Drogas La antigua definición de droga era «cualquier sustancia empleada en química, farmacia o tintorería», pero hoy el término drogas se reserva para cualquier principio activo presente en los vegetales (alcaloides, aceites esenciales, saponina, aceites purgantes) o en los animales (almizcle, cantaridina), convenientemente preparado y conservado, que se usa en experimentación y terapéutica, aunque algunas personas lo consumen sin prescripción médica. Para obtener un producto con los efectos deseados, se usan las partes de los vegetales más ricas en substancias activas: raíces, flores, hojas y corteza, que suelen prepararse por cocción, infusión o extracto. También se considera una droga la sustancia que, siendo o no medicamento, se usa con la intención de actuar sobre el sistema nervioso central para conseguir un mayor rendimiento (físico o mental), para experimentar nuevas sensaciones, o con el fin de mejorar el estado psíquico del individuo. Su consumo puede llevar al deseo de seguir tomando (dependencia), a la necesidad de tomar más cantidad para conseguir el mismo efecto (tolerancia), y a la manifestación de consecuencias nocivas para la salud. Uso de las drogas Es muy difícil separar el uso médico o legítimo de las drogas con su uso social o su abuso. La introducción del tabaco en Europa fue seguido de prohibiciones por parte de la Iglesia y del Estado; el alcohol ha sido prohibido por algunas religiones, como el Islam, y por algunos gobiernos, como el de Estados Unidos durante la llamada Ley seca, en la década de 1920. Por otro lado, los intereses comerciales potencian su consumo. Así, la separación del uso y el abuso de las drogas depende en gran manera del grado de tolerancia social de la época. Algunas personas toman drogas para evadirse de la realidad y olvidar los problemas, el aburrimiento, el miedo o el dolor; otras, por deseo de acrecentar la propia capacidad de placer o de trabajo. Algunos científicos también han tomado, bajo control médico, drogas que potencian la percepción y las facultades mentales, con la intención de profundizar en el análisis de la realidad o en el conocimiento profundo de sí mismos. Hay tres tipos fundamentales de drogas: depresivas (opioides, hipnóticas, sedantes, tranquilizantes, alcohol); estimulantes (cocaína, cafeína, anfetaminas, tabaco); y psicotrópicas (LSD, peyote, mescalina, hongos alucinógenos, cáñamo y sus derivados). A estas tres grandes divisiones podríamos añadir las llamadas drogas de <>, totalmente artificiales como el <>, el éxtasis, el <>, etc. En retrospectiva El uso no médico de las drogas ha sido una constante histórica; ya en Sumeria y Egipto hay testimonios gráficos sobre el cultivo y consumo de opio que hace 5.000 años era representado por ideogramas que significaban «planta» y «alegría». Más cercanas en el tiempo, existen referencias en toda la cuenca mediterránea sobre el uso de «filtros» o pociones, que se prolongó hasta el final de la Edad Media. Las llamadas brujas usaban sustancias naturales para evadirse de la realidad y alcanzar otros estados < percepción. En la América precolombina era habitual el uso de drogas vegetales. Mucho antes de la llegada de los conquistadores, en la zona andina se mascaban las hojas de la coca para vencer el cansancio, que en las altas montañas es más acusado por la falta de oxigeno. Los aztecas usaban el «teonanacatyl» (carne de dios)^ el peyote (cacto con poder alucinó−geno) era usado por los apaches mescaleros (de donde deriva el término mescalina, su principio activo). El consumo de las drogas alucinógenas y psicotrópicas se inició en Europa cuando las tropas de Napoleón regresaron de Egipto. Después de la segunda guerra mundial, en parte gracias a la evolución de las comunicaciones en todo el mundo, se extendió el uso de drogas derivadas de la morfina, y se incrementó. 1 sobre todo en la juventud occidental, el consumo de psicotró−picos. 2