DISTRÉS METEREOLÓGICO Dr. Antonio Paolasso Médico I METEOROPATÍA Meteoropatía e hipersensibilidad meteorológica: concepto Nuestro planeta está inmerso en un campo magnético el que varía con determinadas condiciones meteorológicas. Por definición de la Real Academia Española meteorología (del latín meteorus = elevado en el aire) es la ciencia que trata de la atmósfera y de los meteoros. Meteoro es todo fenómeno atmosférico. Los fenómenos atmosféricos comprenden: 1. 2. 3. 4. los vientos, las lluvias, la nieve, los cambios luminosos (arco iris, el parahelio, la paraselene, el rayo y el fuego de Santelmo). La interacción entre el campo magnético terrestre y los fenómenos meteorológicos varía con las condiciones de humedad, contaminación y de polvo ambiental. Se han manifestado muchos fenómenos biológicos, por acción conjunta entre el campo magnético y los fenómenos meteorológicos, que afectan a la salud de los hombre y altera la conducta animal, por lo que se ha realizado una serie de estudios que se han denominado meteoropatología y que sería la ciencia que se ocupa de los efectos nocivos sobre la salud humana, provocadas por las variaciones de los fenómenos meteorológicos. Meteoropatía es la afección psicofísica provocada por los fenómenos meteorológicos. Estas observaciones y fenómenos se presentaban en forma errática como efectos estocásticos (debidos al azar) y muchos de ellos ofertaron hallazgos que por su naturaleza debían considerarse como serendipidad (del inglés serendipity) (“suerte para hallar cosas valiosas por accidente o azar”). No obstante, muchos investigadores se han preocupado por estudiar las meteoropatías a través de la anamnesis (escuchando las anécdotas de los pacientes que sufren las meteoropatías), analizando determinados fenómenos fisiopatológicos y formulando estadísticas, gráficas y tablas, han sistematizado muchos cuadros o síndromes. Con todo, debemos considerar que las correlaciones estadísticas son indicios de que los fenómenos ocurren, pero de ninguna manera constituyen prueba concluyente de causa y efecto. De ahí que la biometeorología no se pueda conocer ampliamente, sino sólo relatar y vincular sus acciones y efectos. Los libros médicos, bajo el título de agentes físicos que afectan a la salud, van incorporando mucho de estos descubrimientos u observaciones. No es que esto sea nuevo o haya aparecido ahora, 2 sino es que hoy preocupa a los médicos y meteorólogos, las incidencias que traen tres elementos climáticos o del estado del tiempo: 1. los frentes atmosféricos y variaciones de la temperatura y humedad 2. el aumento o disminución de la presión atmosférica (presión barométrica en descenso) 3. los cambios de dirección del viento. De todos modos, los hechos observados despiertan el interés en muchos países para ser estudiados y así diferentes grupos de investigadores comienzan a realizar estudios en distintos campos. Sallie Tisdale1 alude a una especie de hipersensibilidad a los fenómenos meteorológicos que describe como una especie de “sintonía con la atmósfera” y sería como una especial sensibilidad a reaccionar frente a los fenómenos meteorológicos. Esta hipersensibilidad o sintonía produciría efectos nocivos en el terreno psíquico y físico y, además, provoca un fenómeno especial que es una especie de capacidad premonitoria, que consiste en antelar la presencia del fenómeno (adivinar que habrá un fenómeno atmosférico) debido a la aparición de signos y síntomas psicofísicos. Puigdollers Colás los llama “individuos meteorosensibles” y los considera como verdaderos “barómetros meteorológicos” por su capacidad predictiva. Tisdale toma como base a Petersen,2 quien escribió sobre biometeorología que es la ciencia que estudia la influencia invisible de los fenómenos atmosféricos sobre los seres vivos. De esta manera, la biometeorología es más general y universal que la meteoropatología que sólo estudia la acción patógena de esos fenómenos en el hombre. A pesar de los métodos empíricos que deben usarse para estudiar las meteoropatías, las opiniones diversas, las controversias, y los efectos erráticos, la ciencia médica va reconociendo muchos síndromes y cuadros patológicos que tienen como noxa a los fenómenos atmosféricos y está metodizando los estudios y comprobando los experimentos de Petersen quien había investigado desde el pH de la nariz hasta las variaciones del número de leucocitos en la sangre, en relación con las fluctuaciones del tiempo. También se presta especial atención a la influencia del estrés y las contaminaciones ambientales naturales y artificiales en la conformación de las meteoropatías, pues se sabe fehacientemente que muchas manifestaciones patológicas están en estricta relación con estas dos importantes variables: estrés y contaminación. De todos modos no hay dudas sobre los puntos siguientes: 1 2 las meteoropatías existen y van en aumento son nocivas para la salud de humanos y animales se superponen y potencian a otras contaminaciones producen distrés. Sallie Tisdale - OUTSIDE, diciembre 1995, Santa Fe, Nuevo México William Ferdinand Petersen - EL PACIENTE Y EL TIEMPO 3 Es tanta la interrelación entre el cuerpo humano y los fenómenos atmosféricos que Petersen afirma que “si hay un organismo construido para actuar como caja de resonancia de los fenómenos cósmicos, es el cuerpo humano”. Dennis Driscoll3 opina que en la actualidad muchos científicos aceptan que el tiempo tiene cierta influencia sobre el organismo humano. Cree que la controversia está en si los fenómenos atmosféricos ordinarios tienen o no efectos mensurables, sean insignificantes o no. Driscoll sostiene que esos efectos son insignificantes. Es decir, no descarta la influencia meteorológica sobre el hombre, pero le atribuye que produce efectos pocos mensurables. Nosotros creemos que la teoría Driscoll se basa en la idea científica, que todo fenómeno, para ser aceptado sin reticencias, debe ser mensurable correctamente y estar sujeto a comprobaciones dentro de determinados parámetros de investigación en laboratorios. Pero la realidad es que esos fenómenos cósmicos o atmosféricos, por su naturaleza, las fuentes que los producen y la forma de manifestarse, no están sujetos a la reproducción fidedigna en ningún tipo de laboratorio, tal cual hoy se llevan a cabo las investigaciones científicas puesto que esos fenómenos carecen de parámetros fijos y están supeditados a muchas variables, entre ellas, la variabilidad personal de cada ser humano. A esto hay que añadir otras variables como las regiones geográficas, la contaminación ambiental, tanto regional como en el hábitat individual, y el grado de estrés físico (impuesto en alguna medida por las condiciones del estado del tiempo y sus variaciones previas que pueden fluctuar entre ser frío, cálido o caluroso). Otra teoría o fenómeno a analizar es el “mecanismo de transferencia” está referido a la correlación entre la producción de los fenómenos meteorológicos y la provocación de cuadros patológicos o efectos en los seres vivos. Driscoll descarta la transferencia de los efectos cósmicos a los efectos biológicos, pero se han comprobado la asociación de: manchas y erupciones solares con infartos cardíacos, ataques de epilepsia y concentración de hormona del crecimiento, aumento de la presión ocular en personas sanas ciclo solar de 11 años con descenso de inmunoglobulinas en sangre, mayor incidencia de fractura de caderas o pelvis en ancianos la radiación ultravioleta con la melanina la relación de la luz visible con la melatonina. Luego, difícilmente logre la ciencia reproducir en sus laboratorios, al menos en las condiciones actuales, todos los efectos que la meteorología produce sobre los seres vivientes, en especial, el hombre. Hasta tanto no pueda ocurrir el hecho de una reproducción cabal, debemos considerar que sólo hay poderes desconocidos de los fenómenos atmosféricos (Tisdale). Fenómenos meteorológicos: medios de acción La acción de los fenómenos meteorológicos se realiza a través de: 3 fenómenos eléctricos y magnéticos y radiaciones naturales luz solar profesor de meteorología de la Universidad de Texas A&M 4 vientos temperatura ambiente humedad ambiente presión barométrica frentes meteorológicos bruscos. Estos fenómenos pueden actuar por sí solos en forma aislada o bien, lo más frecuente, estar interrelacionados entre sí y las condiciones ambientales previas del lugar geográfico donde se manifiestan. Así es posible estudiar: 1. la interacción entre luz solar y fenómenos electromagnéticos y radiaciones naturales 2. interacción entre temperatura, presión barométrica y vientos 3. temperatura y presión barométrica 4. interacción entre temperatura y humedad ambiente que son las relaciones más frecuentes. 5 II BIOMETEOROLOGÍA La Biometeorología estudia dos factores fundamentales: 1. Factores relacionados con la composición de las masas de aire (presión atmosférica, temperatura, humedad, ionización atmosférica, fenómenos electromagnéticos y radiaciones, precipitaciones) 2. Factores relacionados con el desplazamiento de las masas de aire (frentes meteorológicos y vientos). Además interesa estudiar la atracción gravitacional, el magnetismo, las radiaciones cósmicas y los fenómenos extratmosféricos: fases o órbitas lunares, actividad solar (manchas y erupciones solares) y tormentas geomagnéticas. Factores relacionados con la composición de las masas de aire Interacción entre temperatura, presión barométrica y humedad Entre los síntomas psíquicos que se producen cuando baja la presión barométrica, se han referido: 1. malestar general 2. malhumor 3. tristeza 4. decaimiento o falta de fuerzas 5. irritabilidad 6. mutismo (falta de deseos de hablar). Ciertas investigaciones indican que la baja presión barométrica pudiera tener vinculación con los accesos de mala conducta de los escolares y con algunos trastornos patológicos como el agravamiento o el incremento de infartos cardíacos y las úlceras sangrantes. Siempre que la temperatura y la humedad cambian, la piel se contrae y luego se estira. Los callos y las cicatrices, que difieren en textura de la piel normal, reaccionan a estos cambios a distinta velocidad que la piel normal y ocasionan diversas sensaciones (dolor, tirantez, prurito, parestesias como hormigueos o adormecimiento). Igualmente hay acciones sobre las articulaciones inflamadas que sufren cambios en relación a los tejidos que la rodean y generalmente se traduce en dolor articular (artralgias). Este fenómeno lleva al conocido hecho de que muchos reumáticos, artríticos y los poseedores de callos y/o cicatrices puedan pronosticar cambios del estado del tiempo. Los alemanes llaman a esta capacidad premonitoria Wetterschmerz, término que puede ser traducido como “dolor del tiempo” o dolor provocado por los cambios del estado del tiempo. De este modo, los afectados por el “dolor meteorológico” pueden predecir si habrá lluvias, tormentas, etc. Este fenómeno del “dolor del tiempo o dolor meteorológico” induce a formular la duda de hasta donde es psicológico y en qué grado es físico. En referencia al “dolor meteorológico” debemos formular aclaraciones bien precisas: 1. se da en individuos predispuestos o meteorosensibles 6 2. ocurre “con seguridad” y en forma precisa en pieles con tirantez como ocurre en los juanetes, callos y deformidades artrósicas (Battestini - Pons afirman que el 83% de los artrósicos han comprobado exacerbación de sus dolores con los frentes de cambios bruscos del estado del tiempo). Otro tanto ocurre con las cicatrices retráctiles y las periartritis postraumáticas, en las fibrositis y miofibrositis postraumáticas. Las polimialgias, similares a la del “estado viral” o “estado gripal” (dolor muscular desencadenado en la virosis) que afectan a todo el cuerpo (miembros y tronco), son bien conocidas y descriptas por los meteorosensibles. 3. el 95% o más de estos pacientes no concurren a ninguna consulta médica 4. el escaso porcentaje que concurre a la consulta suele hacerlo a las guardias y más del 99% de estas patologías no son diagnosticadas como meteoropatías por ser desconocidas por los médicos y se les trata de encuadrar dentro de otras patologías comunes. 5. el dolor no cede con medicamentos tradicionales (analgésicos y antinflamatorios) en el momento en que aparece. Cede o se atenúa espontáneamente cuando deja de operar el cambio del estado de tiempo. 6. diferentes autores, sociedades científicas de meteorología, y otros estudios multicéntricos han confirmado la existencia del dolor meteorológico, ya sea por estudios empíricos como por casuística analizada en forma estadística. Estas últimas dos características del dolor meteoropático hace imposible su estudio y clasificación en forma casuística y ordenada. En nuestra experiencia hemos detectado el dolor meteoropático por circunstancias “catastrales”. Por ejemplo, como médico de guardia hemos observado más de 350 casos de consultas en un lapso de 6 años en el Hospital Lencinas de Godoy Cruz, Mendoza, Argentina. Como perito judicial en 586 anamnesis hemos recogido el dato del dolor meteorológico en cicatrices, periartritis y traumatismos de partes óseas y blandas, las cuales duelen con los cambios del estado del tiempo. En el consultorio particular, hemos atendido más 780 casos de dolores articulares por artrosis u otras inflamaciones crónicas que se han exacerbado con los cambios del estado del tiempo. En ninguno de estos casos, los dolores ceden con analgésicos o antinflamatorios mientras está operando el cambio meteorológico y sí lo hacen una vez que ha transcurrido dicho cambio. El desconocimiento de estos hechos empíricos y el error de querer estudiar el dolor meteorológico en forma ordenada y sujeta a parámetros tradicionales ha llevado al fracaso a muchos investigadores como es el caso citado de Driscoll y más recientemente Moshé Tishler. El investigador Tishler realizó una encuesta4 entre enfermos reumáticos o con disfunciones reumáticas e interpreta a las respuestas como una “sensación subjetiva” de los pacientes que pasan de los 60 años de edad. Según las frases del investigador, en los pacientes investigados “ellos no recuerdan los cambios del tiempo que no les hicieron sentir peor o incluso un poco mejor”. “Cuando su situación empeora y ellos no pueden ‘responsabilizar’ a otro causante del dolor, se produce una asociación de ideas y culpan a la climatología”. El estudio Tishler padece de graves errores: 4 error de población: encuesta sólo a enfermos reumáticos. Battestini Pons afirma que menos del 20% de las artritis reumatoides son afectadas por los cambios meteorológicos. Es decir, las disfunciones reumáticas no son las más comprometidas. publicada en el diario israelí JERUSALEM POST 7 error de variables: los pacientes estudiados son de edad avanzada (más de 60 años) y el estudio no específica el estado mental previo (si no hay alteraciones de memoria, problemas de asociación, etc.). No tiene en cuenta (o no lo menciona) si se descartó la hipersensibilidad meteorológica o predisposición al dolor meteorológico. error de método: no precisa si observó los enfermos mientras operaba un cambio de frente meteorológico error estadístico: no hizo pruebas farmacológicas de doble ciego: medicar un grupo afectado frente a otro grupo testigo no medicado. error casuístico: no precisa el número de enfermo estudiados. El estudio Tishler, por todos los errores apuntados, es descartable en cuanto a las conclusiones, las que se deben, aparentemente, a la actitud previa del investigador, que “interpreta” a las respuestas como “impresiones subjetivas” tales como: los pacientes “no recuerdan”, “no pueden responsabilizar a otro causante del dolor” , por “asociación de ideas ... culpan a la climatología”. Esta es una grave conclusión porque el paciente no tiene el conocimiento suficiente para precisar la causa de un dolor. Sólo siente el dolor. Luego, el dolor en sí ya es un síntoma subjetivo cuya aparición, severidad o grado de dolor y otras variables dependen de las condiciones personales de cada paciente. Si no se precisan esas condiciones personales previas, las respuestas serán siempre relativas y, en sí, carecen de valor científico. Pero estas falencias se agravan si la interpretación de las respuestas orales o escritas dependen exclusivamente del investigador. Las respuestas deben ser sometidas a un test especial para homogeneizarlas y clasificarlas. Las deducciones no deben depender de una mera interpretación sino del número y calidad de las mismas cuantificadas debidamente. Cuando hay aumento de temperatura y humedad, los mosquitos pican más, se vuelven más “agresivos” o activos y es común observar las llamadas “nubes de mosquitos” en alusión a la gran proliferación y actividad de estos insectos altamente sensibles a los cambios atmosféricos. De igual modo ocurren con los peces que muerden más el anzuelo antes de las tormentas. Este fenómeno es bien conocidos por los pescadores que lo aprovechan para obtener “piques” mayores. Los aumentos de temperatura ambiental u “olas de calor” han producido estudios sociológicos en EE. UU., al correlacionar las ondas de calor y la violencia urbana, comprobando que el aumento del calor ambiental exacerba las conductas urbanas violentas. Humedad o agua atmosférica Battestini Pons y colaboradores5 se han ocupado de los estudios realizados sobre las alteraciones atmosféricas y su incidencia en el organismo humano. Así nos hacen saber que la biología o vida terrestre necesita imperiosamente del agua para vivir, porque ésta actúa como disolvente de la materia orgánica. Otra consideración importante es que el agua atmosférica, por poseer un elevado calor específico es un formidable moderador de las variaciones climáticas en el planeta, como asimismo, interviene en la termorregulación de los seres vivos, incluyendo al hombre, pero más específicamente en animales y vegetales. 5 Farreras-Rozman, MEDICINA INTERNA, Edit. Mosby/Doyma Libros, Sección 19: 2630-2648, Madrid, 1995 8 En la Biometeorología, en referencia al hombre, interesa saber del binomio agua/atmósfera dos situaciones muy específicas: 1. carencia o sequedad 2. exceso o humedad. La sequedad o sequía es el “descenso de la presión parcial del vapor de agua en relación con la presión atmosférica global y la temperatura, trilogía que determina la humedad relativa”. La humedad relativa, en condiciones normales, a nivel del mar y con temperaturas moderadas, está en la franja que va del 40 al 60% (la atmósfera tiene una saturación de agua en su composición de forma tal que el 40 o el 60% de esta atmósfera es agua en estado de vapor). Esta franja de humedad relativa es la que es tolerada perfectamente por el organismo del hombre, el cual se desenvuelve en forma excelente en estas condiciones y hace que la vida se desarrolle en sentido tolerable tanto psíquica como físicamente. La tolerancia psíquica es la que produce un estado de bienestar, por lo que a esta franja de humedad relativa se la denomina “zona de bienestar”. El cuerpo humano, cuando hay aumento de temperatura y humedad relativa que superan el 90%, es propicio a que sufra el llamado “golpe de calor”. Otros riesgos del aumento de temperatura y humedad relativa son las “molestias psicofísicas” que se traducen como malestar general y bajo rendimiento psicomotor (astenia psicofísica) y la “afección periarticular” que incide sobre los tejidos blandos periarticulares, agravando los cuadros reumáticos que padece normalmente un paciente por aumento del dolor y la inflamación. Acción de la luz visible y radiaciones cósmicas Radiación cósmica energética Las radiaciones energéticas cósmicas proceden de la fusión nuclear en el seno de las estrellas. El sol es la estrella más importante de nuestro sistema planetario y, por lo tanto, la principal fuente de luz y energía. En el cosmos la energía se presenta como radiaciones electromagnéticas escalonadas desde ondas de radio, de baja frecuencia, a las radiaciones X y gamma, de elevada frecuencia, pasando por la luz solar o luz visible. Se trata de radiaciones inmateriales que viajan a 300.000 km/seg. (velocidad de la luz). El sol actúa como un tremendo reactor termonuclear que obtiene su energía por fusión nuclear, en la cada segundo unas 564 toneladas de hidrógeno se convierten en 560 toneladas de helio. Las 4 toneladas de diferencia se transforman en energía. La actividad solar no es uniforme sino que sigue unos ciclos de 11 años aproximadamente cada uno, en los que pasa de un máximo a un mínimo y una manifestación de esa actividad lo constituyen las manchas solares que influyen sobre la Tierra originando auroras boreales y perturbando otras radiaciones. La radiación solar es de doble naturaleza: electromagnética y corpuscular. Hasta 1950, la Física Biológica (ciencia que estudia los efectos de los fenómenos físicos en los seres vivos), distinguía dos tipos de radiaciones: a) radiación ondulatoria electromagnética referida principalmente a los campos magnéticos generados por emisoras de corrientes alternas y ondas radiofónicas (cortas, medianas y largas), a las que se agregaba el espectro de la luz solar (rayos infrarrojos, de luz visible y ultravioletas) (rayos visibles e invisibles) y las radiaciones de mayor frecuencia (ionizantes) 9 X y gamma; radiación Roentgeniana (Rayos X) y cuerpos radiactivos (uranio, radioisótopos, bomba atómica y similares) b) radiación corpuscular: originadas en fuentes de emisión de corpúsculos libres o partículas materiales en movimiento: rayos alfa y beta.6 Se desplazan a menor velocidad que las radiaciones electromagnéticas y tardan unas 24 hs. en alcanzar la órbita terrestre. Dan origen al viento solar que porta diferentes corpúsculos: los que no tienen carga eléctrica (neutrones), los que llevan carga positiva (protones), los núcleos de helio de carga positiva (rayos alfa) y los que tienen carga negativa (electrones o rayos beta). Las partículas o corpúsculos dotados de carga eléctrica son desviados en los campos eléctricos que conforman el llamado anillo exterior de Van Allen (magnetosfera), donde quedan atrapadas. La atmósfera terrestre sirve como un verdadero filtro de las radiaciones cósmicas, especialmente las solares y de esa forma selecciona el paso de rayos ultravioletas biológicamente activos, la luz visible y los infrarrojos. Cuando hay una alteración en las capas atmosférica, como ocurre con el llamado “agujero de ozono”, se altera esa capacidad de selección o filtro y pasan las radiaciones con su potencia completa y sin seleccionar, transformándose en radiaciones nocivas para plantas, animales y, en especial, los seres humanos. Por otro lado, la contaminación de la atmósfera por gases artificiales que suben desde la corteza, por la acción del hombre en el manejo de sustancias químicas tóxicas, modifican la composición de los gases atmosféricos, produciendo acumulaciones o dispersiones que se traducen por una falta de protección (que naturalmente ejerce la atmósfera) y ocurren fenómenos como el “efecto invernadero” o calentamiento excesivo y progresivo de la corteza terrestre. En estos fenómenos de intercambios energéticos entre atmósfera, corteza terrestre y estratosfera tienden a un equilibrio (entropía), el que se caracteriza por la uniformidad del proceso y el cese de los intercambios. Pero la acción del hombre por un lado y los flujos discontinuos de energía cósmica, llevan a que se constituya un sistema en desequilibrio (entropía negativa) y este sistema es generador de energía. La potencia global de recepción de esta radiación cósmica-solar en la superficie planetaria es de 2 cal/cm2/seg. Pero dada la conformidad esférica del globo terrestre, la distribución sobre la superficie geográfica es variable de acuerdo con el ángulo de incidencia, el que está dado por la latitud geográfica. De este modo la incidencia de la radiación es vertical y máxima en el Ecuador y tangencial y mínima en los polos. Por otro lado, la oblicuidad del eje terrestre de rotación en relación al plano de la elíptica (órbita circumsolar), determina variaciones estacionales en las incidencias. Estas diferencias geoestacionales son las determinantes de la bioclimatología terrestre, determinando zonas tórridas ecuatoriales y zonas frías permanentes en los polos. Entre las franjas extremas existen zonas de graduación, según estén próximas al Ecuador o a los Polos. Pero no sólo hay que considerar la temperatura exterior del planeta, dada por la radiación solar, sino también hay que tener en cuenta la energía geotérmica o temperatura interior de la Tierra que no es uniforme porque al ir penetrando hacia el centro del globo, se constata un gradiente geotérmico de aumentos de la temperatura a razón de 1º cada 30 metros de profundidad (valor promedio). Esta energía geotérmica se modifica y presenta variaciones extremas en terrenos volcánicos, sobre todo en los que existen fisuras tectónicas por donde la energía despide sustancias calientes como ocurre con las erupciones (lava y cenizas) y en los géisers y fuentes de aguas termales. 6 Wernicke - CURSO DE FÍSICA BIOLÓGICA, 1955 10 Otra energía a considerar es la energía gravitatoria la cual es muy importante a nivel cósmico en la energía generada por el campo gravitatorio lunar, cuyo efecto principal son las mareas (movimientos de las agua marítimas que se manifiestan en las playas). Un efecto beneficioso de esta energía es el aprovechamiento que de ella hacen las centrales hidroeléctricas que usan turbinas movidas por el agua acumulada de pantanos que son desplazadas por la atracción gravitatoria que se ejerce sobre esas aguas, provocando movimientos de sube y baja (mareas) ¿Cómo reacciona el cuerpo humano en los campos eléctricos y magnéticos? Un campo eléctrico induce corrientes en el cuerpo humano de mayor intensidad que la generada en un campo magnético. El campo magnético induce una corriente aún más débil que la actividad bioeléctrica normal generada en los tejidos y células nerviosas y musculares, especialmente en el cerebro y músculo cardíaco. A esta inducción de corrientes por campos eléctricos y magnéticos se suman los efectos ionizantes y no ionizantes descriptos. ¿Cuales serían los mecanismos de acción de las radiaciones no ionizantes? De lo expuesto anteriormente, hay mecanismos bien comprobados como son: efecto térmico: la energía fotónica produce un efecto térmico importante que a su vez es mecanismo de un efecto secuelar: la coagulación proteica. La alteración proteica por coagulación desnaturaliza las proteínas de las propias células radiadas en el cuerpo humano. formación intratisular de cristales de magnetita: esto es un hallazgo por azar y aún no se conoce una significación patológica exacta, pero teóricamente la formación de cristales en los tejidos provocan inflamación y otras alteraciones. La formación de cristales en el oído interno puede alterar la mecánica del equilibrio (mareos) y la alteración de la cóclea (hipoacusias). alteración neuroendocrina: está comprobada la acción de las radiaciones EM como estimulantes para la secreción de catecolaminas, ACTH, serotonina e histamina (hormonas del estrés y la alergia), como asimismo la disminución de la melatonina nocturna. Estas disfunciones de la secreción neuroendocrina provoca efectos en el SNC y en el SNP o autónomo, responsables de los síndromes neurovegetativos y neuroconductuales y de la desincronización de los “relojes internos”. alteración del sistema inmunológico: la alteración leucocitaria y dentro de ella particularmente la linfocitaria, traen aparejados cambios fisiopatológicos de la defensa inmunológica y de la serie blanca, que pueden ser la causa de discrasias sanguíneas (leucemia) y tumores linfáticos. defectos en la síntesis de ADN y ARN. Estos mecanismos interjuegan un rol importante para provocar estos defectos celulares oncogénicos: 1. cambios en la superficie celular y de su membrana, afectando receptores y el transporte de iones de calcio 2. interrupción de la comunicación celular 3. la modulación del crecimiento celular 11 4. la activación de secuencias específicas de genes por la trascripción modulada de ARN 5. la modulación de la actividad de decarboxylasa ornitina 6. posible interrupción del control antitumor del sistema hormonal e inmune. Últimamente llama la atención de los investigadores la depresión de la melatonina, la que se ha denomina “pista de la melatonina”. En animales se ha estudiado un efecto oncostático de esta hormona. Es también un importante eliminador de radical hidroxilo, el cual daña el ADN. Luego la disminución de la melatonina favorecía la oncogénesis y haría más sensible el ADN al ataque oxidante del radical hidróxilo.(Knave) Factores de riesgos para la acción de la luz visible (luz solar) El 40% de la energía solar que llega a la Tierra lo hace en forma de ondas cabalgadas por un fotón, que son capaces de atravesar cuerpos transparentes y translúcidos. Como estas ondas tienen capacidad de estimulación de la retina y son perceptibles por la vista, se les llama ondas de luz visible o luz visible. La luz procedente del sol llega a la Tierra en períodos regulares de 24 hs. (período circadiano), determinado por la rotación terrestre y dan origen al día y la noche, y también en períodos de doce meses o anuales, determinado por el movimiento de traslación circumsolar del planeta, alrededor del Sol. Esto da origen a las cuatro estaciones (verano, otoño, invierno y primavera). De este modo, las variaciones lumínicas circadianas o estacionales, determinan en los seres vivientes la noción de tiempo cronológico donde el día y la noche (sucesiones nictemerales) junto con las secuencias estacionales determinan el paso de ese tiempo. Mientras las sucesiones nictemerales (diferencia día/noche) influyen en los animales (los que se activarán por la oscuridad o animales nocturnos y los que se activan por la luz o animales diurnos); las sucesiones estacionales actúan sobre los vegetales, los que tendrán ciclos de desarrollo (germinación, floración, frutación y semillación). Luego la alternancia luz-oscuridad produce cambios en los seres vivos o trastornos cronobiológicos. Las modificaciones ambientales producidas por los movimientos cíclicos del cosmos, generan cambios rítmicos de luz, temperatura, humedad y variaciones del campo electromagnético terrestre y este ciclismo sincroniza la actividad biológica mediante ritmos circadianos, mensuales, anuales y plurianuales (especialmente los cambios estacionales). Todos estos fenómenos han sido estudiados por la Cronobiología, ciencia que se dedica exclusivamente a sistematizar los fenómenos vitales que produce el ciclo luz/oscuridad en el hombre. Como todo ser vivo, el hombro que es influenciado por estos ciclos, se adapta a los mismos porque su cuerpo tiene estructuras endógenas que actúan como osciladores que regulan las diferentes funciones orgánicas (temperatura, actividad, reposo, tensión arterial, flujos hormonales y de neurotransmisores, etc.), constituyendo verdaderos “relojes biológicos” que regulan los biorritmos. Luego, el hombre tiende, por regla general como la mayoría de los seres vivientes, a una actividad con luz y al reposo con la oscuridad. Cuando introduce cambios artificiales en los ciclos circadianos y estacionales, sobre todo cambios bruscos, los relojes biológicos se “desincronizan” y aparecen los trastornos cronobiológicos. La Cronobiología es una ciencia auxiliar de la Medicina que estudia los procesos rítmicos que presentan una periodicidad diaria (ritmo circadiano) y que regula las funciones corporales en 12 general, pero especialmente estudia la actividad psíquica, cardíaca, estudios de vigilia y sueño, sentido del transcurso del tiempo (distinción entre día y noche), la presión arterial, la temperatura corporal y el metabolismo. Todo esto configura el biorritmo (ritmo biológico) que se ajusta a un reloj o cronómetro interior (“relojes internos”) para regular los ritmos circadianos (ritmo propio o “tempo” de cada función que en el conjunto trabaja coordinada y coherentemente para mantener la armonía o equilibrio funcional orgánico conocido como homeostasis). Estos “relojes internos” marcan la sucesión temporal durante las 24 horas del día y constituyen una especie de “sentido del tiempo” que indica la vigilia diurna, el reposo nocturno y regulan el despertar, los estados de vigilia y otros procesos unidos al tiempo biológico. Se han comprobado como factores de riesgo para los efectos nocivos de la luz visible, a los siguientes: 1. edad: son más afectados los grupos etarios extremos (especialmente niñez) 2. ocupación: son más afectadas las ocupaciones o profesiones que están en contacto directo con la luz solar (obreros que trabajan a la intemperie, profesores de gimnasia, esquiadores o montañistas de cumbres nevadas, bañeros, etc.) 3. sexo: es más afectado el sexo femenino 4. tiempo de exposición: existe una relación proporcional directa entre riesgo y tiempo de exposición: a mayor tiempo, mayor riesgo y viceversa. 5. estado metabólico previo: por regla general, los efectos de agentes físicos sobre el organismo, se toleran mejor durante la fase de reposo en la que el anabolismo supera al catabolismo, en un metabolismo globalmente enlentecido.7 6. condiciones ambientales previas: si en el medio ambiente hay factores de contaminación ambiental natural o artificial que potencien la acción lumínica 7. ritmo circadiano: es importante los factores luz / sombras en los efectos de la contaminación EM, por que, por ejemplo, la luz favorece el daño por IR y UV. La sombra exige el uso de luz artificial y, por ejemplo, si la misma es fluorescente se aumenta el riesgo de acción UV. El sueño (reposo) da menor riesgo que la actividad. 8. hipersensibilidad meteorológica (alergia meteorológica): reacción de sensibilidad personal. Trastornos cronobiológicos estacionales Los trastornos cronobiológicos estacionales en el hombre, ocurren generalmente en los momentos en que cambia la intensidad y duración de la luz diurna como es el otoño y la primavera. Estos trastornos afectan lo psicosomático y agravan las enfermedades psicosomáticas que conforman una larga lista (gastritis, hipertensión arterial, enfermedades pulmonares obstructivas crónicas como el asma, la bronquitis y el enfisema, alergias, etc.), pero también producen cambios en las enfermedades mentales o psicóticas (esquizofrenia, paranoia, depresión endógena, crisis maníacodepresivas, fobias, etc.). 7 Battestini Pons ENFERMEDADES POR AGENTES FÍSICOS, Sección 19 de MEDICINA INTERNA de Farreras-Rozman, 1995 13 Unos de los trastornos que más llaman la atención son las depresiones estacionales. Se ha observado en individuos sanos que las variaciones estacionales provocan cambios de numerosos parámetros bioquímicos, fisiológicos y psicológicos. En los cambios estacionales, cuando el organismo debe adaptarse a las diferencias del fotoperíodo, de temperatura, de humedad, de actividad, etc., ocurre como una especie de debilitamiento de los osciladores o relojes internos que inmediatamente producen trastornos del estado de ánimo. Así por ejemplo, en el otoño se reduce paulatinamente la duración de la luz diurna y comienza a prolongarse la oscuridad, lo que parece aminorar la actividad del reloj biológico y se produce como un fenómeno de sentimiento de aislamiento temporal (aislamiento cronobiológico respecto al medio ambiente) y se traduce por una disminución de la timia (depresión). Así aparecen dos trastornos depresivos claramente vinculados al cambio estacional: 1. depresiones invernales: se caracterizan por episodios depresivos recurrentes, de aparición en otoño-invierno y remisión en primavera. Es frecuente en latitudes altas, en las cuales el fotoperíodo es corto en el ciclo invernal (días muy cortos y noches muy largas), lo cual achica sensiblemente el ciclo de luz y predomina la oscuridad. Es una depresión típica porque hay un cuadro de cansancio, fatiga, aumento de apetito (hiperorexia) con la secuela del aumento de peso (obesidad) e hipersomnia. Se trata con estimulación luminosa o fototerapia. 2. depresiones estivales: es un trastorno afectivo estacional recurrente que aparece en el período invierno-primavera y se asemeja a las depresiones endógenas que dan un cuadro inverso al anterior: disminución de apetito, descenso de peso, insomnio y ansiedad. Las depresiones estivales mejoran más con los cambios de temperatura ambiental que con la fototerapia. Condiciones de la situación ambiental que favorecen la meteoropatía En el entorno habitual del biotipo humano, hay una contaminación natural y una contaminación artificial. La contaminación natural proviene de agentes físicos que dependen de las variaciones, suficientemente intensas, en los parámetros habituales del biotipo humano. Entre estos agentes encontramos: un flujo energético, básicamente solar, caracterizado por luz visible, rayos infrarrojos, ultravioletas y radiaciones ionizantes (radiaciones cósmicas) un campo gravitatorio dado por el desplazamiento de la masa terrestre alrededor de su eje y del sol. Este campo es de naturaleza magnética, que asegura la coherencia de los elementos terrestres, afecta a los seres vivos y permite la existencia de una atmósfera favorable a la biogénesis y al desarrollo de fenómenos biológicos. las variaciones atmosféricas o ritmo cosmoclimático que determinan la climatología. Las variaciones irregulares, naturales y caóticas del clima se manifiestan en las variaciones del estado del tiempo, que determinan la meteorología. 14 Todos estos agentes físicos adquieren poder patógeno a través de las variaciones de la iluminación, temperatura, ionización, presión atmosférica global y presiones parciales de oxígeno o vapor de agua (humedad). La contaminación artificial, mucho más importante que la natural desde el punto de vista fisiopatológico, es originada por las actividades del hombre a través de: la tecnología que permite al hombre desplazarse en el espacio físico y variar bruscamente de longitud o de latitud geográficas, variando también en forma brusca, el horario solar y la sucesión de estaciones (síndrome del jet). La variación de altura o altitud a través del montañismo, la aeronavegación o el submarinismo. la actividad industrial añade agentes químicos y físicos potencialmente patológicos que provocan smog, poluciones térmica, lumínica, radiactiva, acústica y electromagnética, por exceso de cargas eléctricas o de fuentes de radiaciones. los vehículos actuales sean aéreos o terrestres que, además de la contaminación que surge de sus motores, pueden desplazarse a grandes velocidades y así pasan de la supergravedad a la microgravedad y de las aceleraciones angulares a desaceleraciones instantáneas, según sea aeronavegación espacial o militar, de un bólido de Fórmula 1, una motocicleta o de un modesto viaje en autopista. Los agentes físicos, a pesar de su carácter de externos, inducen cambios de índole bioquímica y fenómenos fisiopatológicos, debido a su frecuencia e intensidad (Battestini Pons). De esta forma una contaminación natural por luz visible, infrarrojos o ultravioletas, debido al “agujero del ozono” provocado por la acumulación de gases artificiales en la atmósfera, ha determinado un “efecto invernadero” que aumenta la temperatura ambiental con un calor mayor. A determinadas horas del día (de l3 a l8 PM) en que la intensidad solar es mayor, en el verano la temperatura puede elevarse tanto que se torna bochornosa e intolerable. El efecto más común de la hipertermia meteorológica es el “golpe de calor” y la deshidratación (que puede causar el “calambre por calor” o el “colapso por calor”). Pero la luz solar visible también actúa a través de rayos UV, con efectos nocivos y una exposición prolongada a ella, en determinados horarios (de 11 AM a l7 PM) y provoca: 1. trastornos visuales: 2. trastornos de piel: Otros trastornos por luz visible son los trastornos cronobiológicos o alteración del ritmo circadiano, debido a cambios que provocan alteración de la alternancia luz/oscuridad y en este concepto están las depresiones estacionales (invernales y estivales), desajustes del ritmo sueñovigilia, trastornos por trabajo de turnos rotados y el síndrome de los husos horarios (jet lag). Contaminación eléctrica y sobrecargas iónicas La contaminación EM, actúa a través de la acumulación de cargas estáticas, es decir, acumulación inmóvil de simples electrones o de núcleos rodeados por órbitas incompletas (iones). El organismo humano puede ser afectado la corriente eléctrica natural que actúa como acumulación de cargas estáticas en el ambiente por fenómenos meteoropáticos (vientos secos y 15 calientes), polvo ambiental, humedad o bien provenientes de frentes tormentosos que luego provocarán relámpagos y rayos. Cuando hay polución atmosférica hay hipocarga iónica o disminución de iones, lo que es malo porque los oligoelementos actúan como neutralizadores y exacerban los efectos de los aumentos de la electricidad estática. ¿Cómo actúa la acumulación de carga estática o sobrecarga iónica? Los iones ambientales de las cargas estáticas puede ser iones positivos (cationes) o iones negativos (aniones). La acumulación excesiva de esos iones pueden generar una sobrecarga catiónica o una sobrecarga aniónica. La sobrecarga catiónica aumenta con el aire acondicionado, moquetas con fibras artificiales, pantallas de TV u otros videos, otras fuentes de electricidad estática, el smog que lleva iones positivos (humos y gases industriales) y elementos naturales como los vientos secos y calientes, polvo ambiental o polvo del desierto, hipertermia meteorológica, estados previos a frentes tormentosos. Según la Escuela de Salman estos cationes provocan alteración de los neurotransmisores, especialmente serotonina e histamina, incrementando su descarga a nivel de sinapsis y torrentes sanguíneos y esas descargas generan una auténtica cascada de reacciones bioquímicas que abarcan desde un aumento de la agregación plaquetaria, discrasias sanguíneas, hasta espasmos de la musculatura lisa vascular, bronquial, intestinal o de vías urinarias. Por otro lado, determinan reacciones psíquicas diversas, en las que predominan los estados depresivos. Algunos de los síntomas que provoca la sobrecarga catiónica son: malestar general, cansancio, migraña, congestión laríngea e hipoxia renal y hepática (riesgos de esteatosis) (Battestini Pons). La sobrecarga aniónica está representada por aniones del tipo oxiones que están relacionados con el oxígeno monoatómico que se desprende de la fotosíntesis vegetal o después de la descarga de una tormenta (efecto ozono). Estos oxiones actúan estimulando la corteza suprarrenal y determinando un aumento en la descarga de catecolaminas, principalmente noradrenalina y, por otro lado, potencia los procesos oxidativos. Luego, tienen acciones broncodilatadoras que alivian procesos obstructivos pulmonares (asma, bronquitis, alergias) porque restaura la ventilación pulmonar por mecanismo de broncodilatación y activación de cilias respiratorias. Además deprimen la secreción de serotonina e histamina y otras secreciones endocrinas. Regulan el sistema neurovegetativo dando predominio al tono vagal produciendo bradicardia y regulación de la presión arterial. De esta forma también resuelven trastornos funcionales (HTA, disendocrinias, ansiedad, cefaleas, miopatías, dispepsias) y trastornos orgánicos (cicatrización de heridas). En la esfera psíquica dan sensación de euforia lo que mejora el humor, levanta el ánimo, produce mayor rendimiento laboral y da efectos de sedación. Para producir los efectos biológicos en el hombre, los oxiones alcanzan las estructuras neurológicas a través del bulbo olfatorio (pasaje directo) y penetran en el sistema límbico y por medio de éste, actúan sobre el eje hipotálamo-hipofisiario, al cual estimulan; o bien atravesando la membrana alveolocapilar y alcanzando la circulación general. Los oxiones aumentan en determinados microclimas (efecto Lenard), como lluvias, cascadas, surtidores de agua, oleaje y mares. Disminuyen con la polución atmosférica y el aumento de electricidad estática (sobrecarga estática). 16 El mecanismo de acción, entonces, de la acumulación de iones en la sobrecarga estática, es a través del sistema neurovegetativo y endocrino, ambos regulados por catecolaminas, serotonina, histamina, ACTH y melatonina, estos dos últimos elementos también alterados por la sobrecarga iónica. Los fotobiólogos alemanes consideran a la luz eléctrica artificial como un nuevo tipo de estrés capaz de producir en el organismo humano cambios iguales o mayores a los que provoca el estrés psicofísico al alterar la armonía, equilibrio y sincronización de los “cronómetros biológicos internos”. Estos fotobiólogos han llamado a este nuevo tipo de estrés, tensión lumínica, que actuaría el “mecanismo de las hormonas del estrés”. Fenómeno de “efectos diferidos” Battestini Pons, estudiando al fenómeno de atracción de cargas estáticas que esos campos magnéticos generan y forman auténticas nubes de gases ionizados, con predominio de cargas positivas, que pueden superponerse o no a elementos meteoropáticos crónicos, describe lo que llama “efectos diferidos” (otros autores lo consideran efectos tardíos) que se refieren a los efectos nocivos sobre la salud humana. El fenómeno de “efectos diferidos” se observa en personas que viven cerca de las líneas de alta tensión. Los moradores en vecindad a torres y tendidos de cables de alta tensión han reportado efectos nocivos para la salud y algunos efectos físicos que esos campos magnéticos ionizados producen. Fenómenos similares se han descripto en personas que trabajan en esos campos magnéticos generados por terminales de pantalla de vídeo y otros artefactos. El fenómeno de “efectos diferidos” está referido principalmente al cáncer infantil. En relación a estos efectos y fenómenos se realizaron diversos estudios en diferentes países. Estudio Marino: a fines de la década del 70, Andrew Marino, biofísico del Centro Médico de la División de Ex-Combatientes, Syracuse, Nueva York, Estados Unidos, realizó un estudio, remedando en el laboratorio las condiciones de contaminación electromagnética que generan campos magnéticos, como ocurre con las líneas de alta tensión, y los aplicó a seres humanos voluntarios. El estudio Marino comprobó las siguientes reacciones en las personas: a) sensaciones subjetivas: hormigueos (parestesia), inquietud o nerviosismo, agotamiento físico y nervioso, cefalea, somnolencia (hipersomnia) b) alteraciones orgánicas específicas 1. cambios hematológicos en la composición de la sangre y leucocitosis en un 50% por encima de los valores normales 2. arritmias cardíacas 3. hipertensión arterial 4. disfunción sexual 5. erección del cabello o vello de la piel (“piel de gallina”). Sumados a estas reacciones biológicas, Marino reprodujo los fenómenos físicos narrados por residentes cercanos a las líneas de alta tensión: percepción de vibraciones (zumbidos) en los conductores al paso de la electricidad 17 crepitaciones aéreas debidas a partículas de ozono alteradas tanto por la radiación eléctrica como magnética salto de chispas y sensación de descarga eléctrica (dolor urente o tipo calambre) cuando la piel o, especialmente, la punta de los dedos rozaban un mueble metálico. “relampagueo” y crepitaciones al rozar prendas de fibras sintéticas (nylon o similares). encendido espontáneo (destello) de lámparas fluorescentes no conectadas a ninguna fuente o circuito eléctrico, simplemente sostenida por las manos. Marino comprobó que estos fenómenos se repetían hasta una distancia de 100 a l50 metros de la fuente emisora (torres, cables de alta tensión, etc.), atenuándose o lentificándose las reacciones, recién a los 300 metros de esa fuente y más allá de esa distancia no constaban los efectos, al menos, con nitidez y precisión. Estudio Suecia: en la década del 80 los suecos estudiaron fenómenos que se daban en operadores de terminales de pantallas de vídeo, en los que se encontraron síntomas moderados no específicos de piel. Estudiando estas enfermedades de la piel, se encontraron factores de riesgos tales como el sexo (predominaban en el femenino), carga laboral y factores psicosociales. La medición de campos eléctricos dieron valores más altos en los lugares en que se daban estos casos de enfermedad. En estas circunstancias, los mismos afectados por estos fenómenos, autodefinieron su condición como de “hipersensibles a la electricidad” y las condiciones que provocaban esos signos y síntomas tienen el denominador común de cercanía a elementos eléctricos. El síndrome de hipersensibilidad a la electricidad abarca los siguientes signos y síntomas: trastornos difusos de piel, principalmente en la cara: enrojecimiento, rubor, calor, sensación de escozor (picaduras), dolor, tirantez, hormigueos (parestesias) trastornos del sistema nervioso: cefalea, vértigo, fatiga, debilidad, escozor o picadura en las extremidades (acroparestesia), falta de aliento o disnea, palpitaciones, sudor profuso trastornos neuroconductuales: depresión, dificultades en la memoria. Si bien se le ha llamado “hipersensibilidad a la electricidad”, su origen es más polifactorial, es decir, puede deberse tanto a campos eléctricos como magnéticos y a condiciones especiales personales, dado que esos hipersensibles poseen niveles mayores de “hormonas del estrés”, que las personas testigos o no sensibles a la electricidad. A este fenómeno de exceso hormonal se le denominó “tecnostress” (“tecnoestrés” o estrés de la tecnología). La hipersensibilidad a la electricidad es un fenómeno recientemente descripto a partir de 1986. Estos efectos encontrados en forma azarosa en estudios empíricos fuera de laboratorios, llevaron a los investigadores a realizar experiencias pautadas en laboratorios, con personas voluntarias, combinada de un campo eléctrico (9 Kv . m-1) y de un campo magnético (20 T). Los resultados totalmente sanos y con niveles hormonales normales en todas sus hormonas. Estas personas recibieron una exposición de estas experiencias fue la producción de los siguientes cambios fisiológicos: disminución del ritmo cardíaco (bradicardia) 18 cambios en los componentes últimos de potenciales cerebrales (cambios electroencefalográficos). Estudio Adey: Los fenómenos provocados por la radiación en los ritmos circadianos, fueron analizados en parte, en el Estudio Adey realizado por W. Ros Adey, en el Instituto de Investigación Central de la Universidad de California, Los Ángeles, EE. UU. En 1973, este investigador realizó un experimento cronobiológico con monos. Según la teoría Adey, los ritmos biológicos están sincronizados con el campo magnético natural creado por la Tierra y otros campos naturales, factores que también varían cíclica y rítmicamente durante las 24 horas del día, obligando al organismo a adecuar en forma continua y permanente, los relojes internos. Adey experimentando en laboratorio con monos, reprodujo una atmósfera con sobrecarga eléctrica adecuada y observó que los monos expuestos sufrían: alteraciones del comportamiento (alteraciones neuroconductuales) cambios en los ritmos circadianos. Por lo tanto, de acuerdo a sus experimentos, postuló para su teoría, que las radiaciones parásitas de fuentes de contaminación EM artificiales constituyen un subcampo magnético artificial dentro del campo natural y trastocan a ese magnetismo natural, induciendo trastornos funcionales en los organismos animales, incluyendo al hombre. La cronificación de esos disfuncionalismos por exposición prolongada a radiaciones no ionizantes, provoca daño orgánico. Estudio Argentina: la Universidad de la Plata, Buenos Aires, realizó un trabajo sobre efectos biológicos de campos eléctricos o magnéticos y sus conclusiones son: cambios de funciones celulares y tisulares disminución de la hormona melatonina alteraciones del sistema inmunológico aceleración del crecimiento tumoral cambios del biorritmo cambios de la actividad bioeléctrica cerebral alteración de la frecuencia cardíaca cambios en el flujo del calcio en membranas celulares efectos en la síntesis del ADN y ARN efectos en neurotransmisión y células secretoras de hormonas. Los factores de riesgos de lesión aumentan con: humedad o temperatura ambiental: a mayor valor de estos parámetros, mayor lesión sensibilidad tisular: puede deberse a aumento de vascularidad, hipersensibilidad a la hipertermia (ejemplo: testículos),carencia de barreras anatómicas a la radiación externa (ejemplo: ojo) exposición más allá del tiempo límite, provoca desfasajes en los ritmos biológicos, hipertrigliceridemia con riesgo consecutivo de afecciones cardiaca y dificultades para operaciones matemáticas, incluso resolver sencillas cuentas de suma y resta (trastornos de memoria y atención). 19 Esa circunstancia sería un factor etiológico latente para un tumor cerebral, ya que según distintas investigaciones han confirmado la alteración del ADN, lo que sería causa probable del desarrollo de células oncógenas (cancerígenas) por activación de oncogenes. La labilidad del cerebro por su alta permeabilidad a la radiación electromagnética le hace un órgano especialmente sensible para el desarrollo de esos tumores. Tampoco hay que descartar la fisiopatología en el S.N.C. que se ha comprobado en la alteración de los neurotransmisores, en modo particular la “cascada de las catecolaminas”. No está excluido otro mecanismo a través de neurotransmisores distintos de las catecolaminas, especialmente la serotonina o sus derivados, como está indicado en la llamada “pista de la melatonina”. Esta investigación, como ya se afirmó, ha tenido efectos estocásticos, debido a que no se han unificado las técnicas y los parámetros de investigación, en el sentido de la selección de población, cantidad y tipo de radiación a usar, criterios de unificación, etc. Pero la profusión de estudios multicéntricos, las estadísticas acumuladas en casuística muy puntual y la coincidencia de resultados, dan pie firme a aceptar los riesgos señalados como posibles. Trastornos cronobiológicos por variaciones del campo magnético natural Hemos señalado que el planeta está influenciado por fuerzas gravitatorios y electromagnéticas naturales que sufren variaciones cíclicas que tiene importantes repercusiones en los procesos patológicos humanos, como la disminución de la fijación del calcio en los huesos, comprometiendo la composición de los mismos que afecta la estructura ósea y lleva a un aumento de la fragilidad del esqueleto. Las pequeñas variaciones cíclicas debidas en su mayoría a cambios de la actividad solar denominados tormentas magnéticas y las variaciones gravitatorias por atracción del Sol y la Luna sobre la Tierra como son los eclipses, luna llena, etc. generan mayor actividad electromagnética. Este aumento de las fuerzas y acciones electromagnéticas naturales, provoca en personas susceptibles cuadros asociados a procesos patológicos psicosomáticos y aumentan los casos de: 1. 2. 3. 4. signos de irritabilidad síntomas de labilidad afectiva exacerbación de episodios maníacos-depresivos trastornos de personalidad. Estas alteraciones psicosomáticas se debe a la acción del electromagnetismo, según vimos sobre los sistemas de neurotransmisores, especialmente catecolaminas, serotonina, etc. Saber cómo se producen estas situaciones patológicas ayudará a médicos y pacientes para aminorar o suprimir los efectos de las alteraciones cósmicas. Factores relacionados con el desplazamiento de las masas de aire Estos factores son esencialmente dos: 1. los frentes meteorológicos 2. los vientos y su dirección e intensidad. Frentes meteorológicos Se entiende por frente meteorológico a “todo cambio brusco en el desplazamiento de las masas de aire atmosférico”. 20 Se conocen dos tipos de frentes: 1. frente frío húmedo: que genera un centro anticiclón al oeste y una borrasca al este y trae al viento del norte. Fisiopatológicamente en el hombre produce un estímulo simpático que lleva a trastornos cardiocirculatorios, aumento de la diuresis y alteraciones de la dinámica respiratoria y, por otro lado, incrementa el dolor reumático. Son característicos los vientos fríos como el Tramuntana en Galicia y el Mestral. 2. frente cálido y seco: genera inversamente un centro anticiclón en el este y una borrasca en el este y con él llega el viento del sur. Provocan estímulo parasimpático con trastornos neurovegetativos y alteraciones de la esfera psíquica (irritabilidad, depresión, agresividad, incremento de suicidios) y junto a esto oliguria y tendencia a hemorragias. En los frentes secos y cálidos se producen tres fenómenos: 1. descenso de la presión atmosférica 2. disminución de la humedad 3. aumento de los iones positivos. Estos fenómenos inciden sobre el eje fisiopatológico representado por el complejo neuroendocrino que se inicia en la región diecenfalohipofisario, produciendo entre otras cosas, un hipertiroidismo intermitente con aumento de las catecolaminas y alternación de la tasa de serotonina. Todo ello es responsable de las distonías neurovegetativas y de los trastornos de la esfera psicosomática. Todos estos factores meteorológicos no actúan en forma aislada, sino que el estudio estadístico (univariado, multivariado, regresión múltiple, discriminante) en los trabajos que correlacionan procesos patológicos se demuestran dos hechos sobresalientes: las variables meteorológicas actúan en forma coordinada la repercusión patológica no ocurre después del cambio meteorológico sino cuando éste se aproxima (lo que explica que determinados afectados puedan predecir el advenimiento del fenómeno meteorológico como si fueran “barómetros del tiempo”). Frecuentemente los trastornos provocados por el cambio del tiempo persisten aún después de normalizado el medio ambiente y el fenómeno meteorológico ya transcurrió. Los “factores de predicción meteorológica” de los cambios bruscos de frentes son: trastornos hemocirculatorios: modificación de la presión arterial, trombosis y hemorragias desequilibrios electrolíticos: deshidratación y hemoconcentración trastornos neuroendocrinos: responsables de cambios fisiológicos multiorgánicos (reumáticos, psiquiátricos, neurológicos, circulatorios, respiratorios, endocrinológicos, nutritivos) alteración de la función reguladora de los centros nerviosos: afectan el sistema adrenérgico, el parasimpático, corteza cerebral, sistema límbico y sistema hipofisodiencefálico 21 afectación de barorreceptores y termorreceptores externos e internos. Vientos catabáticos Dentro de los vientos del sur, se encuentran los vientos catabáticos que son las corrientes descendentes que soplan desde lo alto de las montañas y se van calentando, secando y a menudo acelerando mientras bajan. Son vientos calientes, secos, altamente llenos de polvos y huracanados. Alcanzan velocidad de hasta 160 Km./h. y se calientan a más de 35º C a tal punto que funden la nieve de la montaña en regiones extensas. Con los vientos catabáticos en Hungría se ha descripto la proliferación de periostitis dentarias mientras dura el paso del aire caliente. En Suiza se registran accesos de migraña y en Japón se refieren aumento de los ataques de asma. En Rusia se comprobaron numerosos casos de ataques de apoplejía, del mismo modo que en Afganistán. En Italia se producen más infartos cardíacos. Otros trastornos descriptos son irritabilidad, mala conducta, aumento de la violencia, úlceras sangrantes, exacerbación de dolores reumáticos, especialmente los artríticos y gotosos, trastornos de aparato digestivo como distensión abdominal, cólicos y aumento de los gases en tubo digestivo (aerocolia, aerogastria). Nosotros, en un estudio personal sobre 426 personas estudiadas en la guardia del Hospital Lencinas, Mendoza, Argentina, entre 1996 y 1999, cuando corre o va a correr el viento catabático cuyano denomina Zonda (viento andino), hemos encontrado aumento de crisis asmáticas, crisis hipertensivas, arritmias, cólicos digestivos con meteorismo, náuseas y vómitos, trastornos de pánico y de ansiedad en general, crisis depresivas, aumento de decesos en enfermos graves hospitalizados, principalmente los inmunodeprimidos (SIDA), descompensados cardiorrespiratorios y terminales (ej. por cáncer). Los síntomas más frecuentes fueron cefaleas, irritabilidad, depresión, disneas y dolores articulares y cólicos digestivos. Las alternancias de aire caliente con aire frío producen letargo, exacerbación de alergias respiratorias, catarros de vías respiratorias, exacerbación de enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (EPOC), neumonitis e infecciones respiratorias. Profilaxis No se pueden modificar los fenómenos meteorológicos, pero hay diversas técnicas para aliviar sus repercusiones: cámaras climáticas artificiales: consiste en la instalación de aire acondicionado que regulan los efectos de las inclemencias de la temperatura como el calor o frío excesivos. ionizadores del aire: son aparatos dadores de iones negativos que sirven para neutralizar la sobrecarga de iones negativos. Estos ionizadores dan euforia y bienestar, tienen efecto sedante, aumentan el rendimiento laboral, y mejoran el asma, hipertensión arterial, disendocrinia, ansiedad, cefaleas, rinopatías y dispepsias y ayuda a cicatrizar heridas. Los efectos beneficiosos se deben a su acción a través de 22 sinapsis neurovegetativas, activación de la secreción de serotonina e histamina y otras secreciones hormonales. cambio de residencia a zonas meteorológicamente más estables, por ejemplo clima del Mediterráneo, Caribe, etc. prevención en individuos meteorosensibles: deben mejorar la ingesta de líquidos, principalmente soluciones hidroelectrolíticas, llevar una vida higiénica, dieta hipoproteica rica en vitaminas A, B y C con comidas frecuentes y poco abundantes, ejercicio físico reconfortante diario, busque permanentemente información sobre los cambios meteorológicos (en boletines meteorológicos publicados en diarios, TV, radio o revistas) que le pueden afectar y tome medidas como el consejo médico y la ingesta de fármacos preventivos (antialérgicos, hipotensores, preventivos o curativos del asma, digestivos antiflatulentos, ansiolíticos y/o antidepresivos, anticefaleicos, antiagregantes plaquetarios o antihemorrágicos según corresponda, analgésicos y antinflamatorios, etc.). Los fármacos corresponderán de acuerdo al efecto patológico del fenómeno meteorológico. Una vez instalada la patología deberá concurrirse al médico o a centros asistenciales para tratarla en forma sintomática o de fondo, según sea posible. Los efectos patológicos, de no ser tratados, persisten por varios días, aún transcurrido el fenómeno meteorológico que los originó. Mendoza, setiembre 1999. 23 BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. William Ferdinand Petersen - EL PACIENTE Y EL TIEMPO de Parades -GUIDE PRATIQUE DE PHEBOLOGIE Coget-Merlen - GAZ. MED. FRANCE 187 (24): 3144-3150, 1980 Farreras-Rozman, MEDICINA INTERNA, Edit. Mosby/Doyma Libros, Sección 19: 2630-2648, Madrid, 1995 5. Klatzo - Pathophysiological aspects of brain edema - ACTA NEUROPATHOL. (72): 236-239, 1987 6. Hackett, Peter H.; Yarnell, Philip R.; Hill, Richard; Reynard, Kenneth; Heit, Joseph y Mc Cormick, John - JAMA (280): 1920-1925, 1998 7. JAMA, edic. arg., vol. 8, núm 5: 161-167, 1999 8. 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