Oración en ocasión de la Beatificación del Papa Pablo VI, Fundador de Caritas Internationalis Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo y Padre Nuestro; por la consideración de tu amor; por inspirar, en su tiempo, para tu Iglesia y para el mundo, a un Pastor semejante a tu corazón, al Papa Pablo VI. Al acercarse el día bendito de su elevación al honor de los altares; nosotros, miembros de la Confederación Caritas Internationalis; en comunión con toda la Iglesia, te damos gracias y bendecimos tu Nombre; por este Pastor lleno de sabiduría, bondad, inteligencia y humildad. A él inspiraste, hace 60 años, la iniciativa providencial de crear la Confederación Caritas Internationalis; con el fin de contribuir a propagar la justicia y la caridad en el mundo; caminando tras las huellas de Tu Hijo, que vino para que todos tuviéramos vida y vida en abundancia. Bendito seas por sus ricas enseñanzas y sus llamadas incesantes a llevar la Buena Nueva al corazón de la realidad del mundo; por contribuir a la promoción de todos los hombres y de todo el hombre; y convertirnos así en verdaderos artesanos de la paz y la reconciliación; Bendito seas por todos aquellos y aquellas que con Él fueron pioneros de la obra maravillosa que es Caritas Internationalis y por su misión, en el corazón de la Iglesia y del mundo. Llénanos de tu amor, así como a todos aquellos y aquellas que son llamados hoy a proseguir esta misión; con el fin de que no nos olvidemos nunca de que sirviendo a los pobres, es a tu Hijo a quien servimos; y que seremos juzgados según la manera en que nosotros hayamos tratado a los más pequeños entre nuestros hermanos. Mientras la actualidad nos enfrenta a situaciones de miseria, que azotan a multitudes, entre nuestros hermanos y hermanas; nosotros nos dirigimos a ti y te rezamos: Escúchanos y, por la intercesión del Beato Pablo VI, respóndenos; ármanos de fe, coraje y esperanza para que no bajemos nuestros brazos ante la tragedia de la guerra y la violencia en Oriente Medio, Sudán del Sur y la República Centroafricana; Oye nuestro grito de angustia, ante los estragos de la epidemia del virus del ébola, que ya ha causado numerosos víctimas en África occidental y que se teme que se propague todavía más; ayuda a aquellos y aquellas que luchan por vencer contra el virus; inspira a los investigadores que trabajan por encontrar un remedio para terminar con esta nueva amenaza; ten piedad de aquellos que mueren por esta enfermedad; no te olvides de sus familiares y las comunidades a las que pertenecen. Hoy y siempre, concede a los miembros de nuestra Confederación la clara visión de lo que deben hacer y la fuerza para realizarlo. ¡Que el Beato Pablo VI interceda por nosotros!