Luria – cerebro como sistema funcional complejo Las formas complejas de la actividad psíquica dejaron de interpretarse como “facultades” obtenidas de la naturaleza e indivisibles a partir de un cierto límite. En lugar de la vieja concepción de las “funciones psíquicas” principales, propias del hombre y no susceptibles de cambios sustanciales en el proceso de desarrollo del hombre apareció la proposición según la cual todos los tipos de actividad del hombre, inclusive su actividad consciente, representan sistemas funcionales complejos, muchos de los cuales son sociales por su estructura y funcionales por sus particularidades funcionales. Si los procesos psíquicos son sistemas funcionales complejos, históricos por su formación y mediatos por su estructura, pierden entonces todo sentido los intentos de “localizarlos” en áreas limitadas del cerebro y buscar su base cerebral en la función de un limitado grupo de células nerviosas. El enfoque clásico de la estrecha “localización” de las funciones psíquicas se ve reemplazado por un nuevo enfoque, que consiste en el análisis de la acción reciproca de las zonas cerebrales que proporciona la normal existencia de los sistemas funcionales en complejos, de cómo están distribuidos activamente los sistemas funcionales en el cerebro y que papel desempeña cada una de las áreas del cerebro que forman parte de esta “constelación” en la realización de un sistema funcional dado. La concepción sobre la estructura sistemática de los procesos psíquicos complejos también nos permite comprender perfectamente que la perturbación de los mismos tipos de actividad psíquica se puede encontrar en casos de lesiones cerebrales totalmente distintas por su localización. A partir de nuestras posiciones actuales aparece con claridad que la misma lesión local del cerebro puede afectar a todo un complejo de funciones aparentemente muy diversas. Un atento análisis de estos síntomas-complejos que se producen en casos de lesiones muy localizadas del cerebro se convierte de este modo en un camino seguro para el estudio de la estructura interna de los procesos psíquicos y, por lo mismo, en un camino para descubrir los mecanismos internos de la conducta del hombre. Toda función, y en especial las superiores, reprendan en si un sistema funcional que se apoya en el trabajo conjunto de todo un complejo de zonas del córtex cerebral. Cada una de estas áreas aporta a la construcción del sistema funcional su factor, y la lesión de cada una de ellas, al eliminar este factor, conlleva la descomposición de todo el sistema funcional. En cada caso este sistema funcional queda afectado de modo distinto y el estudio detallado de la estructura del síntoma permite destacar el factor sobre el que asienta esa perturbación y utilizar el síntoma ara el diagnostico topográfico de las lesiones cerebrales. Queda claro que no es el síntoma lo que se debe hacer corresponder con la lesión local del córtex cerebral, sino el factor que conlleva el surgimiento del síntoma. Este factor tan solo puede descubrirse en el caso de un exhaustivo análisis psicofisiologico y este análisis o la cualificación del síndrome, es el eslabón para utilizar la perturbación de las funciones psíquicas superiores en el diagnostico topográfico. Los síntomas de la perturbación de cualquiera de las funciones psíquicas superiores pueden emplearse para el diagnostico topográfico de la lesión cerebral, pero que esto solo puede proporcionarse en condiciones de un análisis cualitativo o de la cualificación de los síntomas. Esta cualificación del síntoma es precisamente la principal tarea de la neuropsicología. La hipótesis inicial del trabajo de Luria consiste en la suposición de que en una lesión focal dada, que conlleva de modo inmediato la desaparición de uno u otro factor, todos los sistemas funcionales que incluyen en su estructura este factor quedan afectados , a la vez que todos los sistemas funcionales que no incluyen este factor perturbado se conservan inalterados. Luria – 3 bloques del cerebro como sistemas complejo. La ciencia actual ha llegado a la conclusión de que el cerebro – como sistema complejo – esta compuesto al menos por tres unidades o bloques. EL PRIMERO: incluye los sistemas de las partes superiores del tronco del encéfalo y del sistema reticular y las formaciones de archórtex (medial y basal) y permite el mantenimiento de una determinada tensión (tono) necesaria para el normal funcionamiento de las partes superiores del córtex cerebral. EL SEGUNDO: (del que forman parte las áreas posteriores de los dos hemisferios, el córtex parietal, temporal y occipital) es un complejísimo sistema que proporciona la recepción, análisis y almacenaje de la información que llega a través de los aparatos táctiles, auditivos y visuales. TERCER BLOQUE: (que ocupa la parte anterior de los hemisferios, en primer lugar los lóbulos frontales del cerebro) es un aparato que proporciona la programación de los movimientos y de los actos, la coordinación de los procesos activos y la comparación del efecto de las acciones con las intenciones iniciales (verificación) Todos estos bloques participan en la actividad psíquica del hombre y en la regulación de su conducta.