Universidad de Sonora DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA Y CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA TERCER AVANCE Desarrollo, incluye: • La definición precisa y exhaustiva del concepto elegido. • La evaluación de artículos donde se aplique el concepto seleccionado en términos de la congruencia en el manejo teórico/conceptual y metodológico. Hermosillo, Sonora, Abril del 2003ALUCINACIONES Las alucinaciones son percepciones experimentadas sin que llegue ningún estimulo externo a los órganos de los sentidos cuya calidad es similar a una percepción real (por ejemplo: intensidad, localización). El individuo las vive como originadas en el mundo exterior o bien en su propio cuerpo, pero no como procedentes de su mente o su imaginación. Las alucinaciones varían en cuanto a complejidad y a modalidad sensorial. Las alucinaciones auditivas se perciben como ruidos, música o más tipicamente como voces. Estas pueden oírse musitadas o de forma clara y diferenciada y decir palabras, frases simples o frases compuestas. Se pueden inferir alucinaciones cuando el paciente parece hablar en respuesta a las voces y susurrar, murmurar incomprensiblemente, hablar con toda normalidad o gritar en voz alta. Las alucinaciones visuales pueden ser simples o complejas de menor o de mayor tamaño que una percepción real y abarcar desde destellos luminosos a personas, animales u objetos. Se pueden experimentar como localizadas fuera del campo de visión, por ejemplo, detrás de la cabeza, y suelen tener un color normal. Las alucinaciones olfativas y gustativas suelen experimentarse juntas, por lo general como olores y sabores desagradables. Las alucinaciones táctiles o hápticas se presentan como manifestaciones de ser pinchado o tocado, sensaciones eléctricas o como si insectos se arrastraran bajo la piel, en cuyo caso se denominan dermatozoopsia. Las alucinaciones táctiles también pueden presentarse como sensación de estiramiento y relajación de los órganos internos, en ocasiones experimentando estimulación sexual (DSM−IV, 2000). La palabra alucinación proviene de allucinatio, que significa extravío de la mente, hablar sin sentido o charlatanería errática. Las ilusiones son la percepción equívoca de objetos reales y son experimentadas por la mayoría de la gente cuando la recepción sensorial es ambigua, pero las ilusiones pueden ocasionalmente convertirse en verdaderas alucinaciones. Aun cuando la mayoría de las personas han experimentado ilusiones 1 y sueños vívidos, se cree que las alucinaciones son una indicación de anormalidades asociadas con lesiones específicas del cerebro, enfermedades psíquicas y estados provocados por drogas o toxinas (Archivos de Neurología, 1996). TIPOS Alucinaciones por afectación o lesión de los receptores periféricos Su rasgo patognomónico es que no conllevan una creencia duradera, patológica, en la realidad de la falsa percepción, por lo que podrían ser consideradas como seudoalucinaciones. Suelen tratarse de alucinaciones elementales (fosfenos, escotomas positivos, acúfenos...) aunque en ocasiones revisten formas complejas (visiones de personajes, de animales, "miembros fantasmas"...). Alucinaciones por afectaciones localizadas de los centros nerviosos Pueden ser también elementales o complejas. A veces poseen un valor en la localización de la lesión (p. ej., en las que ocurren antes o durante las crisis comiciales). Así, las alucinaciones visuales elementales orientarán hacia lesiones del lóbulo occipital, las visuales complejas hacia la región témporo−parieto−occipital, las auditivas hacia el lóbulo temporal, las olfativas y gustativas hacia la amígdala y el hipocampo, etc. En la psicopatología clásica existía una serie de descripciones de alucinaciones y seudoalucinaciones con gran valor indicativo del nivel cerebral afectado, pero tales indicaciones están pasando hoy en día, desgraciadamente, desde los libros de psiquiatría hacia los libros de neurología ante la ola de "psiquiatría de neurotransmisores" que va dominando la literatura. Alucinaciones de los delirios crónicos o trastornos delirantes Los clínicos franceses y europeos habitualmente han diferenciado los trastornos delirantes crónicos de la esquizofrenia1−11. En los primeros, la existencia del delirio no implica un trastorno global de la personalidad: el delirio y, en su caso, las alucinaciones, quedan encapsuladas, afectan tan sólo a determinados sistemas, conflictos y relaciones personales. Por el contrario, en la esquizofrenia, como su propia etimología indica (mente partida), los trastornos psicóticos de tipo delirio y alucinaciones van acompañados de una profunda falla del self (del sentido de sujeto) y de las subestructuras de la personalidad. En uno y otro caso pueden existir alucinaciones. En los delirios crónicos alucinatorios se observan sobre todo alucinaciones auditivas verbales: voces que hablan de forma injuriosa, irónica o persecutoria acerca del sujeto. Suelen ser voces lejanas, confusas, vagas, pero que el sujeto considera reales: el paciente las responde, discute, se defiende de ellas. Suelen observarse también alucinemas−alucinaciones referentes a elementos táctiles y cenestésicos: sensación de estar tocado por corrientes eléctricas, rayos, sustancias diversas, sensaciones de penetración genital o anal, etc. En los trastornos delirantes agudos, en los trastornos psicóticos breves y en la esquizofrenia pueden observarse frecuentemente alucinaciones (alucinemas) similares y, en particular, alucinaciones verbales, sensaciones de automatismo, eco del pensamiento, etc. Alucinaciones de las demencias y demencias precoces El deterioro de las áreas sensoriales y asociativas cerebrales, junto con otras alteraciones del cerebro interno, la atención y la consciencia, facilitan la aparición de alucinaciones y seudoalucinaciones, en este caso ya asentadas sobre los trastornos psicoorgánicos de la personalidad propios de la demencia. Alucinaciones en otros cuadros psicopatológicos 2 En la mayoría de los casos, se trata de alucinemas, de comunicaciones de alucinaciones con el fin consciente o inconsciente de influenciar la relación. Pero en determinados trastornos afectivos muy graves, tales como en la agitación de algunos cuadros maníacos o en el pozo de la autodepreciación y desvalorización del melancólico grave, pueden darse alucinaciones (o alucinemas) que se corresponden con vivencias profundamente integradas en el self: de exaltación, grandiosidad y capacidades en el caso del cuadro maníaco; o de ruina, vaciedad interior, falta de órganos, sistemas, elementos corporales, etc., en el caso del melancólico. Alucinaciones experimentales Se han provocado vivencias alucinatorias de forma experimental mediante diversas medidas biológicas (alucinógenos, estimulación eléctrica cerebral, etc.), psicológicas (situaciones de gran ansiedad o frustración en personalidades límites y con importantes rasgos psicóticos) o sociales (aislamiento social, deprivación sensorial, experiencias extremas de abandono o campos de exterminio, etc.). ALUCINACIONES Y PSEUDOALUCINACIONES Morel y Bell en el siglo pasado Utilizaron en su bibliografía sobre la alucinación una "percepción sin objeto". Desde aquí podríamos pasar a las clasificaciones clásicas según el sentido implicado: visuales, auditivas, olfativas, gustativas, táctiles y cenestésicas. Sin embargo, hicieron una separación entre alucinaciones y pseudoalucinaciones. La diferencia entre ambas alteraciones de la sensopercepción radicaba en la exterioridad y objetividad estética, desde donde obteníamos que si la imagen patológica provenía claramente desde el exterior y era captada por el sentido correspondiente estábamos ante una alucinación. Si no era así, lo llamábamos pseudoalucinación. Criterio que resulta evidente desde lo descriptivo, es posible de algunos cuestionamientos desde una clínica fenomenológica. Un paciente nos refiere que escucha "voces" nítidamente a través de su oído, que provienen de la habitación contigua y que lo insultan. A los pocos días, instaurada la terapéutica con antipsicóticos, el mismo joven relata que los insultos han pasado a ser "voces interiores" que resuenan dentro de su cabeza y que, por momentos, le dan la impresión de ser su propio pensamiento hecho sonido. Si nos atenemos a las definiciones anteriores, este paciente habría pasado de sufrir alucinaciones a pseudoalucinaciones, lo cual resulta lógico desde lo meramente descriptivo. Sin embargo, si tratamos de captar la esencia fenoménica, deberemos concluir que lo ocurrido no es más que una variante del mismo fenómeno psicopatológico, cabiendo preguntarnos sobre la real utilidad de catalogarlos con distinta denominación. Carlos Pereyra, establece en su obra otros datos para separar ambos términos. La alucinación, dice, responde a un mecanismo más neurológico, automático, orgánico, que determina el delirio al obligar al individuo a darle una explicación, desde ya errónea, a lo percibido. Resultarán, las alucinaciones, imprescindibles al sujeto para explicar y justificar lo ideativo. La pseudoalucinación, sigue Pereyra, tiene un mecanismo más psicológico, de proyección de representaciones internas ya identificadas con el individuo, donde el delirio es previo y engendra la pseudoalucinación, la que es relatada por el paciente sólo si se lo interroga sobre ellas. Entre estas últimas menciona el eco y sonorización del pensamiento, las "voces" que comentan los actos del paciente y las imágenes extracampinas. Las alucinaciones, concluye, son mucho menos frecuentes que las pseudoalucinaciones. Karl Jaspers con su diferenciación entre las percepciones y las representaciones. Las percepciones, refiere, son corpóreas y aparecen en el espacio objetivo exterior; mientras las representaciones son imaginarias y aparecen en el espacio subjetivo interno. "Corporeidad−imaginación, espacio exterior−espacio interior son oposiciones absolutas que separan siempre sin transición la percepción y la representación por un abismo". Así, las pseudoalucinaciones carecen de corporeidad y aparecen en el espacio subjetivo interior, emparentándose claramente con las representaciones y por otro lado las alucinaciones, que poseen corporeidad y espacialidad externa, se encuentran ligadas a la percepción. Pero, a pesar del "abismo" que 3 Jaspers menciona, él mismo aclara que en la clínica existen transiciones en tanto una pseudoalucinación puede transformarse en una alucinación y viceversa. − Las alucinaciones siempre se han considerado el sello distintivo de la esquizofrenia. A pesar de que pueden presentarse en otros trastornos como los del estado de animo y los orgánicos, siguen asociandose de forma justificada con la esquizofrenia y con el trastorno esquizofréniforme. Los pacientes esquizofrénicos suelen tener alucinaciones auditivas, visuales, táctiles, gustativas, olfativas o una combinación de ellas (DSM−IV, 2000) Las alucinaciones son senso−percepciones sensoriales imaginarias. Los tipos de alucinaciones más habituales en la esquizofrenia son las auditivas, en forma de voces imaginarias. Algunas veces, los enfermos mantienen conversaciones con ellas. Las voces pueden dar órdenes o comentar el carácter y las acciones de la persona con esquizofrenia. Otras alucinaciones menos frecuentes consisten en ver, sentir, saborear u oler cosas que no existen y que son percibidas como reales por quien las padece. Se pueden incluso percibir colores y formas normales de manera distorsionada y sentir que poseen un significado personal imperioso (DSM−IV, 2000). La dimensión sintomática hace referencia a dos síntomas psicóticos clásicos que reflejan la confusión del paciente respecto a la perdida de limites entre él y el mundo externo: alucinaciones e ideas delirantes. Ambos síntomas reflejan una perdida de los limites del YO; el paciente es incapaz de distinguir de sus propios pensamientos y percepciones y lo que tiene observando el mundo externo(DSM−IV, 2000). En las enfermedades psiquiátricas son más frecuentes las alucinaciones auditivas que las visuales, aunque éstas también se presentan. Suelen aparecer en el seno de un sentimiento afectivo intenso o de una preocupación delirante. − Ocasionalmente, el marcado desarreglo del metabolismo corporal visto en la insuficiencia renal y en la insuficiencia hepática puede producir alucinaciones. Los químicos externos, como las drogas alteradoras de las funciones mentales (mariguana, psilocibina, LSD y opio) pueden producir experiencias alucinantes profundas. − El delirium es una de las causas más frecuentes de alucinaciones en el anciano. Primero suelen aparecer como pesadillas vívidas e ilusiones, y más tarde como alucinaciones francas. Son características las imágenes de animales (serpientes, ratones) así como la carfología, que consiste en intentar coger objetos imaginarios en el aire o en la ropa de la cama. El tratamiento de la enfermedad puede resolver por sí solo el fenómeno alucinatorio. • −Existen múltiples fármacos o drogas que pueden provocar alucinaciones visuales. Inicialmente son imágenes sin forma, como figuras abstractas o destellos de luz, pero ocasionalmente evolucionan a formas complejas como gente o escenas con colores vívidos. Se ven con más frecuencia con los ojos cerrados o en lugares oscuros. Algunas se asocian a alucinaciones en otros sentidos, como la fornicación, alucinaciones táctiles en las que se arrastran insectos por la piel, propia de la intoxicación por cocaína. Estos cuadros suelen resolverse con la retirada de la droga o el fármaco. Un cuadro característico es el delirium tremens, que aparece al segundo o tercer día de abstinencia de alcohol, en el que aparecen pequeños animales como ratones u objetos móviles que provocan temor en el sujeto. EVALUACION DE ARTICULOS RECOPILADOS Los catorce artículos revisados mantienen una metodología diferente, sin embargo las de caso único para comprobar la efectividad de tratamientos son más frecuentes, además que los de forma longitudinal abundan en relación del cambio que surgen en las alucinaciones en sus diferentes factores etiológicos. No encontramos artículos de diseño experimental, de esta manera llegamos a la conclusión que es difícil por las implicaciones éticas que conlleva. Sin embargo las investigaciones no experimentales transeccionales de tipo correlacional 4 como el de Alucinaciones visuales asociadas con la enfermedad de Parkinson atribuye información de gran ayuda para la comprensión y tratamiento de este síntoma que acaba con crear una realidad alterna y disminuir la calidad de vida. Los diseños de grupo son los que encontramos más frecuentes, no experimentales, de series cronológicas, como el artículo de problemas psíquicos relacionados con consumo de drogas de diseño donde se presentan alucinaciones auditivas y visuales, se aplicó la escala de evolución psiquiátrica al inicio, a los tres meses y a los seis meses, VI: administración de Olanzapina, de un grupo de 38 sujetos. Las investigaciones de tipo descriptivo como la del caso único de alucinosis alcohólica aguda femenina, tienen el objetivo de ampliar la información para el criterio diagnóstico. También en el articulo de cambios cualitativos en las alucinaciones, de Miller, cincuenta pacientes describen 14 caracteristicas que tienen las alucinaciones después de haber estado internados en el hospital psiquiátrico. La psiquiatría biológica mantiene el interés particular en esta área de alucinaciones, ya que sus estudios se han inclinado en mayor parte en encontrar la etiología de las estas, sin embargo se debe mencionar que las alucinaciones no sólo existen en psicopatologías, sino también en personas psicológicamente sanas como las alucinaciones visuales por daño macular y en el síndrome de Charles Bonet. Las investigaciones sobre sensopercepción tratan sobre la descripción o revisión de teorías, los cuales no señalamos dentro de este trabajo. En los antecedentes mencionados en cada uno de los artículos la definición de las variables y conceptos mantienen una congruencia marcada, además las investigaciones citadas en los mismos artículos son de corte científico, abandonando el esóterismo que invade a la percepción, así mismo a la alucinación. BIBLIOGRAFIA • Yodofsky, S, Hales, R., Talbott, J.(2000) Esquizofrenia .Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales DSM−IV. Masson. 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