Fauna humana En el Siglo de Oro la principal autoridad en zoología era Plinio el Viejo, quien atribuía a los animales algunos comportamientos que hoy nos resultan pintorescos. Por eso cuando los autores satíricos caracterizaban a personas como animales, lo hacían de un modo que nos puede resultar oscuro. Así, por ejemplo, escribió Quevedo: Dígote pretendiente y cortesano llámete Plinio el nombre que quisiere, pues quien del viento alimentarte viere el nombre que te doy tendrá por llano ¿Sabes resolver el acertijo? Entonces atrévete a vincular cada animal de los siguientes con la característica especial que se le atribuía en el Siglo de Oro: a) Avestruz b) Camaleón c) Grulla d) Pelícano 1) Vela con una piedra en la boca para no dormirse 2) Alimenta a sus crías con su propia sangre 3) Se mantiene del aire 4) Es capaz de digerir hierro RESPUESTA a) Avestruz b) Camaleón c) Grulla d) Pelícano 4) Es capaz de digerir hierro 3) Se mantiene del aire 1) Vela con una piedra en la boca para no dormirse 2) Alimenta a sus crías con su propia sangre AUTORIDADES La cita de Quevedo procede de: Poesía original, ed. J. M. Blecua, Barcelona, Planeta, 1971, nº 564. El avestruz es capaz de digerir hierro: "Esta empresa del avestruz con el hierro en la boca y la letra SIC NUTRIUNTUR FORTES (Así se sustentan los fuertes). Dando a entender, que así como por tener esta ave tanta calor natural en el estómago, y tanta vehemencia de espíritu, digiere y se mantiene con hierra y con piedra, de la misma manera los valerosos..." (Juan de Borja: Empresas morales, ed. facsímil a cargo de Carmen Bravo-Villasante, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1981, 178-9). El camaleón se mantiene del aire: "Es cosa muy recibida de su particular naturaleza mantenerse de aire" (Sebastián de Covarrubias Orozco: Tesoro de la lengua castellana o española, ed. Felipe C. R. Maldonado, Madrid, Castalia, 1995). La grulla vela con una piedra en la boca para no dormirse: "Queda una [grulla] despierta [...] y para no dormirse tiene alzado el pie y en él una piedra, la cual se le cae si duerme y on el golpe torna a despertar" (Torquemada: Jardín de flores curiosas, Madrid, Castalia, 1982, pág. 347). El pelícano alimenta a sus crías con su propia sangre: "Ave cubierta de pluma blanca y negra, menos el pecho, en el cual tiene un callo bermejo como cicatriz de herida, por lo que se dice que para sustentar sus hijuelos se hiere el pecho para que en él beban su sangre" (Real Academia Española: Diccionario de autoridades, ed. facsímil, Madrid, Gredos, 1990).