ciento por uno. en la extensión del reino. Y añadió: - ¡Quien tenga oídos para oír, que oiga! # Canto: Tú Palabra me da vida Tu palabra me da vida confio en ti, Señor. Tu palabra es eterna en ella esperare. Guía de lectura Necesitamos acoger desde muy dentro la llamada de Jesús a colaborar con él abriendo caminos al reino de Dios y su justicia. Como hacía Jesús junto al lago de Galilea, Jesús va a sembrar también hoy en nuestro grupo su Palabra. Nuestra primera actitud ha de ser acoger en nosotros la semilla del reino. Poco a poco esa semilla germinará y crecerá. Nuestra vida se irá transformando: nos convertiremos en colaboradores comprometidos del reino de Dios # Acercamiento al texto evangélico < “Escuchad”. “Escuchad ¿Qué dice Jesús antes de narra la parábola? ¿qué dice al concluir? ¿Por qué pide tanta atención? ¿Qué puede ser “tener oídos para oír”? < El sembrador. sembrador ¿A quién Nos amas con ternura, quieres lo mejor para nosotros, nos ofreces tu presencia y no te lo agradecemos. Cuando esté desanimado en la misión, ayúdame a creer que tú siembras en el corazón de nuestras contradicciones. Perdón, Señor, por nuestra falta de correspondencia. (Podemos añadir otras peticiones o acción de gracias, etc.) # Oremos con el Padrenuestro Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén ‘ Acoges lo que Jesús está sembrando ahora en ti? ¿qué # Canto: Tú has venido a la orilla... resistencias encuentras en tu terreno? Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos. Tan sólo quieres que yo te siga. De nuevo leemos pausadamente la escena de Jesús predicando en el lago a la muchedumbre. Luego hacemos silencio y visualizamos la escena y nosotros presentes en ella. Jesús está en medio de nosotros. Lleva mucho tiempo sembrando su Evangelio entre nosotros. Cuando cada uno vea oportuno, se acerca a la mesa y coge un puñado de semillas y hablando con Jesús le presenta su alegría por las semillas recibidas, su terreno, sus resistencias... Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre. En la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar. Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espada, tan sólo redes y mi trabajo. Señor, me has mirado a los ojos... Tú necesitas mis manos, mi cansancio que a otros descanse, amor que quiera seguir amando. Señor, me has mirado a los ojos... (Dejamos un espacio de silencio para acoger la Palabra de Dios en nuestro corazón. Podemos compartir nuestra oración con el grupo). Tú, pescador de otros lagos, ansia eterna de hombres que esperan. Amigo bueno que así me llamas. Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre. En la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar.