Metales pesados y radioactivos amenazan biologia en el Pacifico

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http://www.nacion.com/ln_ee/2006/enero/09/pais1.html#5
91408#591408
Concentraciones moderadas de plomo, hierro, zinc y
cobre en costas ticas
METALES PESADOS Y
RADIOACTIVOS AMENAZAN
BIOLOGÍA EN EL PACÍFICO
Oceanógrafos y biólogos temen
afectación en peces, algas y moluscos
Problema es derivado de un mal manejo
de desechos en cuencas de ríos
Pedazos de una cama (en primer plano) y una
refrigeradora (al fondo) yacen dentro del cauce del río
Barranca, en las proximidades del barrio Riojalandia 2.
El río desemboca en el océano Pacífico.
Ronny Soto para LN
Vanessa Loaiza N.
vloaiza@nacion.com
La riqueza biológica del océano Pacífico costarricense, con sus moluscos,
algas, corales y peces, está amenazada por concentraciones moderadas y
altas de plomo, hierro, cobre, zinc y metales radiactivos.
Oceanógrafos y biólogos coinciden en que la presencia de metales pesados en
las aguas costeras podría afectar y hasta reducir las poblaciones de una gran
cantidad de especies marinas, que sirven de alimento para los seres humanos
y atraen a millares de turistas cada año.
Datos recopilados por la bióloga María Luisa Fournier para el XI informe Estado
de la nación demostraron que existen concentraciones altas de cobre, plomo,
hierro y zinc en las aguas de la bahía de Golfito.
Esta, en el Pacífico sur, también se halla muy expuesta a gran cantidad de
hidrocarburos que son descargados por lanchas pesqueras y de recreo.
Los datos de los especialistas Omar Lizano y Eric Alfaro también revelaron que
hay concentraciones moderadas de metales pesados en el golfo de Nicoya, en
el pacífico Central.
El área bioproductiva más grande del país sufre, además, por el vertido de
aguas negras y otras sustancias tóxicas.
Solo en el estero de Puntarenas, el oceanógrafo Guillermo Quirós reportó 14
desagües ilegales de aguas servidas y desechos provenientes de viviendas,
hoteles y empacadoras de pescado.
A esto se añade que en 10 kilómetros de la costa
porteña hay decenas de lugares donde se
construyen barcos y sus trabajadores vierten al
mar resinas epóxicas y fibra de vidrio; ambos
materiales tardan siglos en descomponerse.
El otro punto evaluado fue bahía Culebra, en el
Pacífico norte, donde afortunadamente las
mediciones demuestran que es una de las zonas
costeras más limpias del país.
Sin embargo, nuevos hoteles y una eventual
marina en la zona podrían alterar las condiciones
de esta bahía rica en corales, advirtió el XI
informe Estado de la nación.
Los desechos que provienen del
Valle Central contaminan varias
playas del Pacífico, entre ellas la
que está junto a Caldera.
Ronny Soto para LN
Otros investigadores citados en el documento también tomaron muestras del
agua en Moín -en el Caribe- y ahí se reportaron concentraciones altas de
plomo, las cuales se atribuyeron a la cercanía de la refinería de petróleo.
La ventaja en Moín es que existe una fuerte corriente marina que dispersa las
partículas y los residuos de hidrocarburos.
Efectos. El salubrista Darner Mora explicó que
estos metales pesados son ingeridos por los
peces y los moluscos, y luego pasan directamente
al organismo de los humanos.
En el caso del plomo, altas concentraciones de
este metal pueden provocar una enfermedad que
se conoce como saturnismo, que ataca los
glóbulos rojos, provoca cansancio y problemas
nerviosos.
Esta basura se observaba ayer en la
mañana en La Angostura,
Puntarenas.
Ronny Soto para LN
Guillermo Quirós agregó que la ingesta prolongada e involuntaria de estos
metales también puede provocar, a largo plazo, tumores, problemas de la vista
y afectación del sistema nervioso.
En cuanto a los peces que consumen sedimentos cargados de metales, el
daño se manifiesta en dificultades respiratorias, muerte por asfixia o
envenenamiento.
Estudios del oceanógrafo Omar Lizano también detectaron cesio radioactivo en
la desembocadura del río Tárcoles, en el cantón de Garabito. Puntarenas.
También encontraron Potasio 40 a la salida del río Tivives, en Caldera.
Ambos son materiales que se utilizan para irradiar alimentos o medicamentos y
hacerlos inocuos al ser humano. Su aparición en aguas costeras demuestra
que existen industrias en el área metropolitana que están vertiendo desechos
radioactivos a las cuencas.
AFECTACIÓN
Plomo: en el caso de los peces, la ingesta provoca un recubrimiento de las
branquias con un exceso de mucus branquial y un inadecuado proceso de
respiración en los animales. Mueren por asfixia.
Zinc: la consecuencia es déficit de oxígeno en los peces; es altamente
dañino en algas y crustáceos, como los langostinos.
Cobre: su concentración elevada lo convierte en un metal tóxico. En el
agua es muy dañino en especies invertebradas como crustáceos y
anélidos (como sanguijuelas y lombrices). En los peces provoca
degeneraciones hepáticas, renales y de la sangre.
Hierro: la concentración de hierro en los estuarios (desembocaduras de
los ríos) puede derivarse de la composición natural del suelo o de la
intervención humana. Al igual que el resto de metales, el organismo que lo
consume no puede desecharlo.
CONCIENCIA
Lo que falta
La principal causa de las concentraciones de metales pesados y elementos
radiactivos en la zona costera, es el mal manejo de los desechos sólidos.
Los pobladores de áreas urbanas arrojan a los ríos baterías de carros,
teléfonos celulares viejos, monitores de computadora y refrigeradoras que
contienen todo tipo de metales tóxicos.
Darner Mora, quien es especialista en salubridad, reconoce que hace falta
conciencia ambiental, que los ciudadanos aprendan a disponer de sus
desechos.
PERSISTE ALERTA POR MAREAS ROJAS
Vanessa Loaiza N.
vloaiza@nacion.com
Las mareas rojas son otro tipo de
alteración marina que obliga a las
autoridades costarricenses a
mantener la prohibición de consumir
moluscos.
Si bien en este momento no hay
marea roja en aguas nacionales, el
Instituto Costarricense de Pesca y
Acuicultura (Incopesca) mantiene la
prohibición de venta y consumo de
grandes moluscos como el ostión
vaca, la barba de hacha y la concha
perla.
Ana Lorena Salas, de Incopesca,
reconoció que las recientes mareas
rojas en Nicaragua y El Salvador
obligaron a las autoridades ticas a
adoptar medidas preventivas.
Entre ellas se le recomienda a la
población que no consuma este tipo
de ostras o bivalvos.
¿Qué es? La marea roja es un
aumento en la concentración de
microorganismos marinos llamados
dinoflagelados, que producen
toxinas. Estas se concentran en las
algas, que después consumen los
moluscos.
Los moluscos son como filtros de
esa toxina y la almacenan en
grandes cantidades. Por eso,
quienes consumen moluscos se
intoxican.
La intoxicación por marea roja
produce adormecimiento de la boca,
los labios y las extremidades (dedos
de las manos y los pies). Los
pacientes padecen de vómito,
diarrea y dolores abdominales.
También causa dificultades
respiratorias que pueden obligar al
uso de un respirador artificial. Si la
intoxicación es severa, puede
causar la muerte.
En el caso de Costa Rica, la
mayoría de los moluscos que
pueden enfermar a los humanos se
extraen de la zona guanacasteca y
de Tárcoles, Puntarenas.
Por ahora, no está prohibido el
consumo de moluscos más
pequeños como piangua, almejas y
mejillones.
Ana Lorena Salas recalcó que la
veda es "preventiva", porque los
últimos análisis del Laboratorio de
Fitoplancton Marino de la
Universidad Nacional, en
Puntarenas, no revelaron la
presencia de dinoflagelados en las
muestras tomadas en el golfo de
Nicoya y Guanacaste.
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