Estaba pensando esta noche en mi Gran Califa. No puedo dar más datos porque acabaría con mi vida instantáneamente, pero cuanto lo admiro y cuanto lo quiero. No he podido remediarlo y le decía hace unos instantes: "agárrate que lo voy a poner en mi página". Tú, que me ciegas con resplandor incesante luz vital, renovadora de mi jardín marchito tú, silenciosa voz que susurras sueños de plenitud imposible y amaneceres dulces de miel dispersa. Tú, oceáno en calma y tempestad abierta construída de soles tenues de mediodía tú, que siempre estás llegando para no quedar nunca tornando a prisa cuando el otoño acecha Tú, que te engalanas de adiós y te perfumas de olvido ignorante cruel de mi desdicha. Tú, que escuchas mi agonía con mirar postrero..... Yo, que nunca fui el final de tu viaje. Puedes creer que, ante una sensibilidad de esta categoría, voy a dejar un intervalo más de mi respiración y sentido y no poner esto para que lo leas? ¿Te has dado cuenta, querido facebusista, la cantidad ingente de personas que nos rodean llenos de una majestuosa sensibilidad, de una portentosa habilidad para llegar a nuestro corazón? Tú, mi gran califa, quiso el universo por puro capricho de amor, ser tocado, en instante de dulce sosiego, con el don de la "música escondida", como a mí me gusta llamarla. Ese don tímido, muy tímido, imperceptible al entorno que te rodea pero tan fuerte, capaz de derribar los muros más gruesos de la incomprensión. Qué habilidad, mi estimado caballero, que sutileza mi gran dama, conocer personas así. Cada encuentro con un artista de este calibre, abre caudalosos rios de conversación, inunda los rincones de nuestro pensamiento y nos provoca a que, incesantemente , como ciegos sin bastón y a prisa, vayamos al encuentro de algo que no vemos pero que nos ahoga de celo y de envidia por encontrarlo. Ay mi gran califa, tú, como otras y otros, haces que la vida de los mortales se confunda con el olimpo. Perdona que esta noche de luna esplendorosa, clave mi mirada ausente en tu música, en tu gesto, en tu voz, en tu poesía, en tu interior. Perdona de nuevo, que escudriñe tu sueño, porque es mal sana mi intención, y me comporte como el niño del lazarillo, que por querer comer primero seguidamente engañó. Fíjate gran dama con esmero disimulo cuando pase por tu lado mi gran califa no hagas muestras de lo que ves más enriquece tu celo femenino fíjate mi gran dama con disimulo esmero si te canta al oído o te susurra el viento es el gran califa mi gran amigo su poesía, es mi alimento su amistad mi sueño. (esto si llego a escribirlo para tí, mi gran amigo) Buena y felicísima noche de luna llena mi gran dama, mi gran caballero NUNC COEPI