Cómo sobrevivir al CICLIPA y no morir en el intento Obra teatral participativa en el aula Fundación SaludArte Actividad Inaugural del Curso CICLIPA 2012 Clínica Médica 2. Prof. Dr. Carlos Dufrechou Facultad de Medicina. Universidad de la República Hospital Pasteur. Montevideo. Por Cristina Canoura S i no fuera porque la escena se desarrolla en el Hospital Pasteur, afincado en un edificio de más de 200 años mandado construir por Manuel Oribe, en plena Guerra Grande, en el corazón de la Villa Restauración, hoy barrio de La Unión; si no fuera porque llevan mochilas, termo y mate, cualquiera diría que esa larga fila de jóvenes veinteañeros de ambos sexos, mayoritariamente mujeres, está ingresando a un concierto de rock: ropa informal, championes, remeras coloridas. Ni un solo signo que los identifique con la profesión que eligieron, la medicina. Son casi 100 alumnos de cuarto año que inician el Ciclo Clínico Patológico (CICLIPA) y que ingresan al anfiteatro “Profesor Juan Carlos Bagattini” para ser espectadores y actores de una obra que no tienen mucha idea de qué trata ni cómo se desarrolla. Sólo conocen su título: “Cómo atravesar la Clínica 2 y no morir en el intento”. Es que para llegar al lugar, tuvieron que sortear recovecos y subir estrechas escaleras, un rito que cumplen todos los días para llegar a la Clínica Médica 2 que dirige el Prof. Dr. Carlos Dufrechou. Así es toda la edificación del Hospital Pasteur. El recinto, que antes fue casa de estudios superiores, asilo de ancianos y mendigos, y cárcel, para poder crecer a lo largo de sus 263 años, fue sometido a sucesivas modificaciones y emparchados, que poco tienen que ver con la arquitectura original con que fue concebido en la primera mitad del siglo XIX. Con sigilo, los estudiantes se ubican en las sillas del anfiteatro y, mientras se prepara la función, algunos repasan materiales bibliográficos e intercambian informaciones. Con curiosidad miran la escenografía: un perchero con encajes y telas brillantes; sobre la mesa antifaces, títeres, gorros, pelucas. Los actores –tres hombres y una mujer- el músico y la conductora van ocupando sus lugares. Uno toma la guitarra y comienza a sacarle sonidos. La directora de SaludArte, Rasia Friedler, presenta a la compañía y explica la esencia y dinámica de la obra teatral en la que los propios estudiantes habrán de transformarse en guionistas y actores. El objetivo de esta actividad inaugural es dar una bienvenida especial a los estudiantes de 4º año de Medicina que inician el CICLIPA a través de una perspectiva humorística sobre las dificultades que enfrentan en el proceso de aprendizaje. El estrés y la fatiga emocional no sólo afectan al personal de salud, también afectan a los estudiantes. La Fundación SaludArte, explica Friedler, apuesta desde hace más de una década a los efectos beneficiosos del arte y el humor sobre la salud física y mental de las personas, en especial de pacientes, acompañantes, estudiantes, funcionarios y profesionales de la Salud. El Teatro Espontáneo es una obra de creación colectiva donde cada palabra vertida por alguien del público puede tener múltiples significados. ¿Vamos a crear esta obra entre todos?”, agrega. Suena un suave gong que abre y cierra cada escena. El detonante lo activa una de las actrices, quien con mucha solvencia y humor encarna a una alumna que comienza a hablar de la anemia falciforme en el marco de la visita diaria que deben hacer a los pacientes internados. La alumna responde a las sucesivas pruebas y preguntas, a las que como estudiante es sometida habitualmente, y deja en evidencia la omnipotencia del catedrático. “¿Cómo se sienten? ¿Qué sensaciones y sentimientos les despierta esta situación?”, pregunta Friedler a los estudiantes. -Representa la realidad -Muestra muy bien la relación médicopaciente -Casi siempre el paciente ya viene con la solución. Los actores adoptan una “escultura fluida” para representar las visiones de los estudiantes. Risas y sonrisas se esbozan entre los asistentes. Friedler, facilitadora del proceso de creación colectiva, los alienta a que cuenten alguna situación que forme parte de su realidad cotidiana. A los estudiantes les preocupa el alto costo de los libros, lo cual los lleva a estudiar en apuntes. Una actoral “máquina de preocupación por el precio de los libros” interpreta el sentir de los futuros médicos. Otra de las preocupaciones manifiestas es el escaso tiempo que tienen para cumplir con los requerimientos de clases en tres lugares diferentes: hospital Pasteur, hospital de Clínicas, Facultad de Medicina, además de “vivir, comer, atender a la familia, trabajar”. La escena que SaludArte interpretará por sugerencia de Silvina, una de las estudiantes, se titula “Yo tenía una vida”. “¿Qué opinan los profesores? ¿Cómo viven esta realidad?”, pregunta la conductora. “Es exactamente igual pero del otro lado, vice y versa”, responde y bromea el Profesor Adjunto de Clínica Médica Álvaro Díaz Berenguer, organizador de la actividad y docente del grupo. “¿Qué otras cosas pueden pasar? ¿Cómo les gustaría que se dieran las cosas? ¿Cómo imaginan una situación ideal? “. La próxima escena deseada se desarrollará en una sala de internación. Dos estudiantes por cama visitan al paciente. Para hacerle la anamnesis (interrogatorio) y la revisación es preciso que éste exprese su consentimiento. Muchos pacientes se hacen los dormidos para que los dejen tranquilos. En una situación ideal, el catedrático acompañaría a los estudiantes y sería él el encargado de interrogar al paciente y revisarlo. Sin embargo, cuentan los estudiantes, la historia clínica de cada uno de los pacientes internados en el Hospital Pasteur se va conformando con lo que escribe cada uno de los estudiantes que lo visita. El aprendizaje es para el estudiante y el paciente no se beneficia en nada. “Para algunos somos como una compañía y se desahogan con nosotros. Somos orejas que escuchan y alivian”, observa una de las participantes. El final ideal sería que el diagnóstico hecho por el estudiante fuera el correcto. La escena que se representó, por sugerencia de Sebastián, uno de los alumnos, debía llevar por título “Ahí vienen los de blanco”. Esta vez se une al elenco un estudiante que representa al paciente, llegando al punto culminante de la obra que pasó por las distintas fases de presentación, calentamiento, resonancias y creación dramática. En la escena, el paciente les dice a los de túnica que el dolor de su hombro derecho obedece a que carga mucho a los nietos. La escena termina cuando llega el profesor. Formando un molinete que gira y gira, espalda con espalda, los actores Rosina Piovani, José Capelán, Emiliano Duarte, con la improvisación musical de Diego Galcerán, recrean en flashes cada una de las situaciones identificadas, verbalizadas y recreadas. Tras los animados aplausos, recogimos algunos comentarios de los participantes: “¡Estuvieron increíbles! Nos vimos reflejados en todas las escenas y nos matamos de la risa”. “¡Gracias por la bienvenida! Lo que ustedes hacen es curativo para los propios médicos y estudiantes", concluye. “Una alegría al alma puede curar, muchas veces, más que nosotros. ¡Excelente!”. “Fue una experiencia maravillosa. Transformaron los detalles más insignificantes de nuestro día a día en escenas desopilantes. ¡Ojalá que se repita!” “Los estudiantes estamos expuestos a muchas emociones y sentimientos. Algunos positivos, como la satisfacción de contribuir a la curación de un paciente, pero también a sentimientos de impotencia, de culpabilidad, preocupación y tenemos una dedicación tan grande al estudio que muchas veces nos priva de vivir otras cosas. Por eso el humor es vital para la formación médica, ¡gracias por este regalo!” Fotografía: Paula Di Bello Montevideo, 14 de marzo de 2012