GEOMECÁNICA DE LA ROTURA DE LA PRESA DE RESIDUOS DE

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GEOMECÁNICA DE LA ROTURA DE LA PRESA DE RESIDUOS DE
AZNALCÓLLAR Y SUS CONSECUENCIAS MEDIOAMBIENTALES
Dr. Arsenio González Martínez
Ing. Domingo Carvajal Gómez
Grupo Red CYTED-XIII D
Escuela Politécnica Superior
Universidad de Huelva
21819 Palos de la Frontera. Huelva. España
arsenio@uhu.es
djcarvaj@uhu.es
Resumen
La inestabilidad geomecánica de las margas miocenas subyacentes al vaso de la
presa de residuos mineros de Aznalcóllar fue una consecuencia directa del elevado
grado de humedad. Las presiones hidráulicas en el vaso y las subpresiones asociadas a
la ultra filtración de aguas ácidas actuaron lentamente en el tiempo pero fueron las
causas determinantes de uno de los mayores desastres ecológicos y medioambientales
que se conocen en la historia de la minería metálica, por rotura subhorizontal del macizo
margoso y por su deslizamiento lateral a lo largo de unos 60 metros, lo que provocó la
rotura súbita del dique de contención de la presa de aguas ácidas y lodos estabilizados, y
el vertido de unos 5 Hm3 de contaminantes a la cuenca del río Guadiamar a través de su
afluente el río Agrio, lo que contaminó miles de hectáreas de cultivos situados aguas
abajo y supuso un grave riesgo para el Parque Nacional de Doñana, que es una reserva
de la Biosfera y uno de los principales ecosistemas húmedos del sur de Europa.
Palabras clave: presa de residuos mineros, aguas ácidas, lodos metálicos, rotura,
desastre medioambiental
1. Introducción
La mina de Aznalcóllar se encuentra en la provincia de Sevilla (España) y es la
explotación minera mas oriental de la Faja Pirítica Ibérica, uno de los mayores
metalotectos del mundo en piritas y sulfuros complejos, de origen vulcano-sedimentario
en un antiguo geosinclinal Devónico-Carbonífero ubicado en el arco externo de una
primitiva zona de consunción de las placas africana y euroasiática.
El depósito arma en series
volcánicas ácidas, entre pizarras
y cuarcitas, y aparece plegado y
trastocado por fracturas cruzadas
NNW-SSE y NNE-SSW de edad
hercínica, bajo un recubrimiento
terciario a base de molasas y
margas de edad Mioceno superior (Tortoniense-Andaluciense).
La mina, propiedad de la empresa sueca Boliden Apirsa SL, cerró su actividad el
20 de septiembre de 2001. El expediente de regulación de empleo dejó en la calle a 425
trabajadores, que se manifestaron por las calles de Sevilla dos días antes en señal de
protesta por el plan de cierre.
La explotación del yacimiento fue a cielo abierto y los lodos generados en el
proceso mineralúrgico para obtención de los concentrados de Cu, Pb y Zn se fueron
acumulando en una gran presa de residuos, aprovechando para ello un vaso
impermeable sobre el recubrimiento de margas miocenas y con pantalla a base de un
cuerpo de presa de gravedad con material en capas de recrecimiento y núcleo de arcilla.
2. Geomecánica de la rotura de la presa
El accidente acaeció durante la madrugada del 25 de abril de 1998. Hacia las
3,30 horas se produjo la rotura del muro de contención de la balsa de estériles, en la
zona de intersección entre el muro frontal de contención y el muro separador existente
entre los dos vasos en que se dividía la balsa.
Rotura de la balsa de contención (Consejería de Medio
Ambiente, 1998 a-c)
http://cma.caan.es/aznalcollar/cartografía/panweb/zona1.htm
Su contenido procedía de los procesos de flotación de pirita y estaba constituido
por lodos estabilizados, es decir sólidos sedimentados y agua con diversos contenidos
metálicos en disolución. La brecha abierta alcanzó una longitud de más de 50 metros
(GTAR, 1998) dando lugar al vertido de aguas contaminadas y lodos al río Agrio y de
éste al Guadiamar, con una estimación de volumen de 4,5 Hm3, de la que unos 2 Hm3
estaban constituidos por lodos y el resto por agua ácida y con una alta concentración de
metales. Los lodos analizados (GTAR, op. cit.) tienen una composición prácticamente
constante que corresponde con la pirita a la que se ha extraído parte de cobre, plomo y
zinc.
En los antecedentes de la balsa de lodos emitidos por la Junta de Andalucía se
declara que la explotación de la mina de Aznalcóllar fue autorizada por el Ministerio de
Industria el 16 de diciembre de 1975. El proyecto definitivo de la balsa es de 1978 y
contemplaba 20 fases; la primera era de 0,50 m de recrecido y las siguientes de 1,5 m
por término medio hasta alcanzar los 25 m. En el momento del accidente la balsa se
encontraba en la fase número 16, con una altura de 21 m en su parte alta, restando 4 m
para terminar la presa proyectada.
A raíz de las denuncias presentadas por dos personas, en su día contratista y
trabajador de Boliden, sobre filtraciones y pérdidas de aguas ácidas de la presa en la
base del dique, hacia el río Agrio, produciendo la contaminación de sus aguas, se
realizan diversos procedimientos por la Delegación Provincial de la Consejería de
Industria en Sevilla, siendo informada de la existencia de tales filtraciones la
Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Dichas denuncias no tuvieron mayor
trascendencia.
Desde 1996 se aportaron informes y dictámenes de la empresa especializada
Geocisa y del Instituto Tecnológico Geominero de España confirmando la estabilidad
de la balsa. Con fecha 20 de abril de 1998 (¡5 días antes del fatal accidente!), la empresa
Boliden remitió a la Delegación Provincial de Trabajo e Industria de Sevilla el informe
de situación de la balsa correspondiente al año 1997, elaborado por Geocisa,
confirmando que el dique de contención se comportaba de forma correcta y que su
seguridad era suficiente.
Como causa mas plausible del accidente de la presa hay que achacar a la
formación de una gran superficie de rotura subhorizontal en las margas del vaso, a
consecuencia del elevado grado de saturación y su respuesta plástica ante el esfuerzo de
grandes subpresiones hidráulicas originadas por la filtración en la base del cuerpo de la
presa. Lo mas probable es que los esfuerzos estuvieron actuando durante largo tiempo
mediante pequeñas roturas parciales de las margas en el subsuelo de la presa, que
llegado el límite de resistencia y la entrada en el campo de la fluencia plástica hizo que,
de manera súbita, sobreviniera la rotura principal, con deslizamiento de bloques a lo
largo de unos 60 m y consecuente resquebrajamiento de la presa por el punto más débil
(unión del dique transversal con el cuerpo de la misma).
Inmediatamente después del vertido la Junta de Andalucía encargó un informe
sobre la mecánica de la rotura a un departamento técnico del Ministerio de Fomento (el
CEDEX, Centro de Experimentación de Obras Públicas), informe que tardaría 20 meses
en ser presentado ya que el 29 de diciembre 1999 se hacían públicas las conclusiones
del mismo por el Consejero andaluz de Trabajo e Industria (González, 1999). Según
dichas conclusiones, la empresa Boliden-Apirsa quedaba liberada de responsabilidad
penal en el accidente ya que aunque los sistemas de seguridad eran los adecuados la
rotura sobrevino por un comportamiento mecánico particular de las margas subyacentes,
desconocido hasta ese momento y sin precedentes, y que marcó un hito tecnológico y
geotécnico al ocurrir algo que no estaba previsto en el laboratorio, lo que supone un
“antes y después” en el mundo de la construcción de grandes presas de residuos mineros
y aconseja acciones futuras en un triple sentido:
-
1) modificar los coeficientes de seguridad de este tipo de
construcciones mineras frente al deslizamiento con materiales frágiles,
que deberán ser sustancialmente mayores (por ejemplo 1,6 o 1,8 frente
al 1,4 usado hasta entonces)
-
2) se deberá estudiar la posibilidad de que la permeabilidad de campo
(global) y de laboratorio coincidan
-
3) se deberán tener muy en cuenta los efectos mecánicos de las
presiones
intersticiales
en
los
materiales
considerados
como
“impermeables”.
La secuencia dinámica de la rotura fue reproducida mediante animación en
ordenador, e indica que bajo el cuerpo de presa (asentado sobre un aluvial cuaternario
del río Agrio que, a su vez, reposa discordante sobre margas azules miocenas) va
apareciendo en un determinado momento una pequeña rotura subhorizontal a 14 m de
profundidad en el cimiento natural de las margas azules, que en el tiempo se agranda a
consecuencia de las presiones intersticiales en las margas (de comportamiento más
permeable de lo que se pensaba) y se torna como una superficie de rotura y de
deslizamiento de mayor envergadura, cóncava y con radio de curvatura hacia arriba,
que hizo que el muro de presa se desplazara entre 50 y 60 m en horizontal, ayudado por
las presiones hidráulicas de los estériles acumulados en el vaso y “lubricado” por la
fluencia plástica del material margoso. Ello originó una gran abertura en el cuerpo de
presa y el consecuente escape de los lodos y su vertido a la cuenca del río Guadiamar.
En las siguientes imágenes se reproduce la secuencia de la rotura en sección
transversal a la presa y en planta (Canal Sur TV, 1999).
Simulación rotura balsa-Canal Sur TV 30 diciembre 1999
3. Consecuencias medioambientales y evaluación de la situación generada
El vertido de lodos y aguas ácidas originado por la rotura de la presa de estériles
en la zona minera de Aznalcóllar, perteneciente a la empresa sueca Boliden-Apirsa S.L.,
tuvo consecuencias medioambientales muy graves y sin precedentes hasta entonces en
la minería metálica dadas sus dimensiones.
En cuanto a los efectos inmediatos, la ola de vertido de agua y lodo produjo un
desbordamiento del río Guadiamar anegándose la ribera fluvial y las tierras colindantes.
Los lodos metálicos sedimentaron en el primer tramo del cauce, mientras que las aguas
ácidas invadieron la cuenca fluvial cauce abajo hasta que pudieron ser confinadas en
una zona situada en Entremuros, antes del Parque Nacional de Doñana y del río
Guadalquivir.
Guadiamar contaminado tras el accidente
Por suerte no se produjeron desgracias personales y resultaron afectados varios
municipios de la cuenca del Guadiamar, en la provincia de Sevilla: Aznalcóllar,
Aznalcázar, Huévar, Olivares, Sanlúcar la Mayor, Villamanrique de la Condesa,
Villafranco del Guadalquivir y Puebla del Río, Trebujena (en el río Guadalquivir) y
Sanlúcar de Barrameda en el estuario del Guadalquivir.
El área afectada fue de 4.286 Ha, de las que 2632 Ha correspondían a cultivos y
pastos, principalmente, cultivos de cereal y oleaginosas, arrozales, algodón, frutales,
olivares y cultivos hortícolas.
Las consecuencias directas del
vertido en cuanto a fauna y flora fue que
quedaron inundados todos los hábitat
incluidos en el cauce fluvial y en el
entorno del río. En los primeros días se
produjo la desaparición de la totalidad de
la fauna acuícola del río Guadiamar, habiéndose retirado más de 30.000 kilogramos,
principalmente carpas, albures y barbos, y en menor proporción, anguilas. Las puestas
existentes de aves si han sido afectadas por la inundación.
Las variaciones sufridas en la calidad de las aguas fluviales directamente
afectadas consistieron, en una primera fase, en la desaparición total del oxigeno disuelto
y un aumento espectacular de los sólidos en suspensión, factores que conjuntamente
contribuyen a la masiva mortalidad de la fauna acuática. Posteriormente, en una
segunda fase, se produjo una acidificación y un aumento de los metales pesados en
disolución, para más tarde, estabilizarse, recuperando los niveles normales de acidez
(pH en torno a 7), produciéndose una disminución de los metales disueltos y una
estabilización del oxígeno disuelto (Consejería de Medio Ambiente, 1998 a).
Para el análisis en continuo de aguas se eligieron puntos fijos de muestreo y
medida de variables in situ con el barco de la Consejería de Medio Ambiente AMA V
por el curso del Guadalquivir.
En contra de la postura del Gobierno y de las actuaciones de la Junta de
Andalucía, se situaron principalmente grupos ecologistas que se mostraron totalmente
pesimistas. Según representantes de estos grupos, la descoordinación entre Sevilla y
Madrid en los primeros días tras el desastre dio como resultado que las aguas ácidas con
un contenido muy elevado de Fe, Pb, Zn, Mn, Cu, Tl o As llegarán al brazo de la Torre
y de aquí al Parque Nacional de Doñana por el canal Cherry. Ante la imposibilidad de
cerrar la compuerta que existía en el canal, se optó por la solución de levantar un nuevo
muro. Durante una semana las aguas contaminadas no dejaron de llegar a la zona.
Calculan que el vertido alcanzó un volumen de 2.5 Hm3.
En los antecedentes del desastre, la Agrupación Ecologista Andaluza CEPA
denunció hace dos años a la firma sueca Boliden-Apirsa por filtraciones de metales
pesados. En febrero de 1996 hubo un incidente similar, pero con menor repercusión al
romperse una de las presas y verter la carga contaminante al río; la explicación dada por
la Consejería de Medio Ambiente fue que se trataba de una situación excepcional
debido a las intensas lluvias caídas durante los meses precedentes. Según la CEPA, las
aguas vertidas por Boliden llevaban un pH 2 cuando lo normal es de un valor en torno a
7 (Díaz y González, 1998).
El Colegio Oficial de Geólogos de España afirma que la rotura de la balsa era
previsible y evitable, ya que un seguimiento adecuado habría reflejado sus deficiencias,
dado que estos incidentes no son repentinos sino que van precedidos de tensiones,
deformaciones y microfisuras. Además, aseguran que será inevitable la contaminación
del acuífero 27, que abastece a Doñana (Agencia Efe, 1998).
Los artículos mencionados son sólo la punta del iceberg en cuanto a
evaluaciones de la situación, responsabilidad, previsiones y repercusiones del accidente
minero de Aznalcóllar.
4. Acciones para mitigar el desastre
La rotura de la balsa de residuos de la explotación minera de la empresa sueca
Boliden Apirsa SL en Aznalcóllar (Sevilla) el 25 de Abril de 1998 provocó la
contaminación de las aguas de los ríos Agrio y Guadiamar, y de una franja de terreno a
ambos márgenes, destinadas en su mayor parte a usos agrícolas o ganaderos. Este
vertido se logró contener finalmente en la zona conocida como Encauzamiento de
Entremuros, afectando a una reducida extensión de las áreas protegidas de Doñana.
El mismo día del desastre se constituyó el comité Coordinador de Emergencias,
decidiendo levantar una escollera de contención en la zona fracturada de la balsa.
Además se inició la construcción de un muro de contención del vertido en el
Encauzamiento de Entremuros a la altura de Vuelta de Arena.
Con independencia de estas medidas de urgencia, que se adoptaron para
minimizar en lo posible los efectos negativos de la rotura, poco a poco se emprendieron
otras actuaciones encaminadas a paliar los efectos medioambientales, socioeconómicos
e indirectos del desastre.
Entre estas actuaciones destacaron las siguientes (www.andaluces.org, 2000):
- ACTUACIONES ENCAMINADAS A PALIAR LOS EFECTOS MEDIOAMBIENTALES
El Plan de Actuación contempló dos Programas específicos:
-
el Programa de seguimiento de la calidad ambiental
-
el Programa de recuperación de las cuencas fluviales
El Programa de seguimiento de la calidad ambiental perseguía dos objetivos
básicos:
-
a) delimitación de la zona afectada y grado de afectación
-
b) recuperación de los hábitat de la flora y fauna
Para ello se estableció un minucioso sistema de seguimiento da la calidad
ambiental de las zonas afectadas (aguas, sedimentos, flora, fauna, ...) y se elaboraron
modelos para detectar y evitar posibles formas de propagación de los compuestos
presentes en los lodos. Junto a los censos y seguimiento de la flora y fauna, se dispuso
el seguimiento permanente mediante fotografía aérea e imagen de satélite.
En cuanto al Programa de recuperación de las cuencas fluviales, además de
acometer el tratamiento de las aguas embalsadas en la zona de Entremuros,
construyendo para ello los equipamientos ambientales precisos (depuradora,
canalizaciones, etc.), se creó una Oficina de Seguimiento del Plan de recuperación del
río Guadiamar y se apostó por la recuperación del dominio público hidráulico, como
medio para garantizar una recuperación y regeneración eficaz del cauce fluvial. Para
ello se instó a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir a acometer de forma
urgente tanto los deslindes necesarios como la regeneración de las riberas fluviales. Se
complementan las actuaciones anteriores con un seguimiento de la calidad de los
acuíferos.
- ACTUACIONES ENCAMINADAS A PALIAR LOS EFECTOS SOCIOECONÓMICOS
En este aspecto también se produjeron actuaciones concretas, como el
compromiso alcanzado (por mediación de la Consejería de Agricultura y Pesca de la
Junta de Andalucía) entre la empresa Boliden-Apirsa y los agricultores afectados, para
la compra de las cosechas dañadas a precio de mercado. Pero ante tamaña desgracia, es
evidente que ello solo resolvió muy parcialmente el problema generado.
El Plan de Actuación, con su Programa de retirada de lodos y recuperación de
suelos afrontó la solución de futuro a través de la limpieza de los terrenos afectados y
posterior tratamiento para su recuperación efectiva, una vez caracterizados los mismos,
con objeto de garantizar su utilización agrícola.
La situación tuvo gran repercusión en el empleo temporero agrícola, a lo que se
vino a sumar el cierre temporal de la mina y la consiguiente regulación de empleo.
Como medida encaminada a paliar en lo posible la pérdida de estos jornales se puso en
marcha un plan especial de empleo rural, a lo que se sumaron los jornales generados
como consecuencia inmediata de los trabajos de limpieza y restauración de los terrenos
afectados.
- MEDIDAS ENCAMINADAS A CONTRARRESTAR LOS POSIBLES EFECTOS
INDIRECTOS
Con el fin de garantizar la salud de las personas, las medidas adoptadas por la
Consejería de Salud se complementaron con las recogidas en el Programa de
seguimiento de la calidad sanitaria, contemplado en el Plan de Actuación.
Paralelamente a las labores de policía sanitaria (que correspondieron a los
servicios sanitarios competentes) se siguió con el control sanitario de aguas de consumo
y alimentos, así como con la vigilancia epidemiológica de la población que
potencialmente pudo verse afectada.
Una de las preocupaciones mayores del Gobierno Andaluz fue evitar la
inquietud y aminorar la psicosis que el incidente provocó en la población de la zona
afectada. Para ello se dispuso un Programa de Seguridad y riesgos potenciales que
contempló la elaboración de un catálogo de posibles riesgos, así como un Plan de
Emergencia para los municipios de la cuenca del Guadiamar, que permitía afrontarlos.
A estas medidas se sumó el esfuerzo que desde un primer momento hizo el
Gobierno autonómico y el central para ofrecer un información veraz, clara y precisa. En
esta línea, se reforzó la información a los ciudadanos a través de un Programa específico
de información pública tanto en el ámbito comarcal como en el regional, nacional e
internacional.
En el ámbito local se crearon oficinas "in situ" que permitieron una relación
directa y continuada con los ciudadanos de la zona, en coordinación con los
Ayuntamientos. A través de estas oficinas, así como de los medios de información
locales se divulgó la normativa de interés para los ciudadanos sobre limitaciones de uso
y medidas preventivas. Esta campaña se reforzó con la implicación directa del personal
de la administración autonómica que ejerce sus funciones sobre el territorio (Agentes de
Medio Ambiente, Oficinas Agrarias, Distritos Sanitarios, etc…).
Una vez cubierta esta faceta de información y asesoramiento directo a los
ciudadanos de la zona afectada, se emprendió una campaña de información de cara al
exterior. A nadie se escapa que el incidente de la balsa fue utilizado torticeramente por
terceros para perjudicar el sector productivo de la Comunidad Autónoma andaluza. Por
tanto, y siendo responsabilidad directa del Gobierno andaluz el proteger los intereses
socioeconómicos de sus ciudadanos, otro objetivo a cumplir fue el transmitir claramente
al exterior que los efectos negativos tienen una localización espacial concreta que para
nada afecta a otras zonas de Comunidad andaluza.
Las actuaciones mas recientes de la Junta de Andalucía en la zona se centran en
la Estrategia del Corredor Verde del Guadiamar (CMA, 2001).
Desde el día de la rotura de la presa, la prioridad del Gobierno Andaluz fue la de
garantizar la ausencia de problemas sanitarios para la población y la de limitar los
efectos socioeconómicos y ambientales de la riada tóxica. Para ello, contando con la
colaboración de la comunidad científica (a través de la Comisión de Expertos), se puso
en marcha la mayor acción pública que jamás se haya emprendido hasta ahora para
resolver un problema ambiental.
Este esfuerzo público se ha visto ampliamente recompensado ya que después de
tres años del vertido se ha logrado lo siguiente:
-
los contaminantes han sido retirados
-
la balsa ha sido sellada
-
los efectos de la contaminación se encuentran limitados sin que exista
peligro para Doñana ni para las poblaciones colindantes
La acción del Gobierno andaluz sin embargo no se ha contentado con resolver el
problema ambiental del vertido, sino que ha ido mas allá con la puesta en marcha del
ambicioso proyecto del Corredor Verde del Guadiamar (García, 1998).
El proyecto nace sobre la base de un problema sanitario ambiental y social, que
lleva al Gobierno de Andalucía a decidir que sobre los terrenos afectados jamás se
volvería a cultivar, y por tanto que estos terrenos debían de pasar a titularidad pública,
pero también nace de una oportunidad para que tras el desastre no sólo se proceda a la
destoxificación de los suelos afectados sino que se aproveche para realizar un esfuerzo
adicional y se restauren las riberas y terrazas para constituir un corredor ecológico que
una dos espacios tan singulares como el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos
de Aroche con Doñana.
El Corredor Verde en el escaso tiempo transcurrido se ha consolidado como un
proyecto novedoso y que sirve de referencia internacional no solo como ejemplo de
actuación frente a un desastre ambiental, sino también de restauración.
Las sólidas bases sobre las que se ha ido desarrollando en una buena conjunción
entre científicos y técnicos, la total transparencia del proceso y la puesta en marcha de
un ambicioso programa participativo, han dado como resultado un amplio respaldo no
sólo de la comunidad científica y de las Organizaciones no Gubernamentales, sino del
conjunto de los ciudadanos, que además de sentir que se han solucionado los problemas
sanitarios y ambientales, comienzan a también a percibir cómo el río se va recuperando
y como el Corredor Verde se convierte en un espacio para todos.
Conclusiones
1.- El sitio elegido para construir la presa de residuos de la mina de Boliden-Apirsa era
teóricamente seguro. Pero falló la teoría, de ahí que en la construcción de grandes presas
mineras siempre habrá «un antes y después» de Aznalcóllar. Ello significa que va a
convenir revisar al alta la posibilidad de que la cimentación natural colapse bajo el peso
acumulado.
2.- El accidente fue muy rápido y no se hubiera podido detectar nunca a tiempo para
prevenir las causas ya que la rotura del subsuelo se produjo «de forma instantánea entre
las 0.00 y las 3.00 horas del día 25 de abril de 1998». La balsa no se rompió por
acumular demasiados estériles (como en principio se dijo) sino por colapso del cimiento
natural margoso del cuerpo de presa.
3.- La rotura de la presa fue la mayor catástrofe medioambiental de este tipo hasta la
fecha, y sus repercusiones económicas y sociales fueron muy graves.
4.- La Junta de Andalucía ha demostrado su capacidad para abordar con eficacia y
solvencia las medidas necesarias para amortiguar los efectos, a través del Plan de
Actuación para recuperar la zona afectada.
5.- Ha existido coordinación y cooperación de las Administraciones y los particulares, si
bien no se ha sabido transmitir este aspecto a la opinión pública.
6.- Este lamentable suceso refuerza la idea de la necesidad de llevar a cabo una gestión
unitaria del espacio natural protegido de Doñana y la validez del Programa de
Desarrollo Sostenible de Doñana que se está desarrollando bajo los auspicios de la
Unión Europea.
Referencias
Agencia Efe (1998). ABC, 9-5-98, p. 37.
Canal Sur TV (1999). Simulación de la secuencia dinámica de la rotura de la balsa
de lodos de Aznalcóllar. Emisión de 30-diciembre-1999. Sevilla.
Consejería de Medio Ambiente (1998 a). Accidente minero de Aznalcóllar.
Descripción, medidas adoptadas y propuestas de actuación. Junta de
Andalucía. Sevilla.
Consejería de Medio Ambiente (1998 b). Informe al Parlamento de Andalucía sobre
las consecuencias de la rotura de la balsa de estériles de las minas de
Aznalcóllar. Anexo documental. Junta de Andalucía. Sevilla.
Consejería de Medio Ambiente (1998 c). Informe de situación del 20 de agosto de
1998. Junta de Andalucía. Sevilla.
Consejería de Medio Ambiente (1999). Propuesta de actuaciones para la
recuperación de la cuenca del Guadiamar. CD-R. Ofic. Tecn. Recuper.
Guadiamar. Junta de Andalucía. Sevilla.
CMA (2001). La estrategia del Corredor Verde del Guadiamar. Consejería de
Medio Ambiente. Junta de Andalucía. Sevilla (www.cma.junta-andalucia.es).
Contreras, J. (1998). El Mundo, 1-5-98. p.28.
Contreras, J. (1998). El Mundo, 2-5-98. p. 21.
Díaz, E.; González, B. (1998). El Mundo, 26-4-98. p. 31.
García, Ch. (1998). El corredor verde del Guadiamar. Andalucía Ecológica, 4, 10-14.
Sevilla.
González, B. (1999). La Junta dice que no hubo forma de evitar el vertido de
Doñana. Diario El Mundo, págs. de Sociedad, 30-didiembre-1999. Madrid.
GTAR (1998). Vertidos tóxicos al río Guadiamar. Propuestas técnicas para su
corrección. Grupo de Tratamiento de Aguas Residuales. EUP. Univ. Sevilla.
CD-R, ed. Diputación Sevilla.
www.andaluces.org (2002). Desastre ecológico en Aznalcóllar.
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