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Invocamos juntos la venida del Espíritu cantando
VEN ESPÍRITU DE DIOS SOBRE MÍ,
ME ABRO A TU PRESENCIA,
CAMBIARÁS MI CORAZÓN.
INTRODUCCIÓN
Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, derrama el fuego
del Espíritu santo sobre los que ha querido que fueran testigos
de su resurrección en el mundo.
Nos reunimos con María, la mujer que siempre tuvo abierta la
puerta de su vida al Espíritu y alentó a los discípulos a esperar
con ella el don del Espíritu.
Toca mi debilidad, toma todo lo que soy.
Pongo mi vida en tus manos y mi fe.
Poco a poco llegarás a inundarme de tu luz;
tú cambiarás mi pasado. Cantaré.
Quiero ser signo de paz. Quiero compartir mi ser.
Yo necesito tu fuerza, tu valor.
Quiero proclamarte a ti; ser testigo de tu amor.
Entra y transforma mi vida. Ven a mí.
Escuchamos
Soy el viento de Pentecostés;
soy la fuerza del Evangelio revestido de libertad.
A ti me dirijo, Iglesia de ayer y de hoy, no te cierres a mi voz:
¿Por qué hay en ti tanta sordera y tanta cobardía?
¿De qué tienes miedo?
¿Por qué tantos noes a Dios y a los hermanos que te rodean?
¿Por qué no escuchas?
¡No te cierres al mundo! ¡Comienza a vivir!
Cambia de mirada y, como Jesús,
escucha la llamada y obedece a su impulso,
aprende a ver lo positivo de las cosas y las personas.
Escucha cómo la sociedad, con sus luces y sombras,
llama a tu puerta,
ansiando encontrar el tesoro escondido que se te ha dado,
anhelando testigos de una esperanza que no defrauda,
pidiendo a gritos, o sin palabras, testigos veraces
que evoquen la belleza de la vida.
hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que
el Espíritu le sugería”.
(Breve silencio)
Canto:
ESPÍRITU SANTO, VEN, VEN (3) EN EL NOMBRE DE JESÚS.
Acompáñame, condúceme, toma mi vida.
Santifícame, transfórmame. Espíritu Santo, ven,
ven.
Hermano, hermana, ¡no te cierres al mundo!
Acógelo, abrázalo, escúchalo, ámalo.
Aunque no piense como tú,
aunque se equivoque, aunque te rechace…
Pronuncia sobre él una palabra de bondad, una sonrisa,
un “te quiero”, un “te acepto sin condiciones”.
Resucítame, conviérteme, todos los días.
Glorifícame, renuévame. Espíritu Santo, ven, ven.
Ilumíname, inspírame, cuando decaiga.
Aniquílame, consúmeme. Espíritu Santo, ven, ven.
(Silencio. Oración de eco)
LECTURA DE LA PALABRA: Hechos 2, 1-11
Hacemos silencio en nuestro interior y acallamos los ruidos para
escuchar la voz del Señor que quiere decirnos su Palabra.
Lectura
“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos
en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de
Lectura II
“Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de
todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron
en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los
oía hablar en su propio idioma. Enormemente
sorprendidos, preguntaban:
un viento recio, resonó en toda la casa donde se
encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como
llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada
uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a
Lectura III
“¿No son galileos todos esos que están hablando?
Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en
nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos
y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea,
Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfília,
en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene;
algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o
prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los
oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia
convirtió en el signo sacramental del nuevo nacimiento. Nuestra
vocación cristiana quedó así, significada.
Oración:
Bendito Espíritu Santo, ilumina nuestra mente,
para que robustezcas nuestra fe bautismal, la
conozcamos y amemos más a fondo y se haga
verdadera vida de nuestra vida.
lengua”.
Canto: Espíritu Santo, ven, ven (3) en el nombre de Jesús.
Todos
El mundo brilla de alegría.
§
Se renueva la faz de la tierra.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
ORACIÓN PIDIENDO EL ESPÍRITU
La Unción
Ungir con aceite tiene el significado de inferir fuerza. La unción
con el óleo transmite el Espíritu Santo. En el sacramento de la
Confirmación se unge al confirmado para que con su fuerza sea
un auténtico testigo de Cristo. Se confirma así la vocación
cristiana.
Desde la Palabra se nos ha introducido a la presencia del Espíritu
Santo. Llevamos entre nosotros el sello del amor del Padre en
Jesucristo que es el Espíritu Santo. El Espíritu del Señor quiere en
particular por medio de nosotros suscitar al mundo el viento y el
fuego de un nuevo Pentecostés.
Oración:
Bendito Espíritu Santo, desciende sobre nosotros
y danos fuerzas para conocer la voluntad de Dios
y emprender los caminos que Él nos pida.
Haznos, a la vez, prudentes y audaces.
Aquí reunidos en espera del Espíritu Santo como Jesús lo
prometió, queremos acoger su presencia mientras oramos con
estas imágenes.
Canto: Espíritu Santo, ven, ven (3) en el nombre de Jesús.
t El Agua
Al Espíritu se le simboliza con el agua. Su acción sobre todo es
expresada en el Bautismo. Cuando fuimos bautizados, el agua se
§
El Fuego
El símbolo del fuego es muy frecuente en la Sagrada Escritura.
Simboliza diversas realidades de la fuerza del Espíritu: Su amor
que se nos transmite; su energía transformadora; su luz que nos
hace entender las cosas de Dios; su cálido aliento que nos
conforta en los momentos de dificultad...
Oración:
Bendito Espíritu Santo, toma posesión de
nuestros corazones; inclínalos a conocerte y a
amarte con toda sinceridad, con todas nuestras
fuerzas y en todo nuestro existir. Que con toda
nuestra alma podamos buscarte a Ti, Padre
bueno.
Canto: Espíritu Santo, ven, ven (3) en el nombre de Jesús.
§
Es un símbolo que suele ir vinculado al de la unción. Indica el
carácter indeleble y perdurable de la acción del Espíritu Santo en
los sacramentos. Y habla de la consagración del cristiano como
hijo de Dios, llamado a vivir una vocación.
Oración:
Bendito Espíritu Santo, penetra lo más íntimo de
nuestros corazones para que podamos recordar
siempre tu presencia. Haznos huir del pecado y
concédenos un profundo respeto para con Dios
y hacia los que nos rodean.
Canto: Espíritu Santo, ven, ven (3) en el nombre de Jesús.
§
El Sello
La Nube
Es otro símbolo que expresa la manifestación del Espíritu Santo.
Como nube desciende sobre la Virgen María para "cubrirla con
su sombra". En el Monte Tabor, en la Transfiguración, el día de
la Ascensión; aparece una sombra y una nube. Es el signo de la
presencia de Dios y de su fortaleza.
Oración:
Bendito Espíritu Santo, derrama en nuestros
corazones el don de la fortaleza, vigoriza nuestra
alma en tiempos de pruebas y de adversidades.
Danos lealtad y confianza, para mantenernos
siempre en pie.
Canto: Espíritu Santo, ven, ven (3) en el nombre de Jesús.
§
Las Manos
Mediante el gesto de la imposición de manos, se significa la
trasmisión del "don del Espíritu" que transforma una persona y
una realidad. Particularmente esa imposición de manos se
expresa antes de la consagración eucarística del pan y del vino;
también en las ordenaciones sacerdotales.
Oración:
Bendito Espíritu Santo, ayúdanos a distinguir
entre el bien y el mal. Enséñanos a proceder con
rectitud y santidad en las grandes y pequeñas
decisiones de cada día. Danos rectitud de
intención y decisión firme.
ORACIÓN FINAL
Lector:
Canto: Espíritu Santo, ven, ven (3) en el nombre de Jesús.
§
La Paloma
En el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de
paloma que se posa sobre Él. Jesucristo queda ungido por la
fuerza del Espíritu que le lanza a anunciar la buena nueva a los
más pobres
Oración:
Bendito Espíritu Santo, desciendo hasta el centro
de nuestro ser, para que conozcamos, amemos
y sirvamos a Dios todos los días de nuestra vida,
anunciando el evangelio a los más pobres.
Canto: Espíritu Santo, ven, ven (3) en el nombre de Jesús.
Alentados por el relato de cómo llegaron a vivir los primeros
cristianos, convencidos de que otra Iglesia es posible, ilusionados
con el reto de construir comunidades marcadas por la alegría y
la apertura del Espíritu, queremos renovar nuestra opción por
ser comunidad fiel al dinamismo de Pentecostés. Por eso
proclamamos:
Todos (a dos coros)
En nombre del Espíritu fraterno de Dios,
Creemos en una comunidad que sea comunión de rostros
diversos
llamados y hermanados, no por la imposición y el temor
sino por el anhelo de incluir, compartir y consolar.
En nombre de la alegría del Espíritu de Dios,
apostamos por ser una comunidad que celebre la vida;
festejando en Dios, y con Dios sonriendo,
y contagiando con buen humor una mirada que llena de color
la historia.
En nombre de la ternura del Espíritu de Dios,
creemos en una comunidad fraterna,
marcada por la cercanía y la misericordia.
Manifestamos a una sola voz la certeza
de que toda la creación es renovada en el abrazo tierno
de Aquél que nos abre siempre su corazón.
En nombre de la libertad del Espíritu de Dios,
apostamos por una comunidad
liberada de la muerte y el odio,
del miedo y la mediocridad.
Una comunidad llamada y enviada
a ser portadora de la libertad de Dios en Jesús
para regalarla a todos los que nos salgan al paso.
En nombre del amor del Espíritu de Dios,
creemos que nuestra comunidad es su Pueblo,
Pueblo concebido en el amor y por amor,
cuyo nombre es fraternidad y cuya tarea es amar a todos
con el mismo amor con el que es amada.
En nombre de la fuerza del Espíritu de Dios,
apostamos por una comunidad
en la que la debilidad es fortaleza que anima;
una comunidad que dialoga por medio de certezas
y no pretende vencer por medio de argumentos de poder.
Una comunidad que no cree en otra fuerza que la del Espíritu.
En nombre de la universalidad del Espíritu de Dios,
creemos y afirmamos que somos comunidad de llamados,
unida pero no uniformada, plural pero no fragmentada,
sencilla pero no ingenua,
que se reconoce limitada pero se sabe guiada,
que vive por y para el Reino del Dios que nos apasiona
y nos llama a ser testigos de su amor apasionado.
Lector:
Ábrenos, envíanos sin temor, que estamos dispuestos.
No nos dejes tiempo para inventar excusas,
ni permitas que intentemos negociar contigo.
Ábrenos, envíanos, que estamos dispuestos.
Pon en nuestro camino gentes, tierras, historias,
vidas heridas y sedientas de ti.
No admitas un no por respuesta
Ábrenos, envíanos; a los nuestros y a los otros,
a los cercanos y a los extraños
a los que te conocen y a los que sólo te sueñan
y pon en nuestras manos tu tacto que cura.;
en nuestros labios tu palabra que seduce;
en nuestras acciones tu humanidad que salva;
en nuestra fe la certeza de tu Evangelio.
Ábrenos, envíanos, con tantos otros que, cada día,
convierten el mundo en milagro, Amén.
Canto final
El Señor os dará su Espíritu Santo
ya no temáis, abrid el corazón,
derramará todo su amor.
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