Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media Sergio Nesmachnow Este trabajo resume conceptos vinculados con el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media. De acuerdo a la idea generalizada, una aparente discontinuidad figura en la evolución del pensamiento científico desde el declive de la civilización grecorromana occidental y el inicio del renacimiento. Como un ejemplo conocido, Copérnico parece ser el continuador directo del trabajo de Aristarco, ya que da la impresión que entre ambos la astronomía cambió poco, y, sin embargo, más de 1500 años los separan. Esta visión simplificada de la realidad no puede esconder los profundos cambios históricos y modificaciones en los intereses y actitudes científicas que, aunque de un modo intermitente, se desarrollaron a lo largo de la Edad Media. La actividad científica e intelectual se produjo en el marco de cambios sociales que proporcionan un contexto cuyo entendimiento es importante para comprender la revolución científica desarrollada en la época del Renacimiento, considerada como punto de partida de la ciencia moderna. En el contexto indicado, este documento ofrece los principales conceptos relevados en un trabajo de investigación personal cuyo objetivo consistió en la comprensión de la evolución del pensamiento científico en la Edad Media. La investigación se concentró en los trabajos de los autores mencionados en la bibliografía, y no pretende brindar un estudio exhaustivo del desarrollo de la ciencia y la técnica medieval, sino extraer conclusiones en base a las principales ideas vertidas por Sarton, Bernal, Tatón y otros historiadores de la ciencia que han abordado el estudio del período medieval. Este trabajo fue realizado en el marco del curso de posgrado "Evolución del Pensamiento Científico", dictado por el Prof. Alción Cheroni en la Facultad de Ingeniería, Universidad de la República, en el primer semestre del año 2001. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 2 1 - Introducción El documento se organiza de acuerdo al esquema que se detalla a continuación. Una introducción a la idea detrás del trabajo y las referencias utilizadas se ofrece en esta sección. La sección 2 presenta la diferenciación en dos etapas del pensamiento científico medieval y sus comentarios. El período que se extiende hasta el año 1000 aproximadamente se estudia en las secciones 3 y 4. El periodo cumbre de la Edad Media, que se extiende entre los siglos XI y XIII se trata en la sección 5. El período final de la época, hasta los primeros días del renacimiento, se analiza en la sección 6. Como culminación, la sección 7 ofrece algunos comentarios generales y conclusiones sobre la evolución del pensamiento científico en la Edad Media. Sobre este trabajo De acuerdo a la idea generalizada para el inexperto, la caída de la hegemonía helénica y posteriormente la del imperio romano determinó por mil años un período oscuro para el avance científico. Tomando en cuenta sus conocimientos previos sobre la ciencia medieval, el autor de este trabajo puede incluirse en la categoría de inexperto anteriormente mencionada. El estudio de la edad media se halla muchas veces limitado a sus aspectos históricos y sociales, sin reflejarse la influencia directa de estos aspectos sobre el desarrollo científico. Complementariamente, en contraste con los períodos de esplendor científico representados por el auge de la ciencia griega de la antigüedad, donde se forjaron los cimientos de la ciencia occidental, y la revolución científica del renacimiento que dio lugar a la ciencia moderna, el período medieval se manifiesta como una etapa de desarrollo claramente inferior. Tras un breve estudio de los avances técnicos y científicos de la época, el término “oscuridad” puede mantenerse, pero aplicándose a la transformación del pensamiento científico, que en muchos aspectos permaneció oculta y tambaleante en sus propios pasos. En este sentido, la época “oscura” se manifiesta como una fuente de interrogantes muy atractiva para el interesado en la historia de la ciencia, al menos desde el punto de vista de quien escribe. Este trabajo brinda los principales aspectos de la investigación personal realizada, que comprendió abundante lectura, la cual se llevó a cabo placenteramente, y una etapa de escritura que resultó bastante más ardua de lo pensado. Es mi deseo remarcar el enfoque no enciclopedista que ha orientado el diseño de este trabajo. Una sustancial parte del mismo se encuentra basado en conceptos de tres historiadores de la ciencia (Bernal, Tatón, Sarton), pero la contribución personal con comentarios e ideas subjetivas no debe despreciarse. De acuerdo a lo anterior, la responsabilidad total por opiniones y comentarios corre por parte del intrépido autor y no de los referentes, salvo que una cita indique lo contrario. Como última advertencia al lector, es necesario mencionar que quien escribe no es ni por asomo un experto en asuntos históricos ni sociales, pero el interés en la comprensión de los fenómenos vinculados con la evolución del pensamiento científico ha motivado el intento de interpretar los hechos sociales relevantes del período. Con una osadía inusitada, por supuesto. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 3 Referencias “Every investigation must begin with a bibliography, and end with a better bibliography” George Sarton Una lista completa de las referencias bibliográficas se ofrece al final del trabajo, en el Anexo I. En estas líneas se pretende explicar el criterio seguido para la selección de la bibliografía y referencias consideradas. La referencia principal utilizada para la comprensión de la evolución del pensamiento científico en la edad media la constituyen los textos de Bernal “Historia social de la Ciencia”, Tatón “Historia general de la ciencia” y Sarton “Introducción a la Historia de la Ciencia”. La comprensión del complejo panorama social, económico y político de la edad media constituye un aspecto relevante para comprender la evolución de la ciencia en el período. En tal sentido, fueron consultados algunos textos de historia universal o específicos de la Edad Media. Los artículos disponibles en Internet constituyen un recurso invaluable para profundizar sobre temas específicos, y en tal sentido fueron utilizados. Al estudiar una era en la cual la influencia religiosa sobre la sociedad es innegable, la opinión de los historiadores de la ciencia devotos o adeptos de las religiones cristiana y musulmán debe ser considerada. A tales efectos, ciertos artículos disponibles en Internet han sido de gran ayuda para comprender el sesgado ideal de estos historiadores de la ciencia vinculados con las religiones. Por último, han sido consultadas obras disponibles sobre la evolución científica en general o sobre alguna ciencia en particular. Es claro que la elección de esta bibliografía como referencia se encuentra directamente vinculada con los intereses e ideas de quien escribe, pero se ha tratado de ser ecuánime al respecto, ponderando adecuadamente la influencia de ellas. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 4 2 – Etapas del desarrollo intelectual en la Edad Media De acuerdo a los conceptos de Bernal, la civilización clásica estaba ya intrínsecamente condenada hacia el siglo III a. C., si no antes. Probablemente esta idea se encuentra algo exagerada por el estrecho vínculo que el autor identifica entre el progreso económico e intelectual y las ciudades-estado griegas, en detrimento de la sociedad romana. El imperio romano dio lugar a un importante desarrollo de la técnica aplicada a la economía, y su declive tan solo se manifiestó al quebrantarse el sistema esclavista transformado en abusivo hacia el siglo II d. C. De todos modos, el giro de las actividades intelectuales, que comenzaron a inclinarse hacia la religión y el misticismo, es un fenómeno indiscutible, que condicionará el progreso de la producción científica occidental durante mil años aproximadamente. En este contexto, dos etapas se diferencian claramente en el desarrollo de las actividades científicas en la Edad Media. La primera etapa, que se extiende por seis siglos desde la caída de Roma, se manifiesta como una extensión del período de decadencia del imperio romano de occidente, seguida de un empinado derrumbe de las actividades intelectuales durante la era de contínuas invasiones germánicas, magiares y eslavas. La lenta recuperación del nivel científico y técnico se aprecia por vez primera como consecuencia de la invasión árabe, pueblo que asimiló ciertos conceptos de la cultura científica de la antigüedad. Los árabes tomaron contacto directo con las civilizaciones mediterráneas en el siglo VII, rescatando muchos documentos, pero encontrando escasos indicios de actividad científica. En un corto período, las obras clásicas fueron traducidas del griego y el latín al árabe, para retraducirse en la época de la reconquista, aproximadamente a partir del siglo X, nuevamente al latín y a lenguas vernáculas. Este hecho marca el comienzo del fin de la época de oscurantismo científico durante la alta Edad Media. La segunda etapa abarca los últimos 400 años antes de la caída de Constantinopla y se materializa en el llamado “renacimiento del siglo XII” que dio origen a la filosofía escolástica y constituirá un punto de partida para la posterior etapa de “renacimiento de las artes y las letras” del siglo XVI. Siguiendo la idea de Tatón, dentro de esta segunda etapa, es posible diferenciar a su vez tres períodos, correspondientes al despertar económico de los siglos XI y XII, el apogeo del pensamiento escolástico del siglo XIII y la decadencia éste en los siglos XIV y XV, respectivamente. De acuerdo a un análisis cronológico, las etapas son analizadas en los siguientes capítulos. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 5 3 – Occidente construye un nuevo sistema Introducción El sistema plutocrático de gobierno romano, basado en una economía esclavista, colapsó en el tercer siglo de nuestra era, dejando un vacío de autoridad y de organización en Europa occidental. Este vacío de poder fue paulatinamente ocupado por la autoridad religiosa, hecho que condicionó el liderazgo intelectual durante la Edad Media. El advenimiento de la autoridad eclesiástica implicó que la actividad intelectual en la Europa occidental se desarrollara exclusivamente en el marco del dogma religioso cristiano. Esta situación perduró hasta que la influencia de un segundo sistema religioso de creencias, el musulmán, se hizo sentir sobre Europa a partir del siglo IX. Por lo expresado, el estudio de la ciencia occidental en el período de la alta Edad Media se resume a la ciencia desarrollada en el marco de los sistemas religiosos cristiano y musulmán. Las principales características de este período se expondrán a continuación. El final del imperio En la propia Roma la ciencia se encontraba en decadencia, por su estrecha sujeción a las técnicas utilitarias y su lenta pero inexorable intoxicación por contacto con ideas místicas. Koyré magnifica esta realidad, probablemente con excesivo celo, de acuerdo a su comentario: “Es curioso comprobar la indiferencia casi total del romano por la ciencia y la filosofía. El romano se interesa por las cosas prácticas: la agricultura, el arte de la guerra, el derecho, la política, la moral y la arquitectura. Pero si se busca en toda la literatura latina clásica una obra científica o filosófica digna de este nombre, no se encontrará. Hallamos a Plinio, es decir; un conjunto de anécdotas y comadreos; a Séneca, una exposición concienzuda de moral y física estoicas adaptadas —es decir, simplificadas— para uso de los romanos; a Cicerón, ensayos filosóficos de un literato aficionado, o a Macrobio, un manual de escuela primaria. Es verdaderamente asombroso que no produciendo ellos mismos nada, los romanos no hayan experimentado siquiera la necesidad de procurarse traducciones, ni de Aristóteles, ni de Platón, ni de Euclides, ni de Arquímedes; las pocas traducciones de filosofía que se conocen del griego al latín fueron hechas muy posteriormente y por cristianos. [...] La propia aristocracia romana no estaba completamente helenizada, no leía ni a Platón, ni a Aristóteles.” 1 Sin duda sumamente excesivos, calificativos como “comadreos” o “manual de escuela primaria”, se manifiestan como rudos para algunos de los máximos exponentes de una cultura que al menos logró conservar la idea de la importancia del conocimiento y la capacidad humana de adquirirlo mediante el estudio de los fenómenos de la naturaleza. El declive había comenzado, pero lo peor aún no había llegado. Los siglos posteriores a la caída de Roma tuvieron a la ciencia posicionada en un lugar subordinado, debido al prejuicio de que la interpretación de la revelación religiosa era aplicable al terreno de los hechos de la Naturaleza. Las explicaciones racionales perdieron peso respecto a las palabra sagradas de los libros religiosos. Por otra parte, la clase pensante de la alta Edad Media, notablemente reducida a un grupo de selectos religiosos, heredó de la Pax romana y el dogma cristiano una falta de antecedentes o referentes que les impidió percatarse de sus propios prejuicios religiosos y sociales respecto al funcionamiento de la Naturaleza. Los pensadores de este período, ni heredaban una tradición de cuestionamiento y crítica, ni podrían tener en el futuro inmediato una escuela de pensamiento racional desligada de lo religioso. 1 A. Koyré – Estudios de historia del pensamiento científico, pp. 18 y 19 . Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 6 La actitud de la Iglesia ante la ciencia La Iglesia sobrevivió al Imperio, probablemente gracias a su estricta estructura organizativa y a su poder e influencia creciente tanto sobre las clases altas como sobre las masas de la plebe. Las actitudes manifestadas por la Iglesia como institución ante la actividad científica e intelectual fueron diversas a lo largo de la alta Edad Media. De acuerdo a Kuhn en La revolución copernicana, la indiferencia inicial de la iglesia ante la ciencia fue manifestada por las ideas de los primeros referentes cristianos, quienes consideraban que el conocimiento acerca de los fenómenos naturales era innecesario para la salvación. Inclusive se consideraba que la ciencia podía distraer a los hombres del culto a la deidad, por lo cual se propugnaba que solo valía la pena conocer o comprender aquello compatible con el culto religioso. La indiferencia inicial se transformó en injerencia y un cierto impulso al avance intelectual al percibir la importancia del poder de las ideas para elaborar un sistema que permitiera al cristianismo lograr una supremacía cultural que aún no poseía bases firmes. En los primeros años de la cristiandad, las actividades se concentraron exclusivamente en la incorporación de los ideales dogmáticos cristianos a ciertas creencias místicas, utilitarias y convenientes, de la antigua filosofía clásica. En este aspecto, el neoplatonismo o platonismo místico surgió como la corriente adecuada para condicionar los sistemas intelectuales al culto religioso. Preludiado por las ideas del filósofo judeo-helenista Filón de Alejandría, quien sumó los aspectos místicos de las ideas platónicas y pitagóricas a la religión judaica, el neoplatonismo surgió sobre el siglo III d. C. y sus representantes más conocidos fueron Ammonio Saccas y Plotino. Este último basó sus ideas en los escritos místicos de Platón y el sistema de Filón, considerando que la razón de ser de la filosofía es educar a los individuos para una experiencia mística de fusión con la deidad que, bajo sus supuestos, se halla más allá del entendimiento racional. El neoplatonismo se convirtió en la doctrina promovida por la Iglesia de los primeros siglos para construir su sistema cultural, que ejercería una influencia absoluta sobre el pensamiento medieval. La tarea fue iniciada por los primeros pensadores cristianos, conocidos como padres de la iglesia, de cuya aptitud intelectual es bastante difícil encontrar referencias creíbles. Competentes en ciertos asuntos teológicos, a los cuales dedicaron su vida, aún los exponentes más célebres como Orígenes o Clemente fueron incapaces de elaborar una doctrina firme para los propósitos institucionales de la Iglesia. A tales efectos, fue necesario aguardar la aparición de Agustín de Hipona sobre el año 400. La obra de Agustín constituye el primer intento sistemático de elaborar un compromiso entre la fe y la filosofía. Un compromiso nefasto para la ciencia, debe destacarse. Solamente comulgando con ciertas ideas neoplatónicas era posible cruzar el umbral de La Ciudad de Dios, y la inclusión de ciertos conceptos de predestinación y rechazo a los sentidos daban por tierra con el desarrollo de una ciencia racional, natural u observacional. En su obra culminante, Agustín echó las raíces de la teocracia cristiana medieval, proclamando su doctrina de la supremacía del poder espiritual sobre el material, que condicionaría el desarrollo científico durante el resto del primer milenio. Con las ideas de Agustín surge el antagonismo entre fe y razón. La alta Edad Media será dominada por la doctrina teológica, que no admitía que la fe fuera contaminada por la razón. Bajo su influencia, la revelación adquiere la categoría de conocimiento verdadero. Las palabras de Agustín, “Nada debe aceptarse que no esté bajo la autoridad de las sagradas escrituras, puesto que tal autoridad es mucho mayor que cualquier poder de la mente humana” 2 resonarán con vigor a través de los siglos por venir, limitando el intento de encontrar explicaciones utilizando el devaluado conocimiento racional humano. 2 “Major est Scripturoe auctoritas quam omnis humani ingenii capacitas”, Comentario sobre el libro del Génesis (De Genesi ad litteram), Agustín de Hipona, aproximadamente 400 – 415 d. C. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 7 La obra de Agustín se continúa en Boecio, considerado por Tatón “el fundador del pensamiento medieval”. El calificativo no parece inadecuado, Boecio estudió en Atenas y Alejandría, inundadas por la doctrina neoplatónica, y su obra De Consolatione Philosophiae que data del 520 d. C, es el soporte en el cual se basa la rígida ética cristiana medieval. Boecio también fue traductor y comentarista de algunas obras sobre lógica de Aristóteles, que serán los únicos textos del estagirita utilizados hasta el siglo XII. Asimismo, escribió algunas obras originales sobre las ciencias del quadrivĭum3. Considerado como el último representante intelectual del Imperio Romano, las ideas de Beocio serán profundizadas luego por Casiodoro, Anselmo, Escoto Erígena, y otros pensadores cristianos. La figura de Boecio se manifiesta como el último intento de unión del mundo clásico grecolatino, agonizante en su época, y la nueva cultura misticista occidental. Fijadas las bases de la doctrina cristiana, los avances científicos deben buscarse a tientas en la niebla mística que cubría occidente. La estructura social jerárquica La doctrina cristiana construyó un mundo jerárquico, en base a una escala con fuerte aroma neoplatónico, pero que se completaría con peldaños aristotélicos sobre el año 1200. Rígida, estática, petrificada, la sociedad medieval reproducía el orden del mundo cristiano, condicionando el surgimiento de opiniones disidentes. Desde ese punto de vista, romper la jerarquía produciría un desplome del orden cósmico. La inmutabilidad y el horror a los cambios caracterizaron a la Edad Media e impidieron el desarrollo de una visión progresista y evolutiva del mundo. Como consecuencia, el pensamiento medieval se enmarcó en este entorno de rigidez y conservadurismo, prefiriendo frecuentemente no elevarse en contra del orden establecido que imponía todo el peso del sistema ante el menor ataque a uno de sus componentes. En este entorno hostil, la ciencia sólo pudo avanzar lentamente, siguiendo los pasos de las necesidades del sistema. La transición hacia el feudalismo El sistema económico dominante en occidente durante la Edad Media fue el feudalismo. Basado casi exclusivamente en la tierra y en la producción agrícola, el desarrollo de este sistema económico a partir de las ruinas del anterior sistema esclavista tomó un tiempo considerable. El propio carácter celular del sistema posibilitó su crecimiento sin la necesidad de un sistema político homogéneo que lo controlara, pero como consecuencia de su aislamiento, fue de casi 500 años su período de incubación. En este lapso se produjo una contracción de las ciudades, en detrimento de la población rural que constituyó el sostén de la nueva economía. Ante la debilidad de los estados nacionales y la inexistencia de un imperio globalizador, la tarea administrativa del nuevo sistema recayó principalmente en la Iglesia. En esa sociedad disgregada, basada en una economía rural que aún no había consolidado al sistema feudal, escaso lugar quedaba para el desarrollo de las ciencias y las técnicas. El desarrollo técnico durante el período fue muy limitado. La mayor parte de las técnicas fundamentales sobre las que se basaba la vida económica medieval databan de las épocas prehistóricas (el fuego, las herramientas, la agricultura, la cría de animales, la cerámica, el hilado y el tejido) o de la época clásica (instrumentos de hierro y vidrio soplado). Si bien el sistema productivo fue mejorando a lo largo del período, el caos administrativo y la fragmentación aldeana no permitían disponer de un excedente de producción capaz de mantener al clero, a los nobles feudales y además a una clase dedicada al estudio de la naturaleza. Como consecuencia, los nobles constituyeron una clase iletrada y clero e intelectuales se fusionaron en la figura de monjes pensadores, en el ámbito de la iglesia cristiana. De acuerdo a Bernal, en esta etapa de la Edad Media “las condiciones de la producción feudal redujeron al mínimo la demanda de una ciencia útil, el esfuerzo intelectual se aplicó a los credos religiosos organizados” 4. Puede considerarse esta cita como descriptiva de la situación general de la ciencia en la alta Edad Media. 3 Denominación utilizada para el conjunto de las ciencias aritmética, geometría, música y astronomía. 4 J. D. Bernal – Historia social de la ciencia, Vol. I, pp. 192 Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 8 El desarrollo científico Tan solo en el ámbito de la Iglesia existía un cierto desarrollo intelectual, por lo cual la ciencia retomó su carácter clasista-religioso. Desde el punto de vista cronológico, este hecho marca un retroceso muy importante, de casi 3000 años a las culturas ribereñas del Nilo y Mesopotamia y su control sacerdotal sobre el conocimiento científico. Es en el interior de la Iglesia que se deben buscar los responsables de los avances científicos en este período. Isidoro de Sevilla avanzó en las materias del quadrivĭum y en ciencias naturales, escribiendo una obra enciclopédica de nombre Etymologiae, que reúne el saber de su tiempo, jerarquizado de acuerdo a la doctrina. Beda de Jarrow logró alcanzar un nivel de erudición que hizo se le conociera como El Venerable, manejando cierto nivel básico de aritmética y el conocimiento de algunas teorías astronómicas de la antigüedad. Sobre el año 800, el imperio carolingio ofrece el primer intento de recuperación intelectual, mediante la creación de las escuelas palatinas. Uno de los principales méritos de este efímero movimiento cultural consistió en rescatar el latín culto como lengua de desarrollo artístico e intelectual. El movimiento reunió a pensadores cristianos quienes estudiaron recopilaciones como la Historia Natural de Plinio, la Geometría de Boecio y la Etimología de Isidoro de Sevilla en una intención de dotar al iletrado pueblo franco de una base cultural sustentable. Escoto Erígena, Alcuino de York y Pedro de Pisa se consideran los exponente más importantes del movimiento intelectual franco del año 800. El orden político e ideológico carolingio implicaba lazos estrechos entre la Iglesia y la sociedad incluso en los más mínimos detalles, e influyó en resaltar la autoridad papal. De este modo colaboró a ceñir aún más los pensamientos científicos al sistema religioso. El intento de Carlomagno reviste importancia en sí mismo por constituir el único ejemplo en la alta Edad Media de una política educativa integrada al estado mediante la legislación y la adopción de medidas pertinentes, con un cierto criterio unitario y centralizado. El proyecto educativo no sobrevivirá a la continua división del Sacro Imperio, pero su infraestructura será un importante empuje para el posterior desarrollo de las Universidades y el escolasticismo. Poco más puede destacarse de las actividades intelectuales en la alta Edad Media. Como conclusión puede indicarse que el marco neoplatónico y místico en el cual se desarrolló la actividad intelectual en occidente durante la alta Edad Media, condicionó a la ciencia a ligarse al mundo de las ideas y de las creencias en detrimento del mundo natural. Complementariamente, el caos reinante como consecuencia de la fragmentación social, el sistema económico en gestación y el sistema social jerárquico, no motivaron el desarrollo de una ciencia utilitaria u observadora de la naturaleza. 4 – Oriente como centro de desarrollo intelectual Mientras el mundo occidental se encontraba en una etapa de transición, los verdaderos adelantos en la ciencia y la técnica se llevaron a cabo en oriente. El Imperio Romano de Oriente Durante los primeros años de la Edad Media, el Imperio de Oriente se manifestó totalmente superior a los estados surgidos del antiguo Imperio de Occidente. El apogeo de la cultura bizantina corresponde a la época de Justiniano (550 d. C.), donde las ciencias exactas, naturales y médicas se desarrollaron en la Universidad de Constantinopla. Un marcado rechazo a la doctrina neoplatónica occidental se manifiesta en la clausura de las academias de Atenas y en el elevado nivel de aplicabilidad de los tratados técnicos bizantinos sobre agricultura, veterinaria y medicina de la época. El nivel científico del Imperio de Oriente decae a partir de la secularización de la enseñanza en el siglo VII, manifestando una pobreza de creatividad e inspiración e incluso de calidad en los comentarios de las obras griegas antiguas. El período de oscurantismo oriental se extenderá coetáneamente con el similar de occidente, hasta los albores del nuevo milenio. La importancia fundamental de la actividad intelectual bizantina consiste en la conservación de las ideas helenísticas durante el período de las invasiones bárbaras en occidente y su posterior difusión entre sirios, persas y árabes, quienes posteriormente retroalimentarán la cultura occidental. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 9 La cultura islámica Con la decadencia del Imperio Bizantino no se detiene la supremacía intelectual de oriente. El surgimiento del Islam proporcionó a los pueblos árabes una cultura común y una estructura social y política que garantizó el contacto con los pueblos vecinos, favorecido por motivos comerciales. En este contexto, la ciencia se manifestó como una actividad impulsada por la continua absorción de ideas procedentes de lugares tan distantes como la civilización grecorromana mediterránea y las civilizaciones orientales de India y China. En sus primeros siglos, la religión islámica mostró no tener los efectos de contención que presentaba el cristianismo occidental para la ciencia. Consecuentemente, la sabiduría de la Grecia clásica cobró nueva vida en manos árabes. El carácter distintivo de la sociedad islámica respecto a la cristiandad occidental consistió en brindar a los científicos una posición social característica, intermedia entre el clasicismo griego y el mecenazgo renacentista. Califas, príncipes y ricos mercaderes fomentaron las investigaciones científicas, interesándose por sí mismos en algunos casos. El mecenazgo debía ser correspondido, por lo cual los científicos se veían obligados a avanzar en sus estudios sobre medicina, astronomía, aritmética, geografía y alquimia. Asimismo, el Islam es una de las pocas religiones en la cual ciertos conocimientos científicos básicos se necesitan para el ritual religioso. El requerimiento que obliga a los musulmanes a orientarse hacia La Meca en sus oraciones, requiere el conocimiento del tamaño y forma de la Tierra y la posición de las estrellas. Este detalle sencillo es una muestra la aplicabilidad de algunos conocimientos científicos difundida en el pueblo árabe. El modelo clásico de las ciencias griegas fue adoptado por los árabes, quienes continuaron la tradición del enciclopedismo, que permitió a las principales figuras intelectuales islámicas comprender y unificar conceptos provenientes de las culturas mediterránea, mesopotámica, india y china. Las obras científicas clásicas fueron asimiladas luego de traducidas al árabe, desde donde serían traducidas nuevamente siglos después. Astronomía y medicina continuaron siendo las dos líneas diferenciadas de investigación científica, tal cual en la antigua Grecia. Pero vinculadas con ellas, otras ciencias se desarrollaron en este período. Como herramienta para el estudio astronómico, la matemática cobró una importancia trascendental. El manejo de la numeración se popularizó luego de la introducción de las cifras arábigas, de origen hindú, que a decir de Bernal “democratizaron las matemáticas” 5 El álgebra y la trigonometría también fueron desarrolladas por los árabes, esta última disciplina estrechamente vinculada con la geografía, en la cual la astronomía alcanzo su máximo de aplicación práctica, tanto en su rama descriptiva como métrica. Las observaciones astronómicas recabadas continuamente por los árabes durante casi 900 años fueron herramientas invaluables para los astrónomos del Renacimiento. Un aporte significativo de los árabes fue superar el prejuicio clasista que apartó a los pensadores griegos de los trabajos manuales. En este sentido, los árabes desarrollaron la óptica y la química. La alquimia fue base de la química primitiva, una ciencia que por su carácter experimental constituyó toda una novedad en la época. La utilización de experimentos, las observaciones instrumentales; la invención de variados aparatos para la destilación, la sublimación, la filtración; el uso de la balanza, y los instrumentos astronómicos graduados, como cuadrantes y astrolabios, muestran una clara orientación de la ciencia árabe hacia un primitivo método inductivo más vinculado con las ideas de Aristóteles, que con la ciencia especulativa característica de la época clásica o con la intelectualidad platónica mística que dominaba en Europa occidental. Entre los pensadores árabes más importantes de la época se destacan Hunain Ibn Ishaac (traductor), Al-Khwarizmi (matemática), Jabir (química), Al-Razi (medicina), Ibn Sina (Avicena, medicina) y Al-Fargani (astronomía), Al-Biruni (filósofo y enciclopedista) Conjuntamente con la conservación y transmisión de la ciencia helenística, la importancia de la contribución árabe al desarrollo científico en el período de la alta Edad Media es mayúscula, en el sentido de amalgamar la ciencia teórica y especulativa de la Grecia clásica con la técnica y ciencia aplicada característica del cercano y lejano oriente. 5 J. D. Bernal – Historia social de la ciencia, Vol. I, pp. 229 Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 10 La organización de la clase científica árabe, que había posibilitado el meteórico desarrollo de las ciencias, constituyó asimismo el motivo de su declive, al resurgir en el pueblo el pensamiento clasista que vinculó a la ciencia con las poderosas clases altas. Este hecho fue oportunamente utilizado por los fanáticos religiosos de la ortodoxia islámica, quienes veían a la ciencia como una actividad que competía con la fe. El declive fue gradual, inclusive algunos exponentes de relieve como Averroes surgirían en el siglo XII, pero fue una consecuencia directa de la decadencia política y social del extenso Imperio Islámico. Las invasiones tártaras redujeron y debilitaron el Imperio y el ascenso de los turcos propició el surgimiento de una clase clerical opositora de la ciencia. La ausencia de una clase media culturizada y la doctrina del aprendizaje por memorización del Corán son muestras del declive del pensamiento intelectual islámico. Pero para el tiempo que la ciencia árabe se paralizaba, occidente había consolidado su sistema económico y social, y surgía un movimiento de redescubrimiento de la ciencia clásica basado en las propias obras traducidas por los árabes. La importancia de los musulmanes como pueblo que legó al mundo occidental la idea que la ciencia es una materia empírica, puede destacarse en las palabras de Briffault: "Los griegos sistematizaron, generalizaron y teorizaron, pero los hábitos pacientes de la observación detallada y prolongada y la indagación experimental fueron un tanto ajenas al temperamento griego... Lo que llamamos ciencia resultó a partir de nuevos métodos de experimento, observación y medida, que fueron introducidos en Europa por los árabes. La ciencia moderna es la más trascendental contribución de la civilización islámica..." 6 y por las ideas de Sarton "La principal, aunque también la menos obvia, adquisición de la Edad Media fue la creación del espíritu experimental y esto fue debido principalmente a los musulmanes hacia el Siglo XII" 7. 5 – El despertar de occidente Introducción Hacia el fin del milenio, diversos factores se conjugaron para propiciar un cambio en las actividades culturales de la Europa occidental cristiana. El feudalismo se hallaba consolidado como sistema de producción y cimiento de una civilización autosustentada, que se expandía en busca de mayores áreas de cultivo. Bajo este sistema, las ciudades comenzaron un lento proceso de desarrollo que fue el origen de la ciencia utilitaria, especialmente en aquellas naciones donde la rígida estructura eclesiástica y feudal no había sido tan marcada. La difusión de instrumentos como los molinos mecánicos de viento y agua, nuevos arados y mejores diseños en los arneses, conjuntamente con la mejora en las técnicas de cultivo propiciaron la obtención de excedentes de producción agrícola, con los cuales se revivió al comercio. De éste modo resurge una clase social mercante, compuesta por habitantes de la ciudad que obtienen el beneficio del comercio. Instrumentos como la brújula y el timón de codaste mejoran las comunicaciones en términos de rapidez y distancia, e impulsan la navegación. El círculo se cierra al necesitar las nuevas técnicas mejores mecanismos de transmisión de la energía, o precisión en el diseño de los instrumentos, lo cual promueve el estudio de las técnicas, elevando el ideal de ingenio y la destreza artesana. El surgimiento de la clase comerciante, unido a una progresiva disminución de la actividad bélica en occidente, conduce a una disminución del poder del terrateniente, al no ser tan necesaria su protección. La distribución de la riqueza estimula la producción de artículos manufacturados y de lujo, con lo cual la clase de los artesanos cobra importancia. Los cambios económicos enumerados fueron acompañados de profundos cambios intelectuales. El contacto con las culturas árabes renovó el interés en los problemas filosóficos y naturales para los cuales intentaba una respuesta la ciencia oriental, y occidente había relegado a un segundo plano. 6 R. Briffault – The making of humanity, pp. 193 7 G. Sarton – Historia de la ciencia y nuevo humanismo, pp. 174 Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 11 Si bien el proceso de desarrollo de la ciencia fue paulatino, la llegada del año 1000 tuvo impactos profundos en el sistema de creencias de la Europa cristiana. La visión apocalíptica asociada con esa fecha particular fue rebatida por el propio paso de un tiempo que comenzaba a cambiar. En el año 999 Gerberto de Aurillac, quien para la época podía considerarse uno de los mayores eruditos, asciende al papado y causa una poderosa impresión que permitió iniciar el cambio gradual de actitud de la Iglesia respecto a las actividades científicas. El propio Gerberto era un astrónomo competente que difundió el uso del astrolabio y en un códice de su autoría se menciona por vez primera el sistema basado en las cifras arábigas, que menciona el autor conoció en la España musulmana. En definitiva, los cambios sociales, económicos, políticos y culturales motivaron un cambio de la perspectiva filosófica sobre el año 1000. Este cambio incluyó a la Iglesia, sin la cual el despertar de la cultura europea no hubiera podido realizarse. De todos modos, al actuar sobre una sociedad totalmente disgregada, el lento proceso de aglutinamiento y reconstrucción del acervo cultural, se prolongará durante algunos siglos. Las traducciones En la confluencia con el mundo árabe, se organizaron en torno al Mediterráneo algunos centros de avanzada en los que el saber era transmitido. En este sentido, el papel de la península ibérica y el reino de Sicilia como centros de simbiosis de las culturas cristiana, arábiga y judía merece ser destacado. En Sicila se destacó la Escuela de Medicina de Salerno, dirigida por Constantino el Africano, conocido como “magister orientis et occidentis”, uno de los principales difusores de los conocimientos islámicos gracias a las traducciones de sus textos. Conjuntamente con la Escuela de Montpellier, comenzaron el desarrollo de la enseñanza médica organizada, recibiendo influencias desde el mundo islámico. Toledo fue, a partir de su reconquista en 1085, un centro cultural destacado en el intolerante Occidente cristiano. Se constituyó en la plataforma ideal para la transmisión lingüística y conceptual entre el mundo árabe, depositario del patrimonio científicofilosófico clásico, y el occidente cristiano. En Toledo, los estudiosos fueron autorizados por el arzobispo Ramón de Sauvetat para acceder a la biblioteca de la catedral. Una pieza clave en la traducción del árabe al latín fueron los eruditos judíos de la ciudad, que dominaban ambas lenguas por igual. Uno de los primeros traductores extranjeros que trabajó en Toledo fue el británico Adelardo de Bath, autor de obras filosóficas propias pero que fue conocido fundamentalmente por su traducción de las tablas astronómicas de Al-Jwarizmi. El más importante traductor de textos filosóficos en Toledo fue el italiano Gerardo de Cremona, que dejó un total de 71 traducciones del árabe al latín, entre científicas y filosóficas. De las primeras destacan los Elementos de Euclides. De las segundas, los principales textos de la filosofía natural de Aristóteles: la Física (bajo el título latino De naturali auditu tractatus VIII) y Acerca de la generación y la corrupción (De generatione et corruptione); el pseudoaristotélico Liber de causis, en realidad de origen neoplatónico como Tomás de Aquino reconocería posteriormente; títulos de Al-Kindi, del aristotélico AlFarabí y de otros sabios musulmanes. Con Juan Ibn Daud, judío converso, se inicia la serie de traductores hispanos de la Escuela. Entre las principales obras filosóficas por él traducidas se encuentra el magno compendio filosófico de Avicena, texto fundamental del aristotelismo medieval y cumbre del pensamiento filosófico anterior al siglo XIII, titulado modestamente por su autor, igualmente célebre en el campo de la medicina, Kitab al-Shifá (Libro de la curación). Tan solo por la transmisión de esta última obra, fundamental para la comprensión de la evolución de la filosofía europea a partir del siglo XIII, merece la Escuela de Traductores de Toledo un lugar de honor en la historia del pensamiento científico. Al respecto, G. Sarton no vacila en escribir que España fue, en la Edad Media, el mayor centro cultural del mundo gracias al trabajo conjunto de musulmanes, cristianos y judíos. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 12 Las universidades Disponiendo de las traducciones de los textos griegos, el resurgir del pensamiento filosófico y científico fue la consecuencia inmediata. La necesidad por parte de la Iglesia de una base intelectual más amplia para garantizar su control sobre una población para el momento más culta, dio lugar a un movimiento de intelectuales cristianos conocido como escolasticismo. El fenómeno no surgió como un movimiento organizado. En una primera etapa, los traductores y filósofos musulmanes, judíos y cristianos interpretaron los trabajos de Platón, Aristóteles y otros sabios en una tentativa por conciliar la filosofía con la fe religiosa y dotar de pilares racionales a sus creencias religiosas. La organización de la educación, restringida al clero, corrió por parte de la Iglesia quien creó las escuelas catedralicias, dependientes de los obispos de diócesis importantes. Las escuelas más importantes estaban en Francia, como consecuencia de la herencia educativa del sistema ideado por Carlomagno y sus escuelas palatinas (Reims, París, Orleans, Chartres), pero existían también en otros puntos de Europa. El creciente interés por el conocimiento llevó a la masificación del alumnado, y las escuelas catedralicias evolucionaron a centros de estudios generales llamados Universidades. Las Universidades atendían a un gran número de alumnos e impartían cursos que enseñaban las artes del Trivium (gramática, retórica y dialéctica), del Quadrivium (aritmética, geometría, teoría musical y astronomía) y de la ciencia suprema, la teología. Utilizaban un modo de enseñanza sistemático, tomando en cuenta algunas de las ideas del mundo clásico y del sistema islámico. La Universidad de París, reconocida como tal en 1160, se convertirá el centro unificador del pensamiento intelectual cristiano por más de un siglo. Otros centros destacados se crearán a la brevedad en Bologna, Oxford, Cambridge, Padua, Nápoles y Salamanca. En los siglos siguientes se extenderán por toda la Europa cristiana. El método de enseñanza utilizado en las Universidades fue dialéctico y discursivo, pues los libros no eran abundantes en la época. Pero el estilo no fue exclusivamente religioso, sino que tuvo cierto carácter científico, de acuerdo a las influencias árabes. Aquellos libros autorizados eran discutidos y comentados en las clases, en un entorno delimitado por la nueva filosofía que surgía, la escolástica. El escolasticismo Por tres siglos las Universidades fueron los centros culturales por excelencia del mundo occidental. En su amparo se desarrolló la filosofía que modificaría la doctrina de la Iglesia cristiana, agustiniana hasta entonces. Desde una óptica general, el pensamiento escolástico estuvo menos interesado en descubrir nuevos datos y principios que en demostrar la verdad de algunos credos ya consolidados. La novedad consistió en tratar de basar su ideología en las doctrinas aristotélicas, raramente consideradas en los últimos mil años. Como consecuencia de la limitación mencionada, el método empleado por los escolásticos se orientó hacia la dialéctica discursiva, llevando a avances importantes en lógica y en teología, superlativos respecto a los obtenidos en ciencias naturales. De todos modos, comparado con el medio milenio anterior, la actividad intelectual en los siglos XI, XII y XIII contrasta significativamente. La idea de integrar los pensamientos de las corrientes filosóficas aristotélicas y platónicas con la doctrina religiosa no es original del occidente cristiano. Avicena lo hizo para la doctrina musulmana en el siglo XII en su Libro de la curación. Los pensadores cristianos de los primeros años del segundo milenio incorporaron paulatinamente estas ideas a su doctrina. Durante los próximos siglos, el enfrentamiento entre las visiones del mundo influenciadas por los pensamientos platónicos y aristotélicos se manifiestará en el recurrente problema de la relación de la fe y la razón. Dentro del propio escolasticismo, dos escuelas se enfrentan en este aspecto. La de Anselmo, que mantenía la idea agustiniana de la relación entre fe y la razón basada en el platonismo y propugnaba la existencia separada de “universales” o “propiedades” de las cosas. Según los ideales de Anselmo, la fe era fundamental para alcanzar el conocimiento, y su doctrina del realismo lógico se resume en la frase "fides quaerens intellectum" (“creo para entender”). Contrariamente, Roscelino defendió la concepción contraria, conocida como nominalismo, que defendía la existencia de los objetos individuales y concretos. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 13 La pugna de los universales, como llegó a ser conocida esta querella interna, fue uno de los primeros síntomas de debilitamiento de la Iglesia cristiana. Pedro Abelardo propuso un compromiso entre realismo y nominalismo conocido como conceptualismo. Abelardo mantenía que la religión revelada tiene que ser justificada por la razón, manifestada por la frase “entiendo para creer”, que muestra a la inteligencia como herramienta en busca de la fe. El pensador hispanomusulmán Averroes fue uno de los filósofos islámicos más conocidos de la Edad Media. Averroes hizo que la ciencia y el pensamiento aristotélico tuvieran gran influencia en el mundo medieval gracias a sus eruditos comentarios de la obra de Aristóteles. Fue conocido como “El Comentador” entre los muchos escolásticos que consideraban a Aristóteles como “El Filósofo”. Averroes intentó superar las contradicciones entre la filosofía aristotélica y la religión revelada distinguiendo entre dos sistemas de verdad separados: un cuerpo científico de verdades basado en la razón y un cuerpo religioso de verdades inspirado en la revelación. Su idea de que la razón tiene preferencia sobre la religión le llevó en 1194 al exilio. La llamada doctrina de la doble verdad de Averroes influyó sobre numerosos filósofos musulmanes, judíos y cristianos, pero también fue rechazada por muchos otros autores y se convirtió en un importante problema filosófico en el ámbito de la cultura medieval. El filósofo hispanojudío Maimónides, al igual que Averroes, unió la ciencia aristotélica con la religión, pero rechazó la idea de que ambos sistemas contrarios pudieran ser verdaderos. En su Guía de perplejos, que data del año 1190 aproximadamente, intentó dar una explicación racional a la doctrina judaica, defendiendo ciertas creencias religiosas que entraban en conflicto con la ciencia aristotélica tan sólo cuando faltaban evidencias decisivas en favor de una u otra postura. El neoplatonismo no había muerto, como lo demuestran las teorías del inglés Alejandro de Hales y el italiano Buenaventura en el siglo XIII. Pero en su nueva versión, aparece fusionado con conceptos aristotélicos siguiendo la ruta de Avicena. Alberto Magno fue el primer filósofo cristiano que aprobó e interpretó la totalidad del pensamiento aristotélico. Estudió y admiró los escritos de los aristotélicos musulmanes y judíos, que conoció por los trabajos de la Escuela de Traductores de Toledo, y escribió comentarios enciclopédicos sobre Aristóteles y la ciencia natural de su tiempo. La escuela de monjes franciscanos de Oxford produjo figuras destacadas en este período. Roberto Grosseteste propuso como método para la ciencia el criterio inducción-deducción aristotélico presente en sus Analíticos Posteriores, donde se distingue entre una fase que puede llamarse inductiva y otra deductiva en la adquisición de conocimiento científico. Roger Bacon, uno de los primeros escolásticos que mostró interés por la ciencia experimental, advirtió que quedaba mucho por aprender aún sobre la naturaleza. Criticó el método deductivo abstracto de sus contemporáneos, así como la confianza de éstos en la autoridad del pasado, proponiendo un nuevo método de investigación basado en la observación controlada que fue la semilla del empirismo. La mayor figura intelectual del occidente cristiano en la Edad Media fue Tomás de Aquino, monje dominico discípulo de Alberto Magno. Tomás de Aquino unió la ciencia aristotélica y la teología de raíces agustinianas en un amplio sistema de pensamiento que más tarde se convertiría en la filosofía autorizada de la Iglesia católica. Sus obras más importantes, Summa Theologiae y Summa contra Gentiles, presentan una estructura de ideas convincente y sistemática, intentando armonizar el conocimiento científico con la doctrina cristiana. Estas obras ejercieron una poderosa influencia en el pensamiento occidental. Los textos de Aquino tratan de dejar establecida la verdad del cristianismo mediante argumentos dirigidos a un lector que se asume no cristiano y conocedor de las ideas filosóficas, reflejando un renovado interés por la lógica, la razón y la naturaleza, en conjunto con asuntos directos de su fe religiosa. La introducción de un modelo argumentativo, con citas a favor y en contra de los asuntos en discusión constituye toda una novedad para la época, que evidencia la evolución del pensamiento en la segunda mitad de la Edad Media. “Mi propósito es declarar la verdad que la fe católica profesa. Pero debo recurrir a la razón natural, pues los gentiles no aceptan la autoridad de las escrituras …” escribe en la Summa contra Gentiles 8 8 Tomás de Aquino, Summa contra Gentiles, tomado de A history of Western Philosophy de B. Russell Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 14 Cierto es que da la impresión de que Tomás conoce las respuestas a todas las cuestiones antes de comenzar con sus alegatos, y que muchas respuestas se resumen en una única. Aquino mantuvo, en contra de los averroístas, que las verdades de la fe y las verdades de la razón no podían estar en conflicto, sino que son aplicables a campos diferentes. Las verdades de la ciencia natural y de la filosofía son descubiertas al razonar a partir de datos de la experiencia, mientras que los principios de la religión revelada, los fundamentos del dogma cristiano, están más allá de la comprensión racional, aunque no hayan de ser contradictorios respecto a la razón y deban aceptarse mediante la fe. La metafísica, teoría del conocimiento, ética y política de Aquino provenían sobre todo de Aristóteles, pero el dominico incorporó en sus doctrinas ciertas visiones agustinianas de la fe, que procuraban la salvación en otro mundo, a la ética naturalista aristotélica, cuya meta era conseguir la felicidad en este mundo. Tomás de Aquino argumentó a favor de considerar la teología como una ciencia en sentido estricto. Sin embargo, esa consideración no se mantuvo por mucho tiempo e incluso historiadores de la ciencia cristianos como Duhem ha llegado a señalar que en la escisión entre teología y ciencia está la base del nacimiento de la ciencia moderna. El apogeo del siglo XIII El siglo XIII vio a la Europa occidental de la Edad Media en su esplendor social. Las invasiones habían cesado, el poder árabe se encontraba en declive y el feudalismo se extendía sobre nuevas tierras cultivables. El comercio había enriquecido algunas cortes occidentales, quienes comenzaban a ampliar su influencia y disputarle la hegemonía del poder a la Iglesia. Desde el punto de vista del pensamiento científico, el escolasticismo mostraba sus mayores exponentes y fomentaba una cultura de discusión entre sus corrientes que no había tenido igual en más de 1000 años. Una generación de monarcas ilustrados surgió en las costas del Mediterráneo. Federico II reinó sobre el sacro Imperio y Sicilia y fomentó la cultura en Italia y Germania. Sus protegidos Miguel Escoto y especialmente Leonardo de Pisa “Fibonacci”, el mayor matemático de la Edad Media, brillaron como figuras de la ciencia. El carácter de mecenas de Federico II llevan a Tatón a considerarlo como un “príncipe del siglo XVI”, en alusión a su peculiar beneficencia a su corte de artistas y científicos. Alfonso X de Castilla y León, llamado El Sabio, reinó contemporáneamente en la península ibérica no musulmana. Nativo del importante centro cultura que fue Toledo, comprendió la importancia del saber árabe y fue protagonista principal de la difusión de los conocimientos científicos orientales en occidente. Bajo el reinado de Alfonso, la Escuela de Toledo se potenció y logró su máximo nivel intelectual. El propio monarca, muy atraído por la astronomía, elaboró en unión con sabios colaboradores, las tablas astronómicas generalmente llamadas Tablas Alfonsinas, juzgando más práctico redactar unas nuevas, basadas en las observaciones arábigas, que corregir las antiguas de Tolomeo. El nivel artístico-técnico alcanzó asimismo su máximo esplendor, con la época de “la Europa de las catedrales”, consecuencia de la consolidación de las arquitecturas gótica, árabe y romana. Prácticamente cada centro poblado importante contaba con al menos un monumento a la grandeza de la deidad correspondiente, conformando a lo largo del viejo continente una cadena de monumentos arquitectónicos de singular calidad, que aún hoy asombran y maravillan. Pero mientras otros avances técnicos estimularon el desarrollo científico, la arquitectura se desarrolló separada de la teoría, basada en soluciones particulares a los problemas de construcción, colaborando en prácticamente nada con el establecimiento de una base intelectual. El apogeo técnico involucró avances continuos hasta el final de la Edad Media. Instrumentos como el reloj mecánico, la collera, el papel, las lentes, la brújula y por último la pólvora, estimularon la economía medieval, el comercio, el transporte, las comunicaciones y la actividad científica. La totalidad de estos adelantos técnicos se obtuvieron como adquisición de las culturas orientales, y principalmente de la China, imperio que había alcanzado un temprano progreso técnico. Este legado cultural tiene importancia superlativa, máxime considerando la posterior contribución de la imprenta en el siglo XV. La influencia de los modelos tomados del ámbito de la técnica sobre la forma de concebir el mundo es innegable. Conjuntamente, el incremento en la utilización de los aparatos técnicos propulsó el estudio de las ciencias que controlaban el comportamiento de los aparatos y permitían mejorarlos continuamente. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 15 Las características mencionadas describen al sistema de pensamiento científico del siglo XIII, el siglo más iluminado de la Edad Media. Basado en una recuperación de la validez de la percepción sensorial como herramienta de comprensión del universo, el objetivo de la actividad intelectual se transformó en descubrir la realidad subyacente, causa de los efectos observados. Pero, siguiendo la característica de la Edad Media, el progreso continuado era algo poco creíble. El apogeo medieval del siglo XIII fue seguido por un colapso abrupto del sistema feudal, producto de su propia expansión. El paulatino desarrollo de las ciudades y del comercio y las mejoras en el sistema de producción generaron excedentes que rompieron la autosuficiencia local del sistema feudal, cuya rigidez social era incompatible con estos dinámicos cambios. 6 – El fin de la edad Media Sobre los albores del siglo XIV una profunda crisis comenzó a socavar el orden establecido en la sociedad feudal. La crisis de fines de la baja Edad Media involucró múltiples ámbitos, desde el demográfico al artístico, pasando por el económico, el social, el político y el espiritual. A continuación se examinarán algunas de las características del período final de la Edad Media y sus vinculaciones con el desarrollo de la actividad científica. Para comprender la evolución de la ciencia no debe dejar de considerarse que a partir de esta sociedad feudal devaluada y en crisis comenzó a construirse la sociedad capitalista del Renacimiento y su revolución científica. La crisis de la baja Edad Media En el marco intelectual, las desavenencias ideológicas internas en el ámbito de la Iglesia propiciaron la formación de sistemas de pensamiento diferentes al propuesto por los escolásticos, e impuesto como dogma por las autoridades eclesiásticas. En el marco político, la autoridad papal se manifestó en declive, favoreciendo el desarrollo de los primeros estados nacionales, ligas de ciudades, o ciudades-estados independientes. Una fragmentación paulatina de Europa va unida a la escisión entre el poder civil y el papal, y provoca una profunda crisis religiosa, alimentada por la reacción ante la especulación teológica excesivamente abstracta, que no llegaba en su pura teoría y sutileza a las nuevas clases dominantes de la sociedad medieval tardía. La peste negra, la Guerra de los Cien años, las revueltas campesinas, el cisma en el papado y la rebelión husita son muestras históricas puntuales de la problemática política y social que se generó en los últimos dos siglos de la Edad Media. Si bien la crisis se manifestó con variantes en las diferentes regiones del occidente europeo es posible señalar la existencia de una serie de rasgos generales, presentes en todo el ámbito europeo. El incremento de los despoblados, la disminución del espacio dedicado al cultivo, el estancamiento de los precios de los cereales, la caída de las rentas señoriales y la inseguridad creciente del campesinado son las manifestaciones más representativas de la transformación que sufría la sociedad medieval Los modelos malthusiano y marxista se han utilizado para explicar la crisis del siglo XIV. El primero considera que el profundo descenso de la producción agraria motivó los enfrentamientos bélicos, el descenso de población y su nivel inmunológico, hecho que a su vez abrió camino a la peste negra. Otras variantes del modelo dan más relevancias a la crisis agraria, manifestada en la caída de los precios de los productos originarios del campo, y el problema demográfico. Por su parte, el modelo del materialismo histórico marxista considera a la crisis desde una perspectiva global, tomando en cuenta las relaciones sociales de producción. El modelo considera que la sociedad feudal padeció una crisis profunda generalizada, una crisis del modo de producción. Complementariamente, R. Brenner, criticando el enfoque malthusiano, puso el acento en el papel de la lucha de clases como determinante de la crisis Europea en la baja edad media. G. Bois propuso una explicación más globalizadora, que indica que lo que se produjo en Europa en el siglo XIV fue una crisis general del sistema vigente, manifestada en dos disfunciones, una vinculada con la producción y otra vinculada con el reparto de la renta. La primera fue consecuencia del estancamiento técnico y el descenso de la productividad, del trabajo, la segunda del incremento fiscal y el descenso de las rentas señoriales. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 16 De todos modos, la crisis bajomedieval solo puede comprenderse en su integridad en el contexto del desarrollo general de la sociedad, y las relaciones entre economía, sociedad y política del sistema feudal. Los historiadores han discutido si la crisis reveló la decadencia del sistema feudal, o si, por el contrario, suponía el anuncio de la próxima génesis, por supuesto difícil, de un nuevo mundo. La cuestión dialéctica de diferenciar entre una crisis depresiva o una crisis de crecimiento también vale en el aspecto científico. En el marco de los conflictos sociales mencionados, la ciencia tuvo sus propios enfrentamientos, marcados por las críticas al sistema establecido y la decadencia de las universidades. Las críticas nominalistas a Tomás de Aquino El sistema propuesto por Tomás de Aquino fue adoptado como doctrina por la Iglesia, ávida de mejorar sus fundamentos culturales, que no habían sufrido modificaciones significativas desde la época de Agustín. La especulación filosófico-teológica medieval propició el surgimiento de un movimiento nominalista crítico a la filosofía tomista. Duns Escoto desarrolló un técnico sistema de lógica y metafísica, rechazando el intento de Tomás de Aquino para reconciliar la filosofía racional con la religión revelada. Mantuvo, en una versión modificada, la doctrina de la doble verdad de Averroes, que todas las creencias religiosas son asuntos de fe, excepto la creencia en la existencia de una deidad, que consideraba demostrable desde supuestos lógicos. Guillermo de Ockham formuló la crítica de carácter más radical de la creencia escolástica en el campo de lo intangible, cosas invisibles como las ideas, esencias y universales. Opuso al conocimiento universal y racional aristotélico-tomista la idea del conocimiento intuitivo y experimental. Mantuvo que las entidades abstractas sólo son referencias terminológicas que designan a su vez otras palabras en lugar de ser útiles para referirse a cosas reales. Aunque concebida en un contexto diferente, su famosa regla, conocida como “la navaja de Ockham” (que afirma que no se debe suponer la existencia de más cosas de las necesarias según imperativos lógicos), se convirtió en un principio fundamental de la ciencia y filosofía modernas. En el siglo XIV, la escuela parisina de Buridan y Oresme utilizó los métodos de Ockham para criticar la doctrina aristotélica, y algunos elementos de su concepción de la naturaleza facilitaron la transición hacia la nueva ciencia. Oresme piensa en la idea de una Tierra planetaria, para lo cual pone en cuestión la teoría aristotélica del movimiento. La teoría del ímpetu, propuesta por Juan Buridán le permite, asimismo, salvar objeciones tradicionales al movimiento terrestre y realizar importantes aportes a la física de los cuerpos en movimiento. En este tiempo, se refuerza la idea de que el mundo está sometido a ciertas regularidades y de que éstas pueden ser investigadas y tal vez conocidas por el hombre. Es probable que algunas ideas de Oresme y de Buridán que hayan podido llegar, al menos indirectamente, a conocimiento de Copérnico y de Galileo. La conexión histórica se establece a través de la universidad de Padua, vinculada con todas estas figuras. Sin embargo, los nominalistas parisinos no llegaron a afirmar ideas revolucionarias desde el punto de vista científico, limitándose tan solo a plantear su posibilidad. Un caso ejemplificante es la teoría del movimiento de la Tierra. Oresme parece satisfecho en fundamentar que los argumentos mecánicos en contra del movimiento terrestre no eran suficientemente poderosos, pero no esboza una teoría del movimiento planetario. Este hecho muestra que aún no estaban dadas las condiciones para el surgimiento de la ciencia moderna, como consecuencia de la fuerte oposición del sistema cultural establecido, que se había fortificado en las Universidades. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 17 La decadencia de las Universidades Al adoptarse por parte de la Iglesia una “ciencia oficial”, basada en el sistema tomista, las universidades medievales pasaron a ser centro de la enseñanza científica doctrinal. Desde ese momento, la tarea de solidificar el sistema del mundo aceptado pasó a ser el fin de la ciencia universitaria. Pero la situación universitaria interna pronto se ligó a la crisis social general, ya que la confrontación intelectual y el espíritu de debate en las concepciones políticas y sociales tuvieron una fuerte incidencia en el mundo universitario. El entorno de polémicas generadas a partir de hechos como la Guerra de los Cien Años o el cisma papal, aunque no se trataban de problemas académicos, tuvo una importante incidencia en el mundo universitario, generando una crisis universitaria paralela a otras crisis que se agudizan durante el siglo XIV. La Universidad de París deja de ser el centro único unificador del mundo intelectual medieval. Inclusive en su entorno surgen corrientes como la nominalista, en fuerte confrontación con la doctrina establecida. Como el resto de la estructura intelectual y política de la cristiandad, la universidad pierde la unidad de sus enseñanzas y la universalidad de su cultura. La ruptura de unidad se manifiesta en la fundación de muchos centros universitarios; en un rango igualitario a París está Oxford, y proliferan por Europa nuevas Universidades: Colonia, Viena, Heidelberg, Leipzig, Praga, Pisa, Florencia, Pavía, Padua, etc. Esta proliferación no es una prueba de buena salud de la Universidad como institución, sino de la injerencia de diversos factores que pondrán a las universidades al servicio de sus particulares intereses. La Universidad se transformó en el centro ideal para la formación de burócratas al servicio de las pujantes monarquías nacionales. Al adquirir una orientación profesional que la destacaba como herramienta para el estado, éste no podía permitir que escapase de su control. Así, cada monarca o líder, de cada ciudad o república, tuvo como objetivo disponer de su propia universidad, las cuales perdieron su autonomía. Cada institución era patrocinada por una monarquía, y estaba dedicada a su servicio. El nacionalismo y los enfrentamientos entre estados y doctrinas obligan al traslado de maestros y a que los ciudadanos de un estado se eduquen en su propia universidad, impidiendo su contacto con los pensadores de otras regiones. De este modo, se pierde el carácter universalista que había caracterizado al movimiento. Como consecuencia, algunas de las universidades languidecieron por la pobreza numérica de estudiantes y calidad de profesores, y otras vieron afectado su prestigio por su excesiva vinculación a posturas filosóficas o doctrinas políticas. La injerencia de poderes externos en la vida de la universidad condicionó la libertad de enseñanza, convirtiendo en ocasiones a las universidades en portavoces de radicalismos y nacionalismos y en protagonistas de tumultos. El alumnado universitario se diversificó, incluyendo no sólo a nobles y clérigos, sino que paulatinamente se incorporaron ciertos componentes de la clase burguesa emergente, una clase media intelectual y nacionalista. La situación de la docencia y las autoridades universitarias se agravó por la precipitada creación de nuevas Universidades. Ello implicó la improvisación del profesorado y de las bibliotecas, con detrimento de la profundidad de la investigación. Complementariamente, al constituirse la enseñanza universitaria en una política de estado, muchas autoridades y catedráticos son impuestos de acuerdo a su utilitarismo a la causa local y no atendiendo a su nivel intelectual. La crisis del método universitario escolástico se manifiesta por la falta de interés en la gran cantidad de nuevos problemas técnicos. La universidad permanece cerrada en las doctrinas de sus autoridades, en su método dialéctico racionalista, desinteresada por los nuevos problemas, sin la dinámica necesaria para dar solucionar las nuevas cuestiones. La medicina puede considerarse como una tímida excepción, ya que la disección de cadáveres fue autorizada en el siglo XIV, aunque la doctrina médica de Galeno continuó con su tiranía sobre el pensamiento anatómico. Aún autorizada la disección humana, la presión religiosa y el prejuicio académico convirtieron el ejercicio médico experimental en una práctica furtiva. Como contribución postrera, y en una analogía con la corrosión interna del sistema económico feudal, las propias universidades fueron cuna de los movimientos críticos al sistema especulativo tomista-agustinista establecido. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 18 La crisis social, el fin del sistema feudal y los impactos sobre la ciencia La extensión del sistema feudal fue la consecuencia de su propia corrosión interna. El crecimiento del comercio permitió el desarrollo de una nueva clase social burguesa en las ciudades, surgiendo durante el siglo XIV los primeros síntomas de lo que se conoce como primer capitalismo o capitalismo mercantil. La transformación de la economía medieval se concretó con la acumulación de capitales de rentas y recaudación impositiva y la explotación de las minas de Europa central. De este modo se aumentó la riqueza pública, la circulación monetaria y la demanda. Como resultado, surgió una coyuntura favorable para el mercantilismo. La clase burguesa mercante contaba con problemas prácticos y aplicaciones que hacían necesaria una ciencia utilitaria. Como consecuencia, comenzó a generarse un movimiento científico paralelo al universitario oficial. Sobre el fin de la Edad Media, el proceso de retroalimentación estaba activado; los cambios producidos en las técnicas impulsaron a la ciencia y ésta a su vez produjo nuevos y más rápidos cambios en las técnicas. Ciertos acontecimientos aceleraron considerablemente el proceso de cambio de orientación de las actividades científicas. Tras la caída de Constantinopla llegó a occidente un gran número de científicos y manuscritos técnicos bizantinos y la introducción de la imprenta permitió una mayor y mejor difusión de los textos, popularizando el conocimiento técnico y científico. Desde su enfoque marxista de la historia de la ciencia, Hessen afirma que “la lucha entre la ciencia universitaria y la ciencia no universitaria, esta última al servicio de las necesidades de la incipiente burguesía, era un reflejo en el plano ideológico, de la lucha de clases entre la burguesía y el feudalismo” 9 Es debatible el hecho de atribuir la motivación del contexto de confrontación a una lucha clasista, pero no es cuestionable su existencia, así como es innegable que será el espíritu de los hombres del Renacimiento, y del intento de superar el rígido sistema impuesto surgirá la ciencia moderna. 7 – Epílogo Los aportes de la edad media Montesquieu y Voltaire, figuras de la Ilustración, en su característica actitud anticlerical, criticaron y denigraron a la Edad Media. Como un ejemplo, Voltaire plantea que la secularización del pensamiento es una condición imprescindible para la libertad. Estas ideas han condicionado la visión sobre el avance del pensamiento científico en el medioevo. A lo largo de este trabajo se ha tratado de reflejar el tortuoso camino necesario para avanzar desde la época clásica al renacimiento, tratando de comprender la contribución de la época medieval en la formación del mundo moderno. J. Bernal indica que “Es injusto esperar de la ciencia más de lo que se le exigió en su época” 10, una cita muy oportuna para valorar los avances científicos en el período medieval. A lo largo de mil años, la estructura social y política dominante tan solo necesitó a la ciencia como justificación para la superioridad de la doctrina teológica. El sistema económico tuvo una base muy sencilla, y tan solo ciertos problemas técnicos muy limitados se manifestaron durante la primer mitad del período. Bajo estas condiciones, poco más podría esperarse del pensamiento científico que una evolución hacia el abstraccionismo místico agustiniano. La impresión es tal que hasta el año 1000, la energía de la sociedad occidental se canalizó a la formación y consolidación del sistema feudal, en una especie de lucha por la supervivencia ante un entorno hostil. Al consolidarse el sistema, la Edad Media es capaz de ofrecer su mejor luz, representada por el movimiento escolástico. Situados en este momento de esplendor, aún los más capacitados e innovadores sabios son incapaces de sugerir la independencia del conocimiento científico y continúan considerando a la ciencia como un instrumento subordinado, solo útil para ilustrar el carácter absoluto de las verdades teológicas. 9 B. Hessen, “Las raíces socioeconómicas de la mecánica de Newton” – II Congreso Internacional de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, Londres, 1931 10 J. D. Bernal – Historia social de la ciencia, Vol. I, pp. 255 Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 19 Ante el colapso social, la ciencia, aún en su precario estado, muestra su resistencia y se salva de la debacle al integrarse a la práctica. Será en el siglo XVI, cuando finalmente logre desligarse de la teología, que podrá dar el salto cualitativo para constituirse en una herramienta útil para el estudio y comprensión de la naturaleza y la solución de problemas aplicados. Una característica de la actividad científica en la Edad Media es la falta de una real valoración de los propios pensadores por sí mismos, en detrimento de ciertos referentes de la antigüedad. Evidentemente a la Edad Media le faltó una cultura individualista, lo cual impidió el desarrollo de corrientes culturales disidentes del pensamiento oficial. De todos modos, tomando en cuenta los ejemplos ocurridos en el ámbito de la filosofía religiosa, el rígido sistema establecido siempre se mostró capaz de reaccionar enérgicamente contra movimientos conflictivos. Aún en el caso de haberse intentado un pensamiento independiente, es dudoso que hubiera podido consolidarse frente a la oposición de las autoridades de la Iglesia y los estados. Las características del filósofo de la Edad Media pueden resumirse en la siguiente crítica de B. Russell a los métodos de Tomás de Aquino: “Hay poco del verdadero espíritu filosófico en Aquino. No se pone a seguir, como el Sócrates platónico, la argumentación dondequiera que ésta pueda conducirle. No se compromete en una indagación cuyo resultado sea imposible de conocer de antemano. Antes de empezar a filosofar, ya conoce la verdad; ésta se encuentra declarada en la fe católica” 11 La rigidez, el ver un techo a las investigaciones y el asumir una explicación única final es un rasgo de los pensadores occidentales de la Edad Media que denota su limitación al sistema de creencias establecido, una condición incompatible con el progreso de las actividades intelectuales. ¿ Por qué occidente ? Durante el período medieval, el desarrollo científico de la Europa occidental se encontraba en notoria desventaja respecto al alcanzado por otras civilizaciones. En los últimos mil años, la influencia de la ciencia clásica había llegado a India y China de la mano del islamismo y del budismo, y allí se había desarrollado en un entorno más rico en problemas técnicos y desafíos. Casi la totalidad de los avances técnicos del período utilizados en Europa occidental procedían de oriente, inclusive aquellos que serán un factor decisivo en la difusión del conocimiento al iniciarse la época moderna. Cabe entonces la pregunta del acápite, ¿ por qué la ciencia moderna surgió en la Europa occidental y no se desarrolló en otros centros culturales del mundo, en el marco de civilizaciones más avanzadas? Algunos historiadores de la ciencia cristianos como Duhem y Jaki plantean que la racionalidad medieval, de fuentes teológicas, fue uno de los factores que hicieron posible el nacimiento de la ciencia moderna. Jaki afirma que el nacimiento de la ciencia moderna sólo fue posible precisamente en la Europa cristiana, cuando se llegó a constituir la matriz cultural cristiana. Esta matriz se da en una sociedad con la creencia en una deidad personal creadora de un mundo posible de conocer si se lo estudia experimentalmente. Según esta teoría, en la Edad Media deben buscarse las raíces de la ciencia moderna, que, de acuerdo a los autores, son cristianas. Es debatible la propuesta de Jaki, de que el cristianismo, al distinguir entre un orden natural y otro sobrenatural, abrió las puertas a la investigación del orden natural físico, no ligado al dogmatismo de lo sagrado. Analizando el estado de situación pre-renacentista y la posterior defensa acérrima de los dogmas y sus implicancias, no parece que las autoridades de la Iglesia tuvieran en cuenta la división proclamada por Jaki, sino todo lo contrario. Las autoridades eclesiásticas mantuvieron la injerencia en los temas científicos y continuaron su oposición al libre desarrollo de teorías que contravinieran los dogmas. Cierto es que de acuerdo a la filosofía tomista, las verdades teológicas y las filosóficas, son completamente distintas. Pero la separación no es una garantía de libertad, ya que la propia doctrina subordinó la ciencia a las necesidades teológicas. En este aspecto, más allá de reconocer la razón, poco se diferencia Tomás de la postura agustiniana, salvo por el enorme engranaje conceptual creado en torno a su teoría. 11 B. Russell – A history of Western Philosophy Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 20 El argumento utilizado por Jaki intenta explicar el estancamiento de determinadas culturas cuyos avances pueden catalogarse como científicos desde un punto de vista actual. Jaki indica que en estas culturas la ciencia se encontraba intrínsecamente subordinada a funciones religiosas. Pero este argumento es un arma de doble filo, considerando que en la propia Europa occidental, la ciencia “oficial” se encontró supeditada a las ideas religiosas durante el período medieval y durante gran parte de la época moderna. En vista de los procesos históricos, no cabe debatir si el esquema de la teología fue un freno al progreso científico. Parece inaceptable poner, a lo Duhem, el progreso como uno de los logros relevantes de la cultura cristiana. De acuerdo a Bernal, la revolución técnica del final de la edad media y el surgimiento de una clase social media mercante que propició la necesidad de una ciencia utilitaria fueron los motivos para el nacimiento de la ciencia moderna. Las sociedades orientales comenzaron a perder su dinamismo en el mismo momento que la Europa occidental comenzaba a descubrir un nuevo sistema económico activo. Tomando en cuenta el panorama que ofrece Bernal, el motivo de la decadencia de la civilización árabe, y el posterior estancamiento del nivel técnico de civilizaciones orientales como India y China debe buscarse en la sociedad completa. La sociedad mandarín china y el sistema de castas hindú estancaron el nivel técnico y científico de la cultura, y los intentos de desarrollo posteriores fueron coartados por los avances imperialistas europeos y la difusión del capitalismo. Según Tatón, las tendencias que determinaron la actividad científica en el Renacimiento aparecen progresivamente en los siglos XIV y XV, como consecuencia de una lenta evolución de la sociedad y el pensamiento medievales. Descarta que el surgimiento de la ciencia moderna corresponda a un accidente o catástrofe histórica, reforzando la idea del progreso continuo. La idea del progreso científico aparece de una forma menos sutil en las consideraciones de Kuhn, al proclamar el salto entre el paradigma aristotélico medieval y el nuevo paradigma científico. Kuhn indica como ejemplo de su teoría el quiebre entre la ciencia medieval, incapaz de resolver los nuevos problemas que le planteaban las nóveles actividades económicas, políticas y sociales, y la ciencia moderna, asentada sobre arquetipos totalmente diferentes. De acuerdo la tesis de Koyré, el nacimiento de la nueva ciencia se vio facilitado por la combinación de corrientes aristotélicas y platónicas. La destrucción de la ontología medieval, aristotélica y subordinante posibilitó el desarrollo de la mentalidad libre de los pensadores del Renacimiento, fundadores de la ciencia moderna. Con la destrucción de la síntesis aristotélica, la ciencia se ve en la necesidad de encontrar un nuevo método de investigación de la naturaleza, tarea que concretará al definir las bases del método científico en los siglos XVI y XVII. Presagiando el Renacimiento Una técnica importada de China, la impresión mecánica sobre papel con tipografía móvil, fue adaptada y popularizada por Gutemberg en el siglo XV. Este hecho tiene consecuencias sociales y económicas revolucionarias. El abaratamiento de los libros por la imprenta y el papel permite la transmisión y acumulación de conocimientos de forma masiva. Hasta entonces era muy poco útil saber leer y escribir, ya que poseer un libro era un lujo accesible a muy pocos. Sólo los clérigos, transformados en una clase burocrática que se reproducía a sí misma, tenían acceso a grandes bibliotecas. Esto les permitía ser contratados por los gobiernos para actuar como secretarios, cronistas o contables y perpetuar a su clase en las esferas del saber y del poder. A partir de Gutemberg empieza a ser útil al ciudadano común aprender a leer. Que pequeños comerciantes y artesanos tengan acceso a un medio barato de transmisión de informaciones es un fenómeno completamente nuevo. Es coherente que esa nueva posibilidad de comunicación y acumulación de conocimientos conduzca a un sistema económico completamente nuevo y diferente de los anteriores. Un gran número de ciudadanos particulares pueden acumular conocimientos y aplicarlos a sus actividades empresariales. Será la burguesía, una nueva clase social culta, no sacerdotal, no aristocrática, sino procedente de los pequeños artesanos y comerciantes, que colocará a los conocimientos científicos al desarrollo de nuevas técnicas y métodos de producción. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 21 Las actividades productivas determinarán la temática de la ciencia, y de ellas provendrán nuevos materiales para la observación, nuevos medios de experimentación, y nuevos instrumentos. Bajo este nuevo sistema económico, la gran revolución científica que transformaría la forma de pensar y la concepción del mundo utilizando sistemáticamente nuevos métodos de experimentación y de abstracción matemática, no se haría esperar. Simultáneamente al avance científico, los artesanos fueron adquiriendo conocimientos técnicos que resultaron de incalculable valor para el desarrollo futuro de una ciencia experimental y progresiva. De este modo, las habilidades mentales y manuales se preparaban para alumbrar la nueva época: el Renacimiento, durante el cual retornará el espíritu de la ciencia clásica, renovándose, sistematizándose y afirmando su autonomía con respecto a la teología y a la filosofía, dando origen a la ciencia moderna. Esta ciencia se construirá bajo una visión individualista del mundo, por pensadores más agresivos y proclives a los debates. La polémica será una forma habitual del diálogo entre científicos que solo aceptarán los hechos de la naturaleza, independizándose de interpretaciones anteriores, en claro contraste con sus colegas medievales. La ciencia moderna introducirá una forma diferente de relacionamiento del hombre con la naturaleza y una libertad de espíritu proveniente del conocimiento de la realidad. La Edad Media concluye entonces, con un auténtico cambio en la organización intelectual de la ciencia y el inicio de la difusión masiva del conocimiento. Conclusión Whitehead indicó que “en 1500, Europa sabía menos que Arquímedes, que murió en el año 212 a. C.”12. Respecto a la calidad del conocimiento, la veracidad de esta afirmación no puede ponerse en duda. La ciencia clásica alcanzó su máximo nivel de esplendor en los trabajos de los griegos de los siglos V al III a. C., produciendo avances de calidad insuperable al trabajar con un método especulativo y adelantos técnicos considerables dentro de un sistema de pensamiento que despreciaba a la ciencia aplicada. En comparación con la época clásica, el legado de la Edad Media palidece. Intelectualmente, durante este período no se avanzó respecto a la imagen griega, y en ciertos aspectos se manifestó un retroceso. Pero no debe olvidarse que la ciencia clásica fue incapaz de desarrollarse en las sociedades esclavistas de la antigüedad, y que era necesario un cambio de sistema cultural y económico para dar origen a una ciencia universal, consolidada sobre bases y métodos firmes. El debate se traslada hacia la importancia de un período con las peculiaridades de la Edad Media para el desarrollo de la ciencia. En la Edad Media se desarrolló un sistema económico que modificó la actividad productiva, pero que colapsó abruptamente y fue tan solo el germen del sistema bajo el cual la ciencia en sí misma se transformó en una actividad productiva. Complementariamente, en el período medieval se consolidó el sistema de creencias de la sociedad occidental, bajo el cual, y pese a sus continuas oposiciones, las teorías científicas modernas se desarrollarían. Desde el punto de vista que se ha tratado de desarrollar en este trabajo, las características del mundo occidental sobre el año 1500, y no su nivel de conocimiento como proclama Whitehead, parecen ser la clave del asunto. Y es en este aspecto donde la contribución de la época medieval comienza a vislumbrarse. Una de las principales contribuciones es destacada por Bernal, quien indica que “el legado de la Edad Media fue esencialmente económico, técnico y político”.13 Sin duda, las mejoras técnicas y los problemas innovadores que la Edad Media tardía transmitió a los sucesores fueron de importancia para el proceso de cambio de orientación de las actividades científicas en los siglos XVI y XVII. Ciertas bases de lo que posteriormente se conocería como método científico, existían para el fin de la Edad Media, pero sería necesario una generación de nuevos hombres de ciencia, surgidos bajo una sociedad diferente, para comprobar su utilidad, potencia y aplicabilidad al mundo natural. 12 13 A. Whitehead - Science and the Modern World J. D. Bernal – Historia social de la ciencia, Vol. I, pp. 274 Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 22 Esta generación de científicos, los primeros considerados como tales de acuerdo a los cánones modernos, se desarrollaría a partir de una sociedad en confrontación, dinámica, que si bien no se encontraba en un nivel superior de cultura que otros pueblos, tenía los conflictos necesarios para contrarrestar toda rigidez que impidiera el progreso. El legado de la Edad Media puede identificarse en brindar una comienzo para la sociedad en transformación del Renacimiento, algunas de cuyas características de enfrentamiento, competitividad y dinamismo se originaron en el último siglo del período medieval. Con esta breve conclusión finaliza este trabajo de investigación, que ha tratado de identificar las características del pensamiento medieval. Desde el inicio del trabajo se ha tratado de tener presente que el análisis del pensamiento de una época cuyos supuestos, necesidades y problemas fueron muy diferentes a los de la época actual involucra delicados matices de interpretación y evaluación de los hechos. En este marco, el estudio de la historia de la ciencia en la Edad Media no puede separarse del contexto teológico, metafísico y económico feudal que fueron característicos de la ciencia en el medioevo. En este aspecto, el trabajo elaborado ha intentado presentar el entorno histórico y social conjuntamente con los problemas de la época, y definir adecuadamente éstos antes que las soluciones propuestas por los pensadores, tratando de ofrecer un análisis más justo de la evolución del pensamiento científico, tomando en cuenta que la historia juega a favor del analista y en contra de todos y cada uno de los personajes históricos referidos en este artículo. Investigando el desarrollo del pensamiento científico en la Edad Media 23 Anexo I - Referencias Bibliográficas Referencias principales Textos tomados como base para la investigación. J. D. Bernal – Historia Social de la Ciencia. R. Tatón – Historia General de la Ciencia. G. Sarton – Introducción a la Historia de la Ciencia. Referencias secundarias Textos de consulta específica G. Sarton – Historia de la Ciencia y Nuevo Humanismo. A. C. Crombie – Historia de la Ciencia de San Agustín a Galileo. B. Russell – Historia de la Filosofía Occidental. A. Koyré – Estudios de historia del pensamiento científico. H. Kragh – Introducción a la Historia de la Ciencia. Thomas S. Kuhn – La estructura de las revoluciones científicas. Referencias ocasionales Textos de uso personal. Sitios y artículos disponibles en Internet J. Draper – Historia de los conflictos entre la religión y la ciencia. G. Stent – Las Paradojas del Progreso. A. Koestler – Los Sonámbulos. A. White – La lucha entre el dogmatismo y la ciencia en el seno de la cristiandad. Proyecto filosofía en español http://www.filosofia.org Dep. 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