SG/GT.IDF/XIII/dt 3 28 de octubre de 2005 3.24.54 XIII REUNIÓN DEL GRUPO DE TRABAJO DE ALTO NIVEL PARA LA INTEGRACION Y DESARROLLO FRONTERIZO - GANIDF 3 y 4 de noviembre de 2005 Lima - Perú REGIMEN DE “CIUDAD BINACIONAL” Y FORMULACION DE PLANES REGULADORES PARA CIUDADES FRONTERIZAS QUE CONFIGURAN CONURBACIONES BINACIONALES REGIMEN DE “CIUDAD BINACIONAL” Y FORMULACION DE PLANES REGULADORES PARA CIUDADES FRONTERIZAS QUE CONFIGURAN CONURBACIONES BINACIONALES I. INTRODUCCION Las proporciones que ha alcanzado el desarrollo urbano en el mundo contemporáneo son realmente impresionantes. Más de dos decenas de países cuentan con el 90 % o más de su población total viviendo en ciudades. En el futuro, casi todo el crecimiento de la población del mundo ocurrirá en las áreas urbanas de los países en desarrollo. Para 2015, las Naciones Unidas proyecta que existirán 21 “megaciudades” de por lo menos 10 millones de personas; todas, a excepción de 4, en los países en desarrollo. Sin embargo, mientras que las ciudades grandes funcionan como una suerte de “luminarias” que atraen inversiones, promueven dinámicos intercambios de personas, productos y principalmente servicios, a escalas nacional e internacional, la mayoría de las población urbana del mundo vive aún en asentamientos más pequeños. La ciudad, es, entonces, uno de los fenómenos espaciales más destacados del siglo XX e iniciado el siglo XXI, lo será aún más en el contexto de la globalización. Por eso, la Secretaría General considera que es interesante conocer, en el marco de los trabajos del Grupo de Trabajo de Alto Nivel para la Integración y Desarrollo Fronterizo (GANIDF), un aspecto cada vez más actual e importante de la urbanización representado por las conurbaciones binacionales. II. DEFINICION DE CONURBACION En geografía urbana y urbanismo, una conurbación define a un par de ciudades o más de dos ciudades que en función de su crecimiento demográfico y espacial, en un momento dado se encuentran muy próximas geográficamente una de otra, lo que plantea la conveniencia de planificar y atender gran parte –sino todas- las demandas de servicios urbanos, de manera conjunta o estrechamente coordinada. El objetivo principal es buscar economías de escala adecuadas que, adicionalmente, generen una comunidad de intereses entre sus habitantes, autoridades y actores económicos, y que contribuya, asimismo, a elevar la calidad de vida y las opciones de desarrollo, en la medida en que los problemas que limitan la obtención de esas metas son atacados sobre la base de la suma de aportes y esfuerzos, en el marco de una planificación conjunta del desarrollo urbano y una administración coordinada de los servicios urbanos. Las conurbaciones son una realidad desde hace muchas décadas en países de economía desarrollada. En Francia, por ejemplo, una conurbación concreta es la conformada por las ciudades industriales de Lille-Roubaix-Tourcoing, en la región de Flandes, cerca de la frontera belga. En los países en desarrollo, en cambio, las conurbaciones no se encuentran normadas ni institucionalizadas, salvo que las políticas territoriales nacionales lo prevean, lo cual constituye por lo general una excepción. En el marco de las rivalidades entre ciudades vecinas, en esos países por lo general los beneficios de las conurbaciones no son comprendidos por las autoridades y los actores locales del desarrollo. Asimismo, las conurbaciones no son reconocidas por la normativa sobre urbanismo como una alternativa para atacar la solución conjunta de problemas urbanos y para fortalecer los subsistemas urbanos de las regiones interiores en vías de contrarrestar el peso del centralismo de las áreas y regiones metropolitanas, de construir economías de aglomeración que hagan más rentables las inversiones en infraestructura y servicios urbanos, y de crear alternativas para fortalecer el rol regional de algunas ciudades. -2III. LAS CONURBACIONES BINACIONALES: VENTAJAS DE UN REGIMEN DE BINACIONAL”. “CIUDAD El tema de una conurbación binacional (“ciudad binacional”), técnicamente no plantea mayores diferencias respecto a lo ya señalado en el punto precedente, perspectiva que cambia si, como evidentemente corresponde, se introduce en este caso un enfoque de política exterior y, concretamente, de política bilateral con el país limítrofe concernido. En principio, si entre un par de países existe el marco jurídico perfeccionado que regula con carácter permanente sus relaciones bilaterales, no habrían limitaciones para plantear –si ambos países así lo estiman conveniente- una opción de cooperación bilateral orientada a avalar la configuración y el funcionamiento orgánico de una conurbación (ciudad) binacional, esquema que, obviamente, involucraría a las ciudades de frontera de los dos países ubicadas sobre la línea de frontera o en las inmediaciones de un paso de frontera habilitado por ellos. Las proyecciones de una opción de estas características, adecuadamente desarrollada, serían enormes y podrían tener un impacto decisivo en la calidad de las actividades de la sociedad y economía urbana y de la región fronteriza común así como en la elevación del nivel de vida de su población, en tanto un régimen de “ciudad binacional” crearía una alternativa para que ese par de ciudades capitalicen las ventajas de su vecindad geográfica para planificar conjuntamente su desarrollo urbano, administrar coordinadamente los servicios públicos y complementarse funcionalmente, además de constituirse en un hito para el fortalecimiento la cooperación e integración entre ambos países. IV. LOS TEMAS DE UN REGIMEN DE “CIUDAD BINACIONAL”. Entre otros, los temas que necesitan ser abordados en un acuerdo bilateral que habilite un régimen de “ciudad binacional”, son los siguientes: - - - La formulación y ejecución de un plan conjunto de ordenamiento urbano (Plan Regulador), que incluya un componente de sostenibilidad ambiental. La flexibilización del régimen fronterizo: ninguna restricción ni exigencia que pudiera limitar el libre desplazamiento de personas, vehículos y mercancías en la zona a ser comprendida bajo la definición de “ciudad binacional”. Las actividades y servicios urbanos que serían atendidos conjuntamente: catastro urbano; armonización de reglamentos urbanos (zonificación, licencias); recojo y tratamiento de desechos urbanos; transporte interurbano; regulación y ordenamiento del comercio local; actividades de almacenamiento y bodegaje; suministro de agua potable y tratamiento de aguas servidas; mantenimiento de cuerpos de agua naturales (ríos, lagunas) e infraestructura asociada a su uso (canales, esclusas); promoción y regulación de servicios al comercio internacional distintos a los ofrecidos por los organismos nacionales competentes (centros de transferencia, puertos secos). El fortalecimiento y libre acceso a servicios públicos existentes en ambas ciudades: salud, educación, recreación. La definición y ejecución de los proyectos de infraestructura necesarios para fortalecer el desarrollo económico de ambas localidades: electrificación, telecomunicaciones, infraestructura y equipamiento para la provisión de agua potable, terminales de transporte terrestre fronterizo. Obviamente, un acuerdo que involucre estos u otros temas, implicará que cada Parte asuma los costos y la administración de lo que le corresponde en tanto cada componente específico se localice en su propio territorio. A este respecto, el anteproyecto de Decisión sobre “Proyectos Públicos de Integración y Desarrollo Fronterizo”, que es de conocimiento de los integrantes del GANIDF, podría constituirse en una herramienta principal de apoyo. Adicionalmente, los temas que ameritan una clara y firme definición en un probable acuerdo, son los que se vinculan a los aspectos de soberanía de los Estados involucrados. Ellos deberán -3quedar perfectamente zanjados antes o en el mismo acuerdo de establecimiento del régimen de ciudad binacional. Entre otros, estos aspectos son: - - El del pleno ejercicio de soberanía de cada Parte en sus respectivos territorios a través de las autoridades nacionales: fuerzas armadas, servicios públicos nacionales (prefectura, aduanas, policía); así como lo relativo a la vigencia de las leyes nacionales. El del régimen de la propiedad inmueble dentro del área definida en el concepto de “ciudad binacional”. El del tratamiento a las inversiones en materia comercial, industrial y de servicios y los aspectos asociados a ellas como son tratamiento tributario, régimen laboral, etc. V. LA SECRETARIA GENERAL DE LA COMUNIDAD ANDINA Y EL TEMA URBANOREGIONAL La Integración Andina, a través de su cuerpo normativo y de los estudios y propuestas formuladas por su órgano técnico y ejecutivo –la Secretaría General de la Comunidad Andina-, ha puesto en el pasado poco énfasis en introducir enfoques territoriales para el tratamiento de la temática propia al proceso de integración comunitaria, siendo que el tema urbano-regional es uno de ellos. La Secretaría General considera que las políticas territoriales de los Países Miembros deben ser parte de un ejercicio de reflexión y de un cuerpo de propuestas, a transformarse a continuación, si así aparece conveniente, en normas comunitarias que aseguren un uso eficiente del territorio, su desarrollo sostenible y la competitividad territorial de las distintas entidades subnacionales. Las políticas territoriales pueden ser definidas como aquellas adoptadas por los gobiernos nacionales, regionales o locales, que asumen al territorio como el soporte concreto de todos los sistemas de relaciones y de los flujos, vinculados y promovidos, respectivamente, para el logro de objetivos de desarrollo sostenible. En consecuencia, las políticas territoriales entienden al territorio como un “producto”, no como un dato fijo; por ello, se orientan a valorizar el territorio y a corregir las intervenciones que no son consistentes con objetivos comunes de desarrollo. Entre las principales políticas territoriales que los Países Miembros han adoptado con el carácter de políticas nacionales o respecto a las cuales vienen trabajando, pueden mencionarse: descentralización, regionalización y desarrollo regional, ordenamiento territorial, migraciones interiores, regiones deprimidas, sistemas urbanos, y desarrollo fronterizo. Esta última, a través de la Política Comunitaria para la Integración y el Desarrollo Fronterizo, explicitada en las Decisiones 459, 501 y 502, ha logrado ser proyectada en una dimensión subregional andina. Otras, como el tema regional y urbano-regional, apenas empiezan a ser trabajados en la perspectiva de la integración andina.1 En consecuencia, siempre que sea de interés de los Países Miembros, otros componentes de las políticas territoriales, como el de los sistemas urbanos y particularmente el del rol regional de las ciudades (ciudad-región), en general, y el de las ciudades que configuran conurbaciones binacionales en las fronteras comunes (ciudad binacional), en particular, podrían ser materia de análisis, debate y formulación de propuestas en una dimensión comunitaria. ***** Nos referimos a los recientes estudios “Geografía Económica de la Comunidad Andina: regiones, nuevos actores de la Integración” (noviembre de 2003), y “Elementos para una estrategia de desarrollo territorial en el marco de la Integración Andina” (abril de 2005), elaborados por el consultor, Doctor Edgard Moncayo Jiménez. 1