Educación ilustrada

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La educación ilustrada
La época de la ilustración convencía a los hombres de que la razón humana era capaz de lograr un
mejoramiento en sus vidas o mejor aun en la sociedad. Los pensadores confiaban que los hombres tenían la
capacidad para descifrar y entender no solo el mundo físico−natural sino también la civilización de los
hombres. Se puso en tela de juicio que las ideas de la iglesia y su autoridad.
Era necesario eliminar la ignorancia de la gente y el mejor remedio era por medio de la educación, pero para
ello era necesario convertir al Estado en el instrumento del progreso y los líderes políticos tendrían que
promover los avances económicos y sociales.
Los Pirineos llegaron a España, con tradiciones religiosas fortalecidas por la Reconquista y la Contrarreforma;
por lo que España no pudo entregarse incondicionalmente a la ilustración.
Se hizo el intento de adaptar las teorías económicas a un país que no tenía una clase económica media para
promover el desarrollo industrial, pero sí un gobierno con capacidades para fomentar la expansión industrial y
comercial. Para España, la ilustración significaba una restauración y no una revolución de la vida nacional.
Económicamente la colonia sufría depresión; las industrias estaban en decadencia y no podían competir con
las importaciones europeas. El estado fundó fábricas textiles y promovió la colonización de nuevas áreas. La
Corona puso fin al monopolio mercantil de Cádiz y Sevilla con el Nuevo Mundo al declarar el libre comercio
para todos los puertos españoles, y posteriormente extender éste a los puertos americanos. Se emprendieron
obras de infraestructura, como la construcción de caminos y el mejoramiento de instancias públicas, por parte
del estado para fomentar el desarrollo. Estas medidas formaban una política de nacionalizar la economía y de
cambiar su comercio dependiente a través de la sustitución de importaciones y el proteccionismo.
El crecimiento económico no consistía solo en estimular la producción o el comercio sino de tratar de crear
una nueva forma de pensar; se consideraba necesario inculcar valores que inspiraran hábitos de ahorro, de
trabajo y de iniciativa. Ahora la fuente de riqueza no se encontraba en los metales preciosos sino en el trabajo
de los hombres.
En lo que a educación se refiere, las ideas de la ilustración trajeron cambios en la educación primaria, como:
limitar los gremios o el deseo de extender la enseñanza elemental a mayor número de estudiantes e incluir,
además de la religiosa otras asignaturas cívicas y técnicas.
Según Campomanes los gremios eran los principales causantes del retraso y la decadencia de la industria
española. Se oponía a la idea de una sociedad organizada en corporaciones cada una con privilegios y
obligaciones; más bien buscaba permitir el libre juego de intereses en la sociedad, la competencia y la
iniciativa para fomentar el progreso. Jovellanos añadía la insistencia de que el derecho al trabajo era tan
universal como la vida.
Se empezó a dar mayores libertades para la creación de alguna empresa, en 1780 se permitió que la fábrica
real de textiles de lana empleara obreros no agremiados y que la industria del algodón se fundará sin
pertenecer a ningún gremio; en 1799 se facilitó para que extranjeros pudieran establecer libremente fábricas
en la península.
Sin embargo, el gremio seguía vigente en muchos oficios con sus respectivos privilegios, pero al revisar la
situación de la educación primaria en 1780 Carlos III decidió abolir el gremio de maestros pero congruente
con la centralización del poder en manos del Estado y con la ida de que la educación era diferente de cualquier
oficio manual, el rey no dejaba que los maestros ejercieran libremente su profesión. En lugar del gremio se
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creó el Colegio Académico del Noble Arte de Primeras Letras, con el objetivo de mejorar el nivel de la
enseñanza primaria en Madrid por medio de continuos ejercicios abiertos
Por otra parte, en la colonia de la Nueva España, la política ilustrada era diferente a la aplicada en España. A
España no le convenía promover en la Colonia, el desarrollo de fabricas que producirían bienes competitivos
que la madre patria, así protegían sus ventajas comerciales.
El progreso económico, en México, estaba orientado al mejoramiento de la infraestructura de la capital, la
reforma administrativa, el estímulo de investigaciones científicas y geográficas y el intento de aliviar los
problemas sociales a través del establecimiento de instituciones filantrópicas y educativas.
Por cédula real del 22 de junio de 1786 se aprobó un plan para dividir la ciudad en ocho cuarteles mayores y
treinta y dos menores y para organizar la vigilancia y limpieza por medio de alcaldes de barrio. También en el
mismo año el Ayuntamiento de la ciudad, impulsado por el caos social causado por el hambre y la peste que
azotaba el reino, y guiado por las ideas educativas de la Sociedad Económica Vascongada, propuso la
creación de escuelas gratuitas de las primeras letras en a parroquias y en los conventos, de dos escuelas
municipales.
El virrey no personificaba para la población de la cuidad de México, el poder político, religioso y moral, de
igual manera que el monarca de la península. Tenía los mismos atributos que el rey pero debido al frecuente
cambio de virreyes y el hecho de que no fueran originarios de la colonia contribuían a que, en la practica, el
poder religioso y moral descansara n el Arzobispo, y el poder administrativo en el Ayuntamiento municipal.
El Ayuntamiento creaba proyectos con el objetivo de mejorar el funcionamiento de las escuelas primarias, sin
embargo lo que siempre resultaba de cada uno era la mera supervisión del funcionamiento de cada escuela.
Jovellanos aconsejó a Valentín Gómez Farias que se debía considerar la conveniencia de que la enseñanza de
las primeras letras, que la base para el estudio de las ciencias especulativas y prácticas, fuera enteramente
gratuita. Con la creación de las escuelas primarias gratuitas, las privadas empezaron poco a poco a quedarse
solas. No se debía limitar la educación a las clases altas porque todas tienen derecho a ser instructivas, los
ricos siempre podían encontrar manera de instruirse, mientras tanto los pobres carecen de todo y solo pueden
esperar del gobierno.
No obstante todos los proyectos para organizar la educación cayeron en el vacío, ya que tuvieron también un
común denominador: todos proponían la creación de un organismo para supervisar y reglamentar los tres
niveles de la enseñanza; por tanto son fruto de las semillas plantadas por los planes anteriores.
La percepción de cómo es o debe ser el trabajo en la escuela, tanto del propio docente como el que la sociedad
establece
Se parte de la idea de que la docencia corresponde a una visión que a veces se establece por mandato de los
gobiernos en turno y se asume por los docentes, incorporando estos mismos sus visiones, experiencias y
rutinas, creando tradiciones, ritos y maneras de entender el trabajo docente en la escuela pública, dentro del
marco social de las comunidades en las que se ubica físicamente la escuela
Como escuela oficial se entiende a la institución que es creada y sostenida por el gobierno, federal, estatal o
municipal, con presupuesto del erario público y con la normatividad que se expide al respecto
La educación en la época colonial y en los primeros años de la independencia fue de tipo confesional. El clero
era el encargado de proporcionar educación, debido a la necesidad de catequizar y con un enfoque propio para
que los individuos se prepararan para las ocupaciones necesarias en aquella época. Muchos de ellos habían
recibido el adiestramiento sacerdotal en el que se señalaban las "normas" que debían reunirse para dedicarse al
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noble arte de enseñar a leer y escribir. De ahí deriva, precisamente la denominación de escuela normal que,
posteriormente, se asignará a las instituciones formadores de docentes con carácter laico.
Muchos de esos educadores religiosos fueron más allá de la enseñanza escolar de la época, propiamente
dicha, al incorporar la enseñanza de oficios, artesanías y atender a las solicitudes y necesidades de los pueblos
indígenas, convirtiéndose en sus protectores. El ejemplo más notable de esto es el de "Tata Vasco", en
Michoacán o el de Fray Antonio Alcalde en Guadalajara. Su presencia en la educación aporta la visión de que
la docencia es un apostolado. Según como se entiendan, aportan también muchos ritos y rituales al trabajo
escolar.
Es en la época de la reforma, cuando aparece la escuela pública, propiamente dicha, sostenida por el gobierno
mexicano. Había claridad en la necesidad de formar a los docentes para la educación proporcionada por el
Estado en cuanto a enviar y asegurar una formación y un mensaje homogéneo, que hiciera contrapeso a la
educación que la iglesia proporcionaba.
Desde 1822, habían iniciado, en todo el país, las labores de la Compañía Lancasteriana, por lo que en 1823
se fundó la primera Normal para formar profesores con ese sistema, en la ciudad de México, misma que
funcionó hasta 1890. Al año siguiente (1825), se creó en Zacatecas la "Escuela Normal Lancasteriana de la
Constitución". Con ambas instituciones, pero particularmente esta última se va creando el concepto del
normalismo y la tradición de formar docentes para la escuela pública. Quizá es a los seguidores de este
sistema a quienes más se deba la presencia de rituales y manejos de tiempo en la escuela. Sus manuales eran
muy detallados para especificar los movimientos y acciones que debían de realizar los estudiantes,
puntualizando incluso los momentos y tiempos para realizarlos.
Es en 1833, cuando Don Valentín Gómez Farías crea la Dirección General de Instrucción Pública. Esto
conduce a que aparezca la obligación de pagar a docentes que cumplan con las tareas de instrucción. No se
requería de formación específica, asunto que se refuerza en 1857, cuando en el artículo 3o. de la Constitución
se establece "la enseñanza es libre. La ley determinará qué profesiones necesitan título para su ejercicio".
El hecho de que digan que antes de la independencia en México, no había escuelas resulta erróneo, ya que en
la capital existían tanto escuelas particulares para niños y niñas como escuelas gratuitas de la iglesia, del
Ayuntamiento, de las parcialidades de indios y asociaciones filantrópicas, y todas impartían las primeras letras
a miles de alumnos. El analfabetismo es otro punto aparte, depende mucho en la forma en que se sostiene la
escuela y sobre todo en la economía de las familias. Solo en el país existen alrededor de 3 millones de niños
que no tienen educación por motivos económicos. Entonces ¿que se debe hacer? formular propuestas para
mejorar la economía de nuestro país, para así lograr un mejor numero de empleos y con mejores sueldos.
TANCK Estrada, Dorothy. La educación ilustrada (1786−1836). El Colegio de México. México, 1977.
GONZÁLEZ Velasco, Luciano. "La formación de docentes en educación abierta y a distancia", en: Revista La
Tarea, No. 11, agosto de 1999.
NOTICIERO HECHOS, TV Azteca 10 pm.
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