FEDERICO DE ISIDRO GORDEJUELA Cuando habéis llegado a esta Residencia, o mejor, a la Residencia, algunos quizá por primera vez – habréis experimentado no sé si tanto como un placer estético, pero sí al menos esa placentera impresión de pulcritud arquitectónica, de sencillez inteligente, de discreta elegancia, clase y buen estilo característico de algunos campus anglosajones y norteamericanos. Tantas felices impresiones las producen dos únicos elementos: la geometría y los ladrillos. Es curiosa la pervivencia del ladrillo como solución constructiva. Empieza a fines del neolítico. En Mesopotamia, Caldea y Asiria se usa el ladrillo como revestimiento de los muros para proteger de la intemperie. En Ur se hacen tumbas y templos con bóveda de ladrillo. Los omeyas de Siria usan el ladrillo para sus construcciones militares y religiosas, y la expansión del Islam trae a Europa, especialmente a España, las técnicas constructivas con ladrillo de la antigua Mesopotamia, enriquecidas con elementos bizantinos y armenios. Y aquí se produce en Castilla, en Aragón y en Andalucía el románico de ladrillo y la arquitectura mudéjar, renglón importantísimo de la cultura y el arte español, seguido por el renacimiento y el barroco de ladrillo, y casi en nuestros días por la arquitectura historicista y modernista de los dos últimos siglos. Pues bien, este material que genéricamente llamamos ladrillo, comprende, que yo sepa, hasta 27 variedades diferentes no sólo por su morfología, sino por los complejos procesos fisico-quimicos que intervienen en su fabricación. Había importantes áreas de investigación en torno al ladrillo, acuciantes áreas de investigación porque se referían a la seguridad de la edificación, a esos fracasos y hundimientos que todavía asoman con no poca frecuencia en nuestros noticiarios. Si esto fuera una película en vez de un breve discurso, tendríamos que poner ahora una música de trompetas y atabales, y rodar a un caballero que vendría galopando desde la lejanía y pronunciar con voz sonora: “y fue entonces cuando apareció Don Federico de Isidro y Gordejuela”. Ha sido muy importante su estudio, su investigación y su alumbramiento de sutiles claves de comportamiento de estos materiales, es decir, de sus respuestas a la relación de sus componentes, o a los procesos de fabricación, o a la acción de agentes exteriores y muy especialmente a la acción de la humedad. Y su investigación ha dado lugar a una docencia ubicua y activísima en una gran parte de España. Federico de Isidro nació en Vitoria el 23 de Marzo de 1961. Hizo sus estudios de arquitectura en el Colegio Universitario del CEU y en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Terminó con sobresaliente el año 1987. Y los Propagandistas de Angel Herrera, que entre sus defectos no tienen precisamente la tontuna, al año siguiente nombraron a nuestro hombre Coordinador del Área de Conocimiento de Construcciones Arquitectónicas y profesor de Construcción 1 del CEU. Pasó directamente del pupitre a la mesa del profesor. Y ahí ha seguido hasta nuestros días, aunque cambiando de asignaturas: “Revestimientos cerámicos” “Estructuras de fábrica de ladrillo” “Sistemas constructivos, Materiales, Obra Gruesa y Construcción”. En el año 2003 se graduó de doctor en la Politécnica de Madrid con una tesis madura que ha sido la base de su investigación posterior Determinación de la expansión por humedad de los productos cerámicos empleados en elementos estructurales. El tema es de gran importancia para la seguridad de la edificación porque los fenómenos de dilatación no previstos o no cuantificados con precisión pueden ser catastróficos. Dentro de este afán tuciorista deben clasificarse también sus aportaciones al Análisis de patologías y rehabilitación de fábricas antiguas de ladrillo en edificios históricos, cuya importancia e interés nacional es algo obvio dada la importancia histórica del ladrillo en nuestro arte y nuestra cultura. Y finalmente ha estudiado también la Resistencia ante el fuego de los muros estructurales de fábrica”. En torno a estos temas ha publicado él solo 8 libros y 5 en colaboración con otros autores. Pero ha impartido una impresionante docencia de estas materias en Zaragoza, Tortosa, Cuenca, San Sebastián, Toledo, Vitoria, Gerona Santander, Valencia, Ävila y por supuesto varias veces en Madrid y Barcelona. Participaciones en congresos y en comités técnicos, proyectos y concursos premiados, etc.etc. llenan un currículum brillante cuya exposición podría cansarles. Los ladrillos de la Residencia y los habitantes que cobijan pueden sentirse agradecidos deudores a este original investigador: Federico de Isidro Gordejuela.