Griego clásico (griego antiguo, griego purificado o katharevousa): proviene del grecomicénico, con influencias del idioma de los dorios, que invadieron y se mezclaron con jonios y aqueos, hacia el 1200 a.C. El primer texto griego es La Iliada, de Homero, escrito hacia el año 800 a.C y que recogía leyendas mucho más antiguas. El idioma antiguo se dividía en tres dialectos principales, que tenían su origen en las diferentes tribus: el ático-jónico, el eólico y el dórico. El primero se hablaba en las zonas donde se refugiaron los jonios tras la invasión extranjera (Atenas y Jonia) y el eólico en los sitios en los que los aqueos resistieron el empuje de los invasores (Tebas, Corinto). Por último, el griego dórico venía de la lengua de este pueblo, siendo el empleado por los espartanos y por el rey Pirro de Epiro. En los primeros textos literarios cada autor escribía en su propio dialecto. Más tarde el dórico adquirió prestigio y los bardos de Jonia, al querer imitar a Píndaro, crearon una mezcla de dórico y jónico. Homero y Herodoto escribieron su obra en ático-jónico y Safo en eólico, mientras que Arquímedes y Píndaro lo hacían en dórico. A partir del siglo VIII a.C, los griegos fundan colonias por las costas del Mediterráneo y del mar Negro. Aparecen así nuevos dialectos griegos en Italia, Provenza, España, Adriático, Ponto y Cirenaica. A fines del siglo V a.C, Atenas alcanza la hegemonía y su dialecto, el ático, se convierte en el más prestigioso (el griego clásico), utilizándose por toda la Hélade1 y por las colonias ultramarinas. También en el alfabeto se produce una unificación, pues en un principio había varios en uso en Grecia. En el año 403 a.C Atenas decide adoptar el jonio, que en pocas décadas se convierte en el único empleado para escribir en la lengua helénica. En el siglo IV a.C, con las conquistas de Alejandro Magno, se crea una koiné (idioma común), basado en el habla de Atenas, con algunos rasgos jónicos. Esta lengua estándar irá eliminando los distintos dialectos, dando lugar a un medio de comunicación más uniforme. Se difunde además por extensos territorios orientales, convirtiéndose en oficial en el imperio macedónico y en los reinos helenísticos posteriores (Egipto, Pérgamo, Imperio Seléucida, Bactriana). El griego era aquí el idioma de la corte, de la administración y de la cultura. Gracias a la llegada de colonos desde Occidente, las nuevas ciudades (Alejandría, Pérgamo, Seleucia, Antioquía) se convierten en un foco de helenización, mientras que en el campo se mantenían las lenguas autóctonas. Durante el siglo III a.C alcanza su apogeo, siendo el idioma de la cultura en el Mediterráneo. En él se redactaban las principales obras de medicina, geometría, astronomía, historia y filosofía, por lo que su conocimiento era esencial para toda persona culta. En esta lengua escribían Aníbal y el rey númida Juba II, siendo la primera a la que se traducen los textos sagrados judíos (270-250 a.C), que reciben entonces un nombre griego2. Por estas fechas, Calímaco menciona a 35 autores de diccionarios, siendo el de Aristófanes el único que nos ha llegado. Además, Crates escribe la primera gramática, a la vez que elabora un ensayo proponiendo reformas en el idioma. A lo largo de los siglos II y I a.C, Grecia y los reinos helenísticos van siendo conquistados por Roma, pero esto no provoca el declive de su lengua, excepto en las colonias griegas de Occidente. Los romanos admiraban la cultura helena y todo ciudadano culto podía expresarse en el idioma de Homero, ya que todos los niños de familias adineradas eran educados por maestros griegos. Hasta el siglo III a.C, todos los historiadores romanos escribían en esta lengua, que dominaban personalidades como Sila, César3, Cicerón, Tiberio y Claudio. 1 Grecia Biblia significa “libros” 3 Se cree que César dijo en griego (y no en latín) su famosa frase “La suerte está echada” 2 Además, debido a su superioridad cultural en casi todos los campos (filosofía, medicina, matemáticas), el griego aporta al latín, de donde se transmiten a las lenguas actuales, gran cantidad de términos culturales y científicos. Penetra incluso entre las capas populares de Roma, que adoptan numerosas palabras helenas. En las comedias de Plauto (254-184 a.C) los esclavos y los sirvientes son los que más emplean el vocabulario griego. MAPA 23- IDIOMAS DE EUROPA ORIENTAL HACIA EL AÑO 1 Por todo ello, Roma no intenta imponer su lengua en las zonas orientales del imperio, donde el griego era un idioma con más prestigio que el latín. Durante esta época, todas las obras eruditas de cierta importancia se escribían en las dos lenguas. Numerosos maestros helenos de gramática viajan por todo el imperio y se continúan estableciendo colonias griegas en Siria y en el interior de Anatolia. En el siglo I a.C los gramáticos observaron que la lengua estaba evolucionando de un modo que ellos consideraban decadente. Intentaron entonces que recobrara su pureza aceptando sólo como modelos a los autores de la edad de oro ateniense. Esta norma escrita no era idéntica al griego clásico, sino más bien una forma arcaizante adaptada a las necesidades de la época. Es llamada "purificada" (o katharevousa), frente al idioma popular (el griego demótico). La katharevousa se impone desde entonces como lengua fija y escrita, mientras que el demótico sigue evolucionando y permanece como forma hablada (hasta dar lugar al griego moderno). Durante el Bajo Imperio4, ante el declive de la cultura helénica, su idioma va perdiendo terreno frente al siríaco (en Siria y Mesopotamia) y al copto (en Egipto). En el siglo V la iglesia cristiana, que hasta entonces utilizaba el griego, pasó a emplear el latín como lengua religiosa. Paradójicamente, cuando está decayendo en Oriente, se 4 Del siglo III al V impone como medio de cultura y de comercio en Axum (Etiopía), siendo hablado incluso por los reyes de esta ciudad. Al caer el Imperio Romano de Occidente, este idioma ha quedado reducido a Grecia y Anatolia. En Egipto persiste su uso durante varios siglos más (el último papiro redactado sólo en griego data del año 780), pero poco a poco los griegos de Egipto se van arabizando. Pese a ello, se mantiene como lengua oficial del Imperio Romano de Oriente, al ser la hablada en la capital, Bizancio. Durante la Edad Media se acentúa la división entre el griego culto y el popular. Mientras el primero es el único que se usa para escribir y permanece casi inalterable (hay poca diferencia entre el idioma de Procopio (siglo V) y la de Cristóbulos (siglo XV)), el habla popular está fragmentada en múltiples dialectos y recibe influencias de pueblos invasores. El griego purificado será la lengua oficial del Imperio Bizantino hasta el siglo XV, cuando caen Constantinopla y las demás ciudades helénicas en manos otomanas. Por otra parte, durante la Edad Media el griego clásico era poco conocido en Europa Occidental y no es hasta 1397 cuando llega a Occidente, al empezar a darse clases de este idioma en Florencia. Durante el siglo XV se difunde enormemente y vuelve a ser una de las lenguas cultas de Europa. Numerosos estudiantes y profesores universitarios se trasladan entonces a Italia para mejorar sus conocimientos, difundiéndolo por sus países de origen. Los humanistas lo recuperan y traducen las obras de la Grecia clásica. Erasmo de Rotterdam, por ejemplo, enseñaba griego en Oxford y tradujo varias obras. Sin embargo, a finales del siglo XVI, el interés por este idioma empieza a declinar y a disminuir el número de personas que lo estudian. A lo largo de la Edad Moderna el uso del katharevousa decae, debido a la dominación turca, que lo relega a una lengua privada. En 1830 Grecia obtiene la independencia y el griego (purificado) se convierte en el idioma oficial del nuevo estado, lo que se ve ratificado en la Constitución de 1911, a pesar de que nadie lo hablaba. Durante las décadas siguientes se produjeron enfrentamientos entre los partidarios de la lengua culta y la hablada, hasta que la constitución de 1976 eliminó la oficialidad de la primera. Durante los últimos siglos el griego clásico se ha utilizado para dar nombre a nuevos conceptos, creando palabras compuestas que nunca fueron conocidas por los griegos de la antigüedad5. Estos vocablos se han difundido con muy pequeños cambios en casi todas las lenguas europeas, que cuentan con un amplio repertorio de términos helénicos. El griego clásico continúa siendo estudiado por numerosas personas en todo el mundo y ha contado con profesores ilustres, como el filósofo alemán Friedrich Nietzsche (18441900). 5 Microbio, electricidad, teléfono, dinosaurio, xenófobo, neolítico, megalito, etc