Recull de textos guanyadors i imatges de la Setmana Cultural Guanyadors dels premis de Sant Jordi 2015 Castellà Fotografia matemàtica Nivell A 1r Sara Borrut 2n ESO D El lado derecho de la vida 2n Victor Peinado 1r ESO B La leyenda del dragón 3r Mariona Ávalos 2n ESO D Época de esplendor Antoni Colomé 4t ESO B El poder de la sombra 1r i 2n ESO Adrià Domenech 1r ESO Polígon Arrodonit 3r i 4t ESO Carla Gargallo 3r ESO I tant sols per 90 graus Lorena Gallardo 2n Batx Forat negre a la -1 Nivell A Berta Descalzi 1r ESO La poupée Nivell B Alexandra Girón 3r ESO Une petite aventure Nivell C Ferran Sadurní 2n Batx Les jacinthes pourpres 1r Mariona Ávalos 2n ESO D Endings 2n Eugeni Eugeniev 2n ESO A Unforgettable Experience Nivell B Israa el Aakel 3r ESO D Poor Girl Nivell C Laura Serrano GA1 The Remains of My Heart Batx. i Cicles Nivel B 1r 2n i 3r deserts Nivel C 1r Paula Nadal 2n Batx C A mi futura yo 2n Assutzena Nin 1r Batx C El pueblo 3r Klarisse Solorzano 2n Batx A Una excepción Francès Anglès Nivell A Català Nivel C 1r 2n i 3r Assutzena Nin 1r Batx C Brindem per allò que mai se’n va deserts Nivel B 1r Sira Sadurní 3r ESO C Fàmia 2n Alexandra Girón 3r ESO C Dolços somnis 1r i 2n ESO 3r Bernat Descalzi 3r ESO B Records d’infantesa guanyador 1r ESO A guanyador 2n ESO B Nivell A 1r Flashmob Raquel Rigual 1r ESO C L’ocell cantaire 3r i 4t ESO 2n Mariona Àvalos 2n ESO D L’hort de l’àvia guanyador 4t ESO B 3r Laia Fílter 1r ESO C Aquella casa finalista 3r ESO A Polígon arrodonit Endings Although this is the beginning of my story, I would like to write about endings; those endings in stories or movies that leave you glued to the last page or the screen; those endings which leave you thoughtful, puzzled, confused, annoyed; those endings which come to your mind when you are in trouble, listen to some music or smell a perfume; those endings which are examples of what we may find throughout our life. sacrifice a friend in exchange of something; but later, I realize that friendship is a rare gift and I choose the grasshopper again. This story comes to my mind each time I have to make a decision and I must consider what I may lose or win. Some time ago, I read a story by Ana Maria Matute, The Green Grasshopper. It is the story of a mute boy who rescued a grasshopper from the misdeeds of some wicked men. The grasshopper, in gratitude, granted a wish. Yungo, the boy, wished to find his voice. The grasshopper, probably sad because of the difficulty of his dream coming true, proposed him to start a journey to find it. This trip made them rich in adventures and anecdotes, but the voice did not appear. And suddenly, there comes the end; an ending which one suspects throughout the last paragraphs and does not want to accept because it is not an ending, but a full stop: the grasshoper is his voice and Yungo has to decide if to stay with the grasshopper or have his own voice. The end. Another example of preferred endings is the one in the film Pay It Forward. A guy wants to contribute to a better world by doing three favors to three people who need it much. These three people are going to do the same with three other people, and so on. And the world will be full of good deeds and good people. The happiness that one wishes to reach the child's life is endangered by unexpected events throughout the film. And suddenly, there comes the end; an ending which one suspects at the final scene and refuses to accept because it is not going to be a happy ending; an ending which breaks your heart; an ending that makes my mother cry; an ending that fills you with sadness until you fall asleep. Life is not always hapiness. As we grow old, we must endure the sadness of a loss or the disappointment of not having achieved something. Whenever this happens to me, I can hear the song Send me an angel playing softly in my mind. The reader has the difficult task of choosing after closing the book. At first thought, I would keep the grasshopper. However, I sometimes think I could Perhaps I might write my own story one day but I hope I may end...and she was happy forever. The end. EL LADO DERECHO DE LA VIDA ¡Ha faltado poco! Parece que estas bombas sabían dónde me escondía. Yo no sé cómo se las apañan pero cada vez se acercan más. En el último gran ataque me alcanzaron y perdí mi ojito derecho. Cada vez que me voy a dormir, intento conciliar el sueño, pero sin éxito ya que a mi mente siempre viene el horroroso recuerdo de ese día en el que en mal momento decidí agacharme para atarme los cordones de mis bambas y me explotó una bomba en la cara. Papá dice que estaba escondida bajo una baldosa y al pisarla estalló. Me llamo Hannah, tengo once años y vivo en Damasco. Mientras escribo esto, mamá está cerrando la puerta. Acaba de llegar sin aliento con un saco de arroz en sus manos. Está sudando y está cubierta de polvo. Cada vez que un miembro de nuestra familia sale a la calle en días en alerta de ataque, nos despedimos entre lágrimas sabiendo que cabe la posibilidad que no nos volvamos a ver, así que cuando por suerte llegamos, corremos todos a abrazarnos. Por fortuna, esto no ocurre cada día, pero siempre cabe la posibilidad de que caigan bombas sin que nosotros estemos alertados. He estado todo el día pensando en la portada de una revista que he encontrado en una cajonera del sótano. Salían dos niños sonriendo comiendo un helado y, yo, por desgracia, ya no recuerdo la última vez que sonreí, y menos la última vez que comí un helado. He bajado al sótano. Voy a abrir todas las cajas de recuerdos y los álbumes de fotos para recordar momentos felices y ver las fotografías en las que sí sonreía. A veces me arrepiento de todos esos momentos que estaba enfadada por tonterías y cuando no apreciaba todo lo que tenía. Daría lo que fuera por volver atrás. Hadjar, mi hermana, está sollozando en su habitación, la oigo desde el piso de abajo. Dice que hace una semana que su mejor amiga no viene a buscarla para salir a jugar. Está muy preocupada. Ha llamado muchísimas veces en los pasados siete días y ni ella ni sus padres saben nada. Los días se hacen eternos y la impotencia de no poder hacer nada es todavía mayor. Hadjar tiene un mal presentimiento y este doloroso tema lo lleva lo mejor que puede. La policía no da a basto, hay demasiados desaparecidos y tendrán que pasar algunas semanas para que empiecen con su búsqueda. En estos momentos todos los habitantes de Damasco estamos desolados, con miedo constante. En mi familia lo estamos pasando muy mal. Cada día lloro, no me gusta ver a mis papás tristes, ni ver a mi hermana dejar de comer para darme su ración a mí, ya que no tenemos comida. Ayer saquearon la tienda de ultramarinos de mis padres. Para nosotros ha sigo una auténtica catástrofe ya que no ha quedado nada y era el único sustento económico de la familia. Cada dos semanas vienen unos chicos muy simpáticos, son de una ONG y nos traen comida y de vez en cuando, juguetes. La comida está mala, pero es mejor que no comer. Me sorprenden las historias que cuentan, parece que a pesar de que lo tienen todo, no valoran nada y yo, que en estos momentos no tengo nada, lo valoro todo al máximo. Ahora mismo, dentro de lo que cabe, estoy en el mejor momento del día, y soy muy afortunada de vivirlo, hace casi una hora que no se oyen ni tanques ni bombas estallar y eso es simplemente extraordinario. Quizás sea una mala señal, es decir, puede que esto derive en una gran catástrofe, pero yo de momento disfruto del momento, que aquí, en Damasco, los momentos se acortan por segundos, hay más posibilidades de que te queden pocos que muchos más por vivir. Cada noche, mientras intento dormir, me imagino que tengo una lámpara mágica, una lámpara que pudiese eliminar todas las bombas del mundo, parar todas las guerras y que hiciese caer millones de helados del cielo. No pediría que me devolviese mi ojito, ya que gracias a eso puedo apreciar el otro y, sobretodo, gracias a mi pérdida solo veo una parte de toda ésta horrible catástrofe, prefiero no verla toda, prefiero no ver el lado derecho de la vida. Forat negre a la -1 Poor Girl Her eyes sparkle like two poppies, Her smooth discoloured skin, Her soiled hands, Poor girl married with poverty. Her gaze at the sky, Seeking a smile every day, The frightened body is touched, Poor girl married with sadness. Playing with sand, Hence happiness fills, Her desire is school, Poor girl does not know what the future holds. Hope is her motto, patience her friend, Empathy is what she wants, That girl, someone will be a great day. Época de esplendor ¿No oyes el dulce sonido de la lluvia? ¿No conoces esa sensación de no saber A veces es todo un regalo poder disfrutar de ella; si ir bien fresco o abrigado? sentado en el sofá, mirando por el pequeño balcón. Si la conoces, serás de los que A veces es todo un agobio poder disfrutar de ella; no temen a resfriarse en esa etapa. en aquel viejo coche, de camino a casa, ya tarde. Si no la conoces, serás de los que ¿No ves los vivos colores de las flores? tienen presente la frase “Hasta el cuarenta de Amarillos, lilas, azules. Los hay la mar de bonitos. mayo no te quites el sayo”. Pero, por desgracia, nos provocan esas alergias. ¿Aún no sabes, de quién te estoy hablando? Molestas… que tanto nos desagradan. Puedes hacer como Einstein, ¿No sientes el peculiar clima que te envuelve? quién se pasó días investigando Conforme avanzan las semanas, o ser espabilado y pensar él solo aumenta. que, pues, no es más que la admirable primavera. Y vemos como el invierno quiere volver a ser protagonista, pero mira por dónde, el calor lucha por ser él. Per tan sols 90 graus La leyenda del dragón Siempre nos han contado nuestros ancestros que San Jorge fue el defensor de Montblanc, un pueblo rodeado de murallas y lleno de gente muy alegre. Y también nos contaron que fue el caballero quien salvo a la bella princesa de las terribles garras del dragón… ¡Pero todo era mentira! Para conocer la historia tenemos que retroceder en el tiempo, antes de que se fundara Montblanc, cuando los dragones vivían en compañía de otros seres y animales pacíficamente. Durante aquellos años todas las criaturas vivían bien, hasta que un día llegaron unos cien soldados a caballo y anunciaron que a partir de aquel momento esos bosques pasarían a ser Montblanc, una nueva ciudad. Algunos de los animales que vivían en ese bosque se fueron yendo de allí, pero solo una especie quiso quedarse, la de los dragones. Ellos siempre habían vivido ahí y no querían que otra gente ocupara el lugar donde ellos habían vivido tanto tiempo, lo tenían todo para vivir perfectamente. Pero esta situación no duró mucho tiempo… Unos meses después, aquella gente consiguió hacer aquella ciudad que habían planeado y los dragones tuvieron que dejar sus viviendas y vivir en una plana que estaba cerca, sin molestar. Así fue durante unos meses, los dragones y los humanos vivían perfectamente y sin ningún problema, pero de repente el rey que gobernaba en ese tiempo tuvo un ataque al corazón, y con miedo de coger otro, le otorgó todo el reino y sus tropas a un joven trabajador llamado Ben que siempre había estado a su lado. El joven rey parecía muy simpático y honesto pero cuando finalmente se murió el antiguo rey empezó poco a poco a perder el control y a volverse loco por el poder. Entonces, un día ordenó a todos los soldados del reino que mataran a todos los dragones que vivían en los alrededores del castillo, y como él era el rey y tenía todo el poder en sus manos nadie se rebeló. Todo el reino hacía lo que él mandaba, así que los soldados mataron a todos los dragones menos a uno que llevaba un huevo de dragón con él y pudo escapar. Por si aún no lo sabéis, dentro de ese huevo iba yo. El dragón que me recogió buscó una cueva cercana al poblado para poder refugiarnos de los humanos. Ahora empezaremos el principio de mi final… y 40 años más tarde… El refugió me protegió bastante bien, al final, mi ‘padrastro’ (que era así como llamaba al dragón que me salvó, ya que no pude ver a mis padres al nacer) y yo nos acostumbramos a estar tanto tiempo dentro de la cueva que al final nos agradaba estar en ella. Todo iba bien, pero uno de los guardianes del rey Ben descubrió nuestra cueva secreta con unos prismáticos muy buenos y rápidamente fue corriendo hacia el rey para contárselo todo. Cuando el rey se enteró puso su plan en marcha: un día que fui a coger comida y mi padrastro se quedó solo, lo capturaron y lo metieron dentro del castillo como rehén. Ellos sabían que yo iría a su rescate y no se equivocaron, pero cuando iba hacia el castillo para salvar a mi padrastro a través de un pequeño agujero entre las rocas vi que estaba en el suelo, muerto. Ese día fue el peor de mi vida, había presenciado la muerte del dragón que tiempo atrás me había salvado la vida, ese día juré vengarme pero parecía que el rey tampoco se había olvidado de mí, así que formuló otro plan. Una noche, la cueva estaba vacía y después de que su preciosa hija (la princesa) estuviera dormida la dejó en la cueva y de esta manera mataría al dragón con la ayuda de un caballero profesional. Y así fue, unos días después llegó un caballero muy fuerte llamado Jorge, cabalgando sobre un caballo blanco. Aquel honrado caballero se creyó todo el plan del rey y se dirigió hacia mi cueva para derrotarme, la lucha fue muy larga, pero después de varios golpes de espada Jorge logró tirarme al suelo para darme el golpe final. Pero en ese preciso momento salió corriendo la princesa y se puso delante del príncipe diciéndole que aquel dragón era pacífico que no era malo pero ya era demasiado tarde, mientras ellos estaban hablando, el rey Ben con una daga mató al dragón y cuando ya había creído haber ganado, del dragón salieron miles y miles de rosas que como si fueran un animal feroz se tragaron al rey. Desde aquel día la gente de aquel pueblo vivió en paz, la princesa y Jorge contaron la verdad al pueblo y en honor a aquel dragón hicieron una estatua rodeada de rosas. Fue el último dragón en la faz de la tierra, el dragón de San Jorge, que así fue llamado. La Poupée En remuant le coffre dans le grenier, j'ai trouvé cette poupée que vous m'aviez donnée pour mon anniversaire. Je me rappelle que je l'emmenais partout : à la maison, dans les montagnes, tous mes voyages... La poupée est petite, de la taille d'une main. Elle a les cheveux jaunes comme le soleil. Les yeux bleus comme l'océan. Et elle porte une robe blanche et bleue. Elle et moi avons vécu de nombreuses aventures, des après-midi d'été jouant à la plage, nageant dans la mer, te rendant visite à toi et à grand-mère... En fait, aujourd'hui, je l'ai apporté ici avec toi. Pour que tu la gardes. Tu ne pourras pas vivre tous les moments que tu aurais voulu parce que maintenant tu es enfermé ici. Mais ne t'inquiète pas, je vivrai tous ces moments. Je ferai ce voyage à Paris. J'irai à la muraille de Chine. Je ne voulais pas que nous t'enterrions parce que tu m'avais dit que tu voulais être brûlé. Mais dans cette situation, qui fait cas à une fille de cinq ans ? Merci pour tout grand-père, Je t'aime. Les jacinthes pourpres Il était tout noir, j’entendais encore le coup dans la porte quand j’ai croisée la salle et j’ai tiré le rideau. Les nuages couvraient le ciel, les platanes, agités par le vent, disaient « au-revoir », et j’ai encore pu voir son parapluie noir en tombant cette rue frénétique. C’est drôle comme la distance et le temps tout refroidissent… Ce même matin je n’aurais pas pu le laisser partir d’aucune façon et, maintenant, je m’en fous. Maintenant il n’est qu’un parapluie noir entre cent d’autres. J’ouvre la fenêtre et je sens le froid glacé de la rue. La neige a cessé, mais elle est encore partout. Je m’assois dans la fenêtre, mes pieds pendent dans le vide. Je peux encore voir les parapluies qui marchent dans la rue, comme si des petites fourmis se n’agissaient, ils marchent avec un pas décidé, ils n’heurtent jamais, c’est presque une danse, une dans de rondes colorées. Des fois, une de ces rondes s’arrête et une autre passe. C’est comme si certaines rondes avaient plus de status que d’autres, comme si elles oubliaient qu’elles ne sont pas… Enfin, rondes de couleurs. Mes jacinthes sont fleuries, elles sont heureuses. Ses éclats pourpras me donnent à quoi penser, ce couleur est sensé d’être triste, mais je sais qu’ils sont contents. Analyser les choses, les personnes, pour son couleur… C’est si stupide que des fois je ne peux, simplement, je ne peux. Je les mets à mon côté dans la fenêtre. J’aime plutôt douter de tout et chercher la vérité. Le vent qui mouvait les branches des platanes a emporté les nuages, les fourmis l’ont déjà remarqué et maintenant toutes les rondes disparaissent. Les gens inondent la rue. Chacune de ces personnes est protagoniste de sa vie. Et chacune de ces personnes vois les autres personnes comme si de personnages secondaires s’agissait. Pour un moment je me demande comme il serait connaitre chacun des secrets de ces fourmis. Par exemple, cette femme qui marche, avec un pas décidé, au centre-ville, elle s’appelle Carmen, quand elle est heureuse elle rit comme Dieu. Elle s’est échappée de la maison de sa mère à seize ans, et elle assistait à des fêtes d’hommes plus âgés. Elle habillait une robe rouge, et ses lèvres étaient si rouges comme le sang. Aujourd’hui elle visitera pour première fois ses petitsfils, il a perdu le contact avec sa fille il fait beaucoup d’ans. Son histoire est triste ¿Est-elle pourpre? Son histoire est plus importante que la mienne. Chaque fourmi a une infinité d’histoires possibles, mais je me sens important encore, et je ne renoncerai pas à ce sentiment. Je vois une couple de pigeons blancs, le coup dans la porte encore résonne dans ma tête. Je ne rappelle pas la raison de notre colère. Comme toujours, des bêtises. Pour un moment je veux savoir un possible fin de mon histoire : si dans ce moment je tombais dans la rue et je mourais, ça ne serait pas un accident, mais un suicide. Il n’importe pas s’il manque un note, mes tristes jacinthes le seraient, il est incroyable comme l’on cherche le drame dans toutes les situations. Je baisse de la fenêtre, mais j’y laisse les jacinthes. Je marche pour l’appartement sans une route. J’ouvre toutes les fenêtres, aussi celles de notre chambre. Tous les rideaux volent pour la maison, la lumière inonde tous les espaces. Un cactus vert dans un pot blanc à rayes n’est le seul témoin. Je m’assois dans le piano, j’allume une bougie d’anniversaire, je joue le piano. Les notes s’échappent, le cactus danse. Les premières larmes arrivent. Noisette a écouté le piano et il veut s’assoir sur moi. Il veut aussi de l’amour, des fois il ne semble pas un chat mais une personne. Je ne peux pas me réveiller, les pilules m’attrapent, je ne rappelle pas ça que j’ai fait mais je ne peux pas me réveiller. Maintenant je rappelle, j’ai vu son parapluie noir et j’ai couru vers le bain, en ouvrant la boite aux pilules somnifères. Tout noir. Après j’étais une autre fois dans le salon et j’ai vu une autre fois son parapluie noir. Les rondes de couleurs dansent dans la rue. Mes jacinthes étaient pourpres. Je rappelle, Carmen. Les pigeons. Les rideaux. Le cactus vert. Le piano. Noisette. Je suis dans le bain, je regarde mon corps vide. La boîte aux pilules, aussi vide, à mon côté. Le bain inondé de papillons qui dansent autour de mon corps. Le piano joue encore, une mélodie très triste, très mélancolique. Je regarde mon corps et je pleure, Noisette est triste, il n’est pas pourpre, il est blanc, mais il est triste, il érafle mon bras. Le blanc des murs, le blanc de Noisette, le blanc de ma veste d’intérieur, tout le blanc disparait. Tout est maintenant bleu, et alors, je le comprends, le bleu est le couleur triste, mes yeux ne sont plus verts, ils sont bleus, la musique est bleue et j’entends encore une autre fois un coup dans la porte. La bougie est maintenant presque consumé, et aussi ma vie. Mes lèvres se meuvent mais il n’en sort un mot, et alors je l’ai vu, il était là, dans la porte du bain, et quand il m’a vu, dans le terre du bain, il a couru à me prendre la main, il pleurait, il a pris le téléphone. Le vent qu’avant mouvait les branches des platanes, maintenant m’a poussé et une autre fois, le bleu de mon entourage est devenu noire. Je me suis réveillé dans le lit de l’hôpital, je n’ai pas de mots pour te décrire mon amour, malgré que des fois on n’est pas d’accord, et malgré que des fois on fait des stupidités, je sais que tu seras toujours ici. Tu ne sortiras jamais de mes pensées, je pense à toi quand je me couche et, quand je me réveille, chaque matin, je pense à toi une autre fois, quand tu es à mon côté je souris toujours, le bleu disparaît. Je ne rappelle la raison pour laquelle on était si fâchées, mais, tu sais quoi? Je m’en fous, mon bonheur est plus important, et mes jacinthes sont heureuses. Elles sont pourpres, pas bleues. On s’est connu à l’automne. Les feuilles d’été devenaient brunes. A mi futura Yo Querida Yo: No sé si algún día llegarás a leer esto. A lo mejor lo guardo y olvido, o quizá en cuanto acabe simplemente arroje el papel al fuego, o lo lance al río cuando salga de casa un día lluvioso y triste. Hay cosas que no cambian, ¿verdad? Te sigue gustando salir en días en los que los demás se esconden y recluyen en sus casas, rehusando al mal tiempo. Porque a la gente no le gusta el mal tiempo. Y las personas que tienen un alma que es como un reflejo, tampoco. Esto te lo escribo sentada en el diván de la ventana. Sí, ese viejo y gastado diván que para todos es de madera y ropa vieja, pero que tú ves construido de recuerdos. No sé cuánto tiempo habrá pasado cuando leas esto, si es que llegas a hacerlo, pero estoy segura de que sigues recordando las miles de lágrimas que dejamos caer encima de la ropa con estampado cursi que tanto le gusta a mamá. Y a lo mejor ahora sonríes. Eso es bueno, significa que ya no te duele. Te escribo esto porque creo que es fundamental que te de un consejo. O dos. O tal vez varios. Espero que ya hayas aprendido a ordenar tus ideas, por si se te ocurre volver a reescribir esto para nuestra “yo” de dentro de muchos años. Quizá esto lo lean nuestros nietos cuando la encuentren en una caja olvidada al fondo del armario, o escondida debajo de la cama. ¿Te has dado cuenta de que a veces pasa exactamente lo mismo con la gente? Sé que sueno muy drástica, pero dime si no te has dado cuenta ya de que todos terminamos como en el fondo de un armario. Para un momento y piensa, ¿cuántas de las personas que creíste eternas a tu lado, ya no están? ¿ya no ocupan ese lugar tan importante en tu vida? ¿cuántas se han marchado, y han ido dejando ese hueco sin que prácticamente te dieras cuenta? No intento desanimarte, solo que reflexiones. Algo que he aprendido con el tiempo es a saber diferenciar a toda la gente que pasa por mi vida. Están aquellos que vienen, pero no se quedan. Quizá te han dado una lección, para bien o para mal. Quizá te han hecho darte cuenta de muchas cosas, o redescubrirte a ti misma. O quizá se fueron cuando más las necesitabas y aún ahora, sigues sin saber porqué. No hay problema en que esto te haga sentir mal, significa que alguna vez te importaron. Pero hazme caso, empieza a aprender que debe importarte quien te aporte. No le guardes nunca rencor a nadie, si no están es por algo, y si están también. Y créeme que aquellos que siguen aquí, son los que realmente merece la pena que mantengas. Toma mi consejo cuando te digo que no tienes la obligación de ser siempre feliz. Oye, todos tenemos malos días, sea porque solo al levantarte te ha molestado el sonido de la alarma o porque hoy parece estar todo en tu contra. Relájate, coge una taza de chocolate que casi hierva, y siéntate en el diván a mirar por la ventana, como hace tantos años que tenemos costumbre de hacer. Olvídate del mundo por un rato. Escribe, lee, o simplemente duerme. Mañana será otro día, y lo malo, como también sucede con lo bueno, no dura para siempre. De hecho, nada dura para siempre. Ni la alegría, como cuando éramos una niña y mamá cocinaba macarrones, ni el dolor. Sé perfectamente lo qué estás pensando, y sí, me refiero justamente a ese tipo de dolor. No hay nada malo en que lo reconozcas, todos hemos conocido a alguien que ha conseguido dejar marca en nosotros. Sí, sé que le recuerdas. Y sí, sé que creíste que ese dolor no iba a pasar. Pero intenta recordar ahora, ¿es eso que veo en tu rostro una tímida sonrisa? Nosotras y nuestros tipos de sonrisas. Esa media sonrisa que no termina de definirse confirma lo que intento explicarte. No tiene nada de malo reconocer que tienes cicatrices, ni reconocer que en su momento eran heridas que parecía que no iban a cerrarse nunca. Te han hecho daño. Por favor, a mí me lo han hecho, por qué crees que te estoy escribiendo esto. Sólo quiero asegurarme de que no vas a tomarte esto como una condena. Que alguien te hiera no quiere decir que todo el mundo vaya a hacerlo. Sé que pensaste que no podrías volver a confiar en nadie, que te iba a pasar lo mismo, que se iba a ir cuando más le necesitaras, que volverías a dar todo y al final, quedaría en nada. Pero no dejes que esto te cambie. Por favor, sigue sonriéndole a la vida. Sigue queriendo, escuchando, aconsejando, sigue dando a aquellos que te necesiten; pero que tu felicidad no dependa de nadie. Puedes hacerle hueco a alguien en tu corazón, pero procura que sea como los motores de un avión. Si ese huequecito falla, que puedas seguir firme con el resto de tu corazón. Deja de andar lejos de los límites por miedo a volver a caer, confía en ti misma, que es lo que te va a llevar lejos. Y si alguien, por el motivo que sea, se dedica sistemáticamente a intentar hacerte caer, sonríele también. Sonríele, pero no con soberbia. Sonríele de manera sincera, sonríele como pocos le mostrarán. Porque te aseguro que esa es tu mejor arma. Y por supuesto, no le des el lujo de verte decaer. ¿Recuerdas aquella pequeña muñeca hecha trizas que teníamos de pequeñas? Dime, ¿sabes dónde está? Ya, yo tampoco lo sé. Por suerte, era solo una muñeca. Pero, ¿cuántas noches dormimos abrazadas a ella porque nos protegía de los monstruos de debajo de la cama? ¿cuántas veces nos había acompañado en noches de tormenta que parecían el fin del mundo? ¿cuántos viajes escolares ha venido con nosotras, solo porqué nos recordaba a casa? Luego crecimos, y la olvidamos. Y si ahora siguiéramos siendo niñas, la echaríamos de menos. Pero lo haríamos ahora, cuando ya no está. Con esto quiero decirte que valores aquello que tienes, antes de que se convierta en aquello que tenías. No está bien valorar lo que tenemos cuando lo perdemos. Es una frase muy típica, ¿verdad? Pero es lo que hace todo el mundo. Sí, incluidas nosotras, sin darnos cuenta. Damos demasiadas cosas por seguras, cuando realmente lo único seguro es lo que tienes ahora. Mañana puede haber desaparecido todo. En realidad, todo puede cambiar en un segundo. Una palabra, un paso mal dado, un gesto, un hecho. Cualquier cosa puede cambiarte la vida en un momento. Así que disfruta del ahora, cuida aquello que quieras mantener y que nunca tengas que arrepentirte de haber perdido algo que era importante, y que no te diste cuenta hasta que te faltó. Espero que ahora ya no sea así, pero a mí ahora me dan mucho miedo los cambios. No tomes mi ejemplo, no huyas; corre hacia los cambios. Afronta un riesgo, aprovecha una oportunidad, haz un cambio. Cambia. Vete de viaje, a aprender un idioma, a vivir a otra ciudad. Si tienes la oportunidad de mejorar, aunque sea lejos de casa, vete. Tu casa siempre estará aquí, siempre. No te ancles en ningún lado solo por miedo a romper tus esquemas y a salir de esta burbuja que es tu mundo, donde todo está calculado y tienes todo bajo control. A veces perder los papeles es bueno. Abre tus alas, aprende a volar. No te des nunca por vencida, aprieta, esfuérzate, toca el cielo. Si tienes una meta no te rindas, el camino puede ser duro pero eh, créeme, cuando llegas al final agradeces el sufrimiento. Yo he estado a punto de rendirme, y no quiero que tú tengas esa misma tentación. Por favor, cabeza alta. Pecho fuera. Vista fija. Y ritmo constante. Quiérete. Me parece que no somos capaces de contar las veces que nos han dicho esto a lo largo de nuestra vida. ¿Pero alguien realmente se ha parado a pensar en qué significa? Me refiero a que sí, el significado está muy claro. Como en todo, la teoría es muy fácil. Veremos a la práctica. Eso que dicen de que “no te van a querer si no te quieres a ti misma”, en cierto modo a lo mejor es verdad. Cierto es que dar a los demás una imagen de ti deprimida o triste no ayuda a mejorar tus relaciones sociales, pero a veces el hecho de que te quieran es lo que hace que tú te quieras más aún. Como te he dicho antes, todos tenemos malos días, solo asegúrate de que no se convierte en una costumbre. No te preocupes, a todas nos ha dado rabia ese pantalón que antes entraba como un guante y que ahora cuesta un poco más. O esa camiseta que parece que tenga que sentar igual de un verano a otro. Cielo, la gente cambia. Tu cuerpo también. Y si una camiseta no te sienta bien, guárdala. Habrá otra que te sentará mejor, que se adaptará. No maltrates nunca tu cuerpo. Aprende a vivir en harmonía con él, y con quien eres. Piensa que aquello que tienes tú, no lo tienen los demás. Eres única chica, lo veas o no. Ya habrá alguien que lo vea, por eso no te preocupes. Por último, quiero plantearte una situación que presencié hace poco en la estación de tren. Había dos personas, más o menos de mi edad actual, mirándose tensamente a los ojos, como si intentaran adivinar el siguiente movimiento del otro. Una pequeña lágrima se deslizó por la mejilla de la chica, quien manteniendo la mirada hasta el último momento, simplemente dijo: “adiós”. Viendo como le miraba, observando su rostro, podías ver cuánto le dolía dar ese paso. Girar la espalda y echar a andar. Supongo que ella esperaba oírle pronunciar su nombre, un “no te vayas” o algo así, esas frases que todos esperamos escuchar y que solo unos pocos reciben. Podía pensar que para él, aquella situación no tenía mayor importancia. Pero vaya, cuando le miré. Aquella mirada no la había visto nunca antes. Supongo que estaba deseando con todas sus fuerzas soltar ese grito que se le había quedado atascado en la garganta, el nombre de esa chica prensado por las miles de palabras que no le había dicho. Se quedó allí, observando como se alejaba la muchacha que le había enseñado a soñar. Con esto quiero decirte que, por favor, y esto te lo pido como favor personal, nunca calles aquello que quieras decir. Si quieres a alguien, díselo. Si echas de menos a alguien, díselo. Si tienes que quejarte, hazlo. Si quieres halagar a alguien, adelante. Nunca dejes nada por decir, nunca pienses que ya tendrás tiempo, que no es el momento, que siempre hay tiempo. Porqué no lo hay. Como te decía antes, mañana todo puede haberse ido. De verdad, no te dejes nada guardado. Quizá sea tu última oportunidad y no lo sepas. Chilla si quieres chillar. Llora si tienes la necesidad. Ríe hasta que te duela la barriga, expresa tu opinión sin ofender a los demás. Sé sincera. Confiesa. No dejes ni una palabra en tu corazón, no permitas que nada se vaya de tu vida por no saber encontrar las palabras en el último momento, cuando tenías las adecuadas en otro. Creo que con esto está todo dicho. Repito, no sé donde van a terminar estas hojas. Pero si has llegado hasta aquí, espero que tengas las cosas muchísimo más claras. A lo mejor ahora somos una abuela sentada en un porche leyendo unos papeles que ha encontrado en una vieja caja, y nos reímos, porque de todo esto nos dimos cuenta hace tiempo. O quizá esto ha llegado a tus manos en el momento justo. Sea cuando sea, hazme caso. A lo mejor ahora no lo ves con mi misma perspectiva, pero solo quiero asegurarme que sigues aprendiendo de tus errores; nuestros errores. Sigue siempre hacia adelante, deja que tu historia te guíe, te marque. Deja que esos errores te enseñen. Ten en cuenta todo lo que has recorrido pero recuerda, la historia más importante, es la historia que estás haciendo hoy. UNE PETITE AVENTURE C’était une chaude journée de printemps, et le soleil brillait au milieu du ciel. Luke et Janice asseyaient sur le mur de la cour du restaurant où ils passaient la journée avec leurs familles. Là, s’amusant de la compagnie mutuelle, les garçons regardaient distraitement les champs qui entourant le bâtiment. Ils étaient très ennuyés, mais tout était mieux que continuer à supporter l'atmosphère étouffante de l'intérieur du restaurant, avec les yeux de tous ses parents fixés sur les jeunes. Soudain, Janice a fait attention à la faible hauteur de la clôture qui entourait le restaurant, et une idée s’a formé dans son esprit. Elle s’a levé, s’a dirigé vers la clôture et a commencé à la grimper, sous le regard curieux de Luke. profité de la sensation de vitesse et le vent sur ses visages. Aussi se sentaient heureux avec le contact entre ses mains, mais bien sûr, ils ne savaient pas que les deux sentaient le même. Ainsi, embarrassés et ignorants, ils essayaient de prolonger ce moment pour toujours. Après un certain temps, ils sont arrivés à la marge du champ et ont commencé à marcher sur la route. En arrêt, embarrassés, ils avaient baissé ses mains, et maintenant ils marchaient à côté de l'autre sans regarder directement dans le visage, mais avec un petit sourire dessiné sur les lèvres. Pour briser la glace, Luke a commenté: - Voulez-vous vivre une petite aventure? - elle a demandé avec un sourire joueur. Luke a souri en retour. Il a couru vers la clôture et l’a sauté rapidement. Une fois sur le terrain, il a tendu doucement la main pour aider Janice à traverser. Elle sourit satisfait de sa chevalerie et l’a donné sa main alors qu'elle a sauté aussi. Ils ont commencé à marcher par le terrain, mais tout à coup ils ont entendu la voix de la mère de Janice crié depuis la cour du restaurant: - Franchement, je ne m’inquiète pas - dit-elle avec un soupir -. Vous n’avez pas le sentiment que nous perdons du temps? Toujours conditionnelles, avoir à faire ce que nous disons et limités pour tous. Ma mère ne me laisse pas m’éloigner à dix mètres d’elle, je suis toujours contrôlée. Je suis déjà fatigué! J’ai commencé à vivre la vie et de faire ce que je fais. Carpe Diem ... -Janice! Luke! Où avez-vous allé? – A crié la femme. Luke a regardé très inquiet où était la mère de son amie, mais Janice l’a donné sa main et s’est mis à courir avec décision entre les arbres fruitiers. Il a oublié instantanément les problèmes qu'ils peuvent avoir, et rapidement l’a suivi. Ils ont couru une bonne distance, - Janice ... Vous savez que votre mère va nous tuer quand nous reviendrons? Il écoutait attentivement. Il devait admettre que tout ce qu'elle disait était vrai. Sa mère était très surprotectrice, et Janice était une fille vraiment mature et responsable. Elle ne pouvait pas l’appuyer plus ou elle finira par exploser. - Quand vous voulez une aventure – a dit-il, ne réalisant pas que des mots qui coulait de sa bouche - je serai là à votre côté. Toujours. Janice l’a regardé avec des yeux brillants et une légère rougeur sur les joues. Ces mots ont fait la sentir immensément heureuse, beaucoup plus que ce qu'il pensait. Peut-être qu'il était le temps pour être honnête ... - Luke ... j’espère te tenir par toujours. Vous êtes une personne très importante et très spéciale pour moi. Nous sommes très amis mais souvent je sens d'autres ... d'autres sentiments très forts. Lorsque tu parles, ou souris, ou donnes-moi ta main, je sens une chaleur dans mon cœur qui me donne envie de vous embrasser et de ne jamais vous laisser partir. Tu me fais heureuse et je sais que à votre côté je peux vraiment être moi-même. Je t’aime, Luke. Le garçon est été laissé sans voix. Janice venait de dire exactement ce qu'il ressentait pour elle. Un grand bonheur a commencé à l’envahir sans même y croire du tout. - Janice, je ... Je t’aime aussi. Sentis comme dans un rêve, les jeunes s’ont embrassé et se sont donné un doux baiser sur les lèvres, un baiser brigué pendant des années, et enfin devenu une réalité. Ils se sont séparés, et se sont regardé avec des yeux brillants et souriants. Sans besoin de rien dire, ils s’ont serré la main et ont commencé à courir ensemble. El pueblo Una vez conocí a un señor en un pueblo olvidado. Su edad, desconocida. Cuando le preguntaba por ella solía decirme “No llevo reloj”. Cuando le preguntaba desde cuando este pueblo estaba erguido en la montaña me decía “Hace setecientos sesenta y dos años que mis antepasados fundaron este pueblo”. Cada mañana se levantaba, oía crujir sus huesos, se quedaba sentado en la cama mirando al suelo y cuando yo pasaba por delante de su dormitorio, pues me había acogido amablemente en su casa ese verano, alzaba su vista y me dirigía una mirada juvenil, rota por esos años que se negaba a sumar. Cogía una llave gruesa, antigua, de las que sólo pueden abrir un edificio igual de imponente y subía una empinada cuesta, dirigiéndose hacia una pequeña iglesia románica que, ahora, se había convertido en biblioteca. Él es quien había decidido cambiar la función de la iglesia. Y él era quien abría cada mañana la biblioteca. Me había comentado que ya hacía mucho tiempo que nadie iba a la iglesia a rezar, ni siquiera por fiestas. Aun así, era el lugar preferido de los muchachos cuando, en verano, querían tomar el sol y después refrescarse un poco dentro de la iglesia fría. También había visto cómo los bancos de piedra junto con la pared exterior de la iglesia y su situación, con vistas a la valle, eran perfectos para el descanso de los viajeros. Y el señor, amante como era de ese pueblo, quiso hacer de él un lugar donde todos (turistas, extranjeros, gente de la región…) quisieran ir. Así que se le ocurrió que la mejor forma de lograrlo era tener una iglesia llena de libros. En el altar había libros de religión, pero de todo tipo de religiones. En un lateral convivían libros educativos con libros de suspense, en el otro lateral, libros infantiles con libros existencialistas y, en el fondo, los grandes clásicos. En la primera planta, en el hueco donde debía ir un órgano que jamás se había visto, biografías de artistas, filósofos, políticos…, de grandes hombres en general. Y, arriba, en el pequeño campanario, libros de fantasía. Le pregunté cómo había logrado obtener esos libros y me contó que le dijo al cura de la parroquia que se había roto el altar. Más tarde le dijo que se había roto una campana. Y la última vez le dijo que un rayo había partido unas cuantas piedras del techo. Pero siempre agregaba “Debe saber usted que ya había convencido a los habitantes de mi pueblo para que vinieran a misa y, ahora, si no pueden venir a una… ¡perderán la costumbre y vuelta empezar! Por eso, si pudiera arreglar los desperfectos que sufre la iglesia lo antes posible…” No obstante, me dijo que los libros que estaban situados en el centro no eran comprados. Me contó que eran sus libros preferidos. Que una mañana abrió la puerta de su casa y allí estaban, envueltos con un lazo azul y que había tantos libros como gente en el pueblo. Y por eso, en la estantería central, hay un cartelito azul que dice: “Aquí encontraréis el alma de este pueblo”. Se escampó por toda la región que en un pequeño pueblo había una iglesia-biblioteca. Al principio, la gente que iba a ver esa particularidad eran turistas que, al dormir en ciudades vecinas, oían hablar de ella y decidían ir a visitarla. Entonces el señor decía: “Un día ya vendrán los turistas expresamente para ver la biblioteca y el pueblo”. Después, la gente que iba a verla eran familiares de los habitantes. Entonces el señor decía: “Ya volverán los turistas para admirarla”. Cada día se sentaba enfrente de la iglesia, ahora biblioteca, esperando a la gente que gracias a él pudieran ampliar, al menos un poquito, su cultura. Esperaba a la gente que pudiera dar una voz al pueblo hacia al exterior. Cada noche cerraba la biblioteca, bajaba la calle, se tumbaba en la cama y, al dirigirme hacia mi habitación, veía su mirada nostálgica. Hace poco le escribí para preguntarle qué tal iba su iglesia-biblioteca y me dijo que el vecino del lado cada día la visitaba, sin falta. Por último agregó: “Ya volverán los vecinos que se han ido para volverla a ver”. Unforgettable Experience That was long ago when Jeff was in year 4. He was then finishing the school year with great marks and it was almost the end of June when he came back home and his mom all excited told him : “Jeff, sweetheart, I’ve been thinking of taking you to England for a year, your sister and you, what do you think?” It was the worst ever thing that could happen to him, “Oh, no!” he said immediately, “I’m not going anywhere!” Well, there was much to be said, much to be done yet, so that in the end Jeff agreed on going to England. His sister Sally didn’t want to hear about it either, but of course in the end she just had to obey her mother. Their mother Amy was always so sweet and lovely, so patient and calm with them explaining to them how important that experience was going to be for them so that they realised it eventually and accepted it. So many questions and doubts they had, so many concerns but they still went… They thought they spoke English but to their great surprise they soon found out it was not like that. It was just upon arrival when all the neighbours came out to welcome them and all kids started to chat to them and neither Jeff, nor Sally could understand anything! “Oh, my god! ,they thought, what are we to do? We don’t understand a single word!” Amy helped them of course and told them not to worry as it was normal and translated what the boys were saying, they wanted to play football with Jeff. So, yes, his mom let him go and he had a wonderful time. It was not the only day he would go out to play with the boys, so he would always remember with joy those days. Soon it would be 3rd September and he would start school there. How nervous he was on the first day at school! He felt as if it was the very first day at school ever! Amy walked them to school and introduced them to the kids, but Jeff and Sally were so shy, they wouldn’t say a word… It was all new to them, new country, new school, new house and neighbours, school uniform, different times, it was all different! It was interesting and complicated as they felt awkward and uncomfortable at the same time. To their surprise though, it only lasted two days, all teachers had told their students in class about the two kids from Spain and Jeff and Sally became the most desired company for everybody, they felt like if they were celebrities! Two months later they were real stars, Jeff won the “Star of the Week” prize and he was number one at the tennis tournament and his sister Sally won the “Big Writing” award and she was given a book as a prize. They were so happy and pleased to be there and to have these new friends, to learn so many new things and experience these new customs that they felt so grateful to their mom and dad! Days went by, months went by and the school year was going to finish soon…Jeff and Sally were so sad as they didn’t want to leave all those new friends and the teachers with whom they shared so many great moments. Yet, they knew they had to go back to Spain but they would always and forever keep the memories of that unforgettable experience in England which not only helped them to improve their English, but also to meet and make new friends and to learn a lot about a new culture. UNA EXCEPCIÓN Pensé que quizás, cerrando los ojos y abriéndolos de nuevo, podría ayudarme a despertar de aquella pesadilla. No podía creer que, habiendo jurado mi lealtad al Reich, habiendo hecho todo lo que creía justo, ahora, no fuese capaz de matar a un maldito bibelforscher... Él había pertenecido a uno de los escuadrones militares alemanes de los que mi superior dirigía, y al verlo desde lejos, solía pensar que aquel chico realmente era un gran ejemplo para todos los alemanes dignos de este gobierno. Todo lo que veía en él, pertenecía a la raza pura: un chico rubio, de ojos azules y un perfil tan esculpido que sólo se encontraba, como ejemplo, en aquellas láminas que enseñaban el ideal de la crianza de las razas nórdicas. Incluso en los cines, lo hubieran podido proyectar en la pantalla como una aparición sobrenatural. Era firme, seguro de sí mismo, ni siquiera tartamudeaba cuando tenía que responder a una orden de nuestro superior. Nadie mostraba más resistencia en las carreras que se hacían en el entrenamiento, nadie era tan rápido cuando se trataba de superar, en segundos, una pared escarpada; podía hacer cincuenta flexiones de rodillas y no veías en él una sola expresión de cansancio. Batir récords en competiciones, de seguro le hubiera sido fácil. Nada, no podías encontrarle ni un defecto que dañara su imagen. Sin embargo, aquel que destacaba por su perfección física, aquel que había sido envidiado por muchos de sus compañeros - quizás también por mí - acabó convirtiéndose, con el tiempo, en una auténtica excepción, no por su físico sino por su desobediencia. No quería aprender a manejar un arma, ni tan solo tocarla, se negaba rotundamente a hacerlo. Si el subteniente le ponía en la mano el fusil, simplemente lo dejaba caer, ¿y había algún delito más grave que desobedecer una orden de nuestro superior? Ante su tozudez, se vieron obligados a imponerle toda clase de servicios de castigo - los cuales realizaba sin rechistar - y una vez finalizado su castigo, volvía a desobedecer. He de decir que tuvieron mucha paciencia con él, aunque no tuvo la misma suerte con sus compañeros, quienes tenían que sufrir el mismo castigo por su culpa y finalmente, al anochecer, acababan desahogándose con él. Muchos le decían: - ¿Por qué haces eso, idiota? ¡Cógela, y ya está! -. Y él siempre acababa diciendo: - “Nosotros no hacemos esto”-. Finalmente, el arresto calmó el odio de muchos de sus compañeros. Se lo llevaron sin piedad. Al vaciar su taquilla, descubrieron pequeños folletos y demás objetos personales que aclararon las sospechas. “Son gente que se niega a hacer estas cosas, a cumplir órdenes del Reich, por eso están prohibidos”. Así hablaban ellos, aunque nadie sabía exactamente por qué estaban prohibidos, lo único que sabíamos era que para esta gente había un lugar: un campo de concentración. Ni su nombre ni su imagen importaban ya, rechazó a la patria y merecía ser otro número más (1989), entre los triángulos púrpura... ¡Señores, preparen sus fusiles! Hay que hacer limpieza, aquí no cabe tanta mierda… Mis manos empezaron a sudar y apenas podía sostener el fusil. Me encontraba ante aquel joven - el cual parecía que le hubieran obligado a tener unos 15 años más - apuntando su cabeza cabizbaja. Mi corazón empezó a acelerarse, quizás demasiado. Había matado a decenas de hombres, pero es que él era... - ¿Günter? - Preguntó sorprendido. Sí, ese era yo, un viejo amigo de infancia de Stefan Kraf, un maldito bibelforscher. Inspirada en la autobiografia de Günter Grass. The remains of my heart You were never supposed to mean this much to me. I was never supposed to fall so hard. But I did, and that’s the truth, that’s what keeps me holding on because it hurts like hell to let you go. Do you know what it feels when you look at the sun? The way it blinds and you can’t see anything at all? That’s you. You make me feel happy when skies are grey, you are the light of my whole day, and the one that make my heart beat so fast. I can’t deny the meaning of my happiness is your name. Your voice is like the soundtrack of my life. Your existence has become my downfall but I couldn’t live without you because nothing makes me sadder, and nothing makes me happier than you. I feel like nobody understands me and that’s why I have to hide my feelings, I wish I could meet you, I don’t want an autograph or a picture, I just want a hug. Just to hug you, and hold my world in my arms. As much as I try, I can’t get you out of my head because you are the reason I stay up at night, the reason I don’t know what I am going to do in my life next, the reason why I’m willing to break the rules. I admire your green eyes, your pink lips, your slow and slurred pronunciation, the way your face falls when no one was amused by your bad jokes but I laugh anyway because I don’t want to see a frown on that face, your weird photographs. So simple but so perfect to me. If I could travel the whole world just to see your smile, to hug you and to be there when you are down because I hate seeing you sad. There are no words to describe that kind of person you are. You are the best example of good person, kind, beautiful, generous, decent and loving. You are everything that I wish my world was. You just have the power to make everyone’s life better, the power to make me smile with no reason.