: la modalidad nos da su grado de necesidad. Pueden ser problemáticos (puede que
sÃ−, puede que no), asertóricos (muy probablemente si/no) o apodÃ−cticos (necesariamente sÃ−/no).
Según Kant, el entendimiento sin tener ningún tipo de información tiene doce juicios posibles. Estas
categorÃ−as no son más que conceptos puramente formales que carecen de contenido empÃ−rico.
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Kant una vez que tiene una lista de las categorÃ−as mirando las formas de los juicios lo que tiene que hacer es
demostrar la validez de esas categorÃ−as en un proceso que se llama la deducción trascendental de las
teorÃ−as. Las pruebas de la validez se llaman axiomas de la intuición y las anticipaciones de la perfección,
las analogÃ−as de la experiencia y postulados del pensamiento empÃ−rico.
Las dos primeras pruebas demuestran la validez de las categorÃ−as matemáticas y las dos últimas de lo
que Kant llama las categorÃ−as dinámicas, que son las categorÃ−as de la fÃ−sica.
Una vez que demuestra la validez de todas estas teorÃ−as puede pasar Kant a explicar como son posibles los
juicios sintéticos a priori en fÃ−sica, que lo son porque la fÃ−sica se basa en la aplicación de las
categorÃ−as a la experiencia, sobre todo de determinadas teorÃ−as como la de causa, sustancia, acción
recÃ−proca...
La conclusión es que la fÃ−sica es una ciencia y sus principios son juicios sintéticos a priori.
6. La ética formal kantiana y los postulados de la razón práctica: libertad, inmortalidad del alma,
existencia de Dios.
En “La crÃ−tica de la razón pura” Kant investiga cuáles son las condiciones a priori de nuestro
conocimiento acerca del mundo. Sin embargo, para él esa no es nuestra única manera de conocer sino que
tenemos otra forma de conocimiento, que es el conocimiento moral, o como lo llama Kant el uso práctico de
la razón. à ste funciona bajo reglas distintas que el uso teórico. Kant va a intentar averiguar también
cuáles son las reglas del funcionamiento de la razón en su uso práctico, es decir cuáles son las
condiciones a priori de la moral y en este sentido Kant rechaza que sea el contenido material el que determina
la moralidad de las acciones. El principio que determina esta modalidad tiene que ser a priori, no empÃ−rico
material.
Kant desarrolla una crÃ−tica de las éticas materiales, que son aquellas en las que la bondad o a maldad de
la conducta depende de algo que se considera un bien supremo para o ser humano.
Desde el punto de vista kantiano de lo que se trata es de hallar cuáles son los principios objetivos que
regulan los juicios morales. Estos principios objetivos que va a buscar aparecen prefigurados en una
concepción del bien a la que llama el ideal moral, que se trata de un mundo humano fraternal que sea un
reino de los fines basado en la dignidad. Un reino de los fines es un mundo moral donde las personas son
tratadas siempre como fines y nunca como medios porque lo que nos caracteriza, lo que nos hace merecedores
de este respecto, es nuestra dignidad, el hecho de ser voluntades racionales.
Los principios objetivos que se buscan son aquellos que imponen a la voluntad un mandato imperativo o
inmoral que la misma voluntad si es buena acepta por deber.
Para Kant lo único absolutamente bueno que hay en el mundo es una voluntad buena, aquella que actúa
únicamente por deber, y define el deber como la necesidad de una acción por respecto a la ley moral.
Según el deber hay tres tipos de acciones posibles: acciones contrarias al deber, conformes al deber o por
deber. Moralmente sólo son válidas las acciones que se realizan por deber.
Con respecto a las normas morales podemos distinguir tres tipos básicos de normas morales:
- Máximas: normas de carácter subjetivo que usamos para decidir es unos casos concretos.
- Imperativos hipotéticos: mandatos propios de las éticas materiales. Tienen una estructura condicional.
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- Imperativo categórico o ley moral: se diferencian de los anteriores porque no establecen una relación
medios-fines, sino que expresan sólo la necesidad formal de una acción.
Evidentemente el imperativo categórico es puramente formal, a priori, no nos dice que debemos hacer, sólo
nos da la forma de una acción cualquiera para ser puramente válida. No es más que una fórmula que
establece un criterio de moralidad al que nosotros debemos adaptar nuestras máximas a través de juicios
sintético-prácticos a priori.
Kant da hasta cinco formulaciones de este imperativo categórico. Tres de ellas son:
- Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre como principio de una legislación
universal.
- Considera a la humanidad siempre como un fin, nunca como un medio.
- Obra de modo que tu voluntad pueda considerada como universalmente legisladora respecto a si misma.
Toda esta concepción moral se basa en una serie de presupuestos absolutamente indemostrables a los que
Kant llama postulados de la razón práctica. Estos postulados son tres:
1- La libertad de la voluntad: Para Kant la voluntad no es lo mismo que la razón, es una volunta distinta que
es imperfecta excepto en Dios y los sentidos.
2- La inmortalidad del alma: La moral solo tiene sentido si tiene como fin último lo que Kant llama el
supremo bien que viene a ser lo mismo que la felicidad. Ahora bien, para Kant el actuar según la ley moral
no nos garantiza la felicidad, muchas veces incluso nos lleva a la infelicidad, pero aunque la corrección
moral no nos garantice la felicidad, por lo menos nos hace merecedores de ella, siempre y cuando se den otros
dos elementos más. Tiene sentido siempre que mi alma sea inmoral y Dios exista, porque esa es la única
forma de que yo alcance la felicidad a través de la acción moral.
3- La existencia de Dios.
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