Ficha de Cátedra La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Ángel Pérez Gómez. (1998) Madrid, Morata CULTURA SOCIAL Componen la cultura social los valores, normas, ideas, comportamientos que dominan los intercambios humanos en una sociedades formalmente democráticas. Es la ideología cotidiana que corresponde a las condiciones económicas, políticas y sociales de la postmodernidad. Los significados que en ella se intercambian se aprenden por seducción, persuasión o imposición. Tres características básicas definen las condiciones de la sociedad postmoderna: el imperio de las leyes de libre mercado, su configuración política como democracias formales y la omnipresencia de los medios de comunicación de masas. Estas características perfilan las sociedades occidentales de final del siglo XX y analizarlas permite reflexionar sobre los procesos sobre los cuales la educación escolar tiene que planear posibles formas de acción. 1. Economía de libre mercado La organización de los intercambios económicos en las sociedades contemporáneas se rige por las leyes más o menos difusas y arbitrarias del libre mercado en la versión toyotista y globalizadora del modelo actual. De la producción de bienes a la realización de servicios. La productividad y la competitividad se basan cada vez menos en los recursos primarios y en la producción de bienes básicos, y cada vez más en el conocimiento y en la información que se produce e intercambia como una mercancía progresivamente más valiosa. Mundialización de los intercambios. La lógica del libre mercado supone inevitablemente la globalización de la economía de modo que se disuelvan las barreras y trabas continentales, nacionales o regionales al libra intercambio de mercancías, capitales y personas. Los efectos de la mundialización no son unívocos, sino complejos y contradictorios. Un efecto beneficioso para zonas muy aisladas está dado por la circulación de capitales, propios de estos intercambios globalizados, necesarios para el crecimiento, que la fragilidad del ahorro interno no hubiera permitido. Pero, lo grave, es que la globalización de la economía de libre mercado ha obligado a todos los países a someterse a las condiciones de competencia internacional que supone la imposición inevitable de grupos privilegiados de poder económico. Además, mundialización no significa búsqueda de universalidad en términos de regulación universal de los principios que garanticen el respeto y el desarrollo de los derechos humanos en los intercambios entre individuos, sociedades y culturas. La búsqueda universal del beneficio económico inmediato supone la generalización de las condiciones sociales más deficitarias. Flexibilidad y desregulación. En sustitución del taylorismo y del fordismo que han regulado la organización empresarial en la etapa de producción de masa, que suponía una organización jerarquizada de forma piramidal, la creatividad y la inteligencia concentrada en la cúpula, el trabajo rutinario y mecánico en la base; el toyotismo o “burocracia flexible” y las nuevas formas de organización productiva, agrupadas bajo el concepto de “calidad total” requieren una organización más horizontal y colaborativa, en equipos de trabajo de dimensiones manejables, que se responsabilizan de la globalidad de la tarea, que distribuyen la toma de decisiones y la ejecución de la tarea entre todos sus miembros, promoviendo la capacidad grupal para acomodarse con agilidad y adecuación a las exigencias cambiantes del mercado. Deterioro del estado de bienestar. La consecuencia inevitable de esta política de capitalismo mundial es el deterioro acelerado del estado de bienestar: enseñanza pública y gratuita, protección social al desempleo y jubilación, regulación de los intercambios laborales, cobertura sanitaria para toda la población, se ven amenazados por la liberalización de mercados y la desregulación de servicios sociales. La intensificación del mercado genera mayor dependencia laboral, más inseguridad personal, movilidad social descendente y menos autonomía personal. Incremento de la desigualdad nacional e internacional. El incremento de las diferencias sociales internas y externas provoca efectos perversos: emigraciones en masa, rebrotes de racismo, desarraigo social y cultural, enfrentamiento entre culturas, superexplotación de los recursos naturales de los países más desfavorecidos, expolio de las economías sumergidas, trabajo y explotación infantil. La especulación financiera como la lógica natural de la economía de mercado. La lógica del beneficio rápido conduce inexorablemente a la primacía de la especulación financiera sobre cualquier otra propuesta. La primacía de los intereses a corto plazo implica ejercer el oportunismo más especulador, la economía financiera sobre la economía productiva, de la rentabilidad sobre la productividad, del juego especulador sobre las exigencias políticas de un programa basado en necesidades colectivas. 2. Política Los cambios en el panorama económico están acompañados por cambios en el terreno de lo político: nacionalismo y mundialización, estructura social, deterioro de la democracia. Mundialización y resurgimiento de los nacionalismos. Se produjo la pérdida de significación del Estado nacional, se propaga la idea que es una estructura que se vuelve obsoleta, ineficaz en la gestión económica y política. Las naciones-estados no son lo suficientemente pequeñas para ser locales ni lo suficientemente grandes para ser globales. Como reacción a la tendencia globalizadora y a la pérdida de significado internacional de las instancias nacionales se produce un fuerte resurgimiento de posiciones nacionalistas. La mundialización como tendencia política no supone sino una subordinación de los asuntos políticos a las exigencias de la economía de libre mercado. El reto político, para superar esta perversa polaridad - mundialización versus nacionalismo- es construir un delicado equilibrio entre tres elementos necesarios y discrepantes: la mundialización de los intercambios, la universalidad de los procedimientos que se apoyan en valores concertados y la singularidad y la diversidad de las formas individuales. Fluctuación, apertura y desigualdad en la estructura social. El deterioro actual de las prestaciones sociales atendidas por el estado de bienestar, amenaza la permanencia de los servicios públicos y en consecuencia la protección de los individuos y el equilibrio social. Los ciudadanos al perder estos espacios públicos, quedan liberados como clientes a los intercambios sin consideraciones de la oferta y la demanda. La familia, por otra parte, que tradicionalmente y con anterioridad al estado moderno del bienestar ha constituido un componente fundamental de la estructura social, ha sufrido y sigue sufriendo transformaciones sustanciales que le impiden la recuperación o continuidad de algunas funciones, con altos porcentajes de hogares unipersonales, alteradas y débiles redes de parentesco que no pueden recomponer el tejido familiar. Parece que la estructura social se disuelve, quedando sólo el individualismo como única salida estructural en una compleja sociedad de organizaciones anónimas, con cada vez menos posibilidades que surja la colaboración estable entre individuos. Parece evidente la necesidad de reconstruir la sociedad civil más allá de los simples intercambios económicos, de la participación electoral cada cuatro años y de la protección lejana y fría del aparato judicial. Si el estado de bienestar es inviable en esta economía global, será necesario edificar la sociedad del bienestar. Democracia zarandeada por el mercado: restricción de la participación política de los ciudadanos a la cita electoral, el monopolio de la representación a través de los partidos políticos que se convierten en grupos cerrados de poder, y la conversión del intercambio político en seducción publicitaria. 3. Revolución electrónica, información y opinión pública Un aspecto importante en este nuevo formato ciudadano es que los intercambios cara a cara se sustituyen por los intercambios mediatizados por los medios electrónicos. En particular la televisión constituye el esqueleto de la nueva sociedad, ante la contemplación pasiva de la mayoría de los ciudadanos Opinión pública y estructuración social. En la vida pública parece evidente que la mediación y transformación de los acontecimientos y procesos de información y participación política, se desarrolla casi exclusivamente a través de los medios de comunicación de masas. Instantaneidad, espectacularización, fragmentación, simplificación, mundialización, mercantilización son las principales características de una información estructuralmente incapaz de permitir distinguir la verdad de la mentira. Más detalladamente algunas características: - apertura, saturación informativa y desprotección ciudadana. - Información, publicidad y propaganda - El carácter espectacular y trivial como exigencia del mercado - Información audiovisual y participación política La extensión de la información electrónica en los medios de comunicación de masas ha modificado sustancialmente la génesis y difusión de la información, creación y crítica cultural, participación ciudadana, actividad política, representación democrática y gestión pública. El influjo de los medios en la socialización de los ciudadanos. Puede afirmarse que la televisión se ha convertido en el instrumento privilegiado de formación de las conciencias, de transmisión de ideologías y valores. Entre las tendencias más destacadas de los procesos inducidos por la TV podemos citar: - el mito de la objetividad y la manipulación inadvertida - la génesis y difusión de estereotipos como herramientas de conocimiento - la hiperestimulación y el conocimiento fragmentado - pasividad y aislamiento en la realidad virtual - información, apertura y alineación - la primacía de la imagen sobre la prensa escrita.- la primacía de la cultura de la apariencia- culto al cuerpo y mitificación de la juventud