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LAS TÉMPORAS DE ACCIÓN DE GRACIAS Y DE PETICIÓN
«Las TÉMPORAS —dice el Misal— son días de acción de gracias y de petición que la
comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y la recolección de las
cosechas, al reemprender la actividad habitual» (p.648).
La celebración ha sido fijada en España para el día 5 de octubre. La fecha,
teóricamente por lo menos, parece oportuna.
La celebración se realiza al final del verano y pretende agradecer los frutos de las
cosechas. Pero no en la sociedad agrícola ni en la industrial se puede limitar esta
gesto elemental a un día determinado. Dar gracias es un rasgo fundamentalmente
cristiano y humano.
GRACIAS
Hay que saber decir Gracias. Nuestros días están atestados de regalos
que Dios nos envía.
Si supiéramos verlos y llevar cuenta de todos, llegaríamos a la noche
deslumbrados y radiantes ante tantos dones recibidos. Como niños en
día de Reyes. Y miraríamos agradecidos a Dios. Y fiados en que Él nos lo
da todos, seríamos felices al saber que todos los días nos dará regalos
nuevos y distintos.
Todo es don de Dios. Aun las cosas más chiquitas.
Y don suyo es esta colección de regalos que es la vida. Vida que será
rosa o sombría según utilicemos esos dones.
¡Gracias, Señor, gracias!
Salmo del Amor de Dios conmigo
Te doy gracias, Señor,
porque eres bueno,
porque es constante y eterno
tu amor conmigo.
Te doy gracias, Señor,
Dios de todo,
porque en todo lo mío
Tú intervienes,
porque es constante y eterno
tu amor conmigo.
Tú haces grandes
maravillas:
la potencia del Universo,
el misterio de la Vida,
la fuerza del Amor,
mi propio ser.....
porque es constante y eterno
tu amor con todo
y también conmigo.
Me sacaste de aquello
que un tiempo me hizo esclavo,
con mano tensa y fuerte brazo
porque es constante y eterno
tu amor conmigo.
Cuando no tenía fuerzas,
me abriste el camino:
pasé y fui salvado por Ti
desde la experiencia
del antiguo Egipto
sentí en mi vida una vez más
que es constante y eterno
tu amor conmigo.
Me llevas al desierto,
pero vienes conmigo,
me sacas... y me guías a tu
estilo haciendo brotar fuera
aquello que en mí,
tú pusiste escondido,
pero yo nunca supe porqué
no había podido:
quitaste de muy dentro
"poderes escondidos",
rompiste mis cadenas
y viniste conmigo;
yo, a tientas, descubría
porque es constante y eterno
tu amor conmigo.
Tú me das, Señor,
el pan que necesito,
el pan que me da vida
y aunque me canso.... ¡Vivo!
Si recuerdo mi historia....
has puesto en cada instante
el pan que necesito.
No me dejes,
ahora que estoy cansado
hazme experimentar
que es constante y eterno
tu amor conmigo.
A quienes leáis esto,
¡os invito!:
leed en vuestra historia
la salvación que El hizo,
la salvación concreta
que El realiza hoy
con vosotros y conmigo....
A todos nos regala
el don de pronunciar:
te doy gracias, Señor,
porque es constante y eterno tu amor
conmigo.
Salmo 136
Las ROGATIVAS tuvieron otro origen: nacieron ante necesidades singulares de alguna
comunidad. Si las antiguas comunidades tuvieron sus necesidades -pestes, terremotos,
lucha contra determinadas supersticiones populares o contra la pervivencia de fiestas
paganas-y para ello instituyeron diversos días de «Rogativas», pensamos que las
actuales Iglesias no dejan de tener las suyas, y a veces, más imperiosas incluso que
las de los tiempos pasados.
Estas rogativas por las necesidades de hoy, podrían ser entre otros: «Por las
vocaciones» , «Por la unidad de la Iglesia», «Por la evangelización de los pueblos», «Por
el Papa», «Por el Obispo y la Iglesia local». Frente a las necesidades de la sociedad
civil podría pensarse en instituir unos días de «Rogativas» por ejemplo «Por la paz y el
progreso de los pueblos» «Por los que padecen hambre en el mundo», «Por la nación
o autonomía». Para todas estas «Rogativas» hay formularios propios de misas y
pueden prepararse oportunamente otras preces y textos a la manera como lo
hacemos por la evangelización de los pueblos, DOMUND.
Tú, mi refugio
El Buen Pastor
En ti, Señor, me cobijo,
no quede nunca defraudado.
Líbrame, conforme a tu justicia,
atiéndeme, date prisa.
Sé tú la roca de mi refugio,
fortaleza donde me salve
porque tú eres mi roca y mi fortaleza
por tu nombre me guías y me diriges.
Enséñame a caminar por tus sendas
en tus manos pongo mi vida
y me libras, Señor, Dios fiel.
El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
Tú me libras en las tormentas,
me defiendes en la lucha,
me orientas en las sombras,
me conduces en la vida.
Cuando estoy en apuros
y la pena debilita mis ojos,
mi garganta y mis entrañas…
cuando pierdo las fuerzas
en ti confío, Señor:
me digo: “tú eres mi Dios”.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Salmo 31
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tu vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término
Salmo 22
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