Zaragoza, 29/01/08 El 'botellón' ya se extiende por casi treinta zonas en todos los barrios de Zaragoza Los jóvenes se reúnen en decenas de parques y otros puntos al aire libre los fines de semana y vísperas de fiestas. Han surgido nuevas y conflictivas áreas de juerga callejera en Rabal o Montecanal MARIÁN HONRADO Jaleo hasta la madrugada, suciedad y miedo al pasar por determinadas zonas. Son las principales consecuencias del botellón, una práctica que va a más en Zaragoza y que ya padecen los vecinos de prácticamente todos los barrios de la ciudad. En Zaragoza hay activos cerca de 30 puntos de botellón, y eso que el frío hace que la afluencia de jóvenes estos días sea menor. La Policía conoce estos puntos y patrulla por sus proximidades, pero las concentraciones etílicas se repiten semana tras semana. A las zonas clásicas, como el Parque Grande, el de Miraflores, la plaza de Los Sitios o el campus universitario, se han sumado recientemente otras, menos céntricas, que tienen en vilo a los vecinos. Es el caso de zonas de Rabal (junto a una nueva discoteca de marcha sin alcohol) o de Montecanal, donde los vecinos denuncian que se hacen hasta fogatas. Actur, en el parque Che Guevara; Las Fuentes, en el de Torre Ramona; Casablanca, junto a la Casa de Juventud, o Montemolín, al lado del Príncipe Felipe, también padecen las secuelas del botellón. En ocasiones, como en Miralbueno, los jóvenes incluso hacen carreras de coches y ponen la música a todo volumen mientras se reúnen para beber. Los chavales que se juntan para beber suelen tener entre 15 y 19 años. Empiezan a hacerlo en torno a las 19 horas y algunos se quedan bebiendo en la calle hasta las 3 de la madrugada. Recurren a este método porque no suelen disponer de dinero para ir de bares o de discotecas. A pesar de que la legislación actual prohíbe a los menores de edad comprar bebidas alcohólicas, suelen recurrir a amigos mayores para conseguirlas. Algunos establecimientos (muchos de ellos regentados por personas de origen chino) lo dispensan sin pedir el carné de identidad del comprador, a pesar de ser preceptivo en caso de duda.