FELIPE POEY Y ALOY Nace el 26 de mayo de 1799 en La Habana, Felipe Poey y Aloy, el cual fue dueño de un conocimiento enciclopédico no solo en las ciencias naturales, donde realizó sus mayores aportes, sino también en las artes y las letras. Como señalara el Dr. Guitart “Poey es el naturalista más destacado que ha tenido nuestro país y posiblemente Latinoamérica y junto a Finlay y Reynoso, forma la trilogía de grandes hombres de ciencia que tanto prestigiaron nuestra Patria en el siglo XIX y hoy constituyen ejemplo de la generación de científicos que ha creado la Revolución”. Realizó la instrucción primaria en Francia primero y después en Cuba. Viajó a España donde obtuvo el título de abogado, regresando a Cuba para ejercer la profesión y dedicándose también a la colecta de ejemplares de la ictiofauna cubana. Regresa a Francia en 1826, llevando muestras de peces y dibujos realizados por el, poniéndolos a disposición de George Cuvier, que en esa época redactaba junto con Valenciennes, la obra “Historia Natural de los Peces” y donde aparece citado en múltiples ocasiones. Participa en la fundación de la Sociedad Entomológica de Francia y publica su obra “Centuria de los Lepidópteros de la Isla de Cuba”, el primer trabajo científico sobre las mariposas de Cuba, según Gundlach. Fue miembro de gran número de instituciones nacionales y extranjeras. En 1836 es nombrado Socio Corresponsal de la Real Sociedad Zoológica de Londres y posteriormente es director del Museo de Historia Natural de La Habana. En 1838 crea el Gabinete de Historia Natural de la Sociedad Económica de Amigos del País, funda en 1861 la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana de la cual fue miembro de mérito y en 1871 fue presidente de la Sociedad Antropológica de la isla de Cuba, además fue miembro de la Sociedad española de Historia Natural de Madrid. En 1842, ingresa como profesor en la Universidad Literaria de La Habana, donde desempeña la cátedra de Zoología y Anatomía Comparada hasta su muerte. Llega a ocupar los cargos de Decano de la Facultad de Ciencias y Vice-Rector de la Universidad de La Habana. Fue un destacado maestro, introduciendo novedosos métodos de enseñanza y evaluación. Escribió obras pedagógicas tales como un Compendio de Geografía Moderna, un compendio de la Geografía de Cuba, un curso elemental de Mineralogía y un Atlas de Geografía Moderna. Sus vastos conocimientos, su capacidad para transmitirlos y su buen humor, hacían que los estudiantes de otros cursos universitarios fueran a escucharlo. Como anécdota, se conoce que en cierta ocasión, hablando de las especies marinas dijo: "De todo hay en el mar, desde emperadores y obispos, hasta soldados de marina; para armar un regimiento hay sables, trompetas y tambores... para la caballería no faltan gentiles caballitos... el pejerrey se comprende que sea coronado y no te espantes si te digo que hay diablos... pero no habiendo diablas estás seguro." Su obra científica es enorme, destacándose las “Memorias sobre la Historia Natural de la Isla de Cuba, en 2 volúmenes (1851-1861), y el Repertorio Físico Natural de la isla de Cuba, dos volúmenes (1865-1868). Su obra cumbre es la Ictiología Cubana donde resume más de 50 años de trabajo. El manuscrito de esta obra fue exhibido por el gobierno español en la Exposición Internacional de Ámsterdam en 1883 y recibió el Primer Premio y el Rey de los Países Bajos, Guillermo III, le otorgó a Poey la Cruz de Caballero de la Orden del León Neerlandés. Contiene una descripción detallada de 758 especies, más 24 que aparecen en el apéndice adjunto. Describe 125 especies nuevas para la ciencia, así como 15 de los 27 géneros por él establecidos. De esta obra monumental existen 2 versiones manuscritas, una contiene 2 volúmenes de texto y 10 volúmenes de atlas, y se encuentra actualmente en la biblioteca del Museo de Historia Natural en Madrid y los originales, en 10 volúmenes de texto y 20 volúmenes de dibujos, que se encuentran en Cuba y que fue posteriormente perfeccionándose por su autor. Sobre este acontecimiento, José Martí escribiría un artículo en “Patria”, en marzo de 1883: “Ya ha salvado los mares la noticia del libro monumental que se prepara a presentar al público el naturalista cubano don Felipe Poey. No hay periódico de Europa que no alabe afectuosamente al sabio ictiólogo. Por los Estados Unidos corre ahora, con igual celebración, un extracto de esta obra mayor de análisis y paciencia, que ha requerido para llevarse a cabo, todo el rigor de clasificación de un severo filósofo y toda la bondad que atesora el alma de un sabio” Como científico, Poey impregnó su obra de concepciones modernas para su época, tratando aspectos ecológicos y con una visión de la preservación de las plantas y animales dentro del contexto de la diversidad biológica. Sentó pautas para los estudios ictiológicos posteriores, que aún siguen vigentes. No dejó de lado el análisis de problemas prácticos, promoviendo la introducción de regulaciones pesqueras como un medio de protección de las poblaciones de peces en períodos de reproducción, así como al consumidor, al prohibir el consumo de especies propensas a la ciguatera. También promovió la piscicultura como un medio de “poner al alcance de mayor número de personas de un alimento agradable y sano” Este sabio, que obtuvo una gran fama a nivel internacional, fue ejemplo de modestia y dedicación. Se le considera el fundador de la Ictiología Cubana y es una gloria de la Ciencia. Muere el 28 de enero de 1891.