NOTA DE PRENSA DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN La Fundación BBVA publica El conocimiento científico como referente político en el siglo XXI Los investigadores ponen de manifiesto la importancia del asesoramiento científico en la toma de decisiones políticas La prevención de las consecuencias del cambio climático y la protección de la biodiversidad, el control y la resolución de las emergencias ambientales y las crisis alimentarias son algunas de las cuestiones en las que la ciencia debe ser el punto de partida para el diseño de políticas públicas En los últimos 100 años, la temperatura ha aumentado entre 0,3º C y 0,6º C y el nivel del mar se ha incrementado entre 10 y 25 cm. Algunas previsiones indican un aumento de entre 1,4º C y 5,8º C y una subida del nivel del mar de entre 9 y 88 cm. para los próximos cien años La seguridad en la alimentación –una industria que mueve en Europa más de 600.000 euros al año– es prioritaria para el consumidor español Madrid, 23 de febrero de 2005.- El conocimiento científico como referente político en el siglo XXI, resultado de una iniciativa conjunta entre la Fundación BBVA y la Fundación General de la Universidad Complutense de Madrid, ofrece un riguroso y concluyente análisis sobre la importancia creciente de la ciencia como elemento fundamental en el diseño de las políticas públicas y en la toma de decisiones. Investigadores procedentes de diferentes campos de la ciencia, responsables políticos y del mundo de la comunicación presentan en esta obra su experiencia y aportan claves fundamentales sobre problemas de alcance global en los que la información científica resulta especialmente importante para una toma de decisiones acertada: desde las emergencias ambientales (vertido tóxico de la mina de Aznalcóllar en Doñana y catástrofe del Prestige) y alimentarias (crisis de las vacas locas), hasta las consecuencias del cambio climático o la investigación con células troncales. En El conocimiento científico como referente científico en el siglo XXI, editado por César Nombela (catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense y presidente del Comité Asesor de Ética en la Investigación Científica y Técnica), se abordan también otras relevantes cuestiones, como la necesidad de diseñar un sistema de seguridad alimentaria a escala nacional o el tratamiento de la ciencia y la tecnología en las instituciones europeas y en los programas y estrategias de los partidos políticos. ALARMA EN DOÑANA La sociedad española ha vivido en estos últimos años diferentes situaciones de emergencia y, sin duda, tendrá que hacer frente en el futuro a otras nuevas. En este libro, investigadores y especialistas procedentes de diferentes campos de la ciencia analizan algunas de las cuestiones de especial relevancia en las que han intervenido de manera directa y que representan ejemplos del alcance que puede –y debe– tener para una sociedad la articulación de referencias científicas. Estas experiencias, además, pueden resultar de utilidad para que en el futuro se opte por el modelo de actuación que mejores resultados produjo en el pasado. César Nombela aborda dos actuaciones en las que ha participado directamente: la respuesta científica ante emergencias ecológicas como el vertido de la mina de Aznalcóllar (abril de 1998, Doñana) y la creación del Comité Asesor de Ética en la Investigación Científica y Técnica. El vertido tóxico de Aznalcóllar supuso uno de los mayores esfuerzos, en medios humanos, materiales y económicos, que se ha puesto en marcha en España para atajar una emergencia ambiental. En opinión de Nombela, “la actuación de la comunidad científica en el vertido de Doñana se acerca mucho a lo que debe suponer una respuesta a las emergencias de esa naturaleza”. En la reacción de la comunidad científica española ante el vertido de Aznalcóllar, Nombela destaca la sólida fundamentación científico-técnica del trabajo de seguimiento y propuesta de soluciones acerca del vertido, la presentación transparente de los resultados y la constatación de la eficacia de los informes científicos, que permitieron paliar lo que pudo ser una catástrofe de dimensiones aún mayores. En este sentido, Emilio Lora Tamayo, ex presidente del CSIC y presidente del Comité Científico Asesor para el Prestige, subraya en el capítulo dedicado al vertido del petrolero la conveniencia de que exista “un grupo permanente de emergencias del CSIC de pequeño tamaño (5-8 personas), coordinado desde su Presidencia, con capacidad operativa inmediata, capaz de hacer un análisis primario de cualquier emergencia o catástrofe donde sea pertinente la intervención científica”. Este grupo debería identificar, evaluar y dirigir la constitución de un comité de amplio espectro de competencias y procedencia de sus miembros, que sea útil para tratar problemas originados por catástrofes de distinta naturaleza. 2 EL CAMBIO CLIMÁTICO EL clima de la Tierra depende del estado de equilibrio entre la energía que recibe del Sol y la energía que es capaz de devolver al espacio exterior. Las actividades humanas asociadas al desarrollo económico y al crecimiento demográfico han modificado la composición natural preindustrial de la atmósfera, al producir gases que intensifican el efecto invernadero. Luis Balairón, Jefe del Servicio de Predicción del Clima del Instituto Nacional de Meteorología, describe en esta obra cómo el cambio climático potencial inducido por esta razón emerge como un condicionante clave de la vida en el siglo XXI. Nuestro planeta es habitable debido a la presencia natural en la atmósfera de gases de efecto invernadero: los principales son el vapor de agua y el dióxido de carbono (CO2). Gracias a este efecto, el promedio de la temperatura en superficie es de unos 15°C, lo que supone 33°C por encima de los –18°C que existirían en una Tierra sin atmósfera o sin la presencia de los gases citados y algunos otros como el metano (CH4) o el óxido nitroso (N2O). Durante los últimos doscientos años, la humanidad ha llevado a cabo un experimento involuntario sobre el clima de la Tierra al aumentar progresivamente las emisiones de gases de efecto invernadero diferentes del vapor de agua. Las concentraciones correspondientes a los gases CO2, CH4 y N2O han crecido hasta alcanzar en 1990 aumentos de un 30%, un 145% y un 15% respectivamente en relación con los valores preindustriales (1750-1800). Actualmente emitimos a la atmósfera más de 7.000 millones de toneladas de carbono al año, procedentes de la quema de combustibles fósiles, la producción de cemento y los cambios en el uso del suelo. Por añadidura, a lo largo del siglo XX hemos introducido gases nuevos que no formaban parte de la composición natural de la atmósfera, como los halocarbonos y los compuestos perfluorados, muy escasos pero a veces miles de veces más activos que el CO2 como gases de efecto invernadero. 3 El riesgo de cambio climático acelerado como consecuencia de la actividad del hombre motivó que la ONU aprobara en 1992 una Convención sobre cambio climático, que entró en vigor en 1994 y ha alcanzado su mayor grado de efectividad con los acuerdos suscritos en el Protocolo de Kioto. El IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático) es un organismo internacional que aporta a la Convención el fundamento científico necesario y constituye una experiencia sin precedentes que, además, estimula a la comunidad científica para que transmita sus resultados a la sociedad mundial fuera de sus mecanismos habituales. Su objetivo principal es el de establecer y actualizar el mejor conocimiento disponible de forma periódica. El reto formulado por los científicos consiste en estimar la respuesta que se puede esperar de la Tierra como sistema global a los cambios bruscos de las concentraciones de gases de efecto invernadero, además de conocer qué parte de ese cambio observado se debe a la intensificación del efecto invernadero y qué parte se debe a causas naturales, para calibrar así la capacidad de influencia humana. El aumento observado de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera de la Tierra y el incremento estimado para el siglo XXI, a partir de distintas hipótesis de crecimiento demográfico, de desarrollo económico y de consumos energéticos, constituyen la base para que los modelos de simulación del sistema climático actualmente disponibles produzcan a su vez escenarios climáticos futuros. Los escenarios climáticos obtenidos –publicados en el Tercer Informe de Evaluación del IPCC– muestran aumentos de la temperatura atmosférica global de superficie para el 2100, entre 1,4°C y 5,8°C y producen aumentos del nivel del mar entre 8 y 90 cm. También las precipitaciones globales aumentarán ligeramente, según todos los modelos y escenarios. El cuadro 1 resume algunas de las conclusiones de dicho informe y expresa la incertidumbre existente. 4 Cuadro 1: El estado del conocimiento del cambio climático Sabemos que... • Existe un efecto invernadero debido a la presencia de nubes y de gases radiativamente activos, absorbentes de la radiación infrarroja, en la atmósfera. Los más importantes son el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, el ozono y diversas familias de compuestos fluorados. • Desde la época preindustrial las concentraciones de CO2, CH4 y N20 han aumentado en un 30%, un 145% y un 15% respectivamente. • En los últimos cien años la temperatura global media en superficie ha aumentado entre 0,3°C y 0,6°C. En los últimos veinte años se han acumulado la mayor parte de los registros absolutos más altos del periodo. El año 1998 fue el año más cálido registrado hasta ahora. Es probable que... • Las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero hayan contribuido significativamente a los cambios observados en el último tercio del siglo XX. • Con crecimientos de las emisiones distribuidos según seis familias de escenarios socioeconómicos y demográficos esperamos que para el año 2100: — La temperatura se incremente entre 1,4 y 5,8°C. — El nivel del mar se eleve entre 9 y 88 cm. — Se produzcan cambios con pérdidas en las tierras agrícolas. — Se produzcan cambios negativos en los ecosistemas. — Aumente la frecuencia de ciertas enfermedades como la malaria o el dengue. • El nivel del mar se ha incrementado entre 10 y 25 cm. en este periodo. Es incierto que... • Se produzcan cambios abruptos o de gran escala como los que se han producido en otras épocas de la historia del planeta. Aunque sabemos poco de las causas de estos cambios. • Existe una gran incertidumbre en cuanto a los patrones de los cambios regionales y a sus impactos. • Hay una carencia de conocimiento sobre temas como: — Las realimentaciones relacionadas con la formación de nubes y con la humedad atmosférica. — Los efectos de enfriamiento de los aerosoles y de las emisiones sulfurosas. — Los efectos de las manchas solares. — Los impactos en la frecuencia e intensidad de huracanes y en otros fenómenos climáticos extremos. — Cambios en los patrones de la circulación oceánica. Fuente: IPCC, 2001. Los impactos globales derivados de esta evaluación introducen cambios importantes en la planificación de la producción agrícola, en los sistemas de gestión del agua y la energía y en el equilibrio de los ecosistemas, que modifican y, en general, aumentan la vulnerabilidad de dichos sistemas ante los riesgos climáticos. En opinión de Balairón, las estrategias de respuesta a este problema son, en consecuencia y necesariamente, globales y preventivas. El desarrollo del conocimiento científico que soporte esas estrategias debe alcanzar un grado excepcional de integración tanto de los enfoques aplicados, como de las disciplinas científicas y sociales consideradas; las científicas para estimar los cambios y sus consecuencias técnicas, y las sociales para estimar los riesgos económicos y sociológicos y los costes de adaptación y de reducción de emisiones. En el aspecto científico, Balairón destaca la importancia de aprender algunas lecciones del proceso de creación y de las actividades del IPCC como experimento singular de vinculación entre el mundo de la Ciencia y la sociedad que lo sustenta. El IPCC es también un ejemplo de respuesta a las preguntas que la sociedad realiza desde los gobiernos, desde la prensa y desde las ONG. 5 LA CRISIS DE LAS VACAS LOCAS La crisis provocada por la aparición de la encefalopatía espongiforme bovina en el Reino Unido en 1986, y sucesivamente en la mayor parte de los países de la Unión Europea, incluida España, ha sido una de las emergencias alimentarias de más hondo calado y duración de las últimas décadas, y el catalizador definitivo que ha desencadenado una preocupación de las autoridades europeas y de los Estados miembros afectados por la seguridad alimentaria. Juan José Badiola, catedrático de Sanidad Animal y director del Centro Nacional de Referencia de las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles, explica la importancia de esta crisis alimentaria por una serie de características singulares de la enfermedad: largos periodos de incubación, la novedad biológica que suponen los agentes causales, el conocimiento incompleto de su biología y transmisión, y el hecho de provocar enfermedades neurológicas de tipo degenerativo e incurables. Las crisis sociales que la EEB ha provocado en todos los países en los que ha aparecido han puesto también de manifiesto la necesidad de contar con un asesoramiento científico tanto para poner en marcha sistemas de vigilancia y control y como para explicar a la ciudadanía el alcance de los riesgos de su transmisión a los seres humanos. Estas crisis han evidenciado, además, la necesidad de constituir comités científicos integrados por investigadores que aporten conocimiento fiable que pueda ayudar a los responsables políticos a adoptar las decisiones adecuadas en cada momento, lo cual supone para ellos un elemento de seguridad y para la sociedad, una garantía. Las medidas adoptadas por recomendación de los científicos permitieron la detección de casos bovinos en la mayoría de los países de la Unión Europea, y también de algunos casos humanos en Francia, Irlanda e Italia. Asimismo, se logró controlar la EEB en varios Estados y probablemente prevenir la aparición de casos humanos en otros países. Según Juan José Badiola, es preciso señalar que han existido fallos importantes en la gestión de la EEB y sus consecuencias, pero buena parte de ellos se han debido a que algunos países o sectores económicos hicieron caso omiso de las recomendaciones de los científicos y de las normas que las autoridades de la Comisión Europea pusieron en marcha. En esta obra se hace mención especial de lo ocurrido al final del año 2000, en que se produce una agudización de la crisis provocada por la EEB en cuatro países europeos, Francia, Alemania, Italia y España. Badiola afirma que la detección de los dos primeros casos de EEB en España en otoño de 2000, la crisis alimentaria provocada y la aplicación de la nueva normativa europea han constituido una dura prueba para las autoridades del Gobierno español y de las Comunidades Autónomas que han reaccionado, entre otras medidas, con la constitución de comités científicos específicos, entre los que destaca, por la importancia que en la práctica tuvieron sus decisiones, el Comité Especial para las encefalopatías 6 espongiformes transmisibles. Este comité ha mantenido cerca de cincuenta reuniones a lo largo de tres años (2001-2003), ha elaborado varios informes y, sobre todo, ha llevado a cabo un seguimiento detallado, a veces semanal, de la evolución de estas enfermedades en nuestro país y en el resto de Europa; y supone un buen ejemplo de cómo la interacción responsables políticos - investigadores proporciona siempre resultados positivos para el manejo de una crisis alimentaria. Desde la aparición de los primeros dos casos de vacas locas en Galicia, en noviembre del año 2000, en España se han confirmado 325. En el año 2001 se diagnosticaron 82, 124 en 2002 y 114 en 2003 hasta finales de octubre. Desde el 1 de enero de 2001 se ha analizado un importante número de animales (en torno a 1.300.000). La ratio de animales positivos en relación con el número de análisis realizados es de 0,56 positivo por 1.000 animales analizados. Todos los casos fueron confirmados por el Laboratorio Nacional de Referencia de Encefalopatías Espongiformes Transmisibles de Zaragoza, que dirige Juan José Badiola. SEGURIDAD ALIMENTARIA Mª Purificación Neira González, presidenta de la Agencia Española de Salud Alimentaria, pone de manifiesto en su contribución a esta obra el hecho de que la seguridad alimentaria haya sido en los últimos años una de las cuestiones que mayor interés despierta en todos los foros de opinión, económicos y sociales. Este debate, que constituye una prioridad para los ciudadanos españoles y supone una gran responsabilidad para los empresarios, ha conseguido asimismo favorecer una renovación de la legislación europea y promover grandes cambios administrativos. Según un informe de la Oficina de Alimentación de la Asociación Europea de Consumidores, el consumidor español demanda seguridad como primera prioridad en los alimentos de origen animal. En un segundo nivel de importancia aparecen otros conceptos como el valor nutritivo, las características sensoriales, los sistemas de producción empleados y la alimentación de los animales de abasto. Entre los datos cuantitativos que destaca Mª Concepción Neira en su artículo figuran los más de 600.000 millones de euros que mueve al año en la economía europea la industria de alimentos y bebidas, un sector que ocupa el tercer puesto como creador de empleo. En España, existen 156.475 industrias alimentarias registradas y cerca de 800 mataderos autorizados. Aunque la cadena europea de seguridad alimentaria aparece como una de las más seguras del mundo –subraya la presidenta de la Agencia Española de Salud Alimentaria–, las últimas crisis la han sometido a presiones sin precedentes que diagnosticaron debilidades que necesitaban ser reparadas; y también debía recuperarse la maltrecha confianza del consumidor. En este sentido, continúa Neira, los decisivos empujes que ha sufrido la seguridad 7 alimentaria, en gran medida propiciados por un consumidor exigente, sirven de plataforma para las bases de un gran cambio. En España, el Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI) es un sistema permanente de vigilancia y alerta ante cualquier riesgo o incidencia relacionada con los alimentos y que pueda afectar a la salud de los consumidores. Este sistema, al asegurar el intercambio rápido de información entre las distintas autoridades competentes, permite impedir la extensión en el espacio y la prolongación en el tiempo de cualquier incidencia alimentaria. En términos más pragmáticos –resume Mª Concepción Neira– el sistema está diseñado para impedir el acceso del consumidor a alimentos potencialmente inseguros SOBRE LOS AUTORES El libro reúne textos de Luis Balairón (Jefe del Servicio de Predicción del Clima del Instituto Nacional de Meteorología), Juan Luis Ramos Martín (Investigador de la Estación Experimental del Zaidin, CSIC), Montserrat Gomendio y Eduardo Roldán (Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC), Juan Ramón Lacadena (catedrático de Genética de la Universidad Complutense de Madrid), Manuel Posada (Centro de Investigaciones sobre el Síndrome del Aceite Tóxico y Enfermedades Raras), Emilio Lora-Tamayo (presidente del Comité Científico Asesor para el Prestige y ex presidente del CSIC), Juan José Badiola (catedrático de Sanidad Animal y director del Centro Nacional de Referencia de las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles), Alejandro Herrero y Jean Pauwels (Institute for Reference Materials and Measurements), Mª Purificación Neira González (presidenta de la Agencia Española de Salud Alimentaria), Gonzalo León (ex secretario general de Política Científica), Rafael Rodríguez-Clemente (profesor de investigación del CSIC), Jaime Lissavetzky (ex vicepresidente 2º de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Congreso, en representación del PSOE, en la anterior legislatura y actual secretario de Estado para el Deporte), Ana Mato (coordinadora de organización en el Partido Popular), Juan Fernández-Cuesta (redactor jefe de Sociedad del diario ABC) y Pablo Jáuregui (jefe de la sección de Ciencia del diario El Mundo). Si desea más información, puede ponerse en contacto con el Departamento de Comunicación de la Fundación BBVA (91 537 6615 y 94 487 4627) 8