Antonio Pomares en los campamentos de refugiados de Tinduf / Foto cedida por Enrique López El corazón saharaui de Elche Por ANA ESCLAPEZ Antonio Pomares Pascual rasgos del desaparecido do- sino de caridad. “No quería- vacaciones”, explica el profe- japo, el bumara –, fue una de sor de filosofía en el IES Pedro tas, tuación, los miembros del (Elche, 1953-2011) –el filo, el esas personas que dejan una huella imborrable en todos aquellos que le conocían. Li- cenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Po- mares colaboró y trabajó con varios proyectos solidarios relacionados con el Sáhara. Fue el fundador del proyecto Educació Solidària Elx-Sahara Oc- cidental que cada año ofrece la posibilidad de visitar y cola- borar en los campamentos de refugiados saharauis a alumnos de bachillerato ilicitanos. Además de dar clases de español en los colegios saha- rauis, en cada expedición se llevaba a los campamentos ropa, material escolar y sanitario. Esa pasión por el pueblo saha- raui fue uno de los principales cente. Enrique López –profe- Ibarra, ex alumno, compañero y amigo de Antonio–, asegura que el interés por esta causa surgió en el primer viaje, en una caravana, que Pomares hizo a esa región en 1993 para transportar alimentos y otros enseres. Siguió viajando allí en los años siguiente haciendo todo lo posible por ayudar a aquella región de África. Y, después, llegó Ahmed El Rubio. “Desde el instante en el que le conocí, Ahmed fue mi acompañante, mi traductor, mi lazarillo, mi guía, mi hermano”, reconocía Pomares en los agradecimientos de su libro De la mano de Ahmed, Saharaui. Juntos, pensaron en alguna forma de colaboración, de “echar un cable”. Pero no en un proyecto de solidaridad, mos ir allí como simples turisqueríamos que los alumnos estuvieran prepara- dos y conocieran la cultura saharaui”, afirma López. De hecho, son innumerables las anécdotas que Enrique López y el resto de integrantes del proyecto Educació Solidà- ria Elx-Sahara Occidental han vivido junto a Antonio Pomares en los viajes que realizaron. López recuerda con especial cariño lo ocurrido en la expedi- ción de 2008 donde una serie de circunstancias dieron lugar a un gran cambio en los pla- nes que tenían establecidos. “En Madrid no nos dejaron em- barcar las placas solares, en Argel nos requisaron el material médico y parte del didác- tico y cuando llegamos al Sáhara nos encontramos con que los colegios estaban de sor de filosofía. Ante esta siproyecto viajaron a los territorios liberados del Sáhara y tuvieron la oportunidad de ver lugares increíbles a los que poca gente ha llegado. Nuria Espinosa, participante del pro- yecto aquel año, rememora con cariño aquel viaje a los territorios liberados y algunos de los lugares que visitaron, como por ejemplo unas cue- vas con pinturas rupestres. Destaca también la labor educativa que realizaron unos días en uno de los colegios de los campamentos: “dar clase con niños saharauis fue algo muy bonito, te das cuenta de que aún viviendo en mundos muy diferentes tienes muchas cosas en común con ellos”. Sin embargo, el idioma no fue la única parte de la cultura es- pañola que los unió con el Real Madrid–, comenzó a vito- anécdotas e historias son po- y maestras de español en los El fútbol y las series de televi- Uno de los problemas que fuerzo y cariño que Antonio RASD y colaboraba con pro- pueblo saharaui. sión fueron otro nexo que compartieron. “Al fin y al cabo, los niños son iguales aquí que allí”, señala Espinosa. El deporte rey, o más bien el Atlético de Madrid, era otra de las grandes pasiones de Antonio. Enrique López recuerda con cariño una ocasión en la que Ahmed tuvo que irse y Antonio se quedó Ahjeiba y Rabab (mujer e hija de El Rubio). Cuando éste regresó a casa descubrió que Pomares había enseñado a su hija sus primeras palabras en español. La niña, ante la sorpresa de su padre –acérrimo seguidor del rear al Atlético de Madrid. afectan este proyecto y a otras iniciativas que siguen esta línea es el poco interés que despiertan entre la población. Sin apoyos y eco en la prensa ilicitana es difícil que este tipo de proyectos sobrevivan. Ade- más, cada vez resulta más complicado que los alumnos se interesen en este tipo de actividades. Nuria Espinosa reconoce que fue, sin duda, el mejor viaje de su vida: “es una experiencia que te enriquece mucho como persona, vas a ayudar y al final acabas siendo ayudado tú también”. Todas estas experiencias, sibles, en parte, gracias al esPomares puso en esta causa. Compartió su apoyo al pueblo saharaui a todos los alumnos a los que dio clase y a todos los que le rodeaban. “Antonio tenía la capacidad de enrolarte en el proyecto sin que te die- ras cuenta, te hacía partícipe de él”, yectos de recuperación de la memoria del Pueblo Saharaui. Éste es el legado que deja Antonio. Una persona muy querida y admirada por todos los que le conocían. Enrique López, en el prólogo de De la mano de Ahmed, Saharaui, lo Enrique presenta como una de esas No obstante, éste no fue el una manera profunda, indele- López. confiesa colegios de primaria de la único proyecto de ayuda al pueblo saharaui en el que Po- mares estaba involucrado. Era codirector del Proyecto de Co- operación Internacional Sáhara habla Español para la formación de futuros maestros personas que “te marcan de ble”. Así lo demostraron todos los amigos, compañeros y alumnos que acudieron el 10 de febrero a la presentación del libro y homenaje a Antonio Pomares celebrado en La Hoya. Pomares en unas Jornadas Culturales sobre el Sáhara / Foto cedida por Enrique López Antonio Pomares en los campamenAhmed El Rubio, Enrique López y Antonio Pomares en los tos de refugiados de Tinduf / campamentos de refugiados / Foto cedida por Enrique López Foto cedida por Enrique López