EGIPTO La creación del mundo Las narraciones egipcias antiguas sobre el origen del mundo son tan variables como las concepciones divinas, en las que, sin llegar a fusionarse, se concilian aspectos contradictorios que en apariencia y función podrían confundirse. Cuatro importante centros de culto (Heliopolis, Menfis, Hermopolis y Tebas) desarrollaron sus propias doctrinas al respecto. Naturalmente no todas tienen la misma antigüedad, y en el curso de su historia se vieron sometidas a diferentes modificaciones, por otra parte, también las relaciones de poder y la competencia entre los sacerdotes influyo en la consideración del dios correspondiente. Las diferencias entre las cuatro versiones debidas a los hechos apuntados, fueron aceptadas sin dogmatismo y se consideraron expresión de la infinita multiplicidad del poder creador divino. La teoría mas antigua de la formación del mundo procede del venerado santuario solar de Heliopolis. Sin embargo, ya aparece mencionada en los Textos de las pirámides a partir de finales de la V dinastía. Según esta idea, en el origen de los tiempos solo existía Nun, la caótica agua primigenia. De ella surgió la colina primigenia, sobre la que estaba situado el santuario de Heleopolis afirmación que, por lo demás, también se atribuían los otros centros de culto −; la emergencia de la colina representaba la reaparición del país después de la anual crecida del Nilo. Sobre esta colina se revelo Atum, cuyo nombre tanto puede significar`` no existente ´´ como `` perfecto ´´. Como Atum−Re creo la luz, en oposición a las tinieblas de Nun. Luego, uniéndose con su propia sombra o inseminandose a si mismo −se le llamaba bisexual como el ``Gran Él−Ella´´− , engendro al dios del aire Shu, al que escupió, y a Tefnut, la humedad, que vomito. Shu y tefnut personificaron, por primera vez por separado, los principios masculino y femenino y engendraron a Geb, la tierra, y a Nut, el cielo. En las representaciones la diosa del cielo Nut aparece arqueando su cuerpo, con las puntas de las manos y de los pies apoyadas en el suelo, sobre el yaciente dios de la tierra Geb. Entre los dos y con los brazos levantados para sostener el cuerpo de Nut, está Shu, que forma el espacio. Con ello quedaban constituidos los elementos cósmicos básicos. De ellos nacería la cuarta generación de dioses: Osiris, Isis, Sth y Neftis, con los cuales se completaba la enada de heleopolis. Sin embargo esta genealogía no se concebía como un sistema rígido en invariable: Osiris, por ejemplo, podía aparecer como hijo de Shu y Tefnut; la diosa del cielo Nut podía presentarse como`` madre de todos los dioses ´´, un titulo honorífico que a partir del Imperio Nuevo también se atribuyo a Isis, y la mas diversas divinidades masculinas podían llevar el epiteto. ``padre de los dioses ´´, según la época y el lugar. También el dios Atón deAkenatón, en tanto que ``madre y padre de aquel que tu has creado ´´, recordaba claramente el acto creador de Atum. Con todo, Atum el ``todopoderoso de misterioso nombre´´ que estaba detrás de toda creación, ocupaba un lugar especial. El, el creado de nada, al contrario de los demás dioses, no estaba sometido a la transitoriedad del fin de la creación, planeado por el mismo y que cancelaba la existencia. La sentencia 175 del Libro de los Muertos dice: ``Pero yo destruiré todo lo que he creado. Este mundo regresara a las aguas primigenias, al aire primigenio, como estaba en su principio. Yo seré el único que quedare, junto con Osiris, después de haberme convertido nuevamente en una serpiente que los hombre no conocen y los dioses no ven ´´. Según la cosmología menfita, que rivalizaba abiertamente con la de Heleopolis, la creación del mundo empezó con Ptah, que fue equiparado a Nun y a Nunet (forma femenina de Nun) y engendro a Atum para que fuera el ejecutor de su voluntad. Como Ptah−Tatenen (tierra emergida), el mismo dios creador menfita era sustancia la colina primigenia y la tirra. El creo todas las cosas y todos los seres, hizo nacer a los dioses y fue `` corazón y lengua de la eneada´´ de Heliopolis. Del mismo modo que Osiris fue el origen de los bienes, Ptah proporciono a los hombre la cultura. Con ello se convirtió también en `` Señor de la Maat´´, un atributo esencial del dios creador y protector de los artistas, ya que el arte egipcio no creaba copias arbitrarias de la realidad, sino que manifestaba directamente los principios del orden universal; sin embargo, las desviaciones 1 formales se convierten muy pronto en herejía contra la Maat. El Papiro de Turín, que empieza las listas de reyes con Ptah, Re, Shu, Geb; Osiris, Seth, Horus, Thot, Maat y otro Horus confirma que Ptah y otros dioses se ocuparon personalmente de la estabilidad de la creación; solo después de una dinastía de transición de dioses Aj, una especie de semidivinidades, el destino del país se puso en manos de dinastías terrenales. Singularmente primitivos y misteriosos resultan los ocho dioses primigenios autores de la creación según la doctrina hermopolitana: Nun, el agua primigenia y su esposa Amaunet. Esta abstracta tetrada de parejas divinas estaba situada al limite entre el oscuro caos y el luminoso y ordenado cosmos, tras cuya formación emergió la colina primigenia sobre la que se asentaría la ciudad de Hemopolis. Los dioses masculinos se representaban como ranas o con cabeza de rana, sus correspondencias femeninas − los nombre son solo las formas femeninas − como serpientes. Una vez finalizada su obra creadora, los dioses primigenios se quedaron a vivir en el mundo subterráneo; en adelante se dedicarían a cubrir al necesidades elementales, por ejemplo la diaria salida del sol y el fluir del Nilo. El mito hermopolitano de la creación, muy sugestivo por la forma en que esta construido, solo se transmitió a partir de la época tardía, pero ya durante el Imperio Antiguo Hermeopolis era llamada la ``ciudad de la Ocotoada´´ . Es probable que con el tiempo los nombre de los dioses cambiaran; en cualquier caso, es seguro que Amón sustituyo más tarde a otra divinidad. Otros mitos relativos a la creación se asociaron a al teoría de la octoada. Uno de ellos hace referencia a un ganso celeste, el ``Gran Graznador´´, que trajo por primera vez el silencio anterior al tiempo y puso un huevo sobre la colina primigenia, del que salió Re como ``Pájaro de la luz ´´. Las cascaras de huevo vacías constituían una de las máximas atracciones para los peregrinos que acudían a Hermeopolis. Las puesta del huevo primigenio también podía atribuirse a ibis en el lugar del ganso. De este modo hizo su aparición Thot, el autentico señor divino del antiguo Shmunu y dios de la sabiduria, el cual, equipararo por los griegos a Hermes, dio a la ciudad su nombre actual. Una variante altamente poética de esta teoría de la creación narra la historia de un capullo de loto en medio del lago sagrado de Hermeopolis que albergaba a Re, el hijo divino y lo dejaba libre al amanecer cuando se abrían los pétalos. La flor de loto, que se abría por las mañanas y se cerraba por las noches, también se asocio en otros lugares con el sol. La historia del dios niño solar Nefertem (``Perfecto en la existencia y no existencia ´´), adorado en Menfis como hijo de Ptah, es al mas cercana a la leyenda hermopolitana. La ciudad de Tebas no podía reivindicar un lugar preferente para su dios Amón en la creación del mundo, debido a su condición de descendiente tardío de otras generaciones ( Amón solo fue elevado a la categoría de dios imperial cuando, a su vez, Tebas se convirtió en al capital del Imperio); por eso, la doctrina del dios primigenio creador de todo Amón es un conglomerado de antiguos temas de origen diverso. Amón , como Atum, se habia autocreado. Su primera forma de manifestación fue la octoada de Hermopolis, la siguiente la colina primigenia, Tatenen de Menfis, y, finalmente, se traslado al cielo como Re. El creo a los dioses y a los hombres y ordeno el mundo. Sobre la colina primigenia fundo la primera ciudad, Tebas, cuyo modelo seguirían todas las demás. Las desmesurada ambición de poder del clero del dios se encargo de poner en claro esta mezcla poco original de concepciones herederas. Para poder ocupar una posición preferente absoluta, Amón no solo debía ser considerado el primero, sino también el mas antiguo de los dioses. En una avidez sincrética sin precedentes, su clero reclamo para el la creación y todas las leyendas con ella relacionadas. Aunque individualmente las narraciones sobre los orígenes del mundo sean muy diferentes unas de otras, todas se basan en un mismo concepto fundamental: la idea esencial de al creación era la diferenciación, el dios creador supera la unidad de la no existencia, unidad que no conoce ``dos cosas ´´, para ``convertirse en millones ´´. 2 Sin embargo, la no existencia subsiste mas allá de los limites del mundo de la existencia: envuelve al cosmos bajo la forma del Uroboros primigenio, la serpiente ``cola en la boca ´´. A estas tinieblas del estado primigenio es arrojado el pecador; allí deben desterrarse los enemigos de los dioses, y allí también es donde vuelve el mundo al final del día. El paisaje hostil y sin cultivar de la montañas desérticas fuera del oasis del Nilo constituye la manifestación evidente del desorden. Casi parece una ilustración del fenómeno de la creación del modo como se destaca la pura geometría de las pirámides en la región rocosa de Giza o como la disposición del templo funerario de Hatshpsut resalta sobre la escapada cordillera occidental Tebana. 3