Schwerz, M. La Yatrofísica. Actas Ciba 2005; 1 (1) ISSN en trámite La Yatrofísica Afiliación: Martín Schwerz via Saffi, 2 – 61029 Urbino PU Italia martín.schwerz @uniurb.it Recibido: 29/09/2005 Aprobado: 14/11/2005 La Escuela yatroquímica, que se había extendido principalmente en los países del Norte de los Alpes, fue violentamente combatida por la escuela primitivamente italiana de los yatrofísicos o yatromecánicos. El descubrimiento de la circulación de la sangre por William Harvey (157657) fue el punto de partida de una escuela mecánica que debía servier de fundamento a la Medicina. El descubrimiento de Harvey, basado en la observación y el experimento, fue causa de que se exagerara la importancia de los procesos mecánicos apreciables en el organismo, intentándose explicar mecánicamente todas las funciones importantes del cuerpo. La tendencia yatrofísica encontró su apoyo teórico en las doctrinas de Renato Descartes (Renatus Cartesius 1596-1650) y especialmente en su teoría corpuscular, con la cual se hizo fundador del concepto mecánico universal. Descartes partía del cuerpo en su acepción puramente física, es decir, de la sustancia caracterizada por sus tres dimensiones. Todos los demás fenómenos y cualidades del mundo corporal eran explicados por él mediante los movimientos de sus últimas partes componentes, o sea de los "corpúsculos". Según Descartes, la forma más sencilla del movimiento es el "giratorio", en el cual se encuentran, por ejemplo todos los cuerpos del firmamento. También las funciones del cuerpo humano, animal o vegetal, son provocadas por movimientos de partes pequeñísimas. Estos movimientos, tanto tratándose de los astros como del cuerpo humano, parten de un alma "racional", que en el hombre comunica con el cuerpo por medio de la glándula pineal. En la glándula pineal confluyen también todas las terminaciones nerviosas, comunicando al alma las impresiones sensoriales. Las impresiones de los sentidos son vibraciones de los nervios que se transmiten hasta el cerebro y aquí producen movimientos giratorios. La vida es, pues, según Descartes un proceso predominantemente mecánico y el organismo humano no es otra cosa que una ingeniosa máquina que trabaja obedeciendo a las leyes matemáticas y mecánicas. En consecuencia de ello, la nueva escuela médica se servía de métodos físicos, para los cuales se idearon aparatos físicos especiales; se medía, se pesaba y calculaba. La Yatrofísica se apoyaba en los grandes descubrimientos físicos y astronómicos de aquella época. En el año 1543, Nicolás Copérnico (1473-1543) había abatido la teoría de Tolomeo, según la cual el Sol giraba alrededor de la Tierra. Johannes Kepler (1571-1630), con sus descubrimientos matemáticos y físicos, dio al traste con las nociones tradicionales. Galileo Galilei (1564-1642), que calificaba de inútil toda contemplación especulativa de la Naturaleza, creó las bases de la Mecánica. En un principio se sacaron de estos nuevos conocimientos deducciones exageradas para la Medicina e incluso se llegó a desconfiar de las 1 Schwerz, M. La Yatrofísica. Actas Ciba 2005; 1 (1) ISSN en trámite impresiones de los sentidos; para establecer definitivamente la certez de una observación, se exigía la prueba experimental. Uno de los primeros que intentó penetrar en los secretos fisiológicos del cuerpo humano, valiéndose de medidas y pesadas, fue Santorio Santorio (1561-1636), que fue profesor de Padua y mas tarde médico en Venecia. Santorio ideó un instrumento para medir el pulso y con un termómetro, construido por él mismo, hizo mediciones de temperatura en individuos sanos y enfermos. Durante 30 años se ocupó de los problemas del metabolismo, comparó los pesos de la orina y de las heces con los de los alimentos ingeridos y ensayó la determinación de las emanaciones del cuerpo por medio de una balanza. De este modo calculó que las pérdidas inapreciables del cuerpo eran de 11/4 kilos en 24 horas, siendo de notar que, según los resultados de ensayos modernos, el error solamente fue de 250 gr. de más. Esta prueba de la perspiración, cuya importancia en la economía del cuerpo no había sido todavía sospechada antes de Santorio, fue más tarde la base de muchas curas diaforéticas exageradas. Giovanni Alfonso Borelli (1608-1679) procedía en sus investigaciones con arreglo a severos puntos de vista matemático-físicos. En su obra "De motu animalium" (Leyden 1710) expuso una extensa teoría de los movimientos del cuerpo en el hombre y en los animales, proponiéndose como objeto la explicación matemática de los procesos fisiológicos del cuerpo animal. Así, por ejemplo, calculó el rendimiento mecánico de los músculos y del corazón según las leyes de la palanca: la fuerza empleada solamente para la contracción del corazón, viene a equilibrar un peso de más de 3000 libras; ahora bien, teniendo en cuenta la resistencia de las arterias (que él calculaba 60 veces mayor), resulta que la fuerza desarrollada totalmente por el corazón equilibra un peso de más de 180000 libras. A base de estos métodos matemático-físicos esperaba darse clara cuenta de la estructura de los músculos, sus relaciones recíprocas y los huesos puestos en movimiento por ellos. Sin embargo, no logró comprender las causas profundas del movimiento muscular, pues partía de hipótesis químicas falsas. Así, por ejemplo, creía que el aumento de volumen de la sustancia muscular era producido por la efervescencia que resultaba al ponerse en contacto el jugo nervioso con la sangre. James Keill (1673-1719), representante principal de la Escuela yatroquímica inglesa, intentó determinar la velocidad de la sangre con ayuda de métodos sutilísimos. Los resultados que obtuvo se encuentran en la "Medicina statistica" (aparecida después de 1708). Sus datos acerca del rendimiento del corazón dieron por resultado un polémica con James Jurin (1684-1750). Digno de mención es que incluso se pusieron a contribución las matemáticas superiores para determinar el movimiento muscular, como lo hicieron, por ejemplo, en Basilea un matemático, Juan Bernoulli (1667-1748) y un médico, Daniel Bernoulli (1700-1782). Las investigaciones de Harvey acerca de la circulación sanguínea, indujeron entre otras cosas al estudio de la fiebre. Según Lorenzo Bellini (16431704), las congestiones de la sangre en vasos pequeñísimos ocasionan, además de un trastorno de la sangre, inflamaciones y fiebre. Bellini calculaba el 2 Schwerz, M. La Yatrofísica. Actas Ciba 2005; 1 (1) ISSN en trámite movimiento de la sangre según las leyes del choque sucesivo de la esfera. Su teoría de la fiebre fue adoptada también por Enrique Skreta en uno de sus trabajos acerca del "Mal de los campamentos". Por la estagnación de la corriente sanguínea, la materia atascada entra, según él, en putrefacción y acarrea la fiebre. En todas partes creía ver la Yatrofísica procesos matemático-físicos. Giorgio Baglivi (1668-1707) llegó a comparar los pulmones con un fuelle, el corazón y los vasos con un juego de aguas con sus cañerías, los dientes con tijeras y el estómago con una botella. Tampoco la terapéutica se hallaba libre de tales comparaciones mecánicas y asociaciones de ideas, como lo demuestra el hecho de que en ocasiones fue propuesto el uso de la máquina centrifugadora para tratamiento de enfermos. Con todo ello, aquella época no estaba todavía madura para aprovechar fructíferamente en la Medicina las nociones físicas o químicas, pues los conocimientos de Física y Química eran entonces todavía muy incompletos. La deficiencia de conocimientos se intentaba suplir por la fantasía, lo cual tenía que conducir necesariamente a extravíos. Sólo el ulterior adelanto de la Física y de la Química permitió al suizo Albrecht V. Haller (1708-1777) en el siglo XVIII llegar a conocer mejor las funciones de los músculos y otros importantes fenómenos fisiológicos. 3