GALAXIAS Y GOLONDRINAS CONSAGRADAS

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GALAXIAS Y GOLONDRINAS CONSAGRADAS,
precioso tríptico
El Ballet Contemporáneo del San Martín presenta dos estrenos y una reposición
con la batuta de Mauricio Wainrot.…
de Martin Wullich
El inicio se produce con Galaxias, de Margarita Bali, en el que la coreógrafa ha
generado una historia sublime de magia y encanto, onírica y espacial. La amalgama
entre la realidad y las proyecciones ha sido tan bien diseñada que cuesta creer que los
bailarines no levanten vuelo en serio y orbiten hacia destinos interestelares. La pieza
es muy creativa y la música de Gabriel Gendín acompaña inequívocamente los pasos
dados en tierra y en planetas, entre pequeños mundos que los bailarines manejan a su
arbitrio y esferas en las que circulan inmersos. La iluminación de Eli Sirlin es notable
y coadyuva al vuelo artístico y deleitable que esta pieza produce, con un estupendo
trabajo histriónico de Alexis Mirenda, que se fusiona con el viento, las lunas, los
cometas, las nebulosas y las rondas meteóricas del incansable sistema solar.
Del cielo y de la Tierra
Por Néstor Tirri | Para LA NACION
Nuestra opinión: excelente
Dos de las piezas que propone la nueva presentación del Ballet Contemporáneo son
estrenos, Galaxias , de Margarita Bali, y Oscuras golondrinas , de Daniel Goldín; la
tercera es una reposición de La consagración de la primavera , del director de la
compañía, Mauricio Wainrot. Practicando un reverse en el orden del programa, se
diría que la pieza de Wainrot retrotrae a un rito primitivo, que la de Goldín hace pie
en el hoy de la Tierra, mientras que la de Bali se proyecta al espacio celeste. Un
programa redondo, contundente.
En Galaxias, hay correlatividad entre las muchachas que "nadan" en la proyección de
un espacio intergaláctico y figuras similares, pero de carne y hueso, que brotan de
bastidores: para Margarita Bali, coreógrafa y videasta, son dos vías expresivas y dos
procedimientos para construir el discurso dancístico: el del espacio y el terrenal, el
que se ajusta al escenario.
Como en el legendario Viaje a la L una, de Georges Méliès, se impone una fantasía a
lo Verne, pero actualizada por la tecnología y por la experiencia -ya histórica- de
haber transitado por dimensiones siderales. El lenguaje coreográfico de Bali, preciso y
sencillo, alterna con esferas de distintas proporciones, se proyecta a un hipotético
futuro y alcanza un instante de particular vuelo en el dúo de Victoria Balanza y
Matías Mansilla, seguido de un trío femenino, cuya belleza plástica se apoya en el
vestuario, volátil y exultante, de Mónica Toschi.
Ballet del San Martín: De galaxias, golondrinas y
primaveras
Por María José Lavandera
El tercer programa del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, nuevamente,
dio que hablar. Y, como siempre, por su excelencia. Es que en este espectáculo no
hubo más que buenas sorpresas y un esperado re-encuentro.
El comienzo estuvo a cargo de la obra de Bali. De pronto, una pantalla gigante en el
fondo del escenario proyectó un hermoso paisaje de estrellas brillantes resaltando en
el oscuro fondo espacial. Distintas situaciones estelares se comenzaron a suceder,
hasta que aparecieron allí, girando al ritmo de los movimientos planetarios, las
imágenes de los bailarines que, en pocos segundos más, aparecerían también en el
escenario. Los bailarines, convertidos en seres cósmicos, fueron recorriendo un
lenguaje dancístico prolijo, elástico y etéreo, siempre en representación de algún
fenómeno astronómico proyectado detrás, como fondo, anticipando la aparición de los
protagonistas en el espacio escénico real.
Fue guiada la obra por las observaciones de un científico, quien circulaba entre los
bailarines-estrellas como si fuera uno más entre ellos: a medida que avanzaba su
interés, también lo hacía la obra hacia nuevos horizontes interestelares. De este modo,
con un vestuario excéntrico, brillantemente diseñado en amalgama perfecta con la
obra por Mónica Toschi, en el que se destacaron estructuras circulares y rígidas, con
materiales plásticos y sintéticos, así como vestidos frondosos, inflados, que parecían
volar entre las luces celestes, y la música a cargo de Daniel Gendín, el clima de la
obra de desarrolló en impecable continuidad estética entre cada cuadro: lunas,
galaxias en colisión y en expansión, gases explotando y planetas en circulación
constante. En síntesis, “Galaxias” ofreció una exploración danzada sobre el universo,
objeto de inacabable asombro por parte de los seres humanos.
“Galaxias”, de Margarita Bali, exploró la interacción entre pantalla y espacio escénico
real, a través de una reflexión danzada sobre el universo. Foto: Carlos Flynn.
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