Crítica a la estética trascendental en la enseñanza de Lacan, por

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Presentación para las III Terceras Jornadas Anuales.
Crítica a la Estética trascendental en la enseñanza de Lacan.
Ramiro A. Fernández.
Resumen: En el presente trabajo se desarrollan dos referencias de la enseñanza de
Lacan de las que se desprende una crítica a la estética trascendental kantiana. Estas
son: la cultura melanesia recogida de el “DO KAMO” de Maurice Leenhartd, y los
comentarios de Lacan sobre el cosmonauta apresado en su capsula espacial.
1- Introducción.
Si bien la forma en que Levi Strauss trabaja la diferencia entre naturaleza y
cultura es ampliamente discutida en el Seminario II1, en la primer clase del
Seminario 19 Lacan se diferencia explícitamente de los autores que sostienen
esta oposición y muestra su punto de vista sobre el tema:
No imaginen que soy de los que oponen la cultura a la naturaleza. Aunque
fuese en primer lugar porque la naturaleza es precisamente un fruto de la
cultura (…).2
Afirmaciones como esta, tan potentes y que en general pasan de largo llaman
la atención por varios motivos. En primer lugar: si bien en este punto se aparta,
Lacan siempre enriqueció su propuesta para el psicoanálisis con las ideas de
Levis Strauss. En segundo lugar: la diferencia entre naturaleza y cultura a
primera vista y tal como se enseña en la universidad, parece ser la única
postura presente en la enseñanza de Lacan en relación a este problema; tal
vez como consecuencia de la gran aceptación que siempre expresó sobre el
trabajo del antropólogo mencionado. Sin embargo, en la cita que hoy les
presento Lacan aclara que desde su punto de vista y podemos inferir que en
función de su enseñanza, esta distinción
debe pensarse desde otra
perspectiva. Por último, la afirmación de Lacan una vez más
va
Lacan, J. (1978): El Seminario, Libro II, “El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica”.
Paidós, Bs. As.
2 Lacan J.: Seminario 19, Clase 1, Versión Inédita.
1
1
completamente contra toda aprehensión intuitiva y enriquece en mucho
argumentación levistraussiana que
la
hace un nuevo lugar a las sociedades
consideradas primitivas desde el punto de vista de occidente.
Pues bien, si consideramos que la naturaleza es producto de la cultura, aunque
suene como verdad de perogrullo es preciso afirmar que la cultura también lo
es. Es decir, lo humano crea los distintos aspectos de lo humano, hace visibles
e invisibiliza los distintos aspectos de lo humano. Es en esta línea entonces
que se torna necesario trabajar sobre el impacto que las teorías filosóficas
tienen sobre nuestra forma de pensar, incluso sobre la construcción de una
parte importante de la trama de la historia, haciendo que una lógica
determinada se imponga por sobre otras sin que lo sepamos en absoluto,
funcionando silenciosa e insidiosamente sobre cualquier razonamiento y en lo
que nos toca a diario sobre la práctica analítica.
2- Estética Trascendental.
Lacan por su parte ha hecho hincapié en forma explicita y en diversos
momentos de su enseñanza sobre un aspecto de la denominada Estética
Trascendental, argumentación que realiza el filósofo Immanuel Kant
en su
obra Crítica de la razón pura3, y que en su primera parte trata sobre dos
variables de gran importancia al momento de pensar la construcción de la
realidad humana. Estas son el tiempo y el espacio.
Recordemos que la “Crítica de la razón pura” es la primer parte de un proyecto
mucho más ambicioso de Kant, y que deja pendiente para la prosperidad en
tanto considera que está fuera de su alcance. Este proyecto es la construcción
de una Filosofía Trascendental4, entendiendo por trascendental a todo
conocimiento que se ocupa no tanto de los objetos que conoce sino del modo
de conocerlos en tanto este debe ser posible a priori.
En la Estética trascendental a las variables
de espacio y tiempo se las
denomina “intuiciones puras” y se las considera funcionando a priori de toda
experiencia. Actúan como un marco sistemático que preexiste y se presenta sin
más estructurando toda experiencia sensible.
3
4
Kant, I. (2008): Crítica de la razón pura. Buenos Aires: Libertador Ediciones.
Op. Cit. p.46.
2
Las intuiciones puras se presentan como una norma completamente a priori de
la conformación de la realidad humana y se mantendrían sin modificación a
través de las culturas y las épocas, sin importar el momento de la historia del
pensamiento humano en que sean consideradas.
Detengámonos un momento en las características del tiempo y el espacio
kantiano. Estos son absolutos, es decir, independientes el uno del otro. Y son
pensados desde la física newtoniana y desde la geometría euclidiana.
Recordemos brevemente que el programa newtoniano se organiza en torno a
la ley de gravitación universal y a las tres leyes del movimiento: el par acción y
reacción, inercia y fuerza), y que la geometría euclidiana se diferencia de la
geometría de los espacios curvos como el utilizado en las teorías relativistas.
El espacio y el tiempo de la estética trascendental determinan todo lo que viene
antes y después, lo que está arriba y lo que está abajo, lo que se encuentra
adentro y lo que se encuentra afuera. Según la teoría kantiana la intuición pura
espacial organiza lo exterior, mientras que la intuición pura temporal organiza lo
interior.
Su funcionamiento propicia una forma de pensamiento y excluye otras. Impone
subrepticiamente la lógica de la esfera y facilita las deducciones apoyadas en
el sentido común ya que las teorías matemáticas, físicas y filosóficas en que se
sostienen los desarrollos kantianos han sido superadas ampliamente en la
actualidad.
Destaquemos que la determinación que produce este punto de la “Crítica de la
razón pura” queda profundamente arraigada en el pensamiento occidental
habilitando el sostenimiento de lo que funciona como sus principales
generadores de malestar: individualismo, nihilismo, el cuerpo biológico igualado
a lo humano y la concepción de un tiempo y espacio absolutos, tópicos que no
operan en otras culturas en las que el malestar queda determinado en forma
diversa.
3- Do Kamo.
3
En el texto “Función y campo de la palabra…”5 hay una referencia de Lacan
que nos conduce a un estudio etnológico del siglo pasado publicado por
Maurice Leenhardt bajo el nombre de DO KAMO.6 En esta obra se describen
las sociedades originarias de las islas de la Melanesia, región ubicada al norte
de Nueva Zelanda y al nororeste de Australia.
Estas culturas tuvieron contacto con el europeo recién en el siglo XVIII por lo
que se encontraron
casi sin la contaminación occidental hasta hace
relativamente poco tiempo. Por este motivo podemos afirmar que en dichas
culturas no hallaremos la formulación de la estética trascendental operando.
El estudio de la
conformación simbólica de las sociedades de estas islas
arroja un material que los psicoanalistas no podemos dejar de leer.
Si bien Maurice Leenhardt ubica como la mayor afirmación del hombre Guineo
aquella con la que titula el libro y que se expresa en la formula: DO KAMO
-traducido como “soy un hombre auténtico”-, la descripción del entramado
cultural que se presenta en esta obra de unas 270 páginas, permite cuestionar
la elección del título y su traducción. El contenido del libro habilita preguntarnos
si dicha elección se encuentra viciada con el individualismo occidental por el
cual Lenhardt se encuentra obviamente tomado. Lo mismo sucede con los
editores del libro en 1961 que en la contratapa señalan que cuando el guineo
rompe los lazos con lo mítico puede vivenciar el “vértigo de la individualidad” y
expresar: “DO KAMO, soy un hombre auténtico”. Formulación claramente
cartesiana.
Veamos brevemente algunas características del mundo Melanesio.
El yo del melanesio no se encuentra rigurosamente delimitado por la superficie
exterior del cuerpo. Tampoco por su contenido, el cual se reduce a las vísceras
desde las cuales llega el entendimiento. Vida, emotividad y
pensamiento
proceden del mundo visceral…pero también y a la vez del mundo vegetal el
cual está conformado y poblado con los antepasados, vivos y muertos que
conforman lo que Leendhart llamó la realidad mítica de estas culturas. Hay
una continuidad topológica entre el interior del cuerpo del melanesio y el
exterior del mismo.
5
Lacan, J. (2008). Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis. En Escritos 1. Buenos
Aires: Siglo Veintiuno.
6 Leenhartd, M. (1961): Do Kamo, Eudeba, Bs. As.
4
Lo mismo sucede con la división entre vida y muerte, los melanesios no
mueren, cambian su función en la sociedad. No hay contradicción entre vivo y
muerto, entre animado e inanimado, entre estas categorías solo hallamos
contrastes. El único difunto posible en estas sociedades es el desafectado, el
que queda incapacitado de realizar sus funciones sociales.
El kamo, que Leendhart traduce por viviente humano, requiere una aclaración
para no confundirlo con lo que nosotros entendemos por tal. Si desde el mundo
melanesio se quisiese graficar “una persona” en un esquema, este no sería un
punto, el esquema estaría compuesto por trazos diversos que marcan
relaciones. Cada trazo sería él y su tío, él y su padre, él y su clan, etc.
Las a (Fig. 1)7 son réplicas del cuerpo entendidos como un puro soporte
llamado karo. El lugar vacío entre las a es el que lleva el nombre propio,
aunque cabe aclarar que una persona en la melanesia lleva distintos nombres
de acuerdo a la situación en la que se encuentra. Por ejemplo, en una situación
de cortejo en la que un grupo de tres o cuatro jóvenes concretan una cita con
un grupo de tres o cuatro jovencitas no hay más individualidades que el grupo.
En este sus integrantes representan todos el mismo personaje el cual se
7
Extraído de Leenhartd, M. (1961), Op. Cit..
5
determina de acuerdo a la posición social en la que se encuentre y que lo ubica
con tal y determinado fin. Las a que en el esquema representan el karo son
completamente intercambiables, el grupo lleva un nombre que indica su
posición y que se ubica en el espacio vacío del esquema.
Veamos ahora el espacio y el tiempo Melanesio. Para pensar en su concepción
de espacio debemos considerar la ya mencionada fusión de los espacios en
los que se hallan los vivos y los muertos y que se encuentra formando un
mismo campo inseparable ya que la existencia mítica recubre en forma
completa la realidad de estas sociedades. El tiempo por su parte, se estructura
por bloques delimitados por dos operaciones: su comienzo y su fin. El
comienzo y el fin del bloque temporal queda determinado a su vez por acciones
rituales que pueden ser realizadas incluso por seres que habitan el mundo
mítico. No tienen ninguna duración numerable o contabilizable, no hay medida
ni cálculo de la duración estricta del tiempo más que el establecimiento del
comienzo y fin de las unidades que lo componen. Comienzo y fin que no tienen
asignado un momento determinado ya que pueden ocurrir en forma sorpresiva.
Otra característica de interés que
encontramos en estas culturas es la
utilización del término eweke para referirse a algo que fue traducido por los
colonos franceses por el término “palabra”. El eweke condensa en si, al acto y
la palabra y excede ampliamente al pensamiento. Los melanesios consideran
que el eweke posee una realidad sólida y en determinadas ocasiones le llama
“la palabra que permanece”. La sociedad de los canacos por ejemplo, se apoya
en contratos establecidos entre generaciones y no entre personas. Si se
establece que una mujer acordada a un clan debe retornar al mismo en la
figura de una hija o una nieta y si por algún motivo imprevisto no puede ser
cumplida dicha devolución el pago de la deuda se transfiere a la próxima
generación pudiendo mantenerse intacta durante tres o cuatro generaciones.
El nombre de la palabra a ser restituida puede ser olvidado pero no la
circunstancia, y cuando una joven llega al clan vecino luego de un largo viaje
es recibida con grandes fiestas como “la palabra que regresa”. Desde las
entrañas del mundo mítico la nieta esperada atraviesa el tiempo y el espacio
conocido por nosotros, occidentales sometidos a las reglas de la estética
trascendental kantiana.
6
4- Cosmonauta.
Otro momento en que Lacan cuestiona el funcionamiento de la intuición pura
de la estética trascendental es en el seminario de 1960-1961, cuando con sus
reflexiones nos conduce hacia el cosmonauta apresado en su cápsula espacial.
Justamente fue en 1961 cuando el ruso Yuri Gagarín se convirtió en el primer
ser humano en viajar al espacio exterior a bordo de una nave, donde la fuerza
de gravedad se modifica en relación a cómo es experimentada en la tierra. Los
comentarios de Lacan al respecto nos muestra el grado de actualidad en el que
se mantenía su reflexión.
En esa oportunidad se pregunta si ese cuerpo convertido en una especie de
molusco apresado en su caparazón, liberado de la influencia de la gravedad y
sometido a un trastrocamiento general de los puntos de ordenamiento y
organización espaciotemporales terrestres, conservaba aún la intuición pura.
Su observación se apoya en lo que en ese viaje espacial inaugural se mantuvo
todo el tiempo presente, lo que mantenía al cosmonauta apretando los botones
de la nave aún estando en estado de ingravidez y aunque las cosas no
estuviesen saliendo del todo bien -ya que en ese primer viaje hubo varios
problemas técnicos que pusieron en peligro la misión-. Pues bien, se trata de la
voz, emitida desde la base en la tierra que no dejaba de resonar en la capsula8.
Ese objeto a minúscula mantenía al
hablanser dentro de la fuerza de
gravedad, pero de…
“(…) una gravedad que no le pesa.”9
En relación con esto Lacan introduce el término de aletosfera. La aletosfera es
un neologismo compuesto por la Aletheia y atmósfera. Veamos brevemente en
que consisten estos términos.
La Aletheia
en la mitología griega se refiere a la verdad, posible de ser
pensada como significante flotante, es decir, que no puede ser identificado sólo
con una significación y que no por eso significa cualquier cosa.
La atmosfera por otro lado, es la capa de gases que envuelve a un planeta y
que se mantiene en su lugar gracias a la atracción gravitatoria que ejerce la
En otra oportunidad llama al apresamiento del cosmonauta en su capsula, “su pequeño cosmos
baladeador”. En Lacan, J.: Seminario 12, clase 3. Versión inédita.
9 Lacan, J: Seminario 9. Versión Inédita.
8
7
masa del planeta sobre ella. En nuestro caso la atmosfera terrestre es donde
se desarrolla la vida en la tierra, y una nave debe atravesarla para llegar al
espacio exterior y quedar orbitándola donde la sensación es de ingravidez.
La aletosfera entonces, indica el campo en el cual la verdad opera como
fuente de atracción gravitatoria y en este ejemplo el objeto voz mantiene a los
astronautas dentro de la aletosfera. Recordemos que Lacan señala en su
artículo Kant con Sade10, que la estética trascendental falla cuando se trata de
la voz, objeto de la pulsión invocante que en tanto objeto a queda por fuera de
la fenomenología kantiana. Sin embargo, el objeto a sostiene y estructura la
realidad humana que aquí Lacan ubica en la aletosfera. Esta metáfora cósmica
en el momento de los primeros viajes del ser humano al espacio exterior lo
lleva a afirmar que
… el cosmos es algo que depende de una construcción, de una naturaleza
perfectamente a-cósmica.11
…el deseo es el corte por el cual se revela una superficie como a-cósmica.12
Este nuevo neologismo nos reconduce al principio de este trabajo, donde la
naturaleza es entendida como producto de la cultura. Con a-cósmico Lacan se
está refiriendo a lo que en el Seminario 1013 propone como reemplazo de la
estética trascendental, esto es: su Ética Trascendental, la que debería
considerarse como a-cósmica.
5- Resumiendo.
En la clínica psicoanalítica la formulación de la estética trascendental y la
intuición pura ofrece soporte para conceptos como el goce y la pulsión en tanto
que biológicos, para el sujeto igualado a persona, para un tiempo cronológico y
un espacio tridimensional y para la preponderancia del cuerpo en la clínica,
entre otros. Desde la ética trascendental en cambio se puede alcanzar la bi
10
Lacan, J. (2008). Kant con Sade. En Escritos 2. Buenos Aires: Siglo Veintiuno.
11 Lacan, J: Seminario 12 clase3. Versión inédita.
12 Op., cit.: clase 8. Versión inédita.
13 Lacan J: El Seminario Libro 10. Versión Inédita.
8
dimensionalidad de la superficie, la inmixión del sujeto y el Otro, lo real como
imposible lógico y el gozo entendido como traducción de juis-sance entre
otros.
Los conceptos apoyados en la estética trascendental producen una clínica que
opera en la misma dirección que las causas del sufrimiento occidental.
Acometer la tarea de practicar la deconstrucción de las formulaciones
filosóficas invisibilizadas nos regresa a la subversión del sujeto y en ese
camino a la escala invertida del malestar en nuestra época.
9
Bibliografía.
Kant, I. (2008): Crítica de la razón pura. Buenos Aires: Libertador Ediciones.
Lacan, J. (1978): El Seminario, Libro II, “El Yo en la teoría de Freud y en la
técnica psicoanalítica”. Paidós, Bs. As.
Lacan, J.: El Seminario, Libro IX, “La identificación”. Inédito.
Lacan, J.: El Seminario, Libro X, “La angustia”. Inédito.
Lacan, J.: El Seminario, Libro XII, “Problemas cruciales para el psicoanálisis”.
Inédito.
Lacan, J.: El Seminario, Libro XIX, “…Ou pire”. Inédito.
Lacan, J. (2008). “Función y campo de la palabra y el lenguaje en
psicoanálisis”. En Escritos 1. Buenos Aires: Siglo Veintiuno.
Lacan, J. (2008). Kant con Sade. En Escritos 2. Buenos Aires: Siglo Veintiuno.
Lacan, J.: Radiofonía y Televisión. Versión Inédita.
Leenhartd, M. (1961): Do Kamo, Eudeba, Bs. As.
Portal de ciencia y tecnología en España: “Profundizan en el mecanismo del
mareo espacial.” Disponible en http://www.solociencia.com/astronomia/08071305.htm
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