ACTO DEL DÍA DE ANDALUCÍA ENTREGA DE LA MEDALLA DE PLATA DE LA CIUDAD Sr. Alcalde, Autoridades del Ayuntamiento de Priego, Sacerdotes, religiosas y religiosos que nos acompañáis, Amigas y amigos: Después de todo lo que se ha expuesto tan bellamente del Colegio, no tengo que decir sino que me embarga una profunda alegría. Para las Hijas del Patrocinio de María es emocionante recibir de la ciudad de Priego, en la persona de su Alcalde, este reconocimiento a nuestra labor educativa en esta ciudad, en el año que celebramos el IV Centenario de la Congregación. Aquí nos sentimos en casa. A esta ciudad llegamos hace 220 años requeridas por Dª Mª Josefa de Mármol y Calvo de León, que preocupada e interesada por su pueblo, se comprometió en un proyecto que serviría para abrir caminos de fe y cultura: promover el culto a la Virgen de las Angustias y la educación de niñas. Cuando leemos en las crónicas cómo se fundó el colegio hay dos cosas que me llaman la atención, una la procedencia de las hermanas: eran tres y cada una llegaba de una localidad distinta: Cecilia Clara del Montoro, Teresa de Jesús de Villafranca y Catalina de la Encarnación de Baena. Pueblos cercanos y lejanos, ya que al no existir los medios de comunicación actuales se mantenían en un gran aislamiento. Dice la crónica que al día siguiente de llegar “abrieron las clases”. No se detuvieron ante lo que podríamos llamar ahora los previos: hablar, conocerse, ponerse de acuerdo, tener al menos lo indispensable, organizar, programar... Ellas sabían la urgencia de su tarea y todo el tiempo que tenía en su contra las mujeres con respecto a su formación y se pusieron mano a la obra. El espíritu de nuestros Fundadores, dos hombres apasionados por la vida, por Cristo y el Evangelio, estaba vivo en esas tres mujeres que sabían que la gloria de Dios pasaba por la dignificación de la mujer, por enseñar, por ayudar... y a ello entregaron sus vidas, aquí en Priego. Este año cumplimos 220 años de nuestra presencia en Priego, y el mismo espíritu que inspiró a Cecilia Clara, Teresa y Catalina de la Encarnación nos inspira a nosotras: El crecimiento en la fe de nuestros alumnos y alumnas y su formación integral. Aprendimos de nuestros fundadores y de las hermanas que nos han precedido, a seguir siempre soñando con un mundo mejor, más hermano, más lleno de amor. Por eso estamos hoy empeñadas en una renovación que nos permita enfrentar con calidad y excelencia el inmenso cambio que se produce en el mundo en este comienzo del siglo XXI. Nuestra labor educativa, nuestros proyectos y sueños, quieren hacer realidad un mundo donde es posible la justicia, la igualdad y la paz, un mundo en el que todos sean reconocidos y en el que todos tengan la posibilidad de aprender para ser más libres y poder optar por un futuro lleno de vida. Y como atmósfera en el que se desarrolla y toma vitalidad nuestro proyecto, la ternura y amor de la Virgen de las Angustias, presencia envolvente, llena de ternura y amor, que se respira en el Colegio y cuya protección se sigue experimentando a lo largo y ancho de la historia. Miramos a la distancia y 220 años sólo han sido el comienzo, nos espera mucho más “Lo mejor está por venir” y es nuestra responsabilidad renovarnos para ofrecer a los que vienen lo mejor de nuestro espíritu. Nuestra esperanza es grande porque no estamos solas en este empeño, Dios es el protagonista de esta historia, su amor es el que permite todo lo que somos y hacemos. Con mucha verdad puedo decir que Priego marca. A las religiosas que hemos pasado por el colegio de las Angustias nos ha marcado el cariño de los prieguenses que nos lo han manifestado de mil formas, los niños y los mayores, tanto de personas particulares como sus instituciones, la gente sencilla y las autoridades. Yo también espero que Priego haya encontrado y encuentre en el Colegio lo mejor de nosotras mismas. Hoy estamos de fiesta todos los que durante estos dos siglos largos hemos formado parte del colegio: Religiosas, profesores, con los cuales trabajamos codo a codo compartiendo una misión y muchos ideales, padres, alumnos, personal no docente, amigos. Todos entregamos lo mejor de nuestra vida para educar generaciones y sembrar una semilla que ha dado fruto abundante. Todos merecen hoy nuestro emocionado y agradecido recuerdo. Permitidme que haga una alusión personal. Como se ha dicho antes soy de Priego, vecina, casa arriba del colegio, colegiala desde los cuatro años. Entre el público reconozco compañeras de clase y pupitre. Quiero incluir a dos personas que estarán también gozando de este homenaje: mi padre y mi abuela. En nombre de la Congregación Hijas del Patrocinio de María y del Colegio de las Angustias, y de todos los que de algún modo estamos vinculados al colegio, aquí en Priego, agradezco este reconocimiento. Muchas gracias. Francisca Ruiz Sánchez, Superiora General HPM