Contaminación ambiental y riesgos a la salud Por: Josefina Becerril Albarrán Licenciada en ingeniería química Docente de la Universidad Autónoma Metropolitana de México Ponencia presentada en las XIV Jolaseht Colombia Agosto 2003 Cuando los gobiernos ponen en marcha programas de control ambiental, surge la necesidad de identificar cuáles son los contaminantes de mayor prioridad. Los criterios que se utilizan para establecer la normatividad en la protección de la calidad del aire, agua potable y aguas residuales; exposición a radiaciones; incineradores municipales; eliminación de desechos sólidos; análisis cuantitativos de fugas y pruebas de nuevos productos químicos, entre otros. El proceso de evaluación de riesgos fue establecido para utilizar los conocimientos disponibles como base para predecir el impacto de la exposición a xenobióticos sobre la salud del ser humano. Palabras claves: CONTROL AMBIENTAL, CONTAMINACION AMBIENTAL, MANEJO DE RESIDUOS, EMISIONES INDUSTRIALES. En años recientes los problemas de contaminación son de tal magnitud y diversidad que la sociedad ha tomado cada vez mayor conciencia de los riesgos que esto significa y más aún, de los riesgos potenciales que pueden generarse. Las actividades industriales han traído innumerables beneficios, pero en muchos casos se ha descuidado la calidad del ambiente por la falta de control al que deben estar sujetos todos los residuos que se generan en los diversos procesos industriales y de servicios. Actualmente se enfrentan problemas generados por el manejo inadecuado de los residuos peligrosos, los cuales se reflejan en la modificación de ecosistemas con la consecuente pérdida de biodiversidad y el principal aspecto que constituyen un peligro para la salud del ser humano. Por lo tanto, la importancia de manejar adecuadamente los residuos peligrosos se deriva de la necesidad de controlar sus efectos adversos para la salud humana y los ecosistemas, así como de su impacto negativo sobre el bienestar social; resulta por lo tanto indispensable identificar el nivel de riesgo que representan los diversos tipos de residuos, y determinar los mecanismos y rutas de exposición, con el fin de desarrollar las estrategias y medidas de protección más eficientes. Un residuo peligroso se identifica como cualquier residuo sólido que presente una o más de las siguientes características (NOM- CRP- 001- ECOL/93): corrosividad, reactividad, explosividad, toxicidad, inflamabilidad y biológico infeccioso. Aunque esta clasificación señala con claridad las características que hacen que un residuo pueda ser considerado como peligroso, debe complementarse con la legislación sanitaria que hace referencia específica sobre los efectos en la salud. Cuando los gobiernos ponen en marcha programas de control ambiental, surge la necesidad de identificar cuáles son los contaminantes de mayor prioridad. Los criterios que se utilizan para establecer la normatividad en la protección de la calidad del aire, agua potable y aguas residuales; exposición a radiaciones; incineradores municipales; eliminación de desechos sólidos; análisis cuantitativos de fugas y pruebas de nuevos productos químicos, entre otros. El proceso de evaluación de riesgos fue establecido para utilizar los conocimientos disponibles como base para predecir el impacto de la exposición a xenobióticos sobre la salud del ser humano. La evaluación de riesgos para la salud humana por exposición a RP consta de cuatro pasos: 1. Recolección de datos. 2. Evaluación de la exposición. 3. Evaluación de la toxicidad. 4. Caracterización de los riesgos para la salud. La caracterización del riesgo combina la evaluación de la exposición con la de la toxicidad, lo que produce una expresión cuantitativa del riesgo al humano asociado a un determinado sitio. Los resultados obtenidos de los pasos previos dan información sobre qué tanto debe ser removido el tóxico del sitio estudiado. Habitualmente se encuentra que sólo uno de los contaminantes es altamente riesgoso y que sólo una cierta vía de exposición es importante. Esta información ayuda en las acciones de remediación de la zona afectada. Para identificar y clasificar los residuos peligrosos es importante reconocer que hay varios niveles de riesgo asociados a las diferentes exposiciones, concentraciones y características de los materiales. Para reflejar estas diferencias, varios países han incluido en sus normas de regulación métodos para graduar los residuos de acuerdo con el nivel de riesgo que estos representan. Hay varias dificultades para establecer un enfoque de tipo cuantitativo. Inicialmente, el grado de información necesaria es desalentador y bajo este enfoque se pueden definir tres categorías de residuos. La primera incluye los de mayor prioridad, ya que se sabe que tienen grandes concentraciones de los integrantes que son altamente tóxicos, móviles, persistentes o bioacumulables, como: Solventes clorados para desengrasar metales: muy tóxicos, móviles y en cierto grado persistentes en el ambiente; Residuos de cianuros: se incluyen por su toxicidad; Residuos de bifenilos policlorados: se incluyen por su persistencia y capacidad de bioacumularse. Aquellos compuestos que no pueden ser separados se agrupan en una segunda categoría, en la que se incluyen los residuos de hidróxidos metálicos (excepto los de cromo hexavalente), en los que los metales tóxicos están en una forma física relativamente insoluble y con poca movilidad. En la tercera categoría se incluyen grandes volúmenes, residuos con poco riesgo y algunos que pueden echarse a perder. En éstos la diferencia entre “no riesgoso” y “riesgoso” no es muy clara. Áreas prioritarias de la evaluación de riesgos para la salud. Con el propósito de promover la investigación de los riesgos potenciales para la salud de la población que habita en las inmediaciones de los sitios de confinamiento o disposición de RP y establecer programas de intervención e investigación aplicados a las sustancias riesgosas ubicadas en tales sitios, la Agencia para el Registro de Enfermedades y Sustancias Tóxicas de Estados Unidos (Agency for Toxic Substances and Disease Registry) ha formulado una lista de siete grupos prioritarios de riesgos para la salud. Con tal propósito, esta dependencia utilizó la información de investigaciones en el campo de la salud, evaluaciones de la situación de la salud pública y perfiles toxicológicos. Grupos prioritarios de riesgos para la salud por residuos peligrosos Anomalías congénitas. Trastornos de la reproducción. Cáncer (sitios específicos). Alteraciones inmunológicas. Trastornos renales. Trastornos hepáticos. Enfermedades respiratorias y pulmonares. Trastornos neurotóxicos El mismo organismo ha recomendado los siguientes enfoques para desarrollar estudios en estas áreas prioritarias de salud: Evaluación de la aparición de efectos adversos para la salud en poblaciones específicas. Identificación de los factores de riesgo de posibles efectos adversos a causa de la exposición a sitios de confinamiento o depósito de residuos peligrosos. Desarrollo de métodos para identificar efectos adversos para la salud. Diagnóstico de los efectos adversos, lo cual incluye investigaciones clínicas para evaluar regímenes terapéuticos. Medidas de seguridad en caso de exposición involuntaria a residuos peligrosos Es importante, en cualquier caso donde se detecte la posibilidad de exposición involuntaria a residuos peligrosos, que tanto el público como las autoridades competentes sean informadas inmediata y adecuadamente en relación con la fuente de exposición y los riesgos potenciales relacionados. Se debe instalar un sistema de comunicación e información para asegurar que el proceso de investigación que se está llevando a cabo se reporte adecuadamente y que todas las precauciones para proteger al público se estén implementando. Esta información es necesaria para orientar la reacción del público y la manipulación política del temor o la preocupación de la población. Asimismo, se deben tomar medidas para limitar o eliminar la ex posición y guardar los desechos en un área controlada o un sitio específico. El personal que maneja residuos peligrosos, ya sea en su transportación, almacenamiento, tratamiento o eliminación, está en mayor riesgo. Para prevenir la. exposición de este personal a los residuos, ya sea por inhalación, ingestión o absorción por la piel (a través de lesiones en la piel o por salpicadura en los ojos), se deben implementar programas de seguridad con medidas de protección. Para que este programa sea adecuado debe cubrir los siguientes aspectos: información, entrenamiento, organización del trabajo, protección personal, higiene personal, vigilancia médica y monitoreo ambiental. Residuos genotóxicos Las sustancias químicas que se producen en la industria han participado en el mejoramiento de las condiciones de vida para el ser humano, pero también muchos de los subproductos o residuos que resultan de los procesos de transformación industrial son indeseables por no tener una utilidad inmediata y/o por ser altamente tóxicos. Los efectos tóxicos derivados de la exposición pueden manifestarse en el corto plazo, cuando la exposición se presenta en grandes dosis (exposición aguda), o bien en largo plazo, cuando la forma de exposición es en bajas dosis durante mucho tiempo (exposición crónica). Se conocen bien los efectos inmediatos de las exposiciones humanas ocupacionales, ambientales o accidentales, que van desde dolores de cabeza, irritaciones pulmonares y dérmicas, hasta daño serio en el funcionamiento hepático, en el sistema reproductivo, en el sistema nervioso, entre otros. Los efectos en el largo plazo son menos conocidos, pero los más preocupantes son el cáncer, sobre todo porque existe un periodo de latencia muy largo entre la exposición y el daño al DNA, y los efectos genéticos, ya que pueden pasar varias generaciones antes de que las manifestaciones patológicas se hagan evidentes. La genética toxicológica es la rama de la toxicología que trata de identificar y analizar los efectos derivados de la exposición a sustancias tóxica en el material genético de los organismos. La interacción de los compuestos químicos reactivos, también llamados genotóxicos, con los ácidos nucleicos genera diversos tipos de cambios o mutaciones, tanto en las células germinales como en las somáticas. Las mutaciones, por lo tanto, son cambios en la cantidad, calidad y arreglo de los genes y de los cromosomas. Muchos mutágenos actúan a través de la interacción directa con el ADN; otros lo hacen al interferir con el aparato relacionado con la división celular; algunos más actúan rompiendo las cromátidas y los cromosomas. Por cualquier mecanismo que se produzcan, los efectos genéticos inducidos en las células reproductoras pueden estar relacionados en el corto plazo con la esterilidad, alteraciones en la morfología y número de espermatozoides, y un aumento en la frecuencia de abortos; las mutaciones inducidas en la línea germinal tardan varias generaciones en manifestarse. Cabe hacer notar que hasta la fecha no ha sido posible establecer una correlación entre la exposición a agentes genotóxicos y un aumento significativo en la frecuencia basal de mutaciones en poblaciones humanas expuestas a diversos agentes físicos y químicos. Sin embargo, estos efectos sí se manifiestan en sistemas experimentales tanto in vivo como in vitro, como es el caso de Drosophila melanogaster, en donde es muy claro que la exposición a mutágenos produce daños en las generaciones subsecuente. En la células somáticas las mutaciones pueden producir diversas enfermedades, como la arteriosclerosis y el cáncer. La carcinogénesis de origen químico es un proceso que suele manifestarse después de un periodo largo de latencia, como es el caso de cáncer de pulmón inducido por asbestos que tiene un periodo de latencia de hasta 55 años. El proceso carcinogénico es muy complejo, pero se puede simplificar de la siguiente manera: la interacción inicial del compuesto con el ADN produce una lesión premutagénica que, si es ineficientemente reparada, fija la mutación, con lo cual la célula queda iniciada; la proliferación de ésta genera un tumor maligno y, por último, la invasión a otros tejidos produce la metástasis. La exposición de los seres humanos a algunos carcinógenos químicos y el desarrollo de diversos tipos de cáncer ha podido establecerse. Se ha observado en poblaciones que viven cerca de sitios contaminados con desechos peligrosos, un incremento en la incidencia de cáncer gastrointestinal, cáncer de vejiga, anormalidades reproductivas; y malformaciones congénita. Cuando queremos evaluar el daño en el ser humano por la exposición a sustancias tóxicas, el estudio epidemiológico es el más adecuado; sin embargo, este tipo de estudio es complicado, largo y los resultados son difícilmente demostrables debido a la gran cantidad de factores a los que los individuos están expuestos. La exposición a mutágenos durante el desarrollo embrionario puede provocar la muerte del embrión o producir malformaciones en el producto; sin embargo, se ha demostrado que muchos teratógenos actúan a través de mecanismos epigenéticos. Genotoxinas en el ambiente Las toxinas de origen natural, es decir, las producidas por plantas, animales y microorganismos, son muy potentes ya que en pequeñas cantidades son extremadamente tóxicas. Entre estos compuestos, muchos alcaloides, venenos y antibióticos son genotóxicos. Los seres vivos estamos expuestos en la actualidad a los efectos de numerosos productos químicos que han sido desarrollados por el hombre, fundamentalmente a partir de la revolución industrial. Actualmente se calcula que existen en el medio ambiente alrededor de 100 000 productos químicos; cada año se generan cerca de 5 000 productos químicos nuevos, pero sólo algunos de ellos se han analizado en diversos sistemas biológicos de prueba. Entre los agentes que han resultado genotóxicos se encuentran algunos agroquímicos, agentes terapéuticos, diversos metales empleados en la industria, así como algunos solventes y colorantes. Además, la contaminación del agua, suelo y aire, así como los hábitos y la dieta individual, representan fuentes adicionales de exposición a compuestos xenobióticos. De modo que la forma de exposición de los organismos en el ambiente es constante a través de mezclas extremadamente complejas en las cuales pueden producirse reacciones sinérgicas, de potenciación o de antagonismo. Mezclas complejas La contaminación por mezclas complejas plantea dos puntos a considerar con respecto al riesgo para la salud: la capacidad analítica para identificar a los diferentes compuestos químicos y la toxicidad de las mezclas complejas examinada. En una evaluación de la Agencia Ambiental de Estados Unidos (EPA) sobre caracterización química de lixiviados provenientes de 13 sitios donde se almacenaban residuos tóxicos peligrosos, sólo se pudieron identificar compuestos que, en su conjunto, representaban el 4% del carbono total; es decir, el 96% de los compuestos que en su molécula tenían carbono no pudieron identificarse. Mucho menos, entonces, pudieron sacarse conclusiones sobre su toxicidad. Lo interesante es que en ese 4% se identificaron más de 200 diferentes compuestos. Además, no se puede asumir de antemano que la toxicidad de una mezcla es igual a la suma de las toxicidades de sus componentes individuales. Existen factores que afectan la toxicidad de las mezclas, entre ellos: la interacción de los componentes fuera y dentro del organismo, la formación e interacción de metabolitos y la respuesta celular activando procesos de desintoxicación. Esto es, cada mezcla tiene su propia toxicidad. En México, existen pocos grupos trabajando sobre mezclas, y en todos los casos se trata de mezclas simples (dos compuestos). Efectos en la salud ocasionados por los residuos peligrosos En una revisión reciente, el Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos encontró suficiente evidencia de que los residuos peligrosos causan severos efectos en la salud. Además, se indica que si bien en muchos sitios el riesgo actual es bajo, éste se incrementará en el futuro, si se considera que muchos contaminantes son persistentes y que tienen el potencial de migrar hacia los acuíferos, con lo cual la exposición humana aumentaría de manera importante. Con el objeto de realizar investigaciones enfocadas a priorizar los estudios sobre la contaminación por residuos peligrosos en México, un grupo de investigadores se reunieron para listar las 20 sustancias prioritarias según los estudios que se realizaron en diferentes lugares del país (se consideraron los ramos más importantes de la industria nacional y los resultados obtenidos en Querétaro, Hidalgo, San Luis Potosí, Coahuila, Zaca tecas y Veracruz). La lista es la siguiente (su priorización varía de zona a zona): 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Plomo Arsénico Ftalatos Tolueno Xileno Mercurio Cromo Hidrocarburos Aromáticos Benceno Cadmio 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18, 19. 20. Bifenilos Policlorados Dioxinas Cloruro De Vinilo Estireno Creosoles Manganeso Níquel Organofosforados Organoclorados Otros Plaguicidas. En la lista se encuentran compuestos sumamente tóxicos; la mayoría de ellos son neurotóxicos (plaguicidas, mercurio, plomo, tolueno, xileno, manganeso, etcétera); neurotóxicos (mercurio, níquel, cadmio, etcétera); inmunotóxicos (cloruro de vinilo, arsénico, benceno, etcétera) o hepatotóxicos (cloruro de vinilo, algunos plaguicidas, etcétera): además se encuentran relacionados con enfermedades reproductivas y malformaciones congénitas (plomo, cloruro de vinilo, cadmio, mercurio, etcétera) o se les asocia con el cáncer (arsénico, dioxinas, cromo, níquel, bifenilos policlorados, hidrocarburos aromáticos, algunos plaguicidas, cloruro de vinilo, benceno, etcétera). De lo anterior se concluye que los residuos peligrosos son tóxicos, por lo cual, en caso de que sean mal manejados, generarán un tipo de contaminación que resulta ser de alto riesgo para la salud pública. En otros países, el descuido en el manejo de los residuos peligrosos se ha convertido en un problema de salud muy complejo de resolver por el alto costo económico. Los residuos peligros pueden llegar a ser un serio problema para México. La industrialización se ha estimulado sin la instrumentación paralela de medidas que eviten la contaminación por residuos industriales peligrosos, Ejemplos de lo anterior son las áreas maquiladoras de la Frontera norte, las petroleras del sureste mexicano y las áreas industriales de los principales estados de la república. Debe quedar claro que los confinamientos de desechos industriales regulados y los procesos de minimización de los contaminantes son una necesidad para el país, y aunque pudieran resultar un riesgo ante el mal manejo, éste será siempre menor que la disposición clandestina de los residuos peligrosos. Por otro lado, de presentarse un problema, estaría localizado con exactitud y se tendría un registro de los individuos expuestos en contraste con lo que ocurre con los RP que se localizan indiscriminadamente a cielo abierto en el territorio nacional. Minimización de residuos La minimización de residuos de un proceso productivo en una industria, comercio o empresa de servicios es la adopción de medidas organizativas, operativas y tecnológicas que permitan disminuir –hasta niveles económica y técnicamente factibles- la cantidad y peligrosidad de los subproductos y contaminantes generados que requieren de un tratamiento o eliminación final. Esto se consigue por medio de su reducción en el origen o cuando ésta no es posible, el reciclaje de los subproductos en el mismo proceso o en otros, o mediante la recuperación de determinados componentes o recursos que contienen. La prevención de la generación de residuos peligrosos, incluye tres grados o niveles diferentes: Evitar por completo generar residuos: lo cual implica la eliminación virtual de las sustancias peligrosas empleadas como materias primas en la producción de bienes, la fabricación de los productos que usualmente las contienen, así como su consumo, además de reducir la intensidad del consumo de materiales y energía. Reducir los residuos en las fuentes generadoras: a través de disminuir al máximo el uso de sustancias tóxicas o peligrosas como materias primas. Reutilizar los productos: tanto en usos originales, como en otros usos, sin que sea necesario someter a los productos usados a un tratamiento previo a su reutilización. El reciclado involucra el reprocesamiento o tratamiento de los residuos peligrosos, a fin de generar materiales secundarios reaprovechables, por lo cual los procesos son muy similares a los que realizan las industrias de la transformación y la diferencia principal estriba en que, en los primeros, se emplean residuos como insumos y en los segundos materias vírgenes o materiales primarios. Algunas estrategias que se llevan a cabo para la minimización de residuos son: la agrupación de las corrientes residuos en distintas categorías, con diferentes características y peligrosidad; la elaboración de inventarios de generación para determinar el volumen de las diferentes corrientes generadas; la identificación, caracterización y ubicación de sus fuentes e incluso la determinación de las oportunidades de prevención e identificación de las barreras que se oponen a ello. La minimización constituye la principal opción para resolver el problema de los residuos y emisiones de las empresas y una oportunidad económica para reducir los costos productivos y lograr otras mejoras en los procesos. La legislación del manejo de los residuos peligrosos es cada vez más exigente y en ocasiones sólo se puede satisfacer adoptando medidas de minimización. Frente al costo del tratamiento y eliminación o de la remediación de la contaminación y reparación de los daños por manejo inadecuado de residuos peligrosos, las medidas de minimización suponen ahorros de los gastos de eliminación, disminuyen el consumo de materiales y son, con frecuencia, inversiones muy rentables. Gran parte de las medidas de minimización suelen reportar mejoras en la calidad de los productos así como del ambiente de trabajo, con sensibles repercusiones en la productividad. Objetivos de un programa de minimización Los objetivos de cada empresa en materia de minimización dependerán del entorno legal, social y económico en que se desarrolle su actividad, así como de la importancia que los ciudadanos concedan al ambiente, pero siempre deben ser: Consistentes con el resto de los objetivos de la empresa, dentro de un plan general de desarrollo. Flexibles, para poder adaptarlos a una realidad cambiante. Cuantificables, para conocer hasta qué punto se alcanzan. Comprensibles para todos los empleados. Alcanzables con los medios materiales y humanos asignados por la dirección, en un plazo razonable. Por ejemplo, una empresa puede fijar como objetivo eliminar por completo el uso de compuestos químicos que dañan la capa de ozono en tres años, mientras que otra empresa puede estar más interesada en minimizar sus residuos y emisiones en un 25 % en cuatro años. Costos y beneficios de un programa de minimización Tipos de costos de la minimización Los beneficios de la minimización sólo pueden entenderse cuando se considera objetivamente el impacto real de la generación y manejo de los residuos y de las emisiones a la atmósfera y al agua, incluyendo los costos: directos, los ocultos por su gestión, los intangibles y los de las responsabilidades futuras. Los costos directos son los que se destinan a la recolección y transporte de los residuos, el costo del tratamiento y/o su eliminación, sueldos de los trabajadores asignados a estas actividades, costo de las materias primas consumidas en exceso, seguros de operación y de transporte, impuestos sobre los residuos y las emisiones contaminantes, si es que existen. Los costos ocultos son difíciles de determinar porque algunas empresas incluyen total o parcialmente los costos del manejo de residuos y los incluyen en los gastos generales o las nóminas, como son: la obtención de permisos, las horas de operarios dedicados al trabajo administrativo o el costo de los análisis de laboratorio. Los costos intangibles se refieren al beneficio que puede ponerse de manifiesto en aspectos tan importantes como: la percepción del público de que la empresa cuida y valora el ambiente y trata de reducir el impacto que causa su actividad, lo que puede representar un efecto positivo en las ventas. También la mejora en las condiciones de seguridad e higiene de los trabajadores al disminuir el volumen de materiales peligrosos en la planta. Además, debe tenerse en cuenta que la minimización facilita el cumplimiento de la legislación y permite a la empresa afrontar normas más estrictas en el futuro. Desafortunadamente, cuando los administradores no pueden cuantificar alguna partida que interviene en los costos, no la consideran, cuando muchas veces estas partidas deberían constituir los criterios básicos para tomar decisiones en materia de minimización. Costos de las responsabilidades futuras. La responsabilidad de la empresa sobre los productos peligrosos que utiliza, sus residuos y emisiones implica que debe pagar la reparación de los daños que éstos puedan ocasionar al ambiente o a terceros, además de las posibles multas o sanciones que pudieran afectarla. Beneficios de la minimización En resumen dentro de los beneficios que se alcanzan al implantar un programa de minimización de residuos se pueden mencionar los citados en la siguiente tabla. Tabla 1 . Beneficios de los programas de minimización de residuos peligrosos Económicos: Legales: Responsabilidad: Imagen pública: Ahorros por aprovechamiento de materias primas Reducción de costos por disposición Reducción de costos por tratamiento Disminución de costos por sanciones Certificación del programa de minimización de residuos Responsabilidad por la seguridad de los trabajadores de la empresa Responsabilidad por problemas ambientales en plantas de tratamiento, almacenamiento, transporte y disposición. Imagen ante la comunidad y los empleados Imagen por el respeto al ambiente Una vez adoptada la decisión de implantar un programa de minimización en la empresa y, antes de analizar las posibilidades existentes, es importante considerar los siguientes aspectos, sin los cuales el plan estará destinado al fracaso. Obtener el apoyo del personal clave de la empresa (dirección general, autoridades). Definir objetivos y metas. Adquirir conciencia de los beneficios del plan y de sus costos. Elaborar un programa de actividades para implantar el programa de minimización. Determinar al responsable del programa de minimización. Definir las responsabilidades. Elegir a la persona idónea para ocuparlo. Realizar un diagnóstico de los residuos y las emisiones susceptibles de minimizar. Formar un equipo de trabajo. Involucrar a todos los departamentos de la empresa que participen en la generación de residuos o emisiones. Coordinar el programa con otros programas existentes. Involucrar a todos los trabajadores de la empresa. Motivarlos para obtener su colaboración. Un programa de minimización consta de varios pasos, dentro de los cuales se pueden mencionar los siguientes: Revisión de las operaciones de la planta, de los diferentes tipos de residuos y selección de las áreas de trabajo que sean generadoras de residuos y/o emisiones Listar las opciones con potencial para la minimización de los residuos en el punto seleccionado Evaluar la factibilidad técnica y económica de las opciones listadas, seleccionando la más viable para su implantación. Balances de materiales. Control de entradas y salidas Una herramienta muy útil en los programas de minimización de residuos son los “balances de materiales” dado que permiten la cuantificación de pérdidas o emisiones que no hayan sido consideradas previamente. Las fuentes de información de los balances de materiales principalmente son: Medición de flujo. Estadísticas de compras de materias primas. Inventario de materiales. Inventario de emisiones. Especificaciones de producto. Balance de materiales del diseño de proceso. Datos de producción. Procedimientos de operación estándar. Manuales de operación. Manifiestos de residuos generados. Buenas prácticas para la minimización de la generación de residuos El objetivo de las buenas prácticas es reducir la generación de las pérdidas sistemáticas o accidentales de materiales, que se presentan en forma de contaminantes (como residuos o emisiones) y de esta manera aumentar la productividad, sin hacer cambios en tecnología o materias primas, centrándose principalmente en los factores humanos y organizativos de la producción. Dentro de las buenas prácticas que pueden conducir a la minimización de residuos se pueden mencionar las siguientes: Coordinación entre departamentos Para la implantación de las buenas prácticas es de vital importancia la coordinación entre los departamentos de producción, personal, finanzas, contabilidad y compras principalmente por las siguientes razones: Evitar comprar materiales en exceso. Evaluar la posibilidad de comprar materiales alternativos de menor peligrosidad. Reducir la variedad de materiales utilizados dentro de la planta. En el diseño de nuevos productos, equipos y procesos tener en cuenta la minimización de residuos y emisiones. Planificar la producción teniendo en cuenta la minimización de residuos y emisiones. Maximizar el tamaño de las cargas a los equipos de proceso. Dedicar un equipo de proceso para un solo producto. Estudiar el ajuste de los parámetros de control para producir la mínima cantidad de subproductos y residuos. Control de inventarios Comprar la cantidad de material estrictamente necesaria para cada tarea o etapa de producción, de manera que no sobre material. Reciclar los materiales sobrantes en la misma planta. Desarrollar procedimientos de control de calidad para las materias primas antes de su aceptación o compra. Etiquetar todos los contenedores. Aplicar la técnica de producción ágil y oportuna. Sensibilizar a los empleados para que utilicen primero los productos más antiguos y realicen la rotación de los contenedores situados en el fondo de los estantes, hacia adelante, cuando llegue el material nuevo. Reducir el número de contenedores parcialmente llenos. Utilizar sistemas informáticos para el seguimiento de materias primas y producto terminado. Almacenamiento y manipulación de materiales Almacenar los materiales de acuerdo a las instrucciones del fabricante. Mantener la distancia apropiada entre materiales incompatibles. Establecer los procedimientos para la detección, contención y saneamiento de derrames de sustancias almacenadas. Ordenar los bidones según su peligrosidad y grado de utilización en el área de almacenamiento. Conservar el área de transporte en el almacén de materias primas, bien iluminada, limpia y sin obstáculos. Mantener los contenedores, bidones y tanques herméticamente cerrados. Utilizar contenedores o materiales de embalaje reutilizables. Prevención de fugas y derrames Almacenar los contenedores de manera que la posibilidad de roturas sea mínima y se facilite la detección visual de corrosión o fuga. Asegurar que todos los contenedores sigan un programa de mantenimiento y estén en buenas condiciones. Establecer procedimientos escritos para todas las operaciones de carga, descarga y transferencia. Llenar los tanques por el fondo. Instalar alarmas de rebose en los tanques y comprobarlas periódicamente. Diseñar sistemas de válvulas de seguridad que incluyan sistemas de cierre. Utilizar tanques de techo móvil para evitar la formación de vapores. Elaborar informes de todas las fugas y derrames y sus costos asociados. Realizar estudios de prevención de fugas y derrames durante las fases de manejo de los materiales y residuos. Mantenimiento preventivo Inspeccionar periódicamente los equipos y las operaciones de manejo de los materiales y residuos. Llevar un registro computarizado del historial de los equipos. Realizar un seguimiento de los costos de mantenimiento para cada equipo, así como del manejo de los residuos y de las emisiones generadas. Segregación de residuos Separar los residuos en la etapa del proceso en que se generan. Separar los residuos líquidos de los sólidos. Separar los materiales peligrosos de los no peligrosos. Separar los residuos peligrosos según el tipo de sus principales componentes. Guías o manuales de operación Describir en detalle los procedimientos normales de operación. Listar las condiciones y controles de operación, con los niveles permisibles de emisiones y de descargas. Describir las normas de seguridad y procedimientos de actuación en caso de emergencias (simulacros). Disponer de las hojas de seguridad en cada área donde se utilicen materiales peligrosos. Tratamiento físico para residuos peligrosos El tratamiento físico involucra una amplia variedad de técnicas de separación en la práctica común en la industria. Siempre que un residuo contenga líquidos y sólidos debe ser tratado, la separación física debe ser considerada primero, debido a que es más costo-efectiva y es la solución menos complicada a muchos problemas de manejo de residuos. Los procesos físicos para la separación de líquidos y sólidos incluyen el tamizado, sedimentación, clarificación, centrifugación, flotación, filtración, adsorción, evaporación, destilación, división, y la ósmosis inversa. Estos procesos involucran la separación de la materia suspendida de la fase líquida y dependen principalmente de la calidad y características de los sólidos suspendidos en la relación con la fase líquida. Los niveles de tolerancia para los sólidos residuales en los efluentes tratados son importantes en la selección de la mayoría de los procesos de tratamiento más efectivos. Las partículas grandes con altas densidades generalmente son mucho más fáciles de remover que las partículas de bajas densidades, dividas finamente. El tratamiento físico por lo general transfiere los constituyentes peligrosos de un medio a otro sin cambiar sus características básicas. Por lo general el tratamiento físico es usado en combinación con otras tecnologías de tratamientos para una disposición óptima de los residuos. Tamizado El paso inicial en el tratamiento del agua residual involucra el uso de series de barras, de coladores, y/o tamices para la remoción de sólidos grandes, tales como el plástico, madera, papel, con base en el principio del tamaño de las partículas. Los sólidos finos que permanecen pueden requerir un tratamiento físico posterior y quizá un tratamiento químico y biológico también. Por ejemplo, los coladores, son efectivos en la remoción de partículas sólidas a través de los residuos líquidos previos al tratamiento térmico. Sedimentación La sedimentación es la remoción de sólidos suspendidos a partir de los líquidos por medio de la sedimentación gravitacional. La velocidad del líquido debe ser reducida hasta el punto en el que el tiempo de retención en el recipiente de sedimentación sea suficiente para que los sólidos se sedimenten por gravedad. La velocidad de sedimentación es afectada principalmente por el tamaño, forma, y densidad de las partículas sólidas así como por la densidad de la fase líquida. Conforme las partículas se sedimentan, estas se aceleran hasta que el arrastre de la fricción en la superficie contra el líquido iguale el peso de la partícula en el líquido. Clarificación Los clarificadores eficientes y efectivos son usados por lo general para lograr una sedimentación rápida por gravedad y la remoción de partículas sólidas de los residuos líquidos. Normalmente, la meta en la clarificación es producir un efluente líquido claro, más que un lodo deshidratado denso. Los estanques de sedimentación grandes pueden ser usados para clarificar el agua residual si están disponibles los recursos y un terreno suficiente. Estos estanques de sedimentación son medidos típicamente para mantener varias semanas una descarga de los sistemas acuosos diluidos. El tiempo de residencia en los estanques debe ser suficiente para permitir que las partículas sólidas se sedimenten por gravedad y sean recolectadas en el fondo del estanque. El sobreflujo de líquido remanente después de la remoción de sólidos es movido del estanque para su descarga, reciclaje, o su tratamiento posterior. El recipiente más comúnmente usado para la sedimentación en el tratamiento de líquidos acuosos diluidos tales como el agua residual es el clarificador de alimentación central. Este tipo de clarificador combina el mezclado, coagulación, floculación, y la subsiguiente clarificación en una sola unidad. El líquido residual fluye en el centro del clarificador, donde es mezclado con químicos que mejoran la coagulación, floculación, y sedimentación. La concentración de sólidos puede ser de varios ordenes de magnitud más alta en la zona de mezclado que en otras partes del clarificador. Esta alta concentración aumenta notablemente la velocidad de las reacciones de desestabilización y el crecimiento de las partículas deseado. Los mezcladores de velocidad variable son usados para controlar las velocidades de coagulación y floculación de la concentración de sólidos en las zonas de sedimentación de caída libre. Estas zonas deben tener un área de sección transversal para reducir la velocidad de líquido hacia arriba y permitir el flujo hacia abajo de los sólidos. El lodo sale desde el fondo del clarificador con la ayuda de un tubo eliminador de lodos o un sistema de bombas y rastrillos. El efluente acuoso tratado se sobrepasa y es eliminado para ser descargado o mandado a un tratamiento posterior. Los clarificadores de contacto sólido combinan el mezclado, floculación, y sedimentación en una sola unidad. Estas unidades mantienen una alta concentración de sólidos, la cual incrementa notablemente el crecimiento de las partículas de los sólidos floculados, reduciendo de esta manera el tamaño del equipo. En la unidad de recirculación de la lechada, el alto volumen de floculos es mejorado por la recirculación de la zona de floculación hacia la zona de clarificación. Conforme los floculos más grandes se sedimentan en el fondo, los floculos finos son removidos del líquido por contacto con estos. La floculación y concentración de sólidos en la zona de reacción son controladas por mezcladores de velocidad variable. Se debe mantener un balance cuidadoso entre la fase sólido-líquida no tratada y los sólidos del efluente que están siendo removidos del fondo del clarificador. Para que las unidades de contacto de sólidos operen eficientemente, se deben mantener grandes volúmenes de sólidos en el sistema de clarificación. Centrifugación Las centrifugas son empleadas frecuentemente en la deshidratación de los residuos de lodos hasta un 10 a 40% de sólidos en peso. El objetivo de la deshidratación es por lo general producir una torta sólida con una densidad suficiente, fuerza, y contenido de sólidos para permitir el transporte de un residuo sólido a un sitio de disposición final. Esta operación por lo general sigue un proceso de clarificación convencional y el espesamiento de los sólidos. Si el lodo es para ser incinerado, este debe ser deshidratado lo suficiente para minimizar los requerimientos de combustible auxiliar para la incineración. El centro de la centrifuga por lo general contiene sólidos suspendidos divididos finamente que pueden ser reciclados al clarificador o de otra manera removidos con un tratamiento posterior. Las centrifugas son usadas en aplicaciones para la deshidratación debido a que son compactas, tienen una alta capacidad de rendimiento, y son simples de manejar. El uso de las fuerzas gravitacionales en la centrifugación incrementa notablemente la eficiencia de separación cuando se compara con la clarificación por gravedad convencional. Esto reduce el tiempo de retención requerido porque las partículas sólidas tienen que sedimentarse solo unas cuantas pulgadas en vez de muchos pies, como en el clarificador. Las centrifugas de canasta y tazón son los tipos más comúnmente usados en la deshidratación de lodos. Los polielectrolitos son usados por lo general para mejorar el funcionamiento de las centrifugas y son seleccionadas por lo general en base a los casos específicos para que se apeguen a las propiedades del lodo y a los requerimientos esperados del efluente. Separación por ciclón Los ciclones son ampliamente usados para remover partículas mayores a 10 m en diámetro de las corrientes gaseosas. Las partículas son separadas del gas por una fuerza centrifuga y removidas de la parte de abajo del cono del ciclón. Flotación Los sólidos de baja densidad y los hidrocarburos sólidos pueden ser separados de los líquidos por flotación con aire. El aire es introducido en el líquido residual en forma de burbujas muy pequeñas, las cuales se unen a las partículas que van a ser removidas. Las partículas entonces suben a la superficie para ser removidas por desnatadores. La ley de Henry describe la relación para los gases no ionizantes de baja solubilidad. Esta plantea que la concentración de los gases disueltos en el líquido será directamente proporcional a la presión parcial del gas arriba de la superficie líquida: En la flotación las microburbujas de aire pueden unirse a las partículas por contacto o por su formación en la interfase sólido-líquido. Estas también pueden quedar atrapadas bajo partículas más grandes o convertirse en parte integral de los floculos. Este potencial para incorporarse en las estructuras de los floculos promueve el uso de polielectrolitos, los cuales pueden mejorar la floculación de las partículas sólidas en los sitios de formación de burbujas de aire. Las partículas en contacto con el aire, las cuales tienen una gravedad específica menor a la del agua, se elevan a la superficie. Los rayadores mecánicos remueven entonces las partículas flotantes de la unidad de flotación, y el líquido es removido del fondo. Filtración En la filtración el líquido es pasado a través de un medio poroso para remover los sólidos suspendidos. Durante este proceso, los sólidos depositados se añaden al espesor del medio poroso. Los filtros de arena son comúnmente usados como un paso final de clarificación en el tratamiento de las aguas residuales para producir un efluente de alta calidad. Conforme el agua tratada fluye a través de la arena, los sólidos suspendidos forman una especie de tapete en la parte superior del lecho del filtro. El flujo a contracorriente es usado periódicamente para limpiar el lecho, removiendo la capa de sólidos que no se requieren. Los filtros de multi-medios ofrecen una flexibilidad de operación mucho mayor, más larga en factores de corriente, y velocidades de filtración más altas que los filtros simples o medios. El medio seleccionado debe tener diferentes tamaños de partículas y gravedades específicas para que algo del medio quede en la parte superior del otro después del lavado a contracorriente. La parte superior, el medio más ligero provee de un paso de filtración de partículas más gruesas, seguido del paso final de clarificación a través del medio del fondo, más pesado. Por lo general, la antracita del fondo (con una gravedad específica de 1.6 y un tamaño de partícula de 1 mm) y la arena de sílice (con una gravedad específica de 2.6 y un tamaño de partícula de 0.5 mm) son usadas en los filtros multimedios. La antracita permite corridas en los filtros más largas a grandes velocidades contribuyendo con el paso de filtración de partículas más gruesas. La adición de un tercer medio, como el granate (con una gravedad específica de 4.5 y un tamaño de partícula de 0.3 mm) puede incrementar más a fondo la eficiencia de filtración. Para la deshidratación de lodos por lo general son usados los filtros al vacío, prensas de cinturones, y filtros prensa y estos pueden producir una torta de filtración con un contenido de sólidos tan alto como 50%, dependiendo de la lechada que este siendo deshidratada. El sistema de filtración con tambor al vacío, comúnmente usado para deshidratar lechadas y lodos es un tambor cilíndrico perforado que rota a través de una fase que contiene sólidos-líquidos para ser deshidratada. Se aplica vacío al interior del tambor, y la separación es realizada por medio de la remoción del líquido a través de un medio filtrante, por lo general un filtro de fábrica. Conforme los sólidos iniciales se recolectan en el medio filtrante, estos actúan como un filtro adicional para formar así una torta. Por lo que es deseable que la torta sea formada gradualmente y que el vacío sea aplicado a través del paso de filtración del líquido. Esto permite que el agua sea removida a través de la torta filtrada y el medio filtrante hacia el interior del tambor y el filtrado a ser removido. El nivel del líquido en el recipiente debe ser determinado en conjunto con el tiempo del ciclo del tambor rotatorio que produce el espesor y el contenido de sólidos de la torta deseada. Los niveles de líquido altos generalmente producen tortas filtradas más gruesas con menos sólidos que los niveles de los líquidos en el fondo, asumiendo que todas las demás variables permanecen constantes. El medio filtrante es seleccionado en base a la calidad de la torta deseada y a la velocidad de producción. Los lodos más gruesos generalmente se filtran y liberan del medio más fácilmente que los lodos ligeros. Las partículas sólidas grandes son también más deseables que las finas, debido a que puede ocurrir la obstrucción del medio filtrante si se presenta niveles mayores de partículas finas. El contenido de sólidos de la torta filtrada puede variar considerablemente, dependiendo de las características de la lechada que esta siendo deshidratada. Las lechadas inorgánicas ofrecen el potencial de ser deshidratadas hasta un 70% de sólidos, mientras los lodos biológicos puede alcanzar solo un nivel del 25%. Los químicos de coagulación y floculación son por lo general usados junto con los filtros al vacío, ya que las partículas floculantes grandes se filtran más fácilmente y tienen una menor tendencia a obstruir los filtros. Mientras el uso de estos químicos requiere de un paso de pre-tratamiento adicional, este es normalmente más efectivo en maximizar la eficiencia del filtro de tambor rotatorio. Las prensas de bandas son filtros continuos que usan la presión para mejorar la deshidratación. El lodo acondicionado es alimentado a una banda porosa, de tamiz fino, en movimiento, donde el drenaje inicial permite que se de el espesamiento. Esta es la zona de drenaje por gravedad. Este lodo pasa entonces entre dos tamices donde se le aplica presión y ocurre una deshidratación parcial. Después se usa una presión adicional para mejorar la deshidratación en la zona de corte. El lodo acondicionado se aplica en la parte de arriba del medio de la banda, el cual es por lo general un tamiz de fábrica de plástico o de metal. Las prensas de bandas son particularmente deseables para lodos que son difíciles de deshidratar. El contenido de sólidos en la torta varía del 10 al 40 %, dependiendo del lodo que va a ser procesado. Las estructuras de los filtros prensa y de placas son comúnmente usadas para deshidratar lodos. Este tipo de filtros prensa consiste de placas verticales montadas en una estructura y presionadas juntas. Entre cada placa existe un medio filtrante, el cual por lo general es plástico en forma de red. Mientras los líquidos están pasando a través del medio filtrante, los sólidos están siendo recolectados en la superficie de las placas. La pasta que será deshidratada es alimentada al filtro prensa hasta que la velocidad del flujo baje significativamente. La precipitación electrostática de las partículas sólidas en las corrientes gaseosas es un sistema de recolección en seco efectivo. Cuando la corriente gaseosa con partículas pasa a través del precipitador, las partículas adquieren una carga negativa y migran hacia la placa cargada positivamente. Las partículas se adhieren a la placa y periódicamente caen en forma de hojas a un tanque de recolección. La velocidad del gas es mantenida lo suficientemente baja para permitir el control del flujo. La velocidad de migración de las partículas es dependiente de la velocidad electrostática. Sorción El uso de un adsorbente para remover una sustancia específica de una solución es llamado adsorción, la cual es la adhesión física de las moléculas o partículas a la superficie de un sólido adsorbente sin una reacción química. Esto contrasta con la adsorción, la cual involucra la penetración de las moléculas o partículas en el adsorbente sólido. La sorción es comúnmente usada para referir tanto a la adsorción como a la absorción, ya que ambas pueden ocurrir simultáneamente en sistemas de aguas residuales. Adsorción La remoción de sustancias orgánicas e inorgánicas de un agua residual con carbón activado es realizado por medio de la adsorción de sustancias químicas en una matriz de carbón. En el tratamiento de aguas residuales, el carbón activado es ampliamente usado para adsorber sustancias orgánicas no deseadas. Es usado ya sea en forma de polvo o granular, dependiendo de la aplicación y de la economía. Es producido por la carbonización controlada de sólidos con alto contenido de carbón, seguidos de la activación con vapor o aire caliente. La efectividad del carbón activado en la remoción de estos constituyentes peligrosos de las corrientes acuosas es directamente proporcional a la cantidad de área superficial del carbón activado, ya que la adsorción es una reacción de superficie. El carbón activado por lo general tiene un área superficial total en el intervalo de 600 a 1000 m 2/g. Es poroso, y el tamaño de los poros es importante en la determinación de la efectividad del adsorbente. Cuando el carbón activado entra en contacto con la solución acuosa que contiene sustancias orgánicas, ocurre la adsorción de los solutos orgánicos. La mayor parte de la adsorción es un proceso físico provocado por las fuerzas de van der Waals, las cuales son reversibles. Los compuestos orgánicos que son menos solubles en el agua son más propensos a ser adsorbidos en el carbón activado. Debido a la inversión tan alta y a los costos de operación, la separación física de estos químicos de las corrientes acuosas es generalmente costo-efectiva solo cuando los contaminantes están presentes en cantidades muy diluidas. La adsorción con carbón es típicamente usada para tratar corrientes acuosas diluidas con compuestos orgánicos en baja concentración en partes por millón. Los gránulos de carbón son colocados en columnas o recipientes y son operadas hasta que la efectividad de las columnas de carbón alcanza el punto de disminución de retorno. La adsorción con carbón activado puede ser usada también para remover los compuestos orgánicos volátiles (VOCs) para reducir las emisiones de aire de estos contaminantes. Los VOCs son removidos después del lecho con vapor o aire caliente para regenerar el lecho. Absorción La absorción de gases ocurre cuando los componentes solubles de una mezcla de gases son disueltos en un líquido. La absorción puede ser física o puede involucrar una reacción química con compuestos en la solución líquida. Los ejemplos de absorción en el tratamiento de sustancias peligrosas incluye la absorción de agua del amoniaco o cloruro de hidrógeno de las corrientes gaseosas. El soluto es normalmente recuperado por medio de la división o destilación, y el líquido absorbido es reciclado nuevamente al absorbedor. Por lo general las torres empacadas son usadas para la absorción del gas. Estas consisten de una columna con una entrada de gas y un distribuidor en el fondo, una entrada de líquido y un distribuidor en la parte de arriba, una salida de gas en la parte de arriba, y una salida de líquido en el fondo. La columna es empacada con sillas, anillos, u otras formas sólidas para proveer un contacto gas-líquido bueno para una absorción eficiente. La gran cantidad de porosidades en la torre empacada aseguran un flujo adecuado tanto del líquido y el gas sin una caída excesiva de presión. Evaporación, destilación y condensación La evaporación de los líquidos es ampliamente usada en muchas aplicaciones del manejo de residuos peligrosos. Todos los líquidos ejercen una presión de vapor, la cual es una medida de la volatilidad del líquido. Los líquidos con una alta presión de vapor se evaporan fácilmente, mientras aquellos con presión de vapor menor se evaporan más lentamente, además de que requieren la adición de calor para mejorar la velocidad de evaporación. La temperatura de ebullición de un líquido puro ha sido alcanzada cuando la presión de vapor del líquido iguala a la presión atmosférica. Las sales solubles y otras impurezas residuales en el líquido disminuyen la presión de vapor y elevan su punto de ebullición. Conforme el líquido es evaporado, la solución residual se convierte en más concentrada y eventualmente saturada con sólidos disueltos. Las técnicas de separación física son generalmente usadas antes de los procesos de evaporación, debido a que la separación reduce la formación de sólidos y mantiene eficiencias de transferencia de calor altas. La evaporación produce un licor concentrado que por lo general contiene residuos. Por medio de la evaporación del solvente (por lo general el agua o un hidrocarburo valioso), el volumen de residuos que debe ser tratado finalmente es reducido notablemente. La evaporación de los líquidos de los residuos peligrosos puede ser realizada a través de evaporadores de efecto múltiple, destilación, la remoción con vapor, o la remoción con aire. Los evaporadores usan tubos de vapor para calentar el líquido residual hasta su punto de ebullición. Estos tubos por lo general son sumergidos en el líquido para maximizar la transferencia de calor y promover una evaporación eficiente. El evaporador debe tener suficiente espacio disponible para lograr la separación deseada entre el destilado y el líquido desechado. La destilación, la separación de dos o más líquidos por vaporización y condensación, es más efectiva en las corrientes de residuos que requieren una separación de alta pureza. La destilación fraccionada puede producir un destilado de alta pureza y corrientes de fondo que pueden ser recicladas o vendidas. Dependiendo del potencial del mercado para los componentes de las corrientes de líquidos residuales, la destilación puede ser una operación lógica para la separación en sustancias de alta pureza que puedan hacer esta forma de tratamiento de residuos un negocio atractivo. La condensación es un proceso simple para remover los VOCs por medio de la reducción de la temperatura de las corrientes gaseosas o por medio del incremento de la presión de vapor. Normalmente estos VOCs recuperados pueden ser reciclados de nuevo en el proceso. Remoción con aire La remoción con aire puede ser usada para remover concentraciones bajas de sustancias peligrosas disueltas en agua. Las torres de remoción pueden ser inducidas por las torres de corrientes de aire, similares a las torres de enfriamiento, con un flujo a contracorriente del solvente gas-aire de arriba y el líquido solvente-agua de abajo. El sistema gas-líquido desarrolla un equilibrio basado en la Ley de Henry. Las corrientes de aire residual pueden seguir entonces un tratamiento posterior, como la incineración o la adsorción con carbón. La remoción con vapor involucra la inyección de vapor vivo directamente en el líquido residual para volatilizar y separar los compuestos más ligeros. La remoción con vapor es efectiva en la separación de concentraciones bajas de compuestos orgánicos volátiles. La remoción elimina los contaminantes volátiles de una corriente acuosa residual y los hace parte del vapor del proceso de tratamiento. Osmosis inversa Por el proceso de osmosis, un solvente fluye a través de una membrana semipermeable de una solución diluida a una solución más concentrada. El solvente normalmente fluye en la dirección que reducirá la concentración de la solución más fuerte. La presión osmótica de la solución es aquella presión que cuando es aplicada a la solución solo prevendrá el paso del solvente a través de la membrana semi-permeable. En la osmosis inversa, una presión diferencial que excede la presión osmótica es aplicada a la membrana, provocando que el solvente fluya de la solución más fuerte a la solución más débil. La osmosis inversa tiene aplicación en la concentración de los residuos acuosos con sales para producir soluciones salinas concentradas y agua de alta pureza; en este caso, se utiliza una presión hidrostática y una membrana semi-permeable.