Lectio Divina martes 26 de noviembre 2013, trigésima cuarta semana. Tiempo Ordinario Ciclo –C- Lecturas: Daniel 2, 31-45; Salmo (Daniel 3) Lucas 21, 5-11 PALABRA QUE DA VIDA -ReflexionemosDE PIEDRAS, TEMPLOS Y SEÑALES 1. Hagamos las LECTURAS Algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: -«Esto que contemplan, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.» Ellos le preguntaron: -«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» Él contestó: -«Cuidado con que nadie los engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayan tras ellos. Cuando oigan noticias de guerras y de revoluciones, no tengan pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.» Luego les dijo: -«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. 2. MEDITEMOS la lectura a. ¿Qué dice el texto? En varias ocasiones Jesús habló de la destrucción del templo, pero no se refería a una destrucción física causada por desastres naturales o por la acción misma del hombre, sino sobre todo a la destrucción de su teología. En efecto, el templo se justificaba en una teología mercantilista, jerárquica y patriarcal, en unas prácticas religiosas donde la ley está por encima de la vida y, con unos dirigentes tildados de hipócritas porque ponían cargas pesadas e insoportables a sus fieles. Este es el tipo de templo y de religión que Jesús combatió y cuya destrucción profetizó. El lenguaje apocalíptico no podemos interpretarlo literalmente al indicar las señales de la destrucción del templo: guerras y catástrofes naturales, como indicadores del fin del mundo. b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? Las palabras de Jesús de Nazareth les caen como un baldazo de agua fría a la gente que estaba extasiada con el templo: de ese Templo magnífico llegaría un día -no muy lejano- en que no quedaría piedra sobre piedra. Anticipaba en treinta años lo que sucedería con las legiones romanas de Vespasiano y Tito, la dispersión del pueblo de Israel y sólo un muro exterior en pié, que hoy conocemos como Muro de los Lamentos. Sin embargo, no es cuestión de una exacta profecía, se trata algo mucho más profundo. Se trata de que también nosotros nos dejamos encandilar la mirada con hermosos templos fruto de la piedad religiosa y del arte, pero perdemos de vista al templo primordial que es la humanidad. Desde Jesús de Nazareth cada mujer y cada hombre son templos vivos de Dios y con todo y a pesar de todo, aún el templo más encumbrado o la basílica primera no son más importantes que una sola vida humana, por pequeña que esta sea. Y a la vez, también se nos vuelve nublado el horizonte frente a las propuestas falaces y rutilantes de nuevos templos, templos de opresión e injusticia llamados mercado, dinero, imperio, modernidad, progreso. Sin embargo, y a pesar de todo el dolor que causan, tarde o temprano han de caer. Todo aquello que no se sustenta en el Evangelio perecerá, y no es un rótulo amenazador sino una realidad que tiene que ver con lo que permanece, con la vida que tenazmente se abre paso. Nosotros permaneceremos atentos a las señales de aquellos que permanecen fieles y que nos florecen los días en signos de compasión, de misericordia, de justicia, de solidaridad y fraternidad. 3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón Jesús habla de tiempos de pruebas, directamente de la caída de Jerusalén, lo cual es un símbolo del fin de los tiempos. No olvidemos que para nosotros aquí y ahora el tiempo del juicio es ahora: lo preparamos ahora, nos sometemos a él, o mejor, lo creamos ahora, dependiendo del modo cómo vivimos individualmente y como comunidad. “¡No se dejen engañar!”, dice Jesús. En otras palabras, su mensaje intenta sacudirnos, despertarnos para vivir ahora más radicalmente el evangelio. 4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios? Señor Dios nuestro: No permitas que nos dejemos engañar por cualquiera que proclame un mensaje demasiado fácil. Que nuestro único guía seguro y fiable sea aquél que es nuestro camino, verdad y vida, nuestra esperanza y nuestra resurrección, Jesucristo nuestro Señor. Amén. 5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? Motivación: Medito sobre la gran fragilidad de todas las cosas... sobre «mi» fragilidad... sobre la brevedad de la belleza, de la vida... Hay que saber mirar de frente esa realidad, siguiendo la invitación de Jesús: «todo será destruido». NOSOTROS SEGUIMOS CONFIANDO Algunos dicen que Tú ya no eres el de antes, que no infundes respeto ni miedo; que es muy difícil tener fe en estos tiempos que corren; que es mejor no pensar en nada y hacer lo que uno quiere. Otros, en cambio, dicen que estás anticuado, que ya no eres necesario en esta época que vivimos porque te quedas al margen de nuestros problemas y no das solución a nuestras preguntas y anhelos. Sin embargo, muchos andan preocupados y se llenan la boca de palabras y razones intentando justificarse ante sí y los demás, pero en el fondo no saben qué motivos tienen para vivir. Nosotros seguimos confiando en Ti. Es hermoso saber que, cuando te buscamos, Tú siempre sales a nuestro encuentro, y encontrarse contigo es nuestro anhelo cumplido.