Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas

Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas
¿QUIEN ROBO LAS TARTAS?
(Parte 3)
--¡Llama al siguiente testigo! --dijo el Rey.
El siguiente testigo era la cocinera de la Duquesa. Llevaba el pimentero en la
mano, y Alicia supo que era ella, incluso antes de que entrara en la sala, por el
modo en que la gente que estaba cerca de la puerta empezó a estornudar.
--Presente su testimonio --ordenó el Rey.
--No pienso hablar --dijo la cocinera.
El Rey miró con ansiedad al Conejo Blanco sin saber qué hacer ante esta
respuesta, y éste le dijo en voz muy baja:
--Su Majestad debe interrogar detenidamente a este testigo.
--Bueno, si hay debo hacerlo, lo haré --dijo el Rey con resignación, y, después
cruzarse de brazos y fruncir el seño, mirando amenazadoramente a la cocinera
con ojos tan entrecerrados que casi no se los veía, dijo con voz grave y
sentenciosa--: ¿De qué están hechas las tartas?
--Sobre todo de pimienta --respondió la cocinera.
--De té -dijo a sus espaldas una voz soñolienta.
--Apresad a ese Lirón –gritó la Reina--. ¡Que le corten la cabeza! ¡Que lo
expulsen de la sala! ¡Que lo pellizquen! ¡Que le corten los bigotes!
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Durante unos minutos reinó gran confusión en la sala, mientras todos
intentaban expulsar al Lirón, y, cuando todos volvieron a ocupar sus puestos,
la cocinera había desaparecido.
--¡No importa! --dijo el Rey, con aire de alivio--. Llama al siguiente testigo.
--Y añadió a media voz dirigiéndose a la Reina-: ¿Me haces el favor, cariño,
de interrogar tú al próximo testigo? ¡Estas cosas me dan dolor de cabeza!
Alicia observó al Conejo Blanco, que examinaba la lista, y se preguntó con
curiosidad quién sería el próximo testigo. «Porque hasta ahora poco ha sido lo
que han sacado en limpio», se dijo. Imaginemos su sorpresa cuando el Conejo
Blanco, con su aguda vocecita tan fuerte como podía, anunció:
--¡Alicia!
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