Omar Hernández Santiago Escrito por Guillermo Domingo, 01 de Octubre de 2006 13:00 - Actualizado Miércoles, 06 de Agosto de 2014 22:00 Nací en la ciudad de Oaxaca en el año de 1979, pero mi madre es de Miahuatlán y mi padre de Nochixtlán. Para mi la cerámica es mi forma de vida, donde he crecido y es en lo que creo me voy a quedar, ... me gusta mucho. Toda mi familia es de alfareros, yo nací en la cerámica, no tuve opción de escoger, ya nací aquí y de hecho, a mi no me gustaba antes, porque veía la situación de los alfareros. Veía que anteriormente todos eran alcohólicos, los veía pobres y sus talleres muy feos. Su cerámica no tenía valor... igual de ahí me nació el gusto, veía que los viejos tenían mucho talento y que se iba perdiendo y entonces de ahí, poco a poco se fue dando, estudiando un poquito por hay y a empezar a salir, hasta que le agarré mucho amor y ahora ya no la dejo. Estoy estudiando arquitectura en la escuela que está en 5 de mayo, en estos momentos me salí porque tenía unos proyectos de ir a exponer a Alaska, también me propusieron ir a exponer a Caracas, pero no se pudo hacer esto y me fui a Michoacán, a Guanajuato y Metepec No entiendo por qué la gente no valora lo nuestro, regatean mucho los precios y como que se desprecia lo nuestro, en ocasiones como que se prefiere lo extranjero... lo que venga de importación y lo nuestro no. Yo no encuentro diferencia entre un artista y un artesano. Tengo un conflicto con eso del arte popular y la artesanía y el "Arte", no se sí alguien que haga "cosas raras" sea un artista o algún artesano no lo sea. Para mi un artesano es un artista. Yo crecí en una vecindad donde había como cuatro talleres de alfarería y de hecho de chavito, todos mis amigos eran alfareros, jugando ahí a echar carreras a ver quien hacía primero un plato, todos nuestros juegos tenían que ver con la alfarería. Toda mi gente es alfarera. 1/4 Omar Hernández Santiago Escrito por Guillermo Domingo, 01 de Octubre de 2006 13:00 - Actualizado Miércoles, 06 de Agosto de 2014 22:00 Yo retomo la tradición y la cambio, la evoluciono, pero siempre tomando en cuenta la tradición, el oficio. Cuando crecí, había la necesidad de comer y entonces tenía que trabajar. No me quedaba más opción de hacer tazas, mi especialidad era hacer la taza chocolatera... me hacía unas cuatrocientas piezas iguales al día. Durante siete días y a veces, ni me salía "mi semana". Entonces no me quedaba tiempo para hacer piezas diferentes. Ahora sacrifico un poco eso y quedándose uno, un poco apretado de dinero, pero puede uno hacer "otras cosas", qué aunque no se venden, ya las está uno haciendo. Nosotros necesitamos espacios para mostrarle a la gente lo que uno hace, para que la gente conozca el trabajo de uno. Estoy saliendo a dar cursos a las comunidades, para compartir lo poco que uno sabe... porque la idea es que el oficio no muera. Me preocupa que los jóvenes se dejen "llevar por las modas" que vienen de fuera y entonces, no sólo desprecian los oficios, sino hasta a uno que peyorativamente le dicen "artesano". No se dan cuenta porque no conocen, la idea es que ellos conozcan y valoren los oficios y que no muera nuestro oficio. El espíritu de los antepasados que hicieron Monte Albán está vivo, por más que hayan querido pisotear ahí está y uno inconscientemente saca uno eso, yo hago cosas que luego que voy al museo, veo que son muy parecidas, yo no lo quise hacer con ese sentido, sino que ya lo tengo aquí adentro. Igual veo en las comunidades que manejan números o símbolos que ellos ni saben lo que significa, pero ahora lo hacen "inconscientemente", está vivo el espíritu todavía. Yo creo que la cerámica actual en México, tiene gran relación con las grandes culturas nuestras. El año pasado obtuve el Primer Lugar en el premio nacional de cerámica, en la categoría de nuevos diseños. Fue con una pieza de rescate de técnica antigua y ahora en el 2001, obtuve una mención honorífica en el premio estatal de arte popular, pero sobre todo, en las 2/4 Omar Hernández Santiago Escrito por Guillermo Domingo, 01 de Octubre de 2006 13:00 - Actualizado Miércoles, 06 de Agosto de 2014 22:00 exposiciones, que la gente me deja escrito lo que siente cuando ven mi trabajo, creo que eso para mi, es lo más bonito, especialmente sí un Maestro alfarero te dice "vas bien, échale ganas". Ahora que fui al congreso mundial de alfareros, conocí a mucha gente y se formó una "red" mundial de alfareros, la idea es no sólo hacer intercambio de alfarería, sino de cultura. Mi papá es uno de los torneros viejos de la alfarería que ya se está perdiendo, la Mayólica de Oaxaca. Que ahorita ya no ve uno talleres, pero antes los veía en cualquier esquina. Pero hubo un tiempo en que Puebla vino y contrató a maestros oaxaqueños y se los llevó para allá. Mi padre y yo trabajamos conjuntamente, entre los dos lo hacemos, en ocasiones trabajo con mi hermano y mi hermana, porque el oficio es muy familiar y desde chicos hemos estado muy unidos por el oficio. Cuando hacemos una pieza, como que sentimos que nos unimos más, como que el barro nos junta, nos jala el oficio. Por eso mi papá es el "Maestro" y mi mamá también, mis dos grandes maestros, a ellos les debo todo, por ellos aprendí, por ellos tengo el conocimiento. Yo soy un artesano que vengo desde abajo, soy hijo de la cerámica mayólica y deseo con mi trabajo, que a los alfareros se les de su lugar. Quiero ocupar como arma esto que le dicen "arte", para que volteen a ver a los de abajo, a los alfareros y les den el lugar que verdaderamente les corresponde, de verdaderos maestros, porque en ocasiones vienen extranjeros y a ellos sí se les dan todas las facilidades para que expongan, pero a los de acá, alguien de una comunidad, ni caso les hacen. Ni siquiera voltean a ver su trabajo. Esa es mi meta. Esta es mi batalla y por eso pienso que el barro es como la vida, se puede ir moldeando, pero en ocasiones como que se pasa, se endurece y ya no se puede cambiar, porque se rompe. 3/4 Omar Hernández Santiago Escrito por Guillermo Domingo, 01 de Octubre de 2006 13:00 - Actualizado Miércoles, 06 de Agosto de 2014 22:00 4/4