TEMA 2: EL ARTE CLÁSICO: ROMA 1. Referentes históricos: A finales del siglo VIII a.C., la Península Itálica estaba habitada por diferentes pueblos: los ligures, los umbros, los etruscos, los samnitas, los sabinos y los latinos. Estos dos últimos fundaron, en el año 753 a.C., un poblado, Roma, que con el tiempo se convertiría en la capital de uno de los imperios más poderosos. A partir de su fundación, la historia del Imperio romano se divide en tres grandes periodos: - Monarquía (753 – 509 a.C.): etapa oscura gobernada por reyes, de los cuales los tres últimos eran de origen etrusco, un pueblo extranjero que habitó la zona de la actual Toscana, dejando una huella artística fundamental en el devenir del arte romano. - República (509 – 31 a.C.): etapa que se inicia tras la expulsión de los etruscos, y en la que los romanos realizan numerosas colonizaciones y conquistas, derrotando a los cartagineses en la Guerra Púnicas. - Imperio (31 a.C. – 476 d.C.): etapa en la que, dada la imposibilidad de gobernar tan magno territorio, se opta por establecer un nuevo sistema político, liderado por un emperador, y si divide el territorio en provincias. Pero a partir del siglo V, las tribus bárbaras del norte de Europa inician la reconquista de sus dominios, hasta que en el año 476 el último emperador romano es vencido por los ostrogodos. Con una sólida estructura social, jurídica, política y comercial, el pueblo romano estuvo culturalmente influenciado por la civilización etrusca y por la cultura griega. El arte fue instrumento básico de la ostentación del poder construyendo en todas las ciudades conquistadas grandes edificios, tanto públicos como privados. 2. Evolución Artística: Cronológicamente puede hablarse de Roma desde el año 59 a.C., cuando son expulsados los etruscos, hasta el 476 d.C. No obstante, desde un punto de vista cultural y artístico nos podemos referir a un arte propiamente romano hasta el siglo II a.C. Aún así, tradicionalmente, se ha diferenciado el arte romano en dos periodos: a) Republicano (siglos III – I a.C.) durante el cual se observa la influencia de las formas culturales griegas. b) Imperial (siglos I a.C. – V d.C.) distinguiéndose un arte tardo-romano a partir de finales del siglo III d.C. 3. Características Generales del Arte Romano: La cultura y el arte de la antigua Roma tienen un origen muy ecléctico, ya que asimilaron muchas y variadas influencias de los diferentes pueblos conquistados, siendo especialmente notable la herencia etrusca, la griega y finalmente la helenística, esta última procedente de Oriente Próximo y de Egipto. 1 Esta diversidad de influencias se hace especialmente evidente en la arquitectura, en la que los modelos etrusco y griego se fusionan perfectamente en la construcción de edificios. Así, por ejemplo, la arquitectura romana incorpora el uso sistemático del arco de medio punto y la bóveda de cañón o arista, elementos de origen oriental que asume a través de la arquitectura etrusca. Además, utiliza los tradicionales órdenes griegos (dórico, jónico y corintio), a los que añade el orden toscano, de origen etrusco, y el orden compuesto, una creación original del arte romano, consistente en mezclar elementos del capital jónico (volutas) y del corintio (hojas de acanto) en el capitel. Bóveda de arista Órdenes Romanos Otra característica importante en la arquitectura romana es la priorización de los aspectos técnicos y funcionales frente a los estéticos, hecho que permite un gran desarrollo en el campo de la ingeniería. En cuanto a la escultura, cabe destacar la gran presencia que ésta tiene tanto en el ámbito público como privado, prevaleciendo en la mayoría de obras un gusto por el realismo. El concepto de realismo se asocia a la conciencia histórica del pueblo romano, circunstancia que dio como resultado una gran predilección por el retrato y las escenas cotidianas y bélicas. 2 Las paredes y suelos de numerosos edificios de todo tipo, se decoran con pinturas y mosaicos, utilizando técnicas y temas difiriendo en calidad y conservación según el territorio. 4. Arquitectura Religiosa: Los templos romanos toman lo esencial de los griegos, pero introducen serias modificaciones. Ante todo casi nunca serán perípteros y las columnas sólo ofrecerán un pórtico a la entrada; a los lados éstas resultan adosadas. Además todo el templo se asienta sobre un gran pedestal (podium), que se prolonga de modo característico, ciñendo los laterales de la única escalera de accedo que, naturalmente, está ante la fachada principal y que le confiere una gran majestuosidad escenográfica. Los más representativos de este tipo son los de la Fortuna Viril en Roma (siglo I a.C.); pequeño templo situado a orillas del Tíber y que fija lo que será el modelo de templo romano. Tiene proporciones helenísticas. Y la Maison Carrée, en Nimes (siglo I d.C.). Posteriormente, se construyen dos grandes templos que presentan interesantes novedades; los de Venus y Roma, en Roma. Del tholos helenístico se derivará el interés de los romanos por los templos circulares. La mayoría de las veces serán de pequeñas dimensiones y sin problemas técnicos, ya que su cubierta es de madera. Las cúpulas se utilizan también, aunque sólo se aprecian en el interior. Se lanzan al espacio con dimensiones gigantescas; es el caso del Panteón de Agripa. 5. Arquitectura Civil: El genio arquitectónico romano tendrá su más clara expresión en los monumentos públicos: basílicas, termas, teatros, anfiteatros, etc. La utilización de nuevos materiales, como el cemento y el ladrillo cocido, les permitían una mayor flexibilidad y rapidez en sus obras. Basílica, lugar de reunión para relaciones comerciales o para administrar justicia, consta de 3 naves; la central, de mayor altura, permite abrir vanos en la parte superior para iluminar el conjunto, y con frecuencia son cubiertas con bóvedas de medio cañón. El fondo de la nave central suele terminarse en forma semicilíndrica, cubriéndose este espacio con una media cúpula. Ej. Basílica Ulpia y la de Majencio. Termas, edificios de baños públicos en los que importan las soluciones arquitectónicas que se dan en las cubiertas abovedadas. Ej. Termas de Caracalla. Teatros, los romanos los construyen partiendo de la idea griega, pero a diferencia de éstos no los excavan en las laderas de las colinas sino que los hacen exentos. Ello supone una obra muy inteligente ya que el espacio que queda detrás de las gradas es aprovechado para galería y vomitorios que comunicaban con las distintas zonas y, de este modo la velocidad de desalojo de un teatro era inaudita. Por otra parte, esas galerías que se ceñían al plan curvo de la cavea van abovedadas. Además, se reduce la orquesta y se hace semicircular. La escena será de una magnificencia asombrosa, constando de tres cuerpos adintelados. Ej. Teatro de Marcelo y el de Mérida. Anfiteatro, es una novedad romana que surge de la unión de dos teatros, y sirve para juegos y luchas. La planta suele ser elíptica y bajo la arena se abren numerosos corredores y dependencias 3 para el servicio del anfiteatro. El ejemplar más representativo es el Coliseo; con una planta elíptica que tenía como ejes 188 x 1576 metros, y alcanzaba un aforo de 50.000 espectadores. Encontramos otra novedad, que es la superposición de órdenes o estilos en la fachada: abajo el toscano, en medio el jónico y arriba el corintio. Circo, para carreras de caballos, carros y ejercicios atléticos. En el centro se levanta la spina alrededor de la cual se desarrolla la pista. Ej. Circo Máximo. Arco de triunfo, el monumento que mejor refleja el sentido con que el romano emplea la arquitectura como testimonio de su grandeza y del deseo de perpetuar sus gestas. Con frecuencia sus paredes se adornan con interesantes relieves homenaje a las victorias que conmemoran. Ej. Arco de Tito. Columnas, otro monumento conmemorativo de gran valor. Ej. Columna de Trajano y la de Marco Aurelio, ambas con decoración escultórica siguiendo un sentido helicoidal. 6. La Escultura: Para el romano las artes figurativas (escultura y pintura) tuvieron siempre un marcado carácter realista. Es más, parece que el principal objetivo de su quehacer plástico es la representación realista. Es muy probable que ese sentido práctico que caracteriza al pueblo romano le llevara a una plástica en la que las personas y las cosas se reconocieran como tales. Además, el interés por dejar memoria de sus hechos, por la Historia y por la narrativa en general, hace que se desarrolle, especialmente en el relieve, un arte plástico lleno de realismo que llega, a veces, incluso a lo anecdótico. Pero la cultura romana no puede sustraerse del influjo griego, y lo helénico tiende más hacia la abstracción y hacia el ideal. Este interés por la cultura y el arte griego estuvo ceñido a los círculos elegantes e ilustrados, sin que el pueblo lo entendiera. Por ello se dan dos corrientes paralelas en Roma, una popular y realista, y la otra aristocrática e idealista. 6.1. El retrato: En el que se deben incluir tanto el busto, como la escultura exenta y la escultura ecuestre. Dentro del retrato tenemos una evolución estilística: a) Orígenes etruscos y helenísticos: en la línea de esa corriente realista y popular que hemos señalado, hunde sus raíces en los retratos funerarios etruscos. El fondo pragmático y realista del latino exige retratos fidedignos y casi nunca idealizados. El artista esculpe en las cabezas una fidelidad al modelo que traduce no sólo parecido físico sino el psicológico. De esta época republicana son los retratos de Pompeyo, Cicerón y César, en los que ya aparecen fuertes caracteres romanos y que nunca vemos en la obra helenística, tales como la dureza de trazos y de expresión. b) Influencia del idealismo helénico (siglo I): con Augusto como emperador, cuando Roma alcanza una grandeza que quiere ser divina, los retratos oficiales tenderán hacia un mayor helenismo, como ocurre con los del césar Octavio Augusto. La divinización de Claudio en vida impone la 4 representación semidesnuda y coronado de laurel, además de símbolos de dioses, como el retrato de Claudio con el águila de Júpiter. c) Realismo romano desde los Flavios: la tendencia helenizante que se da en los ambientes cultos y en los oficiales coexiste con una corriente más latina de carácter popular. Esta última va aflorando cada vez más en los retratos de la época de los Flavios hasta que con Trajano alcanzan su verdadera madurez y personalidad. A partir de Adriano comienza a generalizarse el uso de la barba en el Imperio y así lo vemos en lo sucesivo. Podemos destacar el retrato de Marco Aurelio a caballo y el de Caracalla. d) Último período: simplificación: paulatinamente se va simplificando el modelo y acusando los rasgos, lo que ayuda a una mayor expresividad y comunicación psicológica; pero esa simplificación conduce a un excesivo esquematismo que ya apreciamos en los retratos de Constantino, en el que se apuntan las características de simplicidad y hieratismo que significarán el retrato bizantino. 6.2. El relieve histórico: Caracterizado por su alto grado narrativo, recrea con gran realismo y vivacidad escenas bélicas que subrayan la grandeza del Imperio. En este sentido destaca el gusto por la recreación del paisaje y la decoración arquitectónica. Es en los relieves donde el romano irá alcanzando una trascendencia y una personalidad definitiva en la escultura. En el relieve del Altar de Domitius Ahenobarbus, que representa el sacrificio de un cerdo, de un carnero y de un toro (siglo II a.C.), el artista sigue una ordenación helénica pero el tratamiento de las figuras, los gestos, e incluso la temática ya no es griega, participa más el realismo romano. Al término de la República se generaliza un tipo de relieve de origen helenístico en el que se recurre a efectos pictóricos como la perspectiva y otros efectos de profundidad. Obra muy de este estilo es el conjunto de Perseo y Andrómeda. Pero la obra capital del relieve histórico-pictórico será el Ara Pacis Augustae; el ara era una pequeña construcción rectangular generalmente abierta por el techo, para encerrar un altar, y que permitía abundante decoración en sus paredes. En el Ara de Augusto se representa la procesión de la familia imperial para hacer una ofrenda por la paz creada por el emperador. Este desfile alargado nos hace recordar el gran Friso de las Panateneas del Partenón ateniense, pero mientras que aquí las figuras caminan con naturalidad, aunque plenas de belleza ideal, en el Ara Pacis las figuras de carácter más realista, caminan plenas de majestad imperial. Posteriormente, en el año 75, se realizan los dos relieves que decoran el Arco de Tito en Roma para conmemorar la victoria sobre los judíos. En ellos el tratamiento plástico que da ilusión de profundidad es más acusado que en el Ara Pacis. De gran singularidad resulta la integración de relieves en una columna. La columna, se venía utilizando de hecho como monumento aislado. Sin embargo no es hasta Trajano que se usa como soporte para una narrativa. En la Columna Trajana se desenvuelve toda una serie de relieves que relatan las batallas del emperador contra los dacios a lo largo de una cinta que se enrolla formando una hélice. Aparte de su originalidad, la columna resulta capital por dos razones; una por el tratamiento plástico de la escultura, de un 5 inusitado matiz impresionista y de una composición y representación de tipos realista y popular, alejada del idealismo helénico. La otra porque se pone de manifiesto el sentido realista y narrativo de las artes figurativas romanas en el planteamiento de la banda helicoidal que envuelve el fuste de la columna como si fuera un guión cinematográfico cuyas secuencias crean un sentido temporal no esperado en una representación espacial. Con la misma intención, en el último tercio de siglo, Marco Aurelio levantó en Roma otra columna, pero en ella los relieves son más acusados olvidando todo vestigio de aquel relieve pictórico del siglo I. Otra de las aportaciones de Roma a la escultura se realiza a través de los relieves de los sarcófagos. Hasta el siglo I, la costumbre era de incinerar los muertos, pero a partir de la mitad del siglo I el triunfo del estoicismo lleva a preferir la inhumación, con lo que se hace necesario labrar sarcófagos. Aunque en un principio suele colocarse en un medallón situado al frente el retrato del difunto, denotando una clara herencia etrusca, pronto se tiende a la composición continua con temas míticos relacionados con la ultratumba. Más adelante esta superficie frontal se repartirá en espacios separados mediante columnas, fórmula que será adoptado luego por los cristianos. 7. Principales manifestaciones en la Hispania Romana y en Castilla y León: 7.1. Arquitectura pública: Teatro de Mérida: - Cronología: siglo I a.C. La escena fue reconstruida en el año 135 d.C. La que hoy vemos data del siglo IV. - Estilo: Romano Imperial. - Tipología: civil. - Materiales: piedra y mármol. - Localización: Emerita Augusta, actual Mérida (Cáceres). El Teatro de Mérida fue un encargo de Marco Agripa, cónsul de Augusto en la capital de la Lusitania. En el siglo III d.C., Mérida llegó a ser considerada la novena ciudad más importante del mundo, superando a Atenas. Rodeada de murallas, en Mérida se conservan restos de muchos monumentos propios de la arquitectura romana: restos del circo y de la basílica, de acueductos y puentes, del anfiteatro, de templos, el llamado arco de Trajano, un conjunto espléndido de domus, etc. Todo ello se complementa con las piezas encontradas en excavaciones arqueológicas y expuestas en el Museo Nacional de Arte Romano. El teatro de Mérida pertenece al denominado tipo mixto, es decir, alzado en parte al aire y en parte excavado en el monte. Se estructura en dos partes fundamentales: la monumental escena, de 17´5 metros de altura, con las dependencias para los actores; y la cavea, espacio destinado al público. Entre ambas partes se encuentra la orquestra, zona semicircular donde se situaba el coro, conjunto esencial en el teatro clásico, así como un amplio proscenio de 60 metros de largo por 7 metros de profundidad, donde se realizaban las 6 representaciones. Detrás del proscenio aparece la escena propiamente dicha formada por tres tramos no alineados, con lo que se consigue un fuerte contraste de luz y sombra. En el tramo central se abre una puerta principal y en cada uno de los laterales sendas puertas que comunicaban con las dependencias o camerinos. Esta fachada consta de dos cuerpos de columnas corintias situados sobre un sólido zócalo. Su entablamento está rematado por una cornisa decorada de palmetas, ovas y otros ornamentos. En los intercolumnios se situaban estatuas de personajes públicos y divinidades. En el plano inferior, el de la orquestra, cuyo suelo está recubierto de mármol, hay dos entradas llamadas parodos utilizadas para acceder a las localidades de más categoría, dispuestas en tres filas de asientos. Sobre éstas se disponían las gradas que formaban la llamada “ima cavea”, con 22 filas para los patricios, concentradas en cada uno de los 6 “cunei” o sectores en forma de cuña en que se dividían las graderías. Se accedía a las localidades por 13 puertas de acceso o vomitorios que comunicaban con galerías abovedadas. El público de menor categoría se acomodaba en la “summa cavea”, en la parte alta del teatro. Acueducto de Segovia: Un acueducto es un canal artificial, una obra civil pensada y edificada con el fin de transportar el agua necesaria para abastecer a una población. El canal puede ser abierto o cerrado, puede ser una tubería o un puente que se tenga que elevar, sobre el cual vaya la conducción. El acueducto de Segovia conduce las aguas de un riachuelo llamado Acebeda que nace a 17 Km. de la ciudad, en la sierra de Guadarrama, en el puerto de Fuenfría cerca de Valsaín. Hasta llegar a la ciudad recorre más de 15 Km. Una vez allí, la obra que se ve al exterior nace en una pequeña casa de aguas y después recorre 728 metros (con una pendiente de un 1%) hasta lo alto del Postigo. Antes, en la plaza de Díaz Sanz hace un brusco giro y se dirige hacia la plaza del Azoguejo, donde el monumento presenta todo su esplendor. En la parte más profunda mide 28,5 m y tiene dos órdenes de arcos que se sostienen con pilares. 7 Acueducto de Segovia Este acueducto es una obra realizada por los romanos probablemente para abastecimiento de una legión que estaría aquí aposentada esperando órdenes para la lucha contra los vacceos. No se sabe nada de su historia ni se han descubierto restos romanos en este lugar que pueda dar una idea de aquel momento histórico. El acueducto sigue siendo un enigma para los historiadores y los arqueólogos. Es una obra inmensa, importantísima y sin embargo no se tiene noticia de que aquí hubiera población romana importante. Tampoco se ponen de acuerdo los historiadores sobre la fecha de su construcción. Unos aseguran que fue en tiempos de Augusto, el primer emperador de Roma (desde el 27 a.C. al 14 d.C.), y otros dicen que de tiempos del emperador Claudio (41-54 d.C.). Se ha mantenido en activo a través de los siglos y quizás por eso haya llegado al tiempo presente en perfecto estado. Está construido en piedra berroqueña labrada, sin mortero ni argamasa, piedra sobre piedra, sujetándose una encima de la otra y encajando perfectamente. Sobre los 3 arcos de mayor altura había una cartela con letras de bronce donde se decía la fecha y el constructor. También en lo alto pueden verse dos nichos, uno por cada lado del acueducto. Se sabe que en uno de ellos estuvo la imagen de Hércules Egipcio, que según la leyenda, fue el fundador de la ciudad. Ahora pueden verse en esos dos nichos la imagen de la Virgen de la Fuencisla (patrona de la ciudad) y San Sebastián. El día 4 de diciembre, que es Santa Bárbara, patrona del cuerpo de Artillería, los cadetes arropan la imagen de la Virgen con una bandera. En tiempos de los Reyes Católicos se realizó la primera gran obra de reconstrucción del acueducto. Se encargó de las obras el prior del monasterio cercano de los Jerónimos del Parral, llamado don Pedro Mesa. Se reedificaron 36 arcos, con mucho respeto hacia la obra original. Más tarde, en el siglo XVI fue cuando se pusieron en los nichos centrales las estatuas antes mencionadas de la Fuencisla y San Sebastián. En la actualidad se ha denunciado un alarmante estado de deterioro de la piedra y tras costosos estudios se han llevado a cabo tareas de restauración, con la ayuda económica del Estado y otros organismos nacionales e internacionales. 8 En los años 70 se intercambió con Roma una piedra del acueducto por una copia de la Loba del Capitolio. El acueducto es para los segovianos un símbolo muy importante, hasta el punto de figurar en su escudo. 7.2. Arquitectura privada: Villa romana de la Olmeda: Descubierta en 1968, la Villa Romana La Olmeda, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo romano hispánico. Se trata de una gran mansión del Bajo Imperio (s. IV d.C.), cuyo edificio principal de planta cuadrada flanqueada por dos torres, se dispone en torno a un patio central y peristilo al que se abren las distintas dependencias, la mayoría de ellas con pavimentos de mosaicos. El salón principal u “oecus” de 175 m2 conserva en muy buen estado uno de los principales mosaicos del mundo romano en el que se pueden contemplar dos escenas; la principal narra el conocido episodio de Ulises en Skyros, orlado por una bella cenefa con una serie de retratos, probablemente de los dueños de la mansión. Bajo el tema principal una cacería de gran realismo. En las proximidades del edificio principal se han excavado diversas necrópolis con abundante e interesante material que permite estudiar y conocer mejor el mundo tardorromano en la meseta. El conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural el 3 de abril de 1996. En Saldaña, localidad próxima a la villa, se completa la visión de la vida en la Roma bajoimperial con la visita al Museo Monográfico de la Villa, en el que se pueden admirar desde las vajillas de cerámica en terra sigillata hasta los ajuares funerarios de las necrópolis. El descubrimiento de la Villa Romana La Olmeda tuvo lugar en el verano de 1968 con motivo de la realización de unas labores agrícolas, que al tropezar con restos de una vieja pared fueron el principio de una investigación arqueológica. La incógnita pronto se despejó con el hallazgo de un espléndido palacio de época imperial romana: salas, corredores, pórticos, todo un conjunto cuyo momento de esplendor, hace 1600 años, la fortuna nos devuelve ahora. La monumental fachada del edificio, flanqueada por dos torres de forma octogonal, se abre al mediodía. Traspasada ésta, se accede al interior del palacio por un vestíbulo cuyo mosaico se conserva prácticamente intacto. Al fondo del vestíbulo, dos columnas marcan la separación entre él y una amplia galería transversal en cuyos extremos convergen otras con bellos mosaicos geométricos, que son el acceso a las principales habitaciones de la mansión. Las orientadas al saliente, de mayor importancia y suntuosidad, se identifican como alcoba, pequeño comedor, y sala de recepciones, y conservan espléndidos mosaicos. Entre las orientadas al poniente, el gran comedor es la principal, con reformas de época romana que acrecientan su interés arqueológico. El mosaico de la sala de recepciones es uno de los principales mosaicos conservados en España: Piedras de diminuto tamaño y diversidad de color se van ordenando armoniosamente hasta formar escenas. Cazadores a pie y a caballo que acosan a diversos animales, héroes de la antigüedad clásica que nos relatan sus viejas leyendas, y un friso, entre ánades silvestres heráldicos y delfines, en el que los dueños del palacio se inmortalizan en retratos en los que el arte del mosaico alcanza su culminación. 9 10