1 de noviembre de 2015

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PARA CELEBRANTE
Ser santo es ser pobre. El pobre no es aquél que no tiene cosas, sino aquél que no
tiene su corazón puesto en las cosas. Ser santo es ser bondadoso, tranquilo,
paciente y manso. Ser manso no es ser una persona sin carácter, sin voluntad; el
manso es suave por fuera pero fuerte en lo que cree y en lo que busca. Ser santo es
ser humilde. Lo más opuesto a la humidad es la soberbia y el orgullo. Por el orgullo
buscamos la superioridad ante los demás; el soberbio exigirá un trato especial
porque se cree distinto. El hombre humilde, cuando localiza algo malo en su vida
puede corregirlo, aunque le duela. Ser santo es sufrir por todos aquellos que no
tienen consuelo ni esperanza, sufrir con Cristo por todo el dolor del mundo. Ser
santos es buscar la justicia, hablar por los que no tienen voz. Ser santo es ser limpio
de corazón, es ser una persona clara, sin dobleces, que busque siempre el bien del
otro. Ser santos es buscar la paz, rehusar la violencia. Todos pedimos la paz del
mundo, pedimos que los jefes de estado trabajen por ella, que no haya guerras, que
desaparezca la violencia... Pero la paz se construye desde abajo, desde nuestra
casa, desde nuestro trabajo... desde nosotros mismos. Ser santos es ser tolerante,
es tener en cuenta la opinión de los demás, es saber escuchar.
Solemnidad de Todos los Santos, Ciclo B
«La santidad no es un lujo, es una necesidad»
MONICIÓN DE ENTRADA
Llevamos nuestra vida como un barco, guiados por
las estrellas, pero no hay que ir a las estrellas, sino al
puerto de destino. Cada uno de nosotros estamos en
nuestro barco, personal e intransferible. Cada uno
tenemos nuestro puerto de llegada. La Iglesia nos
invita hoy a ser santos, a enderezar el rumbo en la
medida de las posibilidades de cada uno. Quizá no
seamos perfectos, pero hemos de tratar de hacer lo
mejor posible con nuestra vida. Con sus dificultades.
Con sus limitaciones. Pero intentándolo. Quizá no
lleguemos a ser declarados santos canónicamente.
Es lo de menos, pero Dios nos acogerá con un gran
abrazo de misericordia y cariño cuando lleguemos a
su Reino. Y de estos santos hay muchos.
Ser santo es defender la causa de Cristo, no avergonzarnos de lo que somos, de los
que creemos. Ser santos es conformar nuestra vida a la de Cristo, ser cristianos al
cien por cien, en todo momento y en todo lugar.
Las Bienaventuranzas son una declaración de felicidad para el ser humano, no es
una norma o una regla, es una forma de vida. Estas palabras de Jesús en el monte
nos lleva a preguntarnos: ¿dónde buscamos la felicidad?¿verdaderamente soy feliz?
¿qué es lo que me impide no serlo?¿vivo para hacer felices a los demás?
La felicidad y la santidad está en formar parte de la familia de Dios, en dejarse amar
por Él: "Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo
somos!" (1 Jn 3,1). La santidad consiste en amar como Él nos amó y actuar en
consecuencia a ese amor entregado.
Debemos ser santos no después de la muerte, sino ahora en este mundo.
Necesitamos santos, nos decía el papa Francisco: "Necesitamos santos
comprometidos con los pobres y los necesarios cambios sociales. Necesitamos
santos que vivan en el mundo, se santifiquen en el mundo y que no tengan miedo de
vivir en el mundo".
La santidad es el compromiso de todos en favor de la creación de Dios, a fin de que
todos como hijos suyos, "los 144.000 y la muchedumbre inmensa de la humanidad
redimida por Cristo", puedan vivir de un modo feliz sobre la tierra.
Como nos decía la Madre Teresa:"la santidad no es un lujo, es una necesidad".
ACTO PENITENCIAL
Porque descartamos de la vida a los pequeños y a los pobres.
Señor, ten piedad.
Porque no queremos ver que la gran mayoría de nuestros hermanos vienen de la
gran tribulación.
- Cristo, ten piedad.
Porque las bienaventuranzas no son nuestro modelo de vida.
- Señor, ten piedad.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Que el Espíritu Santo ilumine nuestras mentes y nuestros corazones, para que la
escucha de la Palabra de Dios, oriente el camino de nuestras vidas hacia la santidad,
hacia la vida con Jesús, haciéndonos dóciles a sus enseñanzas y a compartir la vida
con los demás.
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4, 9-14.
Salmo 44, 1abc. 11-12ab. 16
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-3
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12
Guión litúrgico, Domingo de Cáritas 1 de noviembre de 2015
Solemnidad de Todos los Santos, Ciclo B, año del Señor 2015
www.caritas-sevilla.org
PARA CELEBRANTE
ORACION DE LOS FIELES
MENSAJE PARA ANTES DE LA COLECTA
En el día de Todos los Santos, junto a Jesucristo, les ponemos a ellos como
intercesores ante el Padre, presentándoles nuestras oraciones.
No hay ningún motivo social, moral o del tipo que sea que justifique las situaciones
que llevan a tantos hermanos nuestros a vivir en pobreza y exclusión. Son
situaciones injustas, pero sabemos que Dios está sufriéndolas también a su lado.
Dios está en medio nuestro y su presencia nos moviliza a la caridad. Esa caridad que
nace de la llamada de un Dios que sigue golpeando nuestra puerta, la puerta de
todos para invitarnos al amor, a la compasión, a la entrega de unos por otros. Jesús
sigue golpeando nuestra puerta en el rostro del hermano, en el rostro del vecino, en
el rostro del que viene a nuestras cáritas. Avancemos en la santidad solidarizándonos
con ellos, avancemos en la santidad siendo generosos en la colecta que para a
aliviarlos en sus dificultades vamos a realizar. Muchas gracias.
Respondamos diciendo: Escúchanos, Padre.
-
Por el papa, los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia. Que
vivan una vida santa en su propia persona y en su ministerio, que sea
testimonio y reclamo para todos los creyentes. Oremos unidos.
-
Por el mundo y todos los pueblos de la tierra. Que haya personas
libres y creativas que sean modelo de humanidad y generen
esperanzas de un mundo nuevo en el que reine la justicia,
misericordia y la solidaridad. Oremos unidos.
-
Por los cristianos perseguidos que viven en la tribulación y por
quienes los persiguen. Que lleguen a vivir como hijos y hermanos por
encima de otros intereses ajenos a su fe religiosa. Oremos unidos.
-
Por todas las comunidades cristianas, para que, además de llevar su
nombre, vivan como hijos del Padre, discípulos de Jesús, cumplidores
de las bienaventuranzas y creadores de paz. Oremos unidos.
-
Por los parados, empobrecidos, por los inmigrantes y las personas sin
hogar. Por las mujeres y niños maltratados. Por los enfermos, los
mayores y los que están solos. Por todos los que tienen en su vida
sufrimiento y dolor. Oremos unidos.
-
Por todos nosotros, para que veamos la santidad como la meta propia
de nuestro bautismo, viviendo como hijos del Padre en la cotidianidad
de nuestra vida. Oremos unidos.
Padre santo, que vengan en nuestra ayuda todos los santos, para que
seamos capaces de vivir una vida verdaderamente santa como hijos de Dios.
Guión litúrgico, Domingo de Cáritas 1 de noviembre de 2015
Solemnidad de Todos los Santos, Ciclo B, año del Señor 2015
www.caritas-sevilla.org
REFLEXIÓN
En este primer domingo de noviembre la Iglesia celebra el "Día de todos los Santos",
de “una muchedumbre inmensa” de todas las naciones, los amados de Dios llamados
a su gloria. Los santos que hoy recordamos son la muchedumbre de aquellos que
como nos dice el Apocalipsis: "Vienen de la gran tribulación; han lavado sus
vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero" (Ap. 7,14), de aquellos
que admitieron su pecado y confiaron en la misericordia de Dios.
Santo no es el perfecto, sino el que toma los talentos que el Señor les dio y trata de
multiplicarlos; el que aceptando sus dificultades y limitaciones, trata de hacer lo mejor
posible con su vida.
Los santos no son héroes a los que admirar pero imposible de imitar, la santidad no
está reservada a una élite, pues todos estamos llamados a ser santos. Dios que es el
"único santo", es "fuente de santidad" y buscarla deberá de formar parte de nuestra
vida cristiana.
La santidad es el compromiso decisivo de la vida de todo creyente en favor de la
creación. Por ello, hoy celebramos el día de todos los santos, también de todos esos
santos anónimos, desconocidos, aquellos que arriesgaron y arriesgan su vida por los
demás, los mártires de la justicia y de la libertad. Hoy es el día de todos esos "felices,
dichosos" que desde la sombra, en lo oculto, entregan su vida por hacer de este
mundo un lugar mejor, más humano, más justo, de hacer de este mundo un
verdadero Reino de Dios donde todos puedan ser dichosos.
Jesús nos "enseña" que el hombre santo es aquel que vive no mirándose a si mismo
sino con la mirada puesta en Dios y en sus hermanos. El bienaventurado, el santo, es
el hombre pobre, humilde, misericordioso, constructor de paz, recto de corazón,
perseguido por la justicia…
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