ROMA: La cultura romana crece sobre la base de dos ramas culturales muy fuertes: la cultura etrusca del norte de Italia y la helenística derivada de la griega clásica, que fue la que influenció la parte arquitectónica de la cultura romana. De los etruscos tomaron los ritos religiosos y supersticiosos que eran ejecutados al momento de fundarse una ciudad, para ganarse el “favor de los dioses”, los que consistían; entre otras cosas; en la demarcación de los límites de la ciudad a cargo de un sacerdote que se encargaba de manejar el arado demarcatorio. El imperio perduró un lapso aproximado de 13 siglos (VIII AC a V DC) antes de su caída, llegando a extenderse por la casi totalidad de Europa (con excepción de Rusia y la zona norte), Asia menor, Mesopotamia, Judea y norte de África (incluyendo Egipto). A medida que iba avanzando, el imperio romano fue fundando ciudades, con lo cual conseguían afianzar el dominio imperial sobre ese nuevo territorio. Entre el imperio y los territorios conquistados se producía una interacción cultural: por un lado el imperio adoptaba costumbres, tecnologías, productos autóctonos, etc., de las zonas conquistadas; mientras que por otro lado dejaba las huellas de su propia cultura en dichas regiones. Un factor determinante en la consolidación del imperio, fue la implementación de una organización administrativa, lo que contribuyó al ordenamiento y la unificación del imperio. En general pueden distinguirse tres períodos principales: el período republicano, el imperial y el del bajo imperio: 1. Período republicano: período que se extiende 4 a 5 siglos, en los cuales se produce la consolidación de la ciudad estado. 2. Período imperial: también se extiende durante 4 a 5 siglos, donde se producen innumerables conquistas, produciendo el crecimiento del imperio. 3. Período del bajo imperio: se da en los últimos siglos, en los que toma una posición defensiva. El imperio a su vez se dividía en dos grandes regiones: La oriental: conformada por las conquistadas culturas griegas, por lo que el griego era el idioma predominante en esa región. De estos pueblos, Roma incorpora sus ideas, costumbres y tecnologías, adaptándolas de manera simplificada a sus construcciones arquitectónicas. La occidental: donde se produce la conquista de los pueblos bárbaros. En esta región se habla el latín. Arquitectura romana: Muchos historiadores consideran a la arquitectura romana como una degradación de la arquitectura griega clásica. En la arquitectura romana no hay un edificio que se destaque por sobre los demás como sí ocurre en la griega con el templo, pero si hay una serie de temas edilicios nuevos como lo fueron las termas, las basílicas, los anfiteatros y los circos, lo que implica funciones y estructuras sociales mas complejas. Sin embargo, a pesar de la diferencia funcional de cada tipo de edificio, los mismos se organizan mediante rasgos que les son comunes a todos, como ser la planta rígida basada en una organización axial. Así el eje se convierte en una de los caracteres distintivos de la arquitectura romana, organizando a los demás elementos (ortogonales y rotatorios) en torno de sí mismo, lo que da como resultado una planta o mejor dicho una totalidad axial. Conviene mencionar también , que tal eje aparece relacionado con un centro, el cual se ve definido por el cruce o la intersección de dos ejes de manera ortogonal. Otro aspecto distintivo de la arquitectura romana lo constituye la utilización del espacio como elemento formador de la arquitectura, lo que en la Grecia clásica se encargaba de hacer el volumen. Es decir que en Roma la arquitectura deja de lado la plasticidad volumétrica, para privilegiar la espacialidad. A partir de este protagonismo del espacio como elemento conformador de la arquitectura, es que surgen en Roma los vastos espacios interiores, los cuales se vuelven majestuosos, constituyendo extensas superficies ininterrumpidas, que exigieron la búsqueda de nuevas técnicas constructivas, a fin de solucionar estos nuevos problemas de articulación formal. Es así que surgen el arco, la bóveda y la cúpula como elementos constitutivos de esos grandes espacios, los cuales se veían encerrados lateralmente por grandes masas murarias tendientes a soportar las pesadas cubiertas (cúpula y bóvedas). Para los romanos la arquitectura se producía en los puntos de encuentro de las fuerzas internas y externas, es decir donde se producía el choque entre el espacio interno y el externo. Esto definía límites espaciales continuos imposibles de concretizar con los artilugios constructivos de la época clásica. Es por ello que surge el cemento y los mampuestos, con los cuales conformaron los muros que concretaron dichos límites espaciales. Así el muro se convierte en arquitectura, como resultante del encuentro de fuerzas exteriores e interiores que se chocan, dando origen a los volúmenes espaciales. En suma los romanos trataron al espacio como una sustancia modelable y articulable, el cual es “envuelto” por los muros. El espacio aquí ya no es un nexo entre los distintos cuerpos plásticos que conforman la arquitectura (como ocurría en Grecia) sino que él mismo pasa a ser el ente protagonista de la arquitectura, encerrado bajo una cáscara superficial. Esto hacia que los edificios sean considerados como superficies continuas que envolvían al espacio, mas que como masas voluminosas. En pos de posibilitar la elaboración de dichas “superficies”, surge la implementación de una especie de cemento, que vendría a reemplazar el sistema trilítico empleado por los griegos. Gracias a este cemento se crearon los muros continuos, las bóvedas y las cúpulas, que abrazaban dicho espacio. De lo expuesto se deduce que el concepto vertido al principio, donde se sostenía que la arquitectura romana fue una degradación de la griega, tiene poca validez, puesto que los romanos si adoptaron los órdenes clásicos, pero con otra aplicación, que fue la de una mera decoración superficial y no como la original función estructural con la que los aplicaban los griegos. Es decir que los órdenes pasan a ser usados como entes decorativos (membratura) de la envolvente espacial. En la arquitectura romana, se disimulaba la estructura de sostén del edificio mediante los órdenes clásicos. Si bien aparecen a la vista elementos técnicos como ser el arco, los muros eran decorados superficialmente, con una membratura que respondía a los órdenes griegos, lo que servía para ocultar el sistema constructivo por el cual estaba compuesto el edificio. Los edificios romanos de cemento constaban de un sistema continuo de bóvedas, arcos, muros y pilastras, casi sin elementos horizontales sometidos a la flexión (vigas). La membratura clásica se implementaba solo en edificios de cierto nivel institucional y no se daba en construcciones de importancia secundaria, lo que deja a las claras el nuevo significado simbólico de jerarquía social, que los romanos querían imponer, mediante la utilización de dichos órdenes clásicos. El ejemplo mas conocido del uso romano de los órdenes es la llamada “superposición”, en la que se ponen una sobre otra, columnas dóricas, jónicas y corintias: la masculina y robusta columna dórica sustenta a la jónica, mas graciosa, que a su vez sostiene a la corintia, mas esbelta. Esto hace que las mismas actúen en conjunto, no como individuos, sino como partes de un “sistema” (tal sistema se aplicó al coliseo). A diferencia de la arquitectura griega en la que cada elemento contenía el carácter inmanente del conjunto, aquí cada parte por si sola no nos dice nada sobre el edificio como totalidad. En general la articulación romana responde al problema de cómo dar al espacio continuidad y ritmo, es decir orden dinámico. Su intención básica era caracterizar el espacio como escenario de la acción humana, inspirada por la divinidad. Al contrario de los griegos, los romanos sometieron a la naturaleza tanto técnica como espacialmente, lo que se pone de manifiesto con el trazado de caminos y la construcción de acueductos. Los edificios romanos: Los romanos con un gran sentido práctico, sintetizan los diversos aportes tecnológicos en un solo y eficaz sistema constructivo, que hace posible la monumentalidad edilicia romana a nivel institución, lo que constituía un símbolo de poder por sobre el hombre o ciudadano y remarca el carácter imperial de esta cultura. La arquitectura romana es sistemática y funcional. El romano era un pueblo práctico, bien organizado, y exigía que sus edificios resultasen eficaces. En Roma la complejidad funcional se soluciona mediante la sumatoria de espacios autónomos, organizados sobre un eje de simetría. Los romanos tratan a los espacios abiertos, con el mismo criterio que a los cerrados, pero son estos últimos los que ganan mayor importancia. El uso del espacio como ente conformador de la arquitectura, llevó a la valorización de los interiores y con ello a la integración del edificio en el marco urbano. El hombre romano y su sociedad: El ciudadano romano es un hombre público, cuya vida se distribuye entre múltiples actividades rituales, los cuales se cumplen precisamente en lugares públicos. Y se les dice rituales por que ese es el término correcto para definir actividades que exigen un proceso de consecución preestablecido por la sociedad (tal el caso de los baños en las termas y los espectáculos en el circo) y que aseguran al individuo identidad y ubicación social. Se puede decir que la cultura romana se define con una serie de actividades colectivas que se pueden resumir en la enumeración de sus edificios públicos mas representativos, como ser: los foros, teatros, circos o anfiteatros, baños o termas, gimnasios, etc. La sociedad romana estaba claramente dividida en dos grupos. Por un lado tenemos una clase minoritaria que centraliza las ganancias de la organización imperial y por ello tiene acceso a un modo de vida que resume todos los avances técnicos conocidos y todos los lujos que el cosmopolitismo romano puede ofrecer. En el otro extremo esta una población que es enorme mayoría, incluidos los esclavos, comerciantes y artesanos. Los cuales además de ser explotados laboralmente por los primeros, también son víctimas de una especulación inmobiliaria, que alquilaba a precios muy altos, viviendas colectivas denominadas insulae, con condiciones de habitabilidad menos que mínimas. La ciudad de Roma: Roma surge a las márgenes del territorio etrusco, ubicada en una depresión de siete colinas, que forman una especie de cinturón sobre una curva del río Tíber. La forma urbana que irá adquiriendo será desordenada, las vías principales irán penetrando en la ciudad, salvando obstáculos geográficos y configurando una trama totalmente irregular. Al transcurrir el tiempo, en su seno coexistirán los elementos antiguos con los nuevos, los que surgen en espacios ganados gracias a la demolición. Con el incendio de Roma en el año 64 DC, se produjo una reconstrucción global de la ciudad, que tendió a acabar con la alta densidad, con edificios de muy poca calidad y calles inadecuadas. Esta renovación urbana consistió en un entramado de calles rectilíneas (organización en damero) de origen helenístico y un desarrollo de la ciudad en bloques rectangulares insulae. Estas insulae a su vez, albergaban viviendas de varios pisos destinadas al alquiler, que también se denominaban insulae. La cantidad promedio de pisos de estos edificios de viviendas o insulae era de hasta cinco, llegando en ocasiones a completar los 6 o 7 niveles, los cuales eran ocupadas por entre 5 a 6 personas. Su construcción se concretaba de una manera tan descuidada que muchas de ellas se derrumbaban matando a todos sus ocupantes y a algún que otro transeúnte que tenía la mala suerte de pasar por allí. Las insulae marcaron el fin de la tradición oriental, que fomentaba la mezcla de grupos sociales en un mismo sector de la ciudad. Además reemplazaron a las domus (casas) en el casco céntrico de la misma. Pese a toda la infraestructura realizada para conducir agua y evacuar residuos (que para la época fue algo titánico) Roma fue una ciudad con graves problemas de higiene y congestionamiento, dada la cantidad de población que albergaba. El equipamiento comunitario en Roma fue mucho mas diversificado que en las ciudades helénicas. Aunque amén del anfiteatro o circo, ninguna otra función urbana es nueva. En las ciudades helenísticas anteriores y contemporáneas a Roma, ya existían los teatros, los baños, los templos y el ágora, el cual en Roma toma el nombre de foro. Durante la edad de oro del imperio, Roma se convirtió en una metrópoli, con una población de mas de un millón de habitantes. Ante semejante población, las zonas rurales aledañas no daban abasto, por lo que se vieron obligados a importar alimentos y otros artículos que les eran indispensables, los cuales eran almacenados en locales de gran tamaño que ocupaban una superficie importante en la trama urbana. El imperio romano decayó durante el siglo V DC y el remanente de la población romana se trasladó hacia el este, a Constantinopla, la capital del imperio bizantino y nueva capital del imperio romano. Los castros o ciudades romanas: Luego de producida la conquista de un nuevo territorio, los romanos por lo general, ejecutaban los siguientes pasos: La definición de límites: ejecutados en base a accidentes naturales (ríos, montañas, barrancas, etc.) o ante su ausencia, definían los mismos en forma arbitraria mediante la construcción de carreteras o trincheras. Tales límites eran demarcados en forma ritual, por un sacerdote. La fundación de campamentos militares: ubicados en posiciones estratégicas, se encargaban de defender los límites del territorio y conservar así las conquistas. El parcelamiento de la tierra y su inmediata adjudicación para ser cultivada: Para esto se procedía a la definición de los “centuriatio” que eran líneas divisorias que cruzaban el territorio en dos sentidos, cuyas denominaciones eran “decumani” (paralelas a la dimensión mayor del territorio) y “cardines” (perpendiculares a la anterior). A su vez, en base a estas dos líneas se trazaban otras líneas paralelas, las que distaban 700 m entre sí e iban definiendo las parcelas (de aproximadamente 50 Has) que eran designadas inmediatamente a los colonos. La fundación de ciudades: En la fundación de ciudades se utilizaba un esquema parecido. Como vimos, cada región conquistada era dispuesta en base a un plan modelo, que El paisaje y los asentamientos romanos consistía en dividir el terreno en cuatro partes mediante la implantación o el trazado tenían una estructura análoga: estaban de dos ejes principales (centuriatios) que se cortaban ortogonalmente. Lo mismo concebidos como áreas centralizadas ocurría con las ciudades, se trazaban dos calles principales (decumanus y cardo) a divididas en cuatro partes mediante dos manera de ejes perpendiculares entre sí, cuyas intersecciones constituían el núcleo de recorridos o caminos de distinto valor, los que se cortaban perpendicularmente dichos centros urbanos: las ciudades romanas se organizaban dentro de un gran en el centro. rectángulo o cuadrado, el cual era dividido en cuatro partes mediante las citadas calles principales que se cortan ortogonalmente. Estas calles eran denominadas “cardo” (la principal) y “decumanus” (la secundaria). El cardo con un recorrido norte a sur representaba el eje del mundo mientras que el decumanus, la carrera del sol de oriente a occidente. Esta estructura simbólica también se dio en Roma. Aparte de estas dos calles principales, existían tres tipos mas que se disponían en forma paralela a cada una de las primeras, para completar así la trama urbana en damero: La vía: con anchura suficiente para que pasaran dos carros. El actus: permitía el paso de un solo vehículo. El itiner: solo para paso de peatones. El “foro” (distrito central similar al ágora) constituía el corazón de la ciudad romana, ubicándose al lado del punto de intersección de las dos calles principales (cardo y decumanus). En la mayoría de las ciudades romanas el foro consistía en un espacio rectangular organizado axialmente, próximo al centro. Era aquí donde se llevaban a cavo todas las actividades mercantiles, judiciales y políticas. A diferencia de su predecesor (el ágora) su diseño era ostentoso e imponente, característica típica de la arquitectura romana. Las viviendas romanas eran introvertidas, volcadas sobre un atrio (patio) y las fachadas que daban hacia la calle eran muy sencillas. Ricos y pobres vivían uno al lado de otro. Las casas de los trabajadores se entremezclaban con la de los patricios. El equipamiento común a todas las ciudades, por mas pequeñas que estas fueran, era el siguiente: se componían de un foro, la terma, el anfiteatro o circo, el teatro, el gimnasio y el templo, y obviamente las viviendas, que ocupaban la mayor parte de la extensión urbana. Las termas y los teatros se emplazaban fuera de las murallas de la ciudad. El trazado regulador en damero ubicado dentro de un gran rectángulo, los paseos con galerías, los foros, la arena, los baños y los lavatorios públicos (demasiado costosos y demasiado adornados) eran elementos de rigor en la urbe imperial romana. El foro: El espíritu del ágora griega sigue vivo en los foros romanos. Al igual que el ágora con la polis, el foro surge simultáneamente con la ciudad, constituyendo el lecho de funciones comerciales, civiles y religiosas, las que ganan su propio espacio dentro del foro durante el período imperial, que es cuando el foro crece a dimensiones monumentales. Entre las entidades con mayor demanda de superficie a causa de su crecimiento se encontraban los mercados, para los cuales se construyó un gran edificio (mercado central) con grandes bóvedas. Esto se dio en razón de que Roma era el centro de consumo mas grande del mundo conocido y a ella se derivaban todos los productos de las tierras conquistadas. El foro primitivo era una plaza abierta, rodeada en algunos casos de pórticos con columnas en donde se ubicaban los mercados. El foro constituía el lugar adonde acudía la multitud en fechas festivas o asambleas populares. Esta plaza estaba acompañada por una basílica que albergaba dichas funciones en caso de lluvias, pero cuya función principal era la de desarrollar litigios judiciales y otras actividades comerciales. Recién en la época Paleocristiana es cuando la basílica empieza a desarrollar actividades religiosas. En el foro de Trajano se llega a una mayor claridad funcional, colocando la basílica como transición cubierta entre el espacio sagrado del templo y el patio de asambleas. A este se le adosan en forma simétrica los mercados. Los foros imperiales (no es el caso de los republicanos) están organizados sobre ejes de simetría. El acceso, claramente definido, se dispone perpendicularmente a dicho eje. Esto constituye una composición espacial simple pero efectiva y funcionalmente clara. Foro de Trajano ábside Mercados Ejes de simetría Templo Patio de asambleas Basílica Mercados El templo: El templo romano fue Al lado: templo de Júpiter capitolino en Roma. concebido de manera Abajo, planta del templo en donde se percibe diferente al templo griego. como el eje principal se ve acentuado por el Los templos romanos se acceso. También se puede ver como la cela se ve levantan sobre una rodeada por un muro, al que se le adosan las elevada plataforma pilastras. (podio), accediéndose únicamente desde la fachada mediante una escalinata que se remata con un pequeño pórtico con columnas. En general presentan columnas mas espaciadas y relativamente esbeltas. El intercolumnio central es mas ancho a fin de acentuar el eje de simetría iniciado en la escalinata frontal de acceso, que desemboca en el podio. La cela se ve delimitada por un muro, al cual se adosan medias columnas o pilastras. Según algunos autores el edificio no puede leerse como un cuerpo plástico “de bulto”, sino que esta orientado frontalmente. En general el templo romano no esta aislado sino que se conecta a un espacio matriz (el foro) mediante su eje de simetría, el cual se prolonga hasta el otro lado del foro. La basílica: La basílica actuaba como espacio de transición cubierto hacia el templo y se ubicaba generalmente entre éste y el patio de asambleas. Allí, en un principio se llevaban a cabo actividades comerciales y judiciales, pero mas tarde, con la oficialización del cristianismo, se convirtieron en iglesias. Su disposición es simétrica en base a un eje transversal a otro de carácter mas general, que atraviesa al foro de punta a punta (desde el templo hasta el patio de asambleas), conformando así una planta biaxial. Con esta planta biaxial la basílica repite una vez mas el esquema básico de la arquitectura romana. Su sección se ve constituida por una nave central sobreelevada respecto de otras dos que flanqueaban a la primera. La nave central, además de permitir la entrada de luz al corazón del edificio, hace a la majestuosidad del espacio interior (otro de los caracteres básicos de la arquitectura romana). Termas: Las termas eran grandes baños públicos, con piletas de dimensiones considerables, las que tenían agua fría, templada y caliente (saunas) con habitaciones para desvestirse y una capacidad aproximada de 3500 personas. Los romanos se bañaban en forma diaria, como medida preventiva a enfermedades. El carácter público de las termas, las tornó en los lugares de ocio por excelencia, constituyendo en la zona de reunión y recreo de la sociedad romana. Ver termas de cara cala. El teatro: Son recintos cubiertos dispuestos en semicírculo, los cuales se emplazaban de manera arbitraria, sin tenerse en cuenta las condiciones del terreno (como si ocurría con el teatro griego). Otras de las diferencias físicas respecto de los teatros griegos, era que la escena era mas ancha y su orquesta era semicircular, en vez de circular. En tanto que en el teatro griego el espacio servía de fondo a las funciones actorales, en el teatro romano toma un rol protagónico, encargándose de “contener” a los elementos que dentro de él se desarrollan. El espacio interior se ve enaltecido por las hileras de asiento colocadas en fuerte pendiente que rematan en un elevado escenario, el cual esta limitado por un telón de fondo, que hacía que los actores se vean como un relieve que se adapta al espacio, y no como las figuras plásticas dominantes. Aquí el espacio en sí mismo es la figura plástica dominante, y todos los elementos situados dentro de él, lo conforman, incluyendo a los actores y al público. Al igual que la totalidad de los espacios romanos, el teatro se organiza axialmente. Sobre la puerta principal se eleva la estatua de una autoridad y frente a ella, mas allá de los espectadores, había a menudo un pequeño templo. El anfiteatro: El gran auge de las espectaculares luchas de gladiadores y el combate con las fieras, propició la construcción de grandes “estadios” denominados circos o anfiteatros. Estos por lo general tenían un gran recinto central (la arena) de forma oval, rodeado por graderías dispuestas en pendiente, de forma similar a los teatros, con la diferencia de que en estos últimos la planta se disponía en semicírculo. El mas importante de los anfiteatros fue el coliseo. Fue construido en el 70 AC. De unos 200 m de longitud, planta elíptica, cerrado por un delgado muro exterior donde se superponían, en tres niveles diferentes, columnas dóricas, jónicas y corintias. Existía un cuarto nivel, en donde el muro termina en una cornisa con mástiles que contenían una especie de toldo tendiente a resguardar del sol y la lluvia a los espectadores. En el interior, las gradas se disponían en pendiente hasta llegar a la arena oval donde se desarrollaba el espectáculo. Bajo las gradas, en un complejo sistema de bóvedas en tres niveles se disponían las galerías por donde se movilizaba la gente. En cuanto al aspecto constructivo, es válido destacar que su estructura se ve compuesta de distintos materiales, según la posición de la construcción. Así tenemos: cemento para dar consistencia a los cimientos, ladrillo en los muros y piedra pómez para reducir el peso de las bóvedas. Esto permitió que el edificio gane en monumentalidad, a la vez que sea ligero. A la arena se accedía por los extremos del óvalo y debajo de la misma estaban las cámaras subterráneas por donde se movilizaban los gladiadores y se disponían las jaulas de las fieras, además de los depósitos en los cuales se almacenaban los materiales escenográficos, que se montaban para el espectáculo en la arena. La domus o casa atrio romana: La domus (así se denominaba a la casa unifamiliar romana) constituían la fusión de las viviendas etruscas y helenísticas. El prototipo de vivienda etrusca se caracterizaba por tener una planta axial y un vestíbulo central con tragaluz (atrio) el cual contenía una fuente, que mas tarde sería reemplazada por el impluvium. El espacio principal de la casa era obviamente el atrio. Como consecuencia de la influencia helenística, con el paso del tiempo la casa atrio etrusca se fue fusionando con la casa peristilo griega, dando lugar a la típica casa urbana romana o domus, que se constituía básicamente con dos patios: el atrio y el peristilo. Como ya es sabido, el imperio romano tuvo tres etapas bien diferenciadas, las cuales influenciaron en su arquitectura. Así, la arquitectura del período republicano presenta características algo diferentes a la del período imperial, y estas a su vez se diferencian con las de las épocas en que el imperio se retrotrae. fauces tablinium El partido de la domus del período republicano era muy sencillo: tenía dos patios rectangulares: uno pequeño de carácter público denominado atrio y otro de carácter mas privado y un mayor tamaño llamado peristilo, en torno a los cuales se disponían las habitaciones. En algunos casos también contaban con un tercer espacio abierto, el huerto o jardín. Vistas desde la calle las domus romanas lucían pequeñas y muy parecidas entre sí: un muro continuo rodeaba la casa (esquema introvertido) lo que producía fachadas bastante similares y sencillas con escasez de aberturas hacia la calle. En contraste con su sencillez exterior, el interior de la domus era suntuoso y abundantemente decorado con frescos y mosaicos. El acceso se daba a través de un pasillo denominado fauces, al lado del cual se disponían habitaciones con puertas a la calle destinadas a albergar negocios (tabernae). Las fauces desembocaban en el atrio, alrededor del cual se organizaban las habitaciones públicas de la casa, destinadas a habitaciones para huéspedes o para esclavos. Además de esto, el atrio contenía el impluvium: receptáculo destinado a recibir y almacenar el agua de lluvia, es decir una especie de cisterna recolectora de agua. En frente a las fauces, del otro lado del atrio, se emplazaba el tablinum, salón de recepción de visitas. Mas allá del tablinum se encontraba el segundo patio o peristilo. El atrio se comunicaba con el peristilo a través de angostos pasillos o mediante el tablinum. El peristilo era para uso exclusivamente familiar y tenía un tamaño mayor al del atrio. También estaba equipado con impluvium y se veía rodeado por las habitaciones privadas como ser el dormitorio (cubícula), el comedor (triclinium), pequeñas salas de charla (alae) y la cocina (culina) con sus almacenes secundarios. Estas casas, que eran muy espaciosas y contenían amplios jardines o huertos, fueron ganando complejidad espacial con el transcurso del tiempo, componiéndose en tres zonas: pública, semipública y privada. Esta característica se pierde durante la época imperial, especialmente en Roma donde el espacio urbano escasea, razón por la cual surgen viviendas colectivas apiñadas en varios pisos (de 3 a 5 o a veces hasta 7 niveles) denominadas insulae. Estas se convierten en el tema edilicio mas fomentado de la arquitectura doméstica en la época imperial. En este período la domus romana cesa su dilatación planimétrica, llegando incluso a contraerse (a excepción de las viviendas de los patricios ubicadas en los suburbios de la ciudad). La falta de espacio se suple con una profusa decoración interior. El achicamiento implica un reordenamiento esquemático que transforma la planta de la domus en un diseño rígido, que se organiza en base a dos ejes de simetría perpendiculares entre sí, pero sin variar la tradicional secuencia de fauces, atrio, tablinum, patio con peristilo (o patio de carácter mas privado), etc. Las casas romanas respetan casi en su totalidad las disposiciones de las fauces, el atrio, el tablinum, pero presentan variaciones entre sí, respecto a su nivel de complejidad, tamaño o cantidad de habitaciones, así como la distribución de las mismas. Ninguna planta resume una tipología, sino que presentan elementos característicos que hacen a la generalidad. Espacialmente se puede decir que la tipología general de la casa atrio romana satisface el concepto romano del espacio. El atrio es un espacio centralizado iluminado cenitalmente (verticalmente) y penetrado longitudinalmente por un eje, el cual se desarrolla a partir del ingreso a lo largo de toda la casa. Pese a su aislamiento o introversión, gracias a su disposición axial, la casa romana se unifica a un sistema urbano espacial mas complejo. La insulae: Como sabemos, durante la época imperial el tema edilicio mas frecuente en la ciudad de Roma fue la vivienda colectiva o insulae. La mayoría de las insulae tenían en la planta baja comercios o tabernas y en los pisos superiores viviendas, varias de ellas con balcones. En un principio las insulae tenían una altura máxima de 21 metros (6 a 7 pisos), pero mas tarde se la redujo a 18 metros (5 a 6). Se solían constituir en muros de 45 cm de espesor y con vigas de madera, razón por la cual era frecuente su derrumbe. El agua corriente solo llegaba a la planta baja y no había retretes privados, por lo que sus moradores vertían sus desechos y excrementos en un recipiente común (dolium) ubicado al pie de las escaleras, o en su defecto, los vertían directamente a la calle. Tampoco tenían chimeneas ni vidrios en las ventanas, las cuales eran resguardadas mediante cortinas y postigos de madera encargados de repeler la claridad y el frío respectivamente. A pesar de todo esto, sus alquileres eran elevadísimos. Las plantas mas comunes en las insulae eran las rectangulares, introvertidas, con accesos profundos, flanqueado por tabernas que desembocaban en un patio abierto, contorneado por galerías y habitaciones. La villa: La villa constituyó una vivienda rural que nunca llegó a ser succionada por la urbe, es decir que nunca se convirtió en urbana, siguiendo fielmente la modalidad de casa suburbana o campestre. Esta vivienda se organiza en tres partes: una para la hacienda, otra para la familia (zona patronal) y otra para los empleados. Con el tiempo el área patronal empieza a predominar por sobre los otros convirtiéndose en el edificio principal del conjunto, transformando a la casa rural en una lujosa vivienda de la campiña. En general las villas se definen por su carácter palaciego, de planta cuadrada organizada en torno a un gran atrio, distinguiéndose de las casas urbanas por presentar en su entrada un gran pórtico que culmina en el tablinum. En la villa de la época imperial persiste el esquema de la domus, pero con sus espacios cubiertos cada vez mas reducidos, mientras que se extienden al rededor amplísimos jardines. Es una constante la distribución en base a un eje de simetría y los desniveles del terreno se explotan para lograr vistas panorámicas hacia prados arbolados o hacia el mar. El panteón: El templo de todos los dioses. Construido en el año 120 DC por Adriano, sobre un templo ya existente, del cual utilizó algunos de sus rasgos. La cimentación rectangular del antiguo templo sirvió de base a un gran pórtico. El cuerpo principal del templo es una rotonda con cúpula, en cuyo interior su ancho es igual a su altura, igual a 43 m. Los muros y la cubierta son de hormigón, revestidos con una variedad de materiales como el ladrillo y el mármol. En el interior se apoya aparentemente sobre ocho enormes pilastras, que alternan con ocho grandes nichos, los cuales se ven compenetrados formando un muro continuo, cuya propia forma le sirve a la vez de contrafuerte. El tambor de la rotonda tiene tres niveles al exterior pero solo dos al interior, ya que la cúpula arranca desde el remate del segundo nivel. La estructura del segundo y el tercer piso, es por lo tanto mas gruesa y ayuda a contrarrestar el empuje de la cúpula, en cuya superficie interior se han hecho casetones tendientes a reducir el peso. La iluminación interior se da cenitalmente y a través del lucernario, constituyendo la única fuente de iluminación natural. Con la construcción del panteón, el concepto de espacio como factor determinante del diseño arquitectónico tomó mayor fuerza. 43 m El panteón consta de dos elementos principales: una vasta rotonda con cúpula y un extenso pórtico con columnas. Entre éstos dos elementos se introdujo un volumen rectangular el cual actúa como elemento de transición entre ambos. La rotonda fue concebida como una envoltura que contenía la gran cela. Sobre la rotonda se yergue la gran cúpula, creando un vasto espacio circular, en el cual se afirma que cabe una esfera de aproximadamente 43 metros de diámetro. Esta gran cúpula tiende a centralizar el espacio mediante sus casetones, los cuales se relacionan; no con el centro de la esfera; sino con el del piso o pavimento, es decir con el espectador, el cual allí parado define un eje vertical que se eleva hacia el cenit. Diferencias entre la arquitectura helenística y la romana: La arquitectura en Grecia tuvo un proceso de madurez progresivo e ininterrumpido. En Roma las tendencias arquitectónicas se bifurcan en quehaceres diferentes que exploran caminos diferentes. El uso de los órdenes se limita a aspectos decorativos. Aparece una nueva tecnología que produce una ruptura entre el objeto construido (estructura de sostén) y la ornamentación (membratura). En la arquitectura helenística, las organizaciones edilicias no exceden una determinada escala, la que se define en dos o tres puntos de vista, en base a los cuales el observador puede entender la totalidad de los edificios y sus relaciones. El constructor o arquitecto romano se libera de estos límites y construye complejos edilicios de escala monumental, obligando al observador al recorrido para comprender y abarcar la totalidad del conjunto, es decir que es imposible captar la obra de un solo vistazo. Roma rompe con todas las limitaciones formales y tecnológicas del mundo helenístico (el uso de los órdenes y del sistema trilítico) trastocando los valores visuales, las experiencias espaciales, la escala y las organizaciones urbanas. A diferencia del pluralismo de la arquitectura griega, la arquitectura romana se caracteriza por la uniformidad.-