El capitán Nemo resolvió buscar el fondo

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20.000 LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO
El capitán Nemo resolvió buscar el fondo
oceánico por una diagonal suficientemente
alargada, por medio de sus planos laterales, a los
que se dispuso en un ángulo de 45'. Se llevó a la
hélice a su máximo de revoluciones y su
cuádruple paleta azotó el agua con una
extraordinaria violencia. Bajo esta poderosa
presión, el casco del Nautilus se estremeció como
una cuerda sonora y se hundió con regularidad en las aguas. Apostados en el salón, el
capitán y yo observábamos la aguja del manómetro, que se desviaba rápidamente.
Pronto sobrepasamos la zona habitable en que residen la mayoría de los peces. Si
algunos de ellos no pueden vivir más que en la superficie de los mares o de los ríos,
otros, menos numerosos, se mantienen a profundidades bastante grandes. Entre éstos vi
al hexanco, especie de perro marino provisto de seis hendiduras respiratorias; al
telescopio, de ojos enormes, al malarmat acorazado, de dorsales grises y pectorales
negras, protegidas por un peto de rojas placas óseas, y, por último, al lepidópodo, que, a
los mil doscientos metros de profundidad en que vivía, soportaba una presión de ciento
veinte atmósferas.
Pregunté al capitán Nemo si había visto peces a profundidades aún mayores.
-¿Peces? -me respondió-. Raramente. Pero ¿qué se supone, qué se sabe, en el estado
actual de la ciencia?
-Se sabe, capitán, que al descender hacia las bajas capas del océano la vida vegetal
desaparece más rápidamente que la vida animal. Se sabe que allí donde se encuentran
aún seres animados no vegeta ya una sola hidrófita. Se sabe que las peregrinas y las
ostras llegan a vivir a dos mil metros de profundidad y que Mac Clintock, el héroe de
los mares polares, sacó una estrella viva desde una profundidad de dos mil quinientos
metros. Se sabe que la tripulación del Bull Dog, de la Marina real, pescó una asteria a
dos mil seiscientas brazas, o sea, a una profundidad de más de una legua. Pero quizá me
diga usted, capitán, que no se sabe nada.
Jules Gabriel Verne (Nantes, 8 de febrero de 1828 – Amiens, 24 de marzo de 1905),
conocido en los países de lengua española como Julio Verne, fue un escritor francés de
novelas de aventuras.
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