EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO - Tema 2 - NOTAS INTRODUCTORIAS En la tradición teológica y litúrgica de la iglesia, el evangelio de Mateo ha sido el más comentado durante siglos: miniaturistas, escultores y vidrieros de la Edad Media estaban familiarizados con él, sobre todo porque resalta los lazos simbólicos entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. En la actualidad, los exegetas parecen inclinarse más por Marcos, anterior a Mateo, porque se considera más histórico en el sentido de que está más cerca de los acontecimientos que relata. El estilo concreto de Marcos y su presentación muy viva de Jesús, seducen más a los lectores que el carácter semita y elaborado de Mateo. Con Marcos se tiene la ilusión de descubrir a Jesús con los ojos de Pedro. Con Mateo no sabemos nunca si estamos en la orilla del lago de Tiberíades en el año 30, o en una iglesia cristiana de los años 80 que celebra su liturgia. Mateo nos sitúa en los dos sitios al mismo tiempo. Deliberadamente pone sobre el Jesús de la historia el papel transparente del Señor que vive en su iglesia. Así, el rostro de Jesús de Nazaret se nos revela a través de los rasgos gloriosos del resucitado celebrado por la iglesia. Sigue Mateo, como también Lucas, el esquema trazado por Marcos respecto a la vida y actividad de Jesús: Actividad en Galilea - Subida a Jerusalén - Ministerio en Jerusalén, pero inserta gran cantidad de material nuevo. Aproximadamente la mitad del material encontrado en Mateo no tiene paralelo en Marcos. Entre los investigadores, hoy día se ha impuesto la idea de que Mateo es un escrito original griego, que se compuso teniendo a la vista fuentes griegas. Aproximadamente la mitad de su material (más de 600 versículos), los tomó Mateo de Marcos, aunque abreviando casi siempre los fragmentos narrativos. Alrededor de 240 versículos más los tiene Mateo en común con Lucas. Puesto que estos versículos contienen casi exclusivamente palabras del Señor, los investigadores dicen que se derivan de la llamada fuente de los logia (Q). A estas fuentes, la que procede de Marcos y la que tiene en común con Lucas y que procede de Q, Mateo añade unas fuentes propias que seguramente son orales. Ejemplo de esto lo tenemos en la historia de la infancia (Mt 1-2), fragmento como el de Pedro que camina sobre las aguas (14, 28-31), el relato de la moneda en la boca del pez (17, 24-37), la muerte de Judas (27, 3-10), el sellado del sepulcro de Jesús (27, 62-66), la mentira que hicieron correr los príncipes del los sacerdotes (28, 12-15), la aparición del resucitado en Galilea con el mandato de evangelizar y bautizar (28, 16-20) y una serie de parábolas que no aparecen en Marcos. MATERIAL DIDÁCTICO El evangelio de Mateo se compone de veintiocho capítulos, tantos como el libro de los Hechos de los Apóstoles, siendo así el más extenso de los cuatro evangelios. Mateo emplea una estructura y un modo de escribir: 1. Alterna discursos y relatos. Los discursos forman CINCO GRANDES unidades en el evangelio: La fidelidad propia del Reino (caps. 5-7), instrucciones a los mensajeros (cap. 10), las parábolas del Reino (cap. 13), el comportamiento de la comunidad (cap. 18) y la actitud ante la crisis final (caps. 24-25). 2. Al término de cada uno de los cinco grandes discursos de Jesús, se encuentra la misma fórmula: “Cuando terminó Jesús...”. De este modo, algunos fragmentos en los que se relatan acontecimientos, aparecen unidos a partes retóricas para hacer ver los lazos que los unen: Jesús vive con sus discípulos, sobre los que construirá la comunidad del reino, y les indica las líneas de conducta para el tiempo posterior a la Pascua. 3. Esta doble articulación manifiesta la intención de Mateo: los relatos indican el enraizamiento de Jesús en la historia de su pueblo. Los discursos subrayan el arraigo de la comunidad eclesial en la vida terrena de Jesús, su fundador. Estos discursos son un procedimiento de composición conocido ya en el Antiguo Testamento (por ejemplo, el Deuteronomio se presenta como un triple discurso de despedida de Moisés al pueblo de Israel a punto de entrar en la tierra prometida). Siguiendo esta tradición, el evangelio de Mateo propone un “testamento de Jesús”, nuevo Moisés, con la diferencia de que los cielos, cerrados tras la desaparición de los profetas, se abren con ocasión de bautismo de Jesús (3, 16). La revelación de Dios alcanza su punto decisivo: culmina en Jesús, al tiempo que Él lleva a plenitud lo que anunciaba. En estos cinco grandes discursos distribuye Mateo la enseñanza del Maestro, siguiendo el progreso de formación de la comunidad. Se trata de una catequesis que puede ayudar a cada grupo de la Iglesia a vivir y a crecer. Estos discursos son un vademécum para los responsables de las comunidades y para los catequistas que trabajan entre los cristianos procedentes del judaísmo. El desarrollo de los discursos, a modo de “montaje literario”, se inspira ampliamente en procedimientos rabínicos de composición, tanto en lo que se refiere al género literario como a la materia tratada. En estos discursos, Mateo expone: 1. La fidelidad propia del reino (caps. 5-7) - El discurso de Jesús en la montaña parece inspirarse en otro modelo: el de los tratados rabínicos que desarrollan una moral de comportamiento gracias a leyes precisas. - Mateo pone de relieve las directrices de Jesús a propósito de la “justicia superabundante” del reino, de la que se destierra la meticulosa casuística de los rabinos. - La enseñanza sobre la limosna, la oración y el ayuno recuerda las prácticas tradicionales del judaísmo. Pero tampoco aquí impone Jesús unas acciones concretas. Lo que se describe en este capítulo es una manera de vivir filialmente y no una reglamentación de tipo rabínico. - Las orientaciones catequéticas que siguen a esta enseñanza están destinadas a crear un estilo de vida verdadera y fraternal en la comunidad cristiana. 2. La misión de los discípulos (cap. 10) - El discurso de misión a los discípulos elegidos, se encuentra muy desarrollado en Mateo. Aparece como una recopilación de recomendaciones destinadas a los apóstoles para comunicarles el espíritu de la misión. - En Mateo, la obra misionera que hay que realizar significa prolongar la acción de Jesús: ir a las ovejas perdidas de la casa de Israel, proclamar la llegada del reino, curar a enfermos y afligidos. Se insiste en la gratuidad de la misión y en las dificultades de ésta. 3. Las parábolas del Reino (cap. 13) - El discurso en parábolas utiliza un género literario muy conocido por los libros históricos de la Biblia y los profetas. - Mateo agrupa siete parábolas, todas de crecimiento (el sembrador, el grano bueno y la cizaña...). - Las parábolas se presentan como una escuela de discernimiento; a su luz puede el cristiano evaluar la atención que presta a la palabra de Cristo. - Las parábolas intentan iniciar a las multitudes en la inteligencia de los misterios del Reino, llevándolas poco a poco, a aceptar la condición de discípulos. 4. El comportamiento de la comunidad (cap. 18) - El discurso eclesial o comunitario parece dirigirse directamente a los pastores para ayudarles en la organización y funcionamiento de sus iglesias. - Se trata de la acogida pastoral que se debe dar a los “pequeños” y del ejercicio de la misericordia en las relaciones entre los miembros, llamados “hermanos”. Dos parábolas subrayan el discurso: “la oveja que no hay que dejar de perder” y la del siervo llamado a “compartir el perdón recibido”. 5. La actitud durante la crisis final (caps. 24-25) - El discurso sobre la venida del Hijo del hombre ofrece una perspectiva sobre el compromiso del cristiano respecto a la última venida de éste en la historia humana. - En Mateo reviste la forma de un discurso sobre la vigilancia, dirigido a los discípulos (parábolas de los dos servidores, las vírgenes necias y las prudentes, los talentos). - Se manifiesta de nuevo su preocupación ética y pastoral: la venida del Mesías, esperada por los judíos para el fin de los tiempos, con Jesús está ya presente. Hay que estar atento a ello: desde la resurrección, Jesús acompaña a los hombres en su vida terrena, y no cesa de venir. - La perspectiva escatológica de este último discurso de Jesús refuerza la tensión misionera y pastoral de los responsables de la Iglesia, conscientes de prolongar el servicio de Jesús mediante la vigilancia y la fidelidad en la prueba. FIGURA DE JESÚS EN MATEO Y LÍNEAS TEOLÓGICAS 1. Es el Mesías Salvador enviado por Dios, el rey de Israel. Está en conflicto con las autoridades judías por la diversa concepción de mesianidad. El conflicto se agrava porque Jesús discute públicamente la autoridad de los jefes. 2. La idea de los discípulos está idealizada en Mateo respecto a Marcos. Mateo no insiste tanto en su incredulidad o torpeza (a veces sustituye un rasgo desfavorable por otro halagador -por ejemplo Mt 13, 16-17 y Mc 4, 13-). 3. Existe la tentación, entre los miembros de la comunidad de Mateo, de volver a la observancia y las instituciones judías. Así, el contraste continuo con los letrados y fariseos, quiere curar a los cristianos de toda tentación de volver a la observancia e instituciones judías. El “vosotros en cambio…” colocado en medio de una invectiva antijudía (Mt 23, 8-12) es buen ejemplo. 4. Aunque sean muy legales los términos de Mateo, nunca propugna un retorno al legalismo judío. Su ley es el EVANGELIO que deriva de la adhesión a Jesús manifestada en la práctica de las Bienaventuranzas. 5. Jesús es el intérprete auténtico de la ley divina, liberándola de la tradición que la sofocaba. Propone una nueva relación con Dios, al que revela como Padre, y el modo de cumplir su voluntad. Al ser rechazado por Israel, formará la nueva comunidad mesiánica, la nueva nación que produzca frutos del reino. La comunidad de Mateo está en polémica con el judaísmo (21, 43 / 27, 25). Es una comunidad judeocristiana que mantiene un fuerte debate con la sinagoga. 6. En cristología refleja con insistencia al señor Resucitado. Los títulos que usa Marcos con sobriedad, se prodigan en Mateo. En ningún otro evangelio se subraya tanto la filiación divina de Jesús y la paternidad de Dios. 7. Aunque refleja la mentalidad de un grupo judío creyente, Mateo no es particularista. El mensaje de Jesús está destinado a todos los pueblos (28, 19; 13, 38; 24, 14) El antiguo pueblo mesiánico ha sido sustituido por la comunidad cristiana que incluye a judíos y paganos. 8. Mateo es un evangelio eclesiástico compuesto para enseñar a la Iglesia a seguir las huellas de su maestro. Concede mucho relieve a Pedro, quien da firmeza a la Iglesia y es prototipo del discípulo asociado estrechamente a Jesús. 9. Mateo se dirige a una comunidad de lengua griega y mayoría judeocristiana, siendo compuesto probablemente en Antioquía o en la parte de Siria lindante con Palestina. La fecha aproximada de su composición puede estar entre los años 80 y 90. El autor posiblemente sea un judeocristiano de lengua griega con posible formación rabínica que redacta los dichos de Jesús, acercándolo a su mentalidad y proclamándolo, al mismo tiempo, Mesías para todas las naciones. LA COMUNIDAD DE MATEO El evangelista presenta una comunidad viva, de la que es animador y portavoz. Su libro aparece como una catequesis dirigida a Iglesias judeocristianas. Leyendo el evangelio tenemos la impresión de que se trata de una Iglesia bien organizada, que revisa su trayectoria a la luz de la vida y enseñanzas de Jesús (como los católicos en el Vaticano II). Esta revisión se encuentra motivada, sin duda, por la necesidad que experimentaron los cristianos de entonces de tomar posición frente al judaísmo oficial del que procedían. Su problema era si tenían que seguir entroncados en el judaísmo o debían cortar y separarse. La cuestión no era fácil, y Mateo no la resuelve categóricamente sino que marca la continuidad, puesto que Jesús da cumplimiento a la historia de Israel, pero el mismo cumplimiento provoca la ruptura. En la época de Mateo, el peligro que se cernía sobre el cristianismo no era ilusorio: los judíos convertidos al cristianismo continuaban viviendo según las prescripciones de la ley judía vigente en las comunidades. Pero después de la toma de Jerusalén (70 d. C.) y la destrucción del templo, el judaísmo se reafirmó para no desaparecer y los fariseos tomaron el mando, organizándose en Yamnia e impidiendo todo desviacionismo. Tenían que oponerse a los cristianos (nazarenos), considerados cada vez más como una secta disidente. Se hicieron obligatorios una serie de ritos que los cristianos no podían observar, por lo que quedaron excluidos del judaísmo. En el trasfondo del evangelio de Mateo leemos la historia de esta oposición, mientras que cincuenta años antes, los contemporáneos consideraban a Jesús como integrado en el movimiento fariseo. Así también Mateo habla de “sus sinagogas” (4, 24; 9, 35), al hablar de los judíos. También el Jesús de Mateo es muy duro con los fariseos (23); opone la oración cristiana a la suya (6, 5-6); el yugo que propone es suave frente a las innumerables prácticas que ellos proponen (11, 29-30). Pero cuando se lee a Mateo, quién es el que habla, el Jesús de los años 30 o el resucitado de los años 80-90 que ataca a los fariseos de Yamnia-. Se comprende así por qué Mateo insiste tanto en el cumplimiento de las Escrituras por el Mesías Jesús, al que presenta como nuevo Moisés, que reúne a Israel en su propia filiación divina. Las comunidades de Mateo se abren a los paganos. Por convicción cristiana, reflexionando en el impulso misionero de los primeros años de la iglesia, esos judíos que se han hecho cristianos vuelven a descubrir, en las palabras de Jesús, su voluntad de enviar a sus discípulos al mundo entero. RAFAEL A. FLETA SORIANO elcantarodesicar.com