La Doctrina Social de la Iglesia.

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La Doctrina Social de la Iglesia.
Hay diferentes puntos de vista y definiciones de la misma, por ejemplo:
La conferencia de Puebla (1979) se refirió a la doctrina social de la iglesia (DSI) así:
Conjunto de orientaciones, doctrinas y criterios de acción que tiene su fuente en la Sagrada Escritura, en la
enseñanza de los Padres y grandes teólogos de la iglesia y en el magisterio, especialmente de los últimos
Papas
Luis González − Carvajal (español, tratadista de la cuestión social) dice: La DSI es la explicación de las
consecuencias sociales de la fe cristiana llevada a cabo en los tiempos modernos por el magisterio eclesiástico
(1992)
Pero sobre todo, se suele decir que el documento con el que nace la DSI fue la Encíclica Rerum Novarum, de
León XIII (1891. Debemos tener en cuenta que asociamos la DSI con la Revolución Industrial, por eso
González Carvajal alude expresamente a Los tiempos modernos, en su definición dice que la DSI es una
consecuencia de la fe, una explicitación de las consecuencias sociales.
El teólogo moralista español Marciano Vidal habla de la potencialidad que tiene la fe cristiana para iluminar y
transformar la realidad social de cada época y cada situación, se refiere a que la DSI es una dinámica que
emana de la fe, un potencial de esta que tiene que ver, sobre todo, con la puesta en practica de la vida cristiana
La DSI se ha enfrentado a problemas como el de que sectores no desean que la Iglesia opine sobre cuestiones
sociales, y solo desean que hable sobre la salvación y cosas de Dios y que no se pronuncie sobre las cosas de
este mundo. Muchos apelan a la autonomía de las realidades sociales y económicas. Sobre esto González dice:
El mundo de los problemas sociales no se reduce a mera técnica, la moral debe establecer los fines de la
actividad económica. A continuación la ciencia económica determina los medios eficaces para lograr tales
fines. La moral, por último, tendrá que intervenir otra vez para decir cuales de esos medios eficaces son
medios legítimos
Fuentes de la Doctrina Social.
Ya león XIII y los primeros tratadistas sistemáticos de la DSI reflexionaron este tema y aludieron a dos
fuentes básicas: la revelación y el derecho natural, mencionados normalmente de modo conjunto. En la
práctica, durante la primera parte del siglo XX, predominó en los escritos pontificios la apelación al derecho
natural. En documentos postconciliares se ve una disminución del apelar al derecho natural y los últimos
documentos de Juan Pablo II (VERITATIS SPLENDOR Y FIDES ET RATIO) intentan volver a este bajo el
epígrafe ley natural. Estos son consientes de que nos encontramos en un entorno cultural crecientemente
mundializado en el que el dialogo no puede basarse muchas veces en la revelación, si se quiere encontrar
espacios comunes con otras tradiciones.
Métodos de la Doctrina Social.
Su método también ha cambiado, hasta el Papa Juan XXIII, el método había consistido en la aplicación de
principios permanentes a situaciones cambiantes (método deductivo), pero a partir de entonces se adopta la
perspectiva inductiva. Aumenta la preocupación por la situación histórica − social concreta. El objetivo es la
lectura de la realidad a la luz de la Palabra de Dios. Hay 3 indicadores de este cambio:
• Se amplia el recurso a las ciencias sociales ( la Iglesia necesita la ayuda de otras personas que
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conozcan a fondo las diversas instituciones y disciplinas y comprendan con claridad la razón ultima
de todas ellas.
• Se insiste en la necesidad de atender a los signos del tiempo.
• Hay una ampliación de los destinatarios de la DSI, para corregir el eurocentrismo con el que vivió.
Niveles en la DSI.
Una de las cuestiones que más necesarias es tener en cuenta a la hora de acercarse a algún magisterio eclesial
es el carácter jerárquico de las verdades. Esta gradualidad de las afirmaciones magisteriales más necesaria de
considerar al acercarse a la DSI por su claro carácter histórico, la Congregación para la educación católica
dice: basándose sobre principios siempre válidos lleva consigo juicios contingentes, ya que se desarrolla en
función de las circunstancial cambiantes de la historia y se orientan esencialmente a la acción cristiana
(Orientaciones 1988)
Afiente a situaciones tan diversas, nos es difícil pronunciar una palabra única, como también proponer una
solución con valor universal. No es este nuestro propósito ni tampoco nuestra misión. Incumbe a las
comunidades cristianas analizar con objetividad la situación propia de su país, esclarecerla mediante la luz de
la palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción
según las enseñanzas sociales de la iglesia (OA 4)
Uniformidad de/en la DSI.
La respuesta parece casi evidente, pero el magisterio la ha hecho expresa: A una misma fe puede llevar a
compromisos diferentes. Evidentemente hay unos principios básicos, inquebrantables (difícil en algún
momento formularlos con nitidez); pero una vez sentados estos la pluralidad se convierte en cierto paisaje
normal de la vida eclesiástica. Se invita a instaurar una comunidad fraterna en la que no falte la escucha
reciproca, donde discrepar es una buena forma de un dialogo de calidad.
1959−1999: tiempo de cambios de paradigma: así ha sido definida la evolución de las DSI. La llegada de
los años 60 supuso la puesta en cuestión de una situación que había sido vivida y respetada, alguien incluso
dijo que había muerto la DSI. Los autores coinciden en señalar que esta ha revivido y Juan pablo II le ha dado
un fuerte espaldarazo
Un paradigma preconciliar y neoescolastico: Así es la DSI que llega a los 60, se privilegia la apelación al
derecho natural sobre la escritura. El método es sustancialmente deductivo, las categorías filosóficas
prevalecen sobre las sociales. Se destaca la existencia de dos ordenes distintos (lo social ha de someterse a lo
cristiano). Los planteamientos dan pie a que muchos observadores, incluso bastantes cristianos, vivan la DSI
como una tercera vía entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxista. No hay un reconocimiento
genuino y claro de las autonomía de la secularidad y de la laicidad. A pesar de todo no podemos ver solo lo
negativo, esto fue la respuesta eclesial a la nueva situación emanada de la revolución industrial. Intentaba
prolongar en el tiempo los tratados de justicia y derecho de los siglos XVI y XVII, aunque no lograra su
calidad y pretendía ser una llamada de atención a quienes reducían la fe a una practica privatista y carente de
repercusiones sociales en un contexto de intimismo. Para los analistas de hoy la DSI de este momento
represento a un oasis en el desierto de la teología moral. Incluso supo jugar un papel en la reconstrucción de
algunas naciones después de la segunda guerra mundial, ejemplo: Alemania.
La crisis del modelo: cambios.
Los cambios vienen de la mano de Juan XXIII, en Mater et Magistra se ve un cambio del método deductivo.
Los factores de la crisis fueron:
−El impacto de la secularización: la DSI aparece como una intromisión sagrada, como la voluntad de interferir
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en los asuntos sociales.
−La crisis de la Especificidad cristiana. Se desata una carrera por encontrar que es aquello que pueda
distinguir a los cristianos de otros planteamientos.
−Ha entrado en crisis el mismo modelo de la iglesia que ha alumbrado la DSI moderna.
−Sus planteamientos teológicos de fondo también son cuestionados: esa distinción tan clara entre lo humano y
lo cristiano; el uso ingenuo y escaso de la Escritura; la lectura espiritualista de la cristología, etc.
−Sus aplicaciones prácticas también son criticadas; se las juzga idealistas, individualistas, no cuestionan el
orden establecido, etc.
La emergencia de un nuevo paradigma: A fines del 70 surgió un nuevo modelo, con muchas variaciones.
Muchas de las cosas utilizadas hasta la fecha recobraban valor en cuanto se incorporan a un nuevo marco y
comienza el trabajo de redescubrir la nueva identidad de la DSI, esto se vio en el Sollicitudo Rei Socialis.
−La DSI es el instrumento a través del que la iglesia realiza su misión. La DSI es parte de una misión
evangelizadora de la iglesia, se trata de una cuestión nuclear, la DSI es de todos los cristianos y para todos. No
es una ideología, reconoce la autonomía de las realidades temporales y procura ser dialogante y respetuosa
con la secularidad y la laicidad. Forma parte de la teología moral social e intenta formularse un modelo, en el
que se vive la interacción entre la palabra de Dios y la realidad social humana. Se articula en tres dimensiones:
principios de reflexión, criterios de juicio, directrices de acción.
1959−1999: periodos de la evolución de la DSI.
Ángel Galindo, moralista de la Universidad Pontificia de Salamanca, señala cuatro orientaciones distintas:
− Apologético−demostrativo frente al mundo : de Pío XI (1937)
− Apertura misionera al mundo en orden a una cooperación: de Pío XII (1939) a Juan XXIII.
− Apertura misionera de la conciencia cristiana e inserción en el mundo: del Concilio a 1975 (Evangelii
Nuntiandi)
Búsqueda de identidad: de Puebla a centesimus annus (1991)
Es este segundo momento la DSI toma conciencia de algunas realidades que hasta entonces se le habían
escapado como la dignidad de la persona, el valor de la conciencia, la autonomía de las realidades, etc.
Además de que no corresponde al clero la organización de lo socio político sino al laicado.
El tercer momento se descubre que el bien existe también fuera de la conciencia cristiana, se adquiere cierta
conciencia de servicio, de sacramento con el mundo y se insiste en el testimonio de la fe.
La cuarta etapa estaría marcada, sobre todo, por la búsqueda de la especificidad de la vida cristiana. Las
preguntas fundamentales tienen que ver con la identidad ética, el compromiso especifico (la existencia de
formas legitimas de plural compromiso siembra cierto desconcierto), la identidad de la DSI.
Principales documentos magisteriales de la enseñanza social
Documento
Rerum novarum
Año
1891
Autor
León XIII
3
Quadragesimo anno
La solennità
Mater et magistra
Pacem in terris
Gaudium et spes, IIª Parte, c. III−V
Populorum progressio
Documentos Finales de Medellín,
Declaración del Episcopado Argentino
Octogesima adveniens
La justicia en el mundo
Documento de Puebla
Iglesia y comunidad Nacional
Laborem exercens
Dios, el hombre y la conciencia
Libertatis conscientia
Sollicitudo rei socialis
Centessimus annus
1931
1941
1961
1963
1965
1967
1968
1969
1971
1971
1979
1981
1981
1983
1986
1987
1991
Pío XI
Pío XII
Juan XXIII
Juan XXIII
Concilio Vaticano II
Paulo VI
IIª Conferencia Gral. del Episc. Latinoamericano
Conferencia Episcopal Argentina
Paulo VI
Sínodo de obispos
IIIª Conferencia Gral. del Episc. Latinoamericano
Conferencia Episcopal Argentina
Juan Pablo II
Conferencia Episcopal Argentina
Congregación para la doctrina de la fe
Juan Pablo II
Juan Pablo II
4
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