Textos del Romanticismo musical 1. Félix Mendelssohn “Ahora a los artistas se nos mima tanto como se desdeñó a nuestros precursores; esto nos resulta agradable, claro, pero no se hace bien a la causa: demasiado mimo vuelve perezoso al arte” 2. E. T. A. Hoffmann “¡Qué cosa sublime no es la música, tan sublime como profundo e inescrutable es su misterio! ¿No vive acaso en el espíritu mismo del hombre? […] ¿No lo colma de dulcísimas imágenes oníricas, arrastrándolo a una vida diferente, luminosa, ultraterrena, donde el hombre encuentra refugio de las deprimentes penas de este mundo? […] Sí: una fuerza divina lo invade entonces. Y quien se abandona con infantil pureza de sentimientos a las solicitudes de la fantasía, aprende a hablar el lenguaje del romántico, mundo sin explorar de los espíritus, y evoca inconscientemente (como el aprendiz de brujo cuando lee en voz alta en el libro mágico del maestro) hileras de ángeles y de demonios maravillosos, que se mueven alrededor del mundo como aéreos séquitos de danzantes, suscitando una palpitación de infinita nostalgia que nadie alcanza a percibir”. 3. Madame de Staël “De todas las bellas artes, la música es la que influye más directamente sobre el espíritu. Las demás artes nos dirigen hacia esta o aquella idea; solamente la música se introduce en el manantial más íntimo [del que brota] la existencia, transformando radicalmente nuestra disposición interior […]; parece como si, al escuchar sonidos puros y deliciosos, estuviéramos a punto de captar el secreto del Creador y de penetrar en el misterio de la vida. Ninguna palabra puede expresar esta impresión, ya que las palabras derivan de impresiones originales, de la misma manera que los traductores [se encauzan] sobre las huellas de los poetas. La falta de determinación de la música se presta a todos los movimientos del alma y, de este modo, cada cual cree descubrir en una melodía, como en una estrella nítida y tranquila durante la noche, la imagen de cuanto desea en este mundo”. 4. H. Berlioz “Al escuchar ciertos trozos musicales, mis fuerzas vitales parecen multiplicarse; siento un placer delicioso, en el que el razonamiento no tiene papel alguno; el hábito del análisis hará nacer más tarde la admiración; sin embargo, la emoción, creciente en razón directa a la energía o a la grandeza de las ideas del autor, produce bien pronto una extraña agitación en la circulación sanguínea; mis arterias laten con violencia; las lágrimas […]”. Textos del Romanticismo musical 5. F. Mendelssohn “La gente se queja a menudo de que la música es demasiado ambigua, de que los pensamientos que suscita cuando se la escucha no están claros, mientras que, en cambio, todo el mundo entiende las palabras. Para mí, sucede exactamente lo contrario, no sólo en lo que atañe a un discurso completo, sino a cada palabra de éste; a mí, las palabras me parecen más ambiguas, más vagas, más sujetas a equívocos que la música genuina, la cual llena el alma con miles de cosas, de forma mejor que lo hacen las palabras. Los pensamientos que expresa la música que yo amo no son tan indefinidos como para no poderse expresar mediante palabras, sino, que son, a la inversa, demasiado definidos. De esta manera, me percato de que, en todo esfuerzo [que realizo] en orden a expresar tales pensamientos, hay algo ajustado, aunque también algo falta en cada uno de los mismos. Si me preguntarais en qué pensaba yo cuando componía, os respondería “solamente en el canto, tal como está”. Y si se hubiera dado el caso de que se me hubiera ocurrido esta o aquella palabra para este o aquel canto, yo no habría deseado nunca comunicársela a nadie, porque las palabras, aunque sean las mismas, significan cosas distintas según los individuos. Únicamente el canto puede significar siempre lo mismo, suscitar los mismos sentimientos en una persona que en otra, sentimientos que, sea como fuere, no pueden expresarlos las palabras.” 6. Beethoven En el mundo debería haber un mercado del arte, en el que el artista no tuviese que hacer más que entregar su obra para tener a cambio todo el dinero que necesita. Pero, tal como están las cosas, un artista debe ser también, en cierto sentido, un hombre de negocios. ¿Cómo puede lograrlo? -¡Dios mío! – Esto lo digo otra vez, es un asunto molesto. En lo que respecta a los críticos de Leipzig, dejamos que hablen; no van a ser sus charlas las que van a dar la inmortalidad a alguien, ni a quitársela a nadie que esté destinado a ella por Apolo. 7. Beethoven, testamento de Heiligenstadt Esto es todo, Con alegría voy al encuentro de la Muerte. Si ésta llegase antes de que yo haya tenido la posibilidad de desarrollar todas mis cualidades artísticas, entonces, pese a la dureza de mi destino, llegaría demasiado pronto; y sin duda me gustaría retrasar su llegada. Pero me contentaría también con esto; pues ¿acaso no me liberaría de un estado de sufrimiento sin fin? Ven, pues, Muerte, cuando tú quieras, yo iré a tu encuentro valerosamente. Adiós, no me olvidéis del todo, después que muera. Merezco ser recordado por vosotros, porque a lo largo de mi vida pensé muchas veces en vosotros, y traté de haceros felices. Sed felices. Textos del Romanticismo musical 8. Citas de Beethoven El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación. Todavía no se han inventado las barreras que digan al genio: «De aquí no pasarás». ¿Qué soy cuando me comparo con el universo? La música constituye una revelación más alta que ninguna filosofía 9. Berlioz En su unión con el drama, o sólo con la palabra cantada, la música debe estar siempre en razón directa con el sentimiento expresado por la palabra, con el carácter del personaje que canta, y a veces hasta con el acento y las inflexiones vocales que parecen ser las más naturales del lenguaje hablado. Las óperas no han de escribirse para los cantantes; al contrario, los cantantes deben formarse para las óperas. 10. Berlioz El sonido y la sonoridad están por debajo de la idea. La idea está por debajo del sentimiento y de la pasión. 11. Wagner la música es un arte esencialmente artificial, cuyas reglas hay que aprender, y donde no se llega al magisterio (es decir, á poder expresarse de una manera original y personal) sino aprendiendo una nueva lengua; mientras que el poeta puede expresar en su lengua materna desde el primer momento lo que hiere realmente su vista. El músico joven, después de haber batallado durante un tiempo suficiente con lo que se ha convenido en llamar la producción melódica, acaba por advertir con gran confusión suya que no ha hecho más que tartamudear las obras de sus modelos preferidos; suspira por la independencia, y su libertad data del día en que se hace perfectamente dueño de la forma. 12. Wagner Me preguntaba cuales deberían ser las condiciones del arte para que pudiese inspirar al público un respeto inviolable y, para no aventurarme demasiado en este examen, fui a buscar mi punto de arranque a la antigua Grecia. De inmediato encontré allí la obra artística por excelencia, el drama, en el que la idea, sin importar lo profunda que sea, puede manifestarse con claridad máxima y de la manera más universalmente inteligible. Textos del Romanticismo musical 13. Wagner Hoy nos asombramos con motivo de que treinta mil griegos hayan podido seguir con sostenido interés la representación de las tragedias de Esquilo pero, si investigamos por qué medio se obtenían resultados semejantes, encontramos que era por la alianza de todas las artes coincidiendo hacia el mismo fin, es decir, la producción de la obra artística más perfecta, la única verdadera. Esto me condujo a estudiar que relaciones tenían entre ellas las diversas ramas del arte y, tras haber comprendido la relación que existe entre la plástica y la mímica, examiné la que hay entre música y poesía. 14. E.T.A. Hoffmann Para conmovernos, para impresionar fuertemente a nuestro espíritu, el artista debe estar lleno de emoción […] Si por lo tanto un joven artista pregunta cómo debe hacer para componer una ópera de gran efecto, se le puede responder sólo así: “lee el libreto que tienes que poner en música, dirige con toda tu fuerza tu espíritu en aquella dirección, penetra con todo el vigor de tu fantasía en los momentos de la acción, identifícate con el tirano, con el héroe, con la amada; siente el dolor, la voluptuosidad amorosa, el pesar, el temor, el horror, la indecible angustia de la muerte, la dulzura de una santa transfiguración; que la sangre te arda en las venas, que el pulso se acelere: entonces, en el ardor del entusiasmo que te inflama el pecho se encenderán sonidos, melodías, acordes, y en el maravilloso lenguaje de la música correrá la poesía que te brote del interior.” 15. F. Liszt Chopin se hizo oír en público sólo raramente y a distancia de grandes intervalos; pero aquello que para cualquier otro habría podido ser una causa casi segura de olvido y de oscuridad, para él fue precisamente lo que le aseguró una reputación por encima de los caprichos de la moda, poniéndolo al abrigo de rivalidades, celos, injusticias.