EL GRAN RETO PARA EL SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO Notas © preparadas por Julio SILVA-COLMENARES * para una conferencia en el I ENCUENTRO REGIONAL DE ADMINISTRADORES de la CORPORACION UNIVERSITARIA DE LA COSTA -CUCBarranquilla, 19 de abril 1.996 CONTENIDO INTRODUCCION: HACIA UN CAMBIO DE EPOCA 1. GRANDES CAMBIOS EN PROCESO DE TRABAJO Y EN LA ORGANIZACION Y GESTIÓN EMPRESARIAL. 1.1 – Del trabajo manual a la robotización 1.2 – El nuevo mundo del trabajo 1.3 – Una profunda reorganización empresarial 2. EL IMPERATIVO SOCIAL DEL NUEVO ESTADO 3. PILARES DEL NUEVO HUMANISMO: PRODUCTIVIDAD, EQUIDAD Y LIBERTAD 4. GERENCIA PARA VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO INTRODUCCION: HACIA UN CAMBIO DE EPOCA Cada vez más personas se convencen en todo el mundo que los grandes cambios políticos, tecnológicos, económicos y sociales ocurridos en los últimos lustros han sido de tal transcendencia y envergadura que no es un simple juego de palabras decir que no estamos en una «época de cambios» sino en un «cambio de época». Cambio que supone introducir una nueva concepción sobre el hombre y el proceso de humanización. Esta nueva concepción, desde el punto de vista económico y administrativo, coincide, en términos generales, con lo que se ha venido denominando el «capital humano». Hace poco Gary S. BECKER, premio Nobel de economía, comenzaba un artículo publicado en Business Week diciendo que “la productividad en las economías modernas depende fuertemente de la inversión en la adquisición de conocimientos y de habilidades”. Y a continuación señalaba que el “Capital humano es una parte tan importante de la riqueza de las naciones como las fábricas, las viviendas, la maquinaria y Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 1 otras formas del capital físico. En efecto, los economistas estiman que el capital humano representa mucho más de la mitad de toda la riqueza en los Estados Unidos y otras naciones de economía avanzada”. Mientras la inversión privada en capital físico representó en los Estados Unidos menos del 15% del producto bruto doméstico en los últimos años, la inversión en capital humano fue mucho mayor. Por tanto, el gran reto hacia el siglo entrante de sociedades como la nuestra es aumentar y mejorar la inversión en capital humano, dentro de la cual los rubros más importantes son educación y salud (que en los EE.UU. representan más del 20% del producto bruto doméstico), seguidos por la recreación. Y para este proceso de valorizar el capital humano se cuenta con un novedoso desarrollo en el campo gerencial: la gerencia social, orientada hacia el manejo eficiente y eficaz de las empresas que tienen esta finalidad: aumentar el valor, valorizar, al capital humano. En estas notas queremos pasar revista a las principales megatendencias que se avizoran en la perspectiva del siglo 21, poniendo un mayor énfasis en los cambios en el proceso de trabajo y en la organización y gestión empresarial que, junto con la discusión sobre un nuevo humanismo, son derroteros esenciales para los próximos decenios. 1. GRANDES CAMBIOS EN EL PROCESO DE TRABAJO Y EN LA ORGANIZACION Y GESTION EMPRESARIAL 1.1 - Del trabajo manual a la robotización Para ubicar los cambios que ocurren en el proceso de trabajo, vale la pena recordar la comparación que hace Alvin TOFFLER en el capítulo primero de su libro «El shock del Futuro». Comienza TOFFLER diciendo que durante los "últimos 300 años, la sociedad occidental se ha visto azotada por la furiosa tormenta del cambio". Y más adelante observa que "si los últimos 50.000 años de existencia del hombre se dividiesen en generaciones de unos sesenta y dos años, habrían transcurrido, aproximadamente, 800 generaciones. Y, de estas 800, más de 650 habrían tenido las cavernas por escenario". Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 2 "Sólo durante los últimos sesenta lapsos de vida --continúa TOFFLER-- ha sido posible, gracias a la escritura, comunicar de unos lapsos a otros. Sólo durante los últimos seis lapsos de vida han podido las masas leer textos impresos. Sólo durante los últimos cuatro ha sido posible medir el tiempo con precisión. Sólo durante los dos últimos se ha utilizado el motor eléctrico. Y la inmensa mayoría de los artículos materiales que utilizamos en la vida cotidiana adulta ha sido inventada dentro de la generación actual, que es la que hace el número 800". Y el mismo TOFFLER recuerda que el planificador y filósofo francés Jean FOURASTIE dijo que "nada será menos industrial que la civilización nacida de la revolución industrial" [TOFFLER Alvin. El "shock" del futuro. Plaza & Janes, Barcelona, 1984. pp. 23 y ss]. Palabras que la historia reciente comprueba de manera fehaciente. En el mundo de hoy cada vez menos personas, en términos relativos e incluso absolutos, se dedican a producir bienes agrícolas e industriales, mientras crece a gran ritmo la proporción de personas que trabajan en las nuevas actividades de servicios. Basta mencionar que por cada persona que produce alimentos en el campo o bienes durables como automóviles o utensilios domésticos, existen decenas o quizá centenas de personas que participan en la larga cadena de distribución en supermercados y restaurantes o en la amplia diversidad de servicios que se ofrecen para mantener en funcionamiento el transporte automotriz y los enseres domésticos, cada vez más complejos pero de mayor utilidad. Lo anterior no significa que el trabajo esté desapareciendo o que los trabajadores pierdan importancia. Lo que está cambiando con gran velocidad son el objeto y los medios de trabajo y el modo de trabajar. Siempre será necesario recordar que el trabajo, entendido como la apropiación de la naturaleza por el hombre para satisfacer sus necesidades, jugó un papel determinante en la transformación de homínidos a seres pensantes. La conversión del trabajo en la condición «sine qua non» del hombre aceleró el proceso de socialización del propio hombre y facilitó la consolidación del concepto de Humanidad, que es bastante reciente. Luego, junto a la Humanidad, fue surgiendo el concepto moderno de ciencia, entendida como conocimiento sobre el desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. La conjunción de hombre, trabajo y ciencia da hoy como Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 3 resultado una gama muy compleja de formas y expresiones materiales, sociales y espirituales que caracterizan lo que en términos generales se llama «modo de vida». Modo de vida que cada vez tiende a ser más homogéneo y universal. Por eso puede decirse que se avanza hacia una cultura de producción y consumo mundial, globalizada. A su vez, también avanza el proceso simultáneo y complementario de humanización, esto es, de realización de los valores supremos del hombre por medio de la satisfacción de las necesidades materiales, sociales y espirituales, teniendo cada vez un mayor peso lo espiritual y social. Por eso hoy se habla de un nuevo Renacimiento o del nacimiento de una nueva espiritualidad. Todo el análisis anterior y lo ocurrido durante este siglo obliga a que ahora se coloque con mayor fuerza en el centro de todas las ciencias -incluidas las humanas y sociales, que tienden a desestimarla-- la máxima planteada por Protágoras hace más de 24 siglos en Grecia en el sentido de que «el hombre es la medida de todas las cosas». Pero no es volver al mismo hombre de hace 24 siglos sino al hombre de la generación siguiente a la 800 de que habla TOFFLER. Aunque parece no existir una razón explicativa sólida, creemos que en la humanización de la ciencia juega un papel esencial el paso que vivimos hoy de la «era de la electrónica y la informática» a la «era de la biología», que se apoya en todos los desarrollos válidos de la revolución industrial de antaño y la revolución científico-técnica de hogaño. Expresión de tal simbiosis o intervinculación es el campo de los nuevos materiales, en donde a veces son «borrosos» los límites entre lo orgánico y lo inorgánico. La incorporación directa e intensa de la biología en la práctica acelera de manera notable el proceso de transformación de la ciencia en fuerza productiva directa de la sociedad. Estamos, pues, en vísperas de una biologización de la producción, que se extenderá a su quimización, su cibernetización, etc. Simbiosis que podrá producir cambios y cosas nunca imaginados por el hombre, sobre todo cuando al mismo tiempo se pasa de la automatización a la robotización. Todas estas transformaciones obligarán al hombre del futuro a tener mejor memoria histórica, mayor integridad moral y más armonía cultural. Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 4 El desarrollo vertiginoso del conocimiento científico durante este siglo ha borrado con rapidez la delimitación entre las ciencias, al tiempo que los retos que se plantean ante la ciencia adquieren cada día mayor envergadura y complejidad. El progreso de la ciencia y de la técnica conduce al nacimiento de una multitud de ciencias y disciplinas nuevas, entroncándose ramas del saber que antes permanecían aisladas. Así, por ejemplo, nació la bioquímica, cuyo objetivo esencial es la biosíntesis, es decir, la producción artificial de seres vivos, o la biotecnología, dedicada a reorientar la vida con la mano del hombre, incluida la manipulación genética, entendida no en sentido peyorativo sino de acción manual. En el pasado, la ciencia y la técnica se desarrollaban de manera simultánea pero sin encontrarse sus cauces. Hoy, entre ciencia y técnica se da una estrecha vinculación; por ser su fuente motriz, el progreso de la primera motiva el de la segunda. Más aún, mediante la técnica, la ciencia se incorpora cada vez más a la producción, pasa a ser una fuerza productiva directa de la sociedad. Como es natural, la aceleración del conocimiento y del desarrollo científico no sólo afecta la vida de los hombres en cuanto crea nuevos problemas, sino que también ha favorecido el desarrollo de nuevos bienes y servicios para atender las crecientes necesidades materiales, sociales y espirituales. El catálogo de bienes y servicios de que dispone el hombre hoy era inconcebible sólo hace unos decenios y se considera que más de la mitad de los bienes que tendrá a su servicio a principios del siglo entrante aún no se han inventado y algunos ni siquiera concebido. Pero no toda la población del globo terráqueo tiene acceso a los últimos aportes de la ciencia y la técnica. Hoy, no menos del 70% de la población vive como hace siglos, según el nivel de sus medios de trabajo y de uso familiar; el 25%, ubicado en sociedades desarrolladas, son los «hombres del presente», y sólo el 2 ó 3% de la humanidad, los habitantes de las grandes metrópolis, son los «hombres del porvenir», es decir los que viven como millones de individuos lo harán mañana. Como dice TOFFLER, "Son los baqueanos de la humanidad, los primerísimos ciudadanos de la sociedad postindustrial mundial parida hoy en el dolor". Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 5 1.2 - El nuevo mundo del trabajo La revista estadounidense Business Week publicó en octubre de 1.994 un informe especial con el atractivo título de «Repensando el trabajo» [Rethinking work] o «El nuevo mundo del trabajo» [The new world of work] y una sugestiva interrogación como encabezado: “La economía está cambiando. Los empleos están cambiando. La fuerza de trabajo está cambiando. ¿Estamos preparados?”. Y en verdad es sorprendente lo que se espera cambie el mundo del trabajo de aquí a la primera década del siglo entrante –poco menos o poco más--. De acuerdo con la revista citada y según cálculos del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, se considera que los grupos ocupacionales que tendrán un mayor incremento en la participación en el total del empleo entre 1.992 y 2.005 serán los profesionales con 12.4%, los técnicos con 8.3% y el personal de gerencia con 3.0%, como se observa a simple vista, el mayor incremento ocurrirá en ocupaciones que requieren el manejo de conocimientos complejos y altas habilidades y que son, por consiguiente, las mejor remuneradas. En cambio disminuirá en forma pronunciada la participación de los trabajadores del campo y los bosques en 13.8%, de operarios y obreros en 10.4%, de artesanos en 7.1%, del personal administrativo en 6.5% y de la gente en ventas y mercadeo en 6.5%, siendo estas las ocupaciones que menos conocimientos y habilidades especiales demandan y, por ende, tienen los salarios más bajos. Entre los grupos de bajos salarios y conocimientos el único que se espera aumente es el de los trabajadores del servicio, como un incremento del 9.4%. Todo muestra que se producirá un cambio sustancial en el perfil de la fuerza de trabajo estadounidense, con un rápido abandono de las actividades «sucias» y «pesadas» y la sustitución por un trabajo más «limpio» y «pensante». Es decir, se requerirá capital humano con una mayor valorización. De otro lado, en la mayoría de las actividades tradicionales las empresas están disminuyendo la ocupación. Puede decirse que, en términos generales, en la industria no se han creado empleos nuevos en los últimos años –y su empleo, en términos relativos, ha disminuido en el mismo lapso--, a pesar de que el volumen de los artículos industriales producidos se ha multiplicado por varias Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 6 veces. El incremento en la producción lo ha aportado la elevación de la productividad. Algunos datos bastan para comprobar lo anterior; según la Organización Internacional del Trabajo –OIT-, en los llamados países «industrializados» la ocupación en la industria disminuyó del 37% del total del empleo en 1.965 al 26% a principios de la década de los 90 y en la agricultura del 22% al 7%, mientras en los servicios ascendió del 41% al 67%. En países como Estados Unidos esta transición ha sido más profunda y acelerada; así, por ejemplo, desde 1.986 la IBM ha eliminado más de 171.000 puestos de trabajo, en un negocio de producción y ventas crecientes como es la computación. Incluso en los países en desarrollo ya comenzó esta transición, pues la ocupación en la agricultura cayó del 72% en 1.965 al 61% al comienzo de los noventa y en la industria sólo se elevó del 11% al 14%, mientras en los servicios creció del 17% al 25%. Si se toma a Colombia como ejemplo, según datos generales del Departamento Nacional de Estadística –DANE- para principios de la década de los 90 más del 46% de la población ocupada, esto es, cerca de 5 millones de personas, se encontraba en los servicios y el restante 54% en la producción de bienes, pero en estas actividades casi uno de cada cuatro trabajadores realizan tareas de servicios a la producción, como son los empleados administrativos y de ventas y mercadeo. Pero no sólo cambia el perfil de lo que todavía se llama fuerza de trabajo – pero que cada vez es menos «fuerza»--, sino también las propias modalidades de vinculación laboral y el ingreso que se deriva de ella. En las ocupaciones de «punta» tiende a dársele más fortaleza, más poder de decisión a las personas [lo que se conoce como «empowerment»], junto con la compensación de una mayor remuneración, pero al costo de una mayor movilidad y, es probable, de una disminución del ingreso real. Un cuarto de los estadounidenses empleados hoy lo están por contratos temporales, de tiempo parcial o por labor específica; de éstos, cerca del 20% está en tiempo parcial y un 2% por contratos específicos; además, ya llega al 8% la población por cuenta propia o «auto-empleadora». Como se lee en la revista SUMMA de marzo de 1.995 en la traducción del artículo “¿Cuáles serán los empleos del mañana?” tomado del semanario Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 7 alemán DER SPIEGEL, la “próxima transformación radical económica y técnica va a acabar con millones de empleos, eso es seguro, y va a crear muchos empleos nuevos, esa es la esperanza. Pero las nuevas posibilidades no van a surgir necesariamente en el mismo lugar ni para las mismas personas”. Allí mismo se dice que en “la investigación y el desarrollo, en la organización y en la aplicación del derecho, en la educación y la asesoría están los empleos del futuro (…)”. No obstante, hay que tener en consideración una paradoja que debe investigarse con detenimiento. Aunque los salarios individuales han disminuido en términos de valor constante en muchos países en los últimos lustros, la «canasta familiar» o conjunto de bienes y servicios que consumen las familias ha aumentado en el mismo tiempo, lo que significa una mejoría en las condiciones de vida; no sólo se ha elevado la expectativa de vida y el nivel de educación, sino que a simple vista el catálogo de utensilios y servicios de que disponen y pueden adquirir los hogares también es mayor en casi todos los países del mundo que hace algunos lustros. Varios aspectos, en procesos simultáneos, pueden ayudar a explicar esta paradoja. Así por, ejemplo, si en los últimos 50 años casi se ha triplicado la población mundial, en igual lapso el PIB mundial se sextuplicado y, por consiguiente, el PIB percápita se ha triplicado; esto significa que hoy se habla de un «nivel de pobreza» sobre un ingreso familiar bastante más alto y, por ende, con capacidad de comprar más bienes y servicios que antes. En adición a lo anterior, la progresiva incorporación de la mujer y de hijos solteros al mercado laboral, debe haber incrementado el ingreso familiar disponible. De otro lado, la elevación de la productividad en muchas ramas ha disminuido en términos constantes los precios de muchos bienes y servicios; así, por ejemplo, la mayoría de los bienes que incorporan tecnología electrónica y de telecomunicaciones son hoy más baratos que hace algunos años. Lo difícil todavía es precisar cuanto puede aportar cada uno de estos procesos a la explicación de la paradoja. 1.3 - Una profunda reorganización empresarial Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 8 Ya casi nadie duda que la década de los 90 coincide quizá con las más profundas y vertiginosas transformaciones ocurridas durante este siglo en la estructura, el funcionamiento y la cultura interna de las empresas. Transformaciones que en buena parte son estimuladas por la revolución científico-técnica en marcha y los cambios en el papel del trabajo en el proceso de producción y la distribución de bienes y servicios, como en forma sucinta se vio en párrafos anteriores. Sin pretender dar respuesta a todas las preguntas pendientes sobre un tema tan complejo, algunas de las transformaciones más importantes o evidentes pueden resumirse así para facilitar la comprensión del fenómeno. La industria manufacturera, nacida en el siglo 19 y que sustituyó a la milenaria actividad agropecuaria como principal ocupación de los hombres, en menos de un siglo comenzó a ser sustituida por las empresas de servicios. Esa misma industria, que revolucionó al mundo, fue devorada, en un proceso dialéctico, por su propio desarrollo y de sus entrañas «nacieron» las «criaturas» que la están reemplazando: la informática, las comunicaciones y el servicio a las personas y los bienes. Esto mismo explica el declive del movimiento obrero y su expresión organizativa en los sindicatos. En el curso del siglo 20 se pasó de la mecanización a la automatización y a la robotización computarizada en la producción industrial, con una similar introducción acelerada de la computación en los servicios. Así mismo, de la producción de bienes materiales se pasa a la producción de servicios para las personas y los bienes y de los artículos muy diferenciados y con alto valor agregado en ciencia y tecnología. De las gigantescas empresas de la primera parte del siglo 20, en donde se quería hacer de todo –de lo que es buen ejemplo la industria automotriz--, se pasa al «fraccionamiento» y al «eslabonamiento» en la producción y la distribución; proceso similar ocurre en los medios de comunicación, una de las actividades económicas de mayor desarrollo en los últimos lustros. La moderna tecnología y el nuevo tipo de trabajador que está «creándose» dificulta organizar el trabajo en forma centralizada y burocrática. Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 9 Otros cambios no menos importantes en las empresas y los mercados son, entre muchos, los siguientes: En la organización fabril se pasa de la línea de montaje a la producción flexible para satisfacer con oportunidad las necesidades de los consumidores; en las oficinas se sustituye el manejo de papeles y de datos por el uso de información condensada en computadores para producir estadísticas como herramienta esencial de la gerencia. Al lado del empresario individual y la empresa local han surgido las empresas transnacionales y mundiales, poseídas por gigantescos propietarios colectivos; de los mercados locales se está pasando a los mercados regionales y mundiales. Crece el papel de la pequeña y mediana empresa, en especial bajo formas asociativas más solidarias, y de un nuevo tipo de empresario, más comprometido con el desarrollo sostenible y el cambio social. Al mismo tiempo, en casi todo el mundo se desarrollan nuevas oportunidades por el retiro de muchas entidades estatales de actividades en donde el empresario privado puede ofrecer más eficiencia económica sin sacrificar la eficacia social. Y como anotación final, recordemos que el viejo «taylorismo» es sustituido por las novísimas concepciones de la calidad total, la planeación y dirección estratégicas, el mejoramiento continuo, la reingeniería y otras de casi diaria aparición. En la estructura organizacional se pasa de los esquemas verticales y jerarquizados a la «pirámide invertida» y a la gerencia democrática o participativa de hoy. 2. EL IMPERATIVO SOCIAL DEL NUEVO ESTADO En el último siglo ha cambiado en forma sustancial el modo de percibir la sociedad su responsabilidad con los sectores más desprotegidos de la población. Durante miles de años esta responsabilidad recayó en la familia o el grupo social más inmediato; en el siglo 19, con la expansión del mercado, la movilidad de la fuerza de trabajo y la división social de la producción, esta obligación empezó a transferirse a la nueva institución del Estado nacional. Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 10 Primero, como protección de los menesterosos, luego, de los asalariados, y hoy, de la inmensa mayoría de la población, a través de las políticas gubernamentales de seguridad social y calidad de vida, incluida la protección de la naturaleza para asegurar, como se dice ahora, un crecimiento económico sostenible con desarrollo humano. Lo anterior también ha significado cambios sustanciales en las funciones del Estado y la llamada sociedad civil y en los medios para satisfacer las necesidades sociales, las que también han venido modificándose en el transcurso del tiempo. Así, por ejemplo, en el siglo 19 la atención a los enfermos --no existía el concepto moderno de cuidado o cultura de la salud-se consideraba obligación de asociaciones caritativas y no del Estado, o la disposición de vivienda digna o el disfrute de tiempo para la recreación recuperadora no se consideraban necesidades sociales que habrían de garantizarse de alguna manera. Pero al tiempo que se elevan de rango las responsabilidades sociales del Estado, también se plantea la conveniencia de distinguir más, o aún mejor, de separar, las funciones y actividades relativas al recaudo y la asignación de los recursos para satisfacer necesidades básicas sociales, de las funciones y actividades propias de la producción y distribución de bienes y servicios sociales. Así mismo, debe tenerse en cuenta que en América Latina y el Caribe, así como en otras regiones del llamado antes «tercer mundo», la pobreza no es resultado de naciones pobres sino de modos de desarrollo inequitativos, ya que, según experiencia reciente, con frecuencia los altos niveles de protección favorecieron el desarrollo de una aguda concentración del capital y de monopolios privados que se enriquecieron con mercados cautivos, al tiempo que un fuerte estatismo no llevó al Estado del Bienestar sino a que los grandes capitalistas privatizaran en su favor el poder estatal. Pero si la pobreza podía coexistir con sociedades cerradas, ello es imposible cuando hay que modernizarse para sobrevivir en la competida economía internacionalizada de hoy. Ese mundo ineficiente de los monopolios y que podía existir con recursos humanos de escasa educación y gran atraso en sus habilidades de trabajo, con aguda insalubridad e incapacidad laboral, en pésimas condiciones de entorno y vivienda, ahora es incapaz de afrontar con Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 11 posibilidades de éxito la globalización en marcha. Hoy se insiste cada vez más en que la pobreza no es sólo un problema de ingreso insuficiente sino de valorización del capital humano. Con un capital humano pobre, desvalorizado, es muy difícil desarrollar ventajas competitivas. Por eso, punto fundamental del orden del día es pasar a la fase social de la internacionalización o hablar del imperativo social del nuevo Estado. En la actualidad, no debe restringirse la modernización al cambio tecnológico en algunas actividades, como la intermediación financiera o las comunicaciones, o en los grandes grupos económicos, sino que debe entenderse también como el ingreso de sectores amplios de la población a la vida moderna: agua potable, capacitación técnica, saneamiento ambiental, educación, salud, cultura, ciencia, etc. No podrá haber modernización del país si no se erradica o, por lo menos, se remedia en parte sustancial, la enfermedad social endémica de la pobreza. Millones de colombianos viviendo en las pésimas condiciones del pasado, no pueden dejar dormir tranquilos a los miles que viven con un pie en el siglo 21. En razón de lo anterior, existe ya una fuerte convicción sobre la necesidad de incrementar el gasto social e incorporar la equidad como elemento fundamental del proceso de desarrollo y de la política gubernamental, sustituyendo la anterior concepción de que el desarrollo social era un producto marginal del crecimiento económico, en cuyo caso la política social estaba subordinada a la política económica. Hoy se considera que entre las dos debe haber una estrecha articulación y complementación y que el gasto social no sólo es un componente básico del consumo sino que también puede considerársele como factor de crecimiento económico, en razón de la demanda de bienes físicos que genera. Esta reorientación o redefinición, que no sólo tiene implicaciones prácticas sino también teóricas o programáticas, forma parte de un cambio mundial hacia el énfasis en lo social o lo que hemos llamado el imperativo de lo social. Pero la equidad no implica el absurdo igualitarismo que quiso imponerse en el fracasado modelo del socialismo burocratizado. La equidad significa tratar en forma desigual a los que son desiguales, es decir, dar más a los que tienen menos y menos a los que tienen más. Así mismo, impone ofrecer bienes y servicios diferentes a quienes están en condiciones diferentes. O sea Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 12 ofrecer bienes y servicios iguales u homogéneos para quienes están en igual situación, diferenciando tales bienes y servicios para quienes están en distinta situación, pues diferente es su demanda. Como en cualquier mercado, habría que tener en cuenta las peculiaridades de los consumidores/usuarios, pero al ser un mercado de bienes y servicios sociales hay que asegurar el acceso de quienes tienen más dificultades y dar más a los que tienen menos. Lo importante es que los «precios políticos» que deben tener algunos bienes y servicios esenciales estén muy bien identificados y justificados y que no correspondan al pago de ineficiencias o de actividades corruptas o dolosas. De esta manera, puede introducirse el principio antiquísimo de la productividad: hacer más con menos, que en este caso se traduciría en ampliación de la cobertura y mejoría de la calidad en bienes y servicios sociales, con menos o iguales recursos y con mayor equidad. El nuevo Estado es fuerte no porque interfiere en la vida económica y sociopolítica --como lo hacía el viejo Estado--, sino porque regula y protege el uso de los recursos de la sociedad en procura de un desarrollo armónico e integrador. El estado intervencionista se fue privatizando al caer en poder de grupos cerrados, que lo utilizaban en su beneficio particular; hoy se busca un Estado desprivatizado, público, esto es, que ponga los intereses sociales por encima de los privados. Sin duda, el gran reto para el siglo 21 es avanzar en el proceso de desarrollo de la sociedad humana. Sin que se niegue la historia de la humanidad --el tránsito de unas etapas o formaciones socioeconómicas a otras--, el desafío es insertarse en la historia de la humanización, entendida como la búsqueda y encuentro de los valores supremos del hombre, en un mundo de ascendente libertad y respeto por el individuo. Todo indica que cada vez los hombres se unen menos alrededor de ideologías y más en torno a sus intereses concretos, tanto materiales como sociales y espirituales. 3. PILARES DEL NUEVO HUMANISMO: PRODUCTIVIDAD, EQUIDAD Y LIBERTAD Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 13 Volviendo a la idea inicial, no hay evento de cierta importancia, como este Encuentro Regional de Administradores, en que no se discutan los cambios ocurridos en los últimos lustros y lo que significan como transformaciones profundas en la sociedad humana. Como insistimos con la frecuencia que es posible, estamos ante un verdadero «cambio de época» y sólo quienes quieren mantenerse anclados en el pasado y no ven este cambio, insisten en «construir» sociedades que no son «viables», ya que la propia dialéctica de la vida así lo demostró. Pero se equivocan también quienes hablan del «fin de la historia» y de la «muerte del Estado». Pues como dice Peter Drucker en su último libro, «La Sociedad Postcapitalista», (así no se esté de acuerdo con esta denominación) "La nueva sociedad, que ya está aquí (...) No será una sociedad anticapitalista. No será ni siquiera no-capitalista. (...) el centro de gravedad de la sociedad postcapitalista --su estructura, su dinámica social y económica, sus clases sociales y sus problemas-- son distintos de los que dominaron durante los últimos 250 años y definieron las cuestiones en torno a las cuales cristalizaron los partidos políticos, los grupos sociales, los sistemas de valores de la sociedad, los compromisos personales y políticos". Por eso es lícito hablar hoy de la necesidad de generar formas nuevas de propiedad social, ya sean colectivas o individuales; no se pueden confundir la «iniciativa personal», la «autogestión» o las «empresas asociativas» que planteamos quienes hablamos de modelos alternativos de desarrollo, con el «individualismo», el «egoísmo» o la «libre empresa» del capitalismo. Así como en lo político y lo social la democracia significa la más amplia participación de los ciudadanos, en lo económico se plantea abrir un mayor espacio a la iniciativa personal o a los individuos, dando paso incluso a la elección por los trabajadores de los directores en algunos tipos de empresas. En igual sentido es indispensable que se busque una concepción nueva del mercado --distinta por esencia a la capitalista--, así como un nuevo sistema de precios y medios de distribución que, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad mercantil, no soslaye las contradicciones entre valor y precios y entre producción y consumo --como lo hacen algunas tendencias del pensamiento económico--, contradicciones para las que deben encontrarse Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 14 soluciones distintas a las del capitalismo, no tanto por la forma cuanto por el contenido. Si se define a la nueva sociedad como una sociedad de «productores libres», es necesario pensar en la vigencia renovada de las relaciones monetariocrediticias --expresión de las relaciones mercantiles--, ya que éste sería el principal mecanismo para ordenar y facilitar las relaciones entre los productores --organizados bajo distintas formas de propiedad--, así como entre éstos y los consumidores, en especial de bienes de consumo duradero, y separados, unos y otros, a su vez, tanto en el espacio como en el tiempo. Por tanto, al tiempo que se buscan principios y métodos nuevos de orientación, dirección y gestión de los asuntos sociales, muchos pensadores en todo el mundo están embarcados en un amplio debate teórico para actualizar y desarrollar con audacia y creatividad las concepciones filosóficas, económicas, políticas y sociológicas, así como en otras ciencias, para ponerlas a la altura de las exigencias de la época contemporánea. Renovación que debe hacerse sobre la base de tres pilares fundamentales: productividad, equidad social y libertad individual. Por eso no es sólo oportuno sino indispensable insistir en la formulación de teorías y estrategias propias, sin renunciar al acervo científico universal. En esta búsqueda teórica --que entrelaza lo nuevo con lo viejo, lo autóctono con lo foráneo, lo general con lo particular-- hay que trabajar sobre la idea muy actual del «mundo íntegro» y del «nuevo humanismo» para el siglo 21, esto es, el verdadero humanismo que tantos pensadores --desde hace muchos siglos-- han bregado por cimentar. 4. GERENCIA PARA VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO Vista la necesidad de valorizar el capital humano, como el gran reto para el siglo 21, todo nos lleva a insistir que en cuanto al estilo y el perfil que se requiere para «gerenciar» programas y proyectos sociales, en general, y empresas sociales, en particular, hay que empezar por reconocer que no es suficiente ser un buen profesional --incluso, excelente-- para poder dirigirlos Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 15 con éxito, ya que esta responsabilidad desborda cualquier formación especializada. Cuando, por ejemplo, se nombra como director de un hospital a un magnífico médico o de un centro educativo a un reconocido catedrático, se oye con frecuencia el comentario de que «se perdió un destacado profesional y se ganó un pésimo gerente» Y ello es de esperarse, pues los problemas y objetivos que ha de enfrentar como gerente son muy diferentes a aquellos del ejercicio profesional y para los que fue preparado, comenzando con que son empresas cuyo proceso de producción es uno de los más difíciles, pues se hace, no tanto con máquinas sino con hombres, y su objeto principal de trabajo, lo que debe valorizarse, son hombres. Incluso esta dificultad no se resuelve nombrando profesionales de las ciencias administrativas y económico-contables, pues también su preparación básica -muchas veces bastante atrasada-- se orienta a resolver problemas específicos de su profesión --y ello debe ser así-- y no los propios de la gerencia, que se mueven a otro nivel de complejidad, a otro ritmo y requieren otros conceptos, técnicas y habilidades. Hemos de decir que los directivos de los programas y empresas sociales no sólo deben estar capacitados para ser gerentes, como en cualquier empresa o negocio, sino que su formación debe tener algunos elementos adicionales, que dan la peculiaridad del perfil y el estilo deseados. Quizá lo primero a recordar es que el mundo de lo social cuenta con situaciones de mayor incertidumbre y complejidad que en otras actividades industriales, comerciales y financieras tradicionales. Por tanto, también se requiere una más compleja y permanente negociación y concertación con distintos órganos del Estado, diferentes niveles e instituciones del gobierno, con entidades de otros sectores y, sobre todo, con la comunidad, con los propios ciudadanos/clientes a quienes se destinan los bienes y servicios sociales, y para quienes la condición de ciudadano prima sobre la de cliente, pues se está en presencia de derechos sociales, muchos de ellos irrenunciables. También es indispensable que pueda identificar en ese mundo de mayor complejidad e incertidumbre las señales del entorno o, diciéndolo en términos más precisos, del mercado específico de bienes y servicios sociales en que se mueve. Pero esta orientación hacia el mercado no puede excluir la necesaria formación para la concertación y el compromiso, esto es, para el Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 16 cambio social, el desarrollo humano y la democratización, entre los principales valores que pueden mencionarse. Sin caer en la discusión bizantina de si un gerente debe ser más técnico que humanista, o más práctico que teórico --que en la vida real es un falso dilema-, es necesario repetir que el sector social requiere gerentes con alta calidad técnica y humana en su desempeño habitual, que soporten las decisiones prácticas con un buen conocimiento teórico, complementando así su formación específica profesional con lo característico de esta modalidad de la gerencia moderna. Debe ser hábil, sobre todo, para innovar, experimentar e improvisar, así como para analizar las perspectivas en diversos escenarios, sin salirse de la misión, la visión, los objetivos y las estrategias predeterminados y más bien para poder cumplirlos en forma acertada; debe partir de la certeza de que en la «aldea mundial» de hoy no existen caminos únicos o lineales; recordando el conocido verso de Machado, «caminante, no hay camino, camino se hace al andar». Todo lo anterior supone una persona de mente abierta, con un panorama integral de la situación y que acepta diversas apreciaciones sobre un problema, aunque en muchos casos tiene que asumir la responsabilidad personal de una decisión. Para ello requiere añadir al ya tradicional enfoque multidisciplinario el más dialéctico de la transdisciplinariedad, así como manejar una buena capacidad de negociación interorganizacional. Y por encima de todo --diferenciándose de los gerentes de otros sectores-debe ser una persona que trabaja con y para la comunidad, como un agente dinámico y multiplicador del cambio social. En conclusión, dadas las condiciones de pobreza de millones de personas --afectándose sobremanera la niñez que habrá de conducir nuestra sociedad en la aventura luminosa del siglo 21-- y la tarea que le compete en la solución de la «deuda social» a las entidades que dirigen, producen o distribuyen bienes y servicios sociales, el gerente social, en adición a la responsabilidad de cualquier gerente, esto es, de asegurar la supervivencia, la competitividad y la rentabilidad económica y/o social de su institución, debe coadyuvar a garantizar la ampliación del bienestar y la equidad y el mejoramiento de la calidad de la vida. Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 17 © Propiedad intelectual de Julio SILVA-COLMENARES. permiso. Prohibida su reproducción sin * Economista, Contador Público, Administrador de Empresas, PhD en Economía y Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Rostock (Alemania); miembro de número y secretario general de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas; profesor emérito de la Universidad Autónoma de Colombia; profesor visitante de postgrados en varias universidades de Colombia; autor de más de 20 libros y folletos y de más de 200 ensayos y artículos publicados en el país y en el exterior; en la actualidad, Director de Postgrados de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la FUAC y columnista de la página editorial del diario económico y empresarial La República. Julio SILVA-COLMENARES EL GRAN RETO PARA SIGLO 21: VALORIZAR EL CAPITAL HUMANO 18